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Personaje Político
Hijo ilegítimo del copero mayor de Enrique III, al quedar huérfano le protegió su tío Pedro de Luna, arzobispo de Toledo. La influencia de Benedicto XIII le consiguió la entrada en la corte castellana como doncel de Juan II, de quien se ganó la confianza. Las exportaciones de lana castellana provocaron un alza de precios que enriqueció tanto a los grandes mercaderes y conversos como a los nobles latifundistas. En este contexto, Álvaro de Luna, condestable de Castilla, asumió la representación de un poder real fuerte y centralizado, aliado de la burguesía urbana, al que se enfrentaron la oligarquía castellana y los infantes de Aragón. La contienda fue larga y cruenta, llegando a sufrir el condestable dos destierros (1427 y 1441), hasta que fue procesado y decapitado en Valladolid (1453).
Personaje Literato
Impartió clases de castellano y escribió "Diálogos familiares, en los cuales se contienen los discursos, modos de hablar... para los que quieren aprender la lengua castellana". En 1623 publicó "Arte breve y compendios para aprender a leer, escribir, pronunciar y hablar la lengua española". Según Menéndez y Pelayo fue el autor de la segunda parte del Lazarillo de Tormes. El contenido de este libro resultaba mucho más anticlerical que el anterior.
Personaje Político
Hija del conde Lope de Luna, contrajo matrimonio con quien después será Martín I. Cuando falleció el monarca Juan I, Martín estaba en Sicilia por lo que María decidió convocar cortes y adoptar algunas soluciones para mantener el orden. Gracias a la colaboración de los consellers de Barcelona, el conde de Urgel y la cortes de Aragón, evitó la tentativa del conde de Foix de hacerse con el poder. En este tiempo trató de solventar los problemas crecientes entre las familias de nobles de Valencia Centellés y Cervelló.
Personaje Pintor
Descendiente de una familia de marineros, nació en Filipinas, cuando todavía era colonia española. Aunque desde su juventud siente una marcada inclinación por la pintura, compagina este arte con la profesión de marino. Su formación discurrió en la Escuela de Bellas Artes de Manila, donde inmediatamente fueron reconocidas sus dotes al recibir una medalla en Exposición de Manila de 1866. Una década más tarde se traslada a Madrid y entra en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Estudia con Alejo Vera y en 1878 el ayuntamiento de Manila le concede una pensión para estudiar en Roma. De la capital italiana se traslada a París y ejecuta por encargo La Batalla de Lepanto. A pesar del éxito profesional que acumula en estos años, atraviesa por una crisis que hace tambalear su carrera. Cuando regresa a Filipinas vive el levantamiento de 1896. Sus buenas relaciones con España le llevan a prisión y luego le convierten en una especie de embajador encargado de solventar la situación. Sin embargo, acabó siendo exiliado y pasando sus últimos días en Hong-Kong. A lo largo de su carrera intervino en numerosas exposiciones, donde consiguió importantes premios. Es el creador de obras como Cleopatra, Delicias de Taberna, El pueblo y los reyes, y una serie sobre España y Filipinas que le encargó el Ministerio de Ultramar.
obra
Como es sabido, Friedrich reducirá, a partir de 1836, su iconografía de forma considerable. La mayor parte de sus sepias y acuarelas de esta época final retoman motivos ya empleados en sus etapas anteriores, en especial desde 1826 a 1830. En este caso concreto, repite de forma casi exacta una acuarela de 1830, la Vista de Schneegruben y Reifträger desde Hainbergshöh, a su vez basada en un dibujo de julio de 1810, que Friedrich realizó durante su viaje al Riesengebirge en compañía de Friedrich Kersting. Este viaje dará frutos decisivos en la obra del artista, por cuanto sus estudios servirán para obras fundamentales como Riesengebirge o Ruina de Eldena en el Riesengebirge. El título de esta acuarela se refiere a la luz del dibujo, que ha sido identificada con un amanecer con luna nueva, aunque, como de costumbre, ha suscitado varias hipótesis, como la de tratarse de un eclipse de sol o un crepúsculo con luna. En cualquier caso, el pintor tomaba diferentes iluminaciones y sombras, según distintos momentos del día, y con ellas componía la obra a voluntad, según su selección, por lo que es casi imposible definir este aspecto en cualquiera de sus obras. La mayor variación respecto a la 'Vista de Schneegruben' es el colorido: Friedrich resalta los diferentes planos a través de la variación cromática, que va del sepia del prado en primer término, al gris de las montañas lejanas, pasando por el verde amarillento de la arboleda. El cielo es claro, luminoso, con partes del papel en blanco.
obra
Friedrich pintó este óleo como pareja del Paisaje con un árbol solitario. Ambos fueron producto del encargo realizado por un importante coleccionista berlinés, el Cónsul Wilhelm Wagener, en 1822. A la muerte de éste, su colección pasó a ser propiedad de la Corona de Prusia, y constituye la base de la actual Galería Nacional de Berlín. Esta obra es concebida como contrapunto del Paisaje con un árbol solitario: aquél representa la mañana; éste el ocaso. Si en aquél se ofrece la naturaleza en su apogeo, en éste el motivo central son las figuras humanas; a la riqueza cromática y viva de uno se opone la uniformidad de los tonos violetas y azules; en uno apreciamos una vasta panorámica de Bohemia; en otro, la costa báltica... El atuendo tradicional germánico que llevan los personajes de este óleo los identifica como revolucionarios. Este traje había sido adoptado como parte de la lucha contra Napoleón. Estudiantes con inclinaciones republicanas, algunos de ellos recién vueltos de la guerra, se vistieron en este estilo en 1815, y en 1818 esta moda estaba ya muy extendida entre estudiantes, artistas y escritores. Cuando la reacción tuvo lugar en 1819, los republicanos fueron perseguidos como "demagogos", y el atuendo prohibido. El hecho de que aparezca, no obstante, en estos cuadros de Friedrich de los años veinte y treinta, nos habla de forma clara de sus simpatías republicanas. Estas figuras se encuentran sentadas en la orilla, de espaldas al mundo, sobre un gran bloque pétreo. Evitando el contacto humano, prefieren la relación directa con la naturaleza, lo cual, durante el Romanticismo, constituyó una recurrida metáfora para el descontento con la sociedad. De nuevo, al igual que en Túmulo megalítico en otoño encontramos el llamado "esquema hiperbólico", es decir, el movimiento contrapuesto de las curvas de la roca y las nubes en el cielo. Ambas curvas se hallan separadas por la línea del horizonte, que divide al lienzo en dos. Estas partes no se tocan. Así, Friedrich expresa la separación del mundo terreno (la costa) y el celeste, infinito. Su única relación se produce a través de las tres figuras, que, asentadas en la tierra, se alzan hacia el cielo. Sus miradas se dirigen esperanzadas a Cristo, simbolizado en la luna, que disipa el sombrío tono violeta, metáfora de la pesadumbre. Los barcos, que recogen sus velas, se aproximan al puerto; como en Atardecer, indican la desilusión, el final de la vida.
obra
En la producción de sus últimos años, limitada a sepias y acuarelas, se distinguen una serie de características que entroncan con las de sus cuadros del periodo 1826-30; entre ellas, la renuncia casi total a la figura humana y la gama muy limitada de motivos. Pinta, sobre todo, tumbas - como Paisaje con tumba, ataúd y lechuza - ruinas, cavernas y la costa del Mar Báltico, adoptando el punto de vista de un observador separado del suelo. Esta sepia de 1837-39 es uno de sus últimos trabajos, una serie de obras del mismo formato sobre la costa con escollos bajo la luz de la luna, con o sin figuras humanas. Se basan en sus cuadernos de dibujo sobre la isla de Rügen completados durante su viaje de agosto de 1801. En esta obra el ángulo visual se restringe respecto a los dibujos originales. A diferencia de lo que sucedía durante su madurez, el trabajo previo a lápiz queda manifiesto, tanto en la línea del horizonte - que llega a atravesar una piedra a la derecha - trazada a regla, como en la propia luna, cuyo centro se encuentra perforado por el compás. Friedrich era un apasionado de la geometría. Antes de pensar siquiera en las formas, debía construir el dibujo de forma abstracta, matemática. Necesitaba calcular todo con precisión, reduciéndolo a forma geométrica. Esto asigna a cada objeto, en su individualidad, un lugar preciso en la composición. Este gusto por la matemática fue censurado por su amigo Carus, quien veía un peligro en el excesivo peso de la geometría en su combinación con la naturaleza, lo cual indica la escasa comprensión que la modernidad de Friedrich recibió en su época.
Personaje Militar
Nacido en 1510, pasa a México con Cortés en 1530 y nuevamente con el virrey Mendoza en 1536. Participó en la expedición de Vázquez de Coronado y en el aplastamiento de la sublevación de Oaxaca (1548). En 1557 emprende la conquista de la Florida con 1500 hombres y 13 naves, que resultó en fracaso ante la falta de avituallamiento. Ante estos hechos, Felipe II manda abandonar la Florida. De vuelta a España, regresa nuevamente a México, donde fallece en 1573.
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