Posiblemente sea el Trigal con cuervos uno de los trabajos más famosos de Van Gogh, considerándose obra clave del periodo de Auvers. En primer plano contemplamos el punto de unión de los tres caminos que parten hacia diferentes direcciones; entre ellos, limitados con una línea verde que corresponde con las hierbas y la maleza, hallamos los campos de trigo en todo su esplendor, iluminados por la luz nocturna que tanto atrajo a Vincent durante toda su vida. Casi la mitad superior de la tela está ocupada por un cielo oscuro, excepto dos manchas arremolinadas que se aclaran ligeramente. Los cuervos revoletean por el trigal, obtenidos con trazos negros que acentúan su esquematismo. La factura rápida y empastada ocupa toda la superficie del lienzo, poniendo de manifiesto el pintor su más extremo sentimiento. El propio Vincent admitió que quería expresar tristeza y una extremada soledad cuando realizó este trabajo, transcurriendo unos delicados momentos por la dramática situación que atraviesa su hermano Theo y de la que él se siente responsable. Es ésta la razón por la que numerosos especialistas consideran a este lienzo como una especie de testamento pictórico, anticipando su trágico destino que pronto tendría lugar. El 27 de julio de 1890 Van Gogh sale por la tarde al campo que refleja en su esplendor en todos estos cuadros y se dispara un tiro. Regresa a su habitación con fuertes dolores lo que provoca que el matrimonio Ravoux - los dueños del café donde vive Vincent - avisen a los doctores Mazery y Gachet a los que confiesa su intento de suicidio. Los médicos deciden vendarle la herida pero no le extraen la bala; a la mañana siguiente Theo acude de inmediato a la llamada de Gachet, transcurriendo el día junto a su hermano que, moribundo, fuma y charla con él. El 29 de junio fallece Vincent van Gogh, quien a través del color ha sabido manifestar sus sentimientos como pocos artistas, sirviéndose de los tonos como vehículo de expresión.
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Posiblemente sea éste uno de los trabajos más famosos de Van Gogh, considerándose obra clave del periodo de Auvers. En primer plano contemplamos el punto de unión de los tres caminos que parten hacia diferentes direcciones; entre ellos, limitados con una línea verde que corresponde con las hierbas y la maleza, hallamos los campos de trigo en todo su esplendor, iluminados por la luz nocturna que tanto atrajo a Vincent durante toda su vida. Casi la mitad superior de la tela está ocupada por un cielo oscuro, excepto dos manchas arremolinadas que se aclaran ligeramente. Los cuervos revoletean por el trigal, obtenidos con trazos negros que acentúan su esquematismo. La factura rápida y empastada ocupa toda la superficie del lienzo, poniendo de manifiesto todo su más extremo sentimiento. El propio Vincent admitió que quería expresar tristeza y una extremada soledad cuando realizó este trabajo, transcurriendo unos delicados momentos por la dramática situación que atraviesa su hermano Theo y de la que él se siente responsable. Es ésta la razón por la que numerosos especialistas consideran a este lienzo como una especie de testamento pictórico, anticipando su trágico destino que pronto tendría lugar. El 27 de julio de 1890 Van Gogh sale por la tarde al campo que refleja en su esplendor en todos estos cuadros y se dispara un tiro. Regresa a su habitación con fuertes dolores lo que provoca que el matrimonio Ravoux - los dueños del café donde vive Vincent - avisen a los doctores Mazery y Gachet a los que confiesa su intento de suicidio. Los médicos deciden vendarle la herida pero no le extraen la bala; a la mañana siguiente Theo acude de inmediato a la llamada de Gachet, transcurriendo el día junto a su hermano que, moribundo, fuma y charla con él. El 29 de junio fallece Vincent van Gogh, quien a través del color ha sabido manifestar sus sentimientos como pocos artistas, sirviéndose de los tonos como vehículo de expresión.
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La iluminación de un atardecer tormentoso en un trigal de las cercanías de Arles ha sido sensacionalmente interpretada por Vincent en este lienzo. Ligeros toques amarillentos animan el aspecto verdoso de las gavillas mientras que en la línea del horizonte un tono oscuro se adueña de la composición, resaltando las tonalidades rojizas de los tejados. Las pinceladas empastadas dominan el conjunto eliminando absolutamente el dibujo para ocuparse los toques de color de formar los diferentes elementos: las gavillas, las nubes o las casas. La sensación de movimiento obtenida en el cielo tormentoso es una muestra de la gran maestría de Van Gogh en este trabajo, uno de lo más curiosos entre los elaborados en el verano de 1888.
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Durante toda su carrera artística, Vincent sentirá una especial atracción hacia los temas rurales por lo que en el verano que transcurrió durante su estancia en Arles no pudo evitar recoger con sus pinceles la labor de los campesinos en la recolecta del trigo. La imagen que contemplamos ha sido tomada al atardecer, mientras la luz del sol impacta sus últimos rayos más dorados sobre las gavillas, reforzando las tonalidades doradas que las caracterizan, siguiendo las teorías impresionistas que había conocido en París. Un cielo azulado y unas montañas malvas completan el espacio, resaltando el efecto de profundidad. En la pincelada empleada recurre a trazos arremolinados que caracterizan obras futuras, inspirados en la estampa japonesa. Los distintos trazos organizan la composición, utilizando diferentes toques dependiendo del elemento que realice. El empastamiento será una práctica habitual en los trabajos de Vincent desde este momento, apreciándose claramente la pintura en el lienzo.
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En esta obra de junio de 1889 Van Gogh parece recuperar el interés por el color amarillo, su favorito, que había alcanzado cotas tan elevadas en el verano anterior como se observa en Trigal con gavillas y segadores. La caída del sol inunda de tonalidades amarillas la composición, contrastando con el malva de las montañas, siguiendo la teoría de los complementarios avanzada por Delacroix y continuada por los impresionistas. Las pinceladas con las que aplica los diferentes tonos se convierten en líneas, a través de las cuales intenta expresar sus sentimientos.
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Durante el mes de agosto de 1889 los médicos deciden prohibir pintar y entrar en su estudio a Vincent ya que durante su último ataque había intentado suicidarse tragándose las pinturas tóxicas. En septiembre vuelve a retomar la actividad con nuevos bríos como observamos en esta escena donde el color amarillo vuelve a ser protagonista igual que en los trabajos del verano anterior - véase la Llanura de La Crau -. Ahora parece recuperar también la atracción hacia temas campesinos - pronto realizará una amplia serie inspirada en obras de Millet - recordando su primera etapa de Nuenen. Las pinceladas arremolinadas organizan el trigal mientras que en las montañas encontramos toques más sueltos y empastados, sin una forma definida, separando las tonalidades con una ligera línea oscura recordando las obras de Gauguin. El interés hacia la luz tomada del natural le sitúa siempre en la órbita del Impresionismo, interesado por similares conceptos pero desarrollándolos de manera diferente.
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Las labores de la siega del trigo iniciadas en el mes de junio llamarán la atención de Vincent, plasmándolas en este sensacional lienzo protagonizado por los diferentes tonos de amarillo empleados. Vincent se ha situado ante el trigal y nos ofrece una visión real, incluyendo la labor de los campesinos- enlazando con sus primeros trabajos de Nuenen - o la silueta de la ciudad de Arles al fondo. La escena se desarrolla a la caída de la tarde, tomando los edificios un color violáceo y el cielo una tonalidad amarillenta, en sintonía con las gavillas que se están recogiendo. La pincelada es larga y empastada en primer plano para convertirse en algo más minuciosa al fondo. Una línea oscura marca los contornos de las figurillas y algunos edificios, recordando al cloisonismo de su buen amigo Bernard.
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En septiembre de 1889 Van Gogh manifiesta por primera vez su deseo de trasladarse al norte, a París o la Bretaña, con el deseo de volver a encontrarse con los viejos amigos; pero aun es consciente de que es pronto. Trabaja como un auténtico poseso en la copia de las estampas de Millet y al final del mes se atreve a pintar al aire libre, ligeramente temeroso de recaer en una nueva crisis. Esta obra que contemplamos es la primera elaborada durante el otoño tomada del natural, recuperando su afición hacia los tonos amarillos como en el verano del año anterior. Las montañas del fondo toman un tono malva que nos traslada al Impresionismo - que conoció y desarrolló en París en compañía de Pissarro - mientras que el círculo solar preside la composición. De nuevo será el color el principal protagonista, intentando transmitir a través de él su estado interno, sus miedos, alegrías, angustias o temores; de esta manera se adelanta al Expresionismo.