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Una civilización volcada al mar como la griega disponía de un importante contingente de barcos de guerra, en los que habitualmente servían los ciudadanos sin recursos. Los principales barcos eran los llamados trieres o trirremes, naves con tres filas de remeros. Los trirremes medían entre 35 y 45 metros de eslora y unos seis de manga, alcanzando su calado escasamente un metro. Capaz de transportar unos doscientos hombres, desplazaba unas ochenta toneladas. La nave estaba fabricada en su totalidad de madera de abeto, excepto la quilla en la que se empleaba madera de encina. En la proa se ubicaba el espolón con el que se embestía a los barcos enemigos, decorándose con dos ojos que servían de protección. La popa se remataba con una figura en forma de cuello de cisne o de voluta llamada aplustre. El trirreme sólo contaba con un mástil con una vela cuadrada, aunque a veces se aumentaba con una pequeña mesana de la misma forma. Como timón se empleaban dos largos remos dispuestos a cada lado de la popa.
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Reconstrucción decimonónica del contralmirante francés Serre, pintura de Monleón.
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La leyenda medieval -de origen celta- de Tristán e Isolda fue una de las que más atrajo la imaginación de Salvador Dalí. Narra la historia de dos amantes y acaba revelando el mito del amor imposible, al que añade fuertes componentes trágicos. Además, en el siglo XIX Richard Wagner lo había elegido para una de sus óperas, añadiendo toda la grandiosidad que le caracterizaba. Salvador Dalí pudo enfrentarse a un tema tan atractivo en diversas ocasiones durante la década de 1940. En concreto, cuando se le encargó que realizara los escenarios para el ballet "Tristán e Isolda" de 1941 y para una nueva adaptación de 1944. Gran parte de la imposibilidad del amor entre los dos protagonistas estaría, en la personal interpretación daliniana, en las propias metamorfosis de ambos. Así, no sólo sus cuerpos se transforman sino que llegan, literalmente, a convertirse en paisajes. En la figura de la izquierda, su espalda se convierte en una escalinata donde crecen cipreses (este árbol era uno de los elementos iconográficos más empleados por el artista). De igual manera, y tal como sucede en Automóvil vestido (1941), las raíces y troncos de los árboles se extienden por esa espalda. De la figura de la derecha, cuyo cuerpo rígido parece a punto de resquebrajarse, surge una carretilla, que remite de inmediato a otro de sus referentes más queridos, el cuadro de Millet titulado El angelus. Algunos años más tarde publicaría un libro acerca de las emociones que le provocaba dicho cuadro, si bien ese libro estaba redactado desde 1935, aunque nadie sabía su paradero. Hay mucho de fantasmal en la escena, impresión que se ve reforzada por la presencia de dos muletas rojas firmemente clavadas en el suelo. También el amplio horizonte aporta grandiosidad al momento, así como el cielo nublado, que se abre para dejar paso a contados rayos de sol.
Personaje Político
Hija de intelectuales, desde su infancia vivió en un ambiente de gran pobreza y marcada por ser hija de soltera. Para ayudar económicamente a su madre comienza a trabajar en 1820 con un grabador con el que se casaría y tendría dos hijos. A los cuatro años se separa y se traslada a Inglaterra, donde entra a trabajar en el servicio doméstico. Cuando regresa a Francia pasa un mal momento económico, por lo que decide recurrir a su familia paterna que vive desahogadamente en Perú, pero no obtiene una respuesta positiva. La situación se complica aún más y es perseguida por su marido, por lo que huye con su hija a Angulema. En 1833 se decide por fin a emprender su viaje a Perú. Tras cinco meses de viaje llega a Arequipa, pero allí no logra recuperar su herencia por ser hija ilegítima. En 1834 se embarca con destino a Liverpool. En su relato "Pérégrination d´une Paria" recogería su periplo. Entre tanto las peleas por sus hijos con su marido continúan y también sus viajes. Cuando en 1836 arrestan a su marido consigue tranquilidad para dedicarse a la literatura. Entonces publica "Nécéssité de faire bon accueil aux femmes étrangères", donde recuerda su estancia en Perú. En estos días solicita a la cámara de los diputados que se apruebe el divorcio y la pena de muerte. Recuperada de una nueva agresión de su marido, sale a la luz "Pérégrination d´une Paria", obra que provoca el rechazo de su familia peruana. En esta época publica en París "Méphis". Realiza un cuarto viaje a Inglaterra y escribe "Promenades dans Londres", una crítica profunda de la sociedad inglesa. Fue una gran defensora de las clases necesitadas, y sobre todo de las trabajadoras. Su discurso representa un anticipo de las doctrinas socialistas. Sus reformas aplicadas a la sociedad obrera se resumen en "L´union ouvrière", un ideario con el que se adelantó a las propuestas de Marx. "L´Emancipation de la femme ou le testament de la Paria" salió a la luz un año después de su muerte. En esta obra recoge los derechos de las mujeres.
Personaje Pintor
Pintor toledano, de la generación siguiente a la del Greco, y que imitó el estilo de éste, dentro de un Manierismo exaltado que ya no se realizaba en España. A Luis Tristán se le considera el único discípulo de El Greco, aparte del hijo de aquél, Jorge Manuel. Pudo estudiar con él de 1603 a 1606 pero tras su aprendizaje en Toledo, marchó unos años a Italia (1606-1613) regresando después a España. Trabajó toda su vida en Toledo, donde practicó el estilo personal aprendido de El Greco, aunque con un mayor control a la hora de estilizar esas figuras melancólicas que caracterizan la obra del maestro, en un intento por matizar el Manierismo, ya pasado de moda con el enfoque naturalista que provenía de la península italiana y los ecos de la Contrarreforma.
Personaje Literato
Bajo el seudónimo de Tristan Tzara, se oculta la figura del escritor dadaísta y surrealista Samy Rosenstock. En 1916 funda en Zurich el movimiento dadaísta, cuyas ideas principales estaban destinadas a la oposición de los valores tradicionales de la cultura que habían llevado al conflicto internacional. Como miembro dadaísta, fue el autor de la famosa frase que intentaba explicar el término del movimiento: "Dadá no significa nada". A estos momentos pertenecen las obras de "La primera aventura celeste del señor Antipirina" (1916) y "Veinticinco poemas" (1918). En este último año publica el "Primer manifiesto dadá" y se traslada a París, donde colabora con el grupo de la revista "Littérature" al lado de Breton, Éluard, Soupault y Aragon. A los pocos años, en 1924, escribe los "Siete manifiestos dadá". Dentro de otro movimiento de primer orden, el surrealismo, y a pesar de su pronto distanciamiento, Tzara realiza unas composiciones en las que destaca la experimentación verbal y la destrucción de la sociedad. "Sobre nuestros pájaros" (1929), "El hombre aproximado" (1931), "Dónde beben los lobos" (1933) y "Mediodías ganados" (1939) son ejemplos de ese nuevo giro. Sus ideas políticas pasan, a mediados de los años 30, hacia posturas marxistas y durante la Segunda Guerra Mundial se encuentra en el bando de la resistencia. Durante la guerra civil española asistió al Congreso de Intelectuales celebrado en Valencia en 1937. Diez años más tarde, recopila una serie de conferencias sobre el surrealismo que titula "El surrealismo y la posguerra". En esos momentos, sus contenidos estéticos sobre la vanguardia o el nihilismo giran en pro de valores éticos con un lenguaje más moderado. Así podemos citar "En el ínterin" (1946), "La huida" (1947), "El fruto permitido" (1947) o "La rosa y el perro" (1958).
obra
Estampa inicial de la serie en la que un hombre arrodillado y sólo se enfrenta al caos y a la angustia ante la reciente invasión napoleónica, presintiendo los desastres que pronto sucederán.