El cercano trigal que había detrás del hospital de Saint-Paul será uno de los más preciados modelos para Van Gogh, especialmente en aquellos momentos que no desea permanecer muy alejado del sanatorio por miedo a una nueva crisis. La valla que rodea el campo sembrado está trazada con una contundente línea oscura lo que es identificado por algunos especialistas como una barrera mental para el propio Vincent que presenta tras ella la naturaleza que tanto entusiasma al pintor. Las montañas del fondo reciben una tonalidad malva muy empastada, significativa del frío invierno provenzal. Una amenazadora nube se adueña del espacio celeste llenando de notas blanquecinas el suelo. Las pinceladas arremolinadas que caracterizan esta etapa de Saint-Rèmy y la siguiente de Auvers las encontramos presentes tanto en la nube como en la montaña, preludiando quizá el trágico final que se avecina.
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obra
Los paisajes otoñales de los alrededores del sanatorio de Saint-Rèmy, donde Van Gogh estaba recluido desde mayo de 1889, se convertirán en favoritos para el artista, toda vez que ya ha desaparecido el miedo a abandonar el sanatorio ante la posibilidad de una nueva crisis. Su variado colorido será perfectamente captado por los pinceles de Vincent, empleando ese rápido y vibrante trazo que caracteriza toda su obra, trazo que se puede contemplar a simple vista y que sobresale con la materia pictórica hacia fuera del lienzo. Las líneas onduladas se convierten en protagonistas como observamos en el cielo y en primer plano, sin olvidar esas líneas cortas - inspiradas en Seurat y la estampa japonesa - llamadas facetas. Quizá sea esta escena una de las que mayor variación cromática exhibe, al jugar con los colores complementarios - azul y naranja, rojo y verde - creando una vorágine tonal que atrae la atención del espectador. Las líneas maestras de la composición se trazan en colores más oscuros, recordando fugazmente al estilo simbolista de sus amigos Bernard y Gauguin. Quizá lo más significativo de este trabajo lo encontremos en el encanto especial de la escena, con una luz de atardecer - inspirada en el Impresionismo - y un colorido que provoca la admiración y la alegría de quien la observa, pudiendo llegar a "comprender" las cantidades astronómicas que se están pagando en la actualidad por los cuadros de Vincent - 8.500 millones de pesetas por en 1990 por el famoso retrato del Doctor Gachet -.
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En mayo de 1890 Theo está preparando el traslado de Vincent a París, poniéndose en contacto con el doctor Gachet, famoso homeópata relacionado con los impresionistas que considera que puede curar a Vincent si éste se traslada a Auvers-sur-Oise, en las cercanías de la capital. El pintor recibe la noticia con alegría y se enzarza en la elaboración de sus últimas vistas de la Provenza tomadas al aire libre. resultando una obra de gran admiración como este trigal que contemplamos. La composición respira la luz de un atardecer primaveral, resaltando los tonos verdes del trigal y los azules del cielo, ligeramente encapotado por unas nubes malvas. Un camino en la zona derecha del lienzo sirve para manifestar las referencias espaciales al conseguir el efecto de una cuesta. Ligeros toques de azul, amarillo y rojo animan el trigal, apreciándose los trazos de color en la tela, eliminado las formas de la misma manera que estaban haciendo Monet y Pissarro.
obra
Los alrededores del hospital de Saint-Paul se convertirán en los modelos para Van Gogh durante el tiempo que dure el internamiento. Theo dice a su hermano que no se fatigue demasiado trabajando a lo que contesta Vincent que el trabajo no le supone una carga, sino que le procura una obligación y le distrae. Acompañado del celador Georges Poulet descubrirá la belleza de los paisajes de Saint-Rèmy interesándose por los trigales como éste que observamos. La escena ha sido captada al atardecer, dotando de tonalidades malvas a las nubes y al cielo, en sintonía con la pintura impresionista. En primer plano observamos algunos matorrales para dejar paso al trigal, obtenido a base de rápidos toques de pincel que recuerdan al Puntillismo, organizando el espacio como si de un mosaico se tratara. Tras el trigal observamos arbustos y un ciprés, empleando Vincent la pincelada arremolinada que caracteriza esta etapa. Entre los arbustos se aprecia una casa de campo en cuyas paredes admiramos las sombras coloreadas. La imagen está tomada del natural, reflejando el estado de ánimo del artista, encontrándose una gran diferencia con las obras pintadas en Arles el verano anterior como Casa de campo en la Provenza.
acepcion
Adorno del templo griego surcado por acanaladuras, propio del entablamento de orden dórico, que se alternaba con las metopas.