Era típico de la segunda generación del Barroco madrileño el triunfo o la apoteosis de santos que se resuelven en un Rompimiento de Gloria esplendoroso. Cuando Herrera el Mozo presentó este gran lienzo, se le reputó como una obra maestra de su tiempo. Esta opinión se ha mantenido invariable a lo largo de los siglos, pues es indudable la maestría del pintor a la hora de representar esta apoteosis del santo patrón del convento que lo encargó. Herrera muestra la figura del joven santo en plena ascensión, atrapado en una espiral irresistible que le arrebata de los suelos hasta llevarle al cielo. Rodeando su persona, un coro de ángeles repite en eco el esquema helicoidal que tanto dinamismo otorga a la escena. El colorido es brillante y luminoso, distribuido en pinceladas cada vez más líquidas que difuminan los cuerpecillos redondeados de los angelotes del segundo plano, en un magistral efecto de lejanía y veladuras. Es, en definitiva, uno de los mejores ejemplos del Barroco triunfal de la segunda mitad del siglo XVII.
Busqueda de contenidos
obra
Corrado Giaquinto llegó a la corte en el momento en el que se terminaba el Palacio Real y la ocasión le brindó la oportunidad de sumarse a la empresa. Pintó en la escalera de honor La Religión y la Iglesia y España que les ofrece los dones de sus reinos; en el salón de columnas, El Nacimiento del Sol y el Templo de Baco y en la Capilla diversos temas. Amplió su producción a temas alegóricos, mitológicos, religiosos, etcétera. Sus temas mitológicos pueden aparentar algo superficial; sin embargo, el cultivo de un estilo rococó delicado no le aparta de un sentimiento profundo extraído tal vez de su origen formativo napolitano. En plena actividad, en 1762, solicita pasar "per qualche tempo a Napoli", dejando algunas de sus obras inacabadas. Este lienzo que contemplamos es un estudio para la bóveda de San Giovanni Calabita en el Hospital de Fate Bene Fratelli en Roma. En 1772 aparece documentado en la sacristía grande del Palacio Real de Madrid. En la composición se muestran algunos actos de caridad realizados por el santo, en la zona baja, mientras que en la zona superior se sitúa la coronación de san Juan de Dios por la Virgen, rodeados de ángeles y santos.
monumento
Situado al lado de la parroquia de la Asunción y frente a la Cuesta de Martos, fue levantado en 1762 y renovado en 1807. Es de influencia cordobesa y consta de un pedestal que soporta otro más estrecho, con una esbelta columna estriada que corona un capitel corintio en la que una peana sirve de base a la figura del Arcángel.
monumento
Los triunfos de San Rafael, custodio de Córdoba, están asociados a la imagen de la ciudad. Este, el más notable y fastuoso de la urbe, es una escultura que se encuentra entre la Puerta del Puente, más conocida como Arco del Triunfo, y la Mezquita, erigido sobre pedestales almohadillados flanqueados por columnas estriadas. Es una obra de Verdiguier, que lo terminó en 1781 y se mandó construir en acción de gracias por haber librado el arcángel a la ciudad de un terrible terremoto.
obra
En 1736 varios caballeros devotos elevaron al Ayuntamiento cordobés un memorial solicitando la construcción de un Triunfo a san Rafael en un espacio conocido como Corral de los Ahogados. El primer diseño fue encargado a un arquitecto de Roma pero el proyecto quedó olvidado hasta que en 1765 se retomaron las obras, encargándose de ellas el escultor Michel de Verdiguier. El conjunto está constituido por un zócalo de jaspe, simulando un monte horadado sobre el que se eleva un castillo con el escudo del obispo promotor de las obras, Martín de Barcia. A los pies del castillo se recuestan las figuras de san Acisclo y santa Victoria, los patronos de la ciudad, junto a santa Bárbara. De la torre del castillo se proyecta una columna de mármol y encima se ubica un cimacio que sirve de peana a la figura de san Rafael.