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obra
La imposición de la casulla formaba pareja con la Aparición de la Virgen a San Bernardo y fueron pintados por Murillo por encargo del sevillano convento de San Clemente hacia 1655. Las dos obras fueron compradas por la reina Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V, en 1730. San Ildefonso escribió un libro en el que defendía la virginidad de María, por lo que la madre de Dios le recompensó con el regalo de una casulla ricamente decorada que habría de usar en sus fiestas. Murillo nos presenta el momento en el que María hace entrega de la casulla al santo, acompañado de una corte de ángeles y querubines en diferentes posturas, recurso muy empleado por los pintores para demostrar que saben situar a las figuras en el espacio pictórico. Junto a San Ildefonso aparece una señora mayor con una vela en la mano que posiblemente indicaría la devoción popular a la Virgen. La composición se organiza, como en el caso del cuadro compañero, a través de dos diagonales que se cruzan en el centro, esto es, en la casulla. La que va de derecha a izquierda acoge al santo, a la casulla y a la Virgen, mientras que de izquierda a derecha se sitúan un ángel de espaldas y otro de frente. El situar una figura de espaldas en primer plano es un recurso muy utilizado para introducir al espectador en la escena. La mezcla de idealismo y realismo que hace Murillo aquí es una repetición de la compañera; idealiza a la Virgen y a los ángeles y resalta con evidente realismo al santo, la casulla y la anciana de la vela. Gracias a la luz, ilumina a los protagonistas de la escena acentuando el claroscuro que caracteriza el Tenebrismo. El colorido es más amplio apareciendo tonos verdes, amarillos y naranjas. Otro detalle a destacar es el plegado de las telas donde demuestra Murillo su gran capacidad como dibujante.
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San Ildefonso fue discípulo de San Isidoro de Sevilla; natural de Toledo (nació hacia el año 607) fue abad y obispo de esta ciudad castellana, participando en los concilios que se realizaron en 653 y 655. Escribió un libro sobre la virginidad de María titulado "De illibata virginitate Sanctae Mariae" y se convirtió en patrono de la Ciudad Imperial, de manera que es uno de los personajes toledanos por excelencia. Siempre se le representa cuando recibe la casulla de manos de la Virgen. Sin embargo, El Greco nos lo muestra en su gabinete, en el momento de escribir sobre la virginidad de María, buscando inspiración en una imagen de la Virgen con el Niño en brazos que se sitúa sobre un baldaquino. El santo aparece con la pluma suspendida en el aire, esperando la inspiración, la mirada perdida en el vacío, presentado como modelo de erudito al servicio de la Fe, igual que había hecho con San Jerónimo. Debido a esos escritos recibirá como recompensa una rica casulla de manos de la Virgen que se pondrá en todos los oficios. La escena se desarrolla en un interior, la cabeza del santo se recorta sobre el hueco de la puerta, apreciándose los casetones de dicha puerta en la zona izquierda. La mesa del primer plano está cubierta con un tapete rojo con decoraciones doradas que recuerda a Tiziano. Sobre ella encontramos un espléndido bodegón con un tintero, libros, una campanilla, etc. La figura aún recuerda las de Miguel Ángel por su destacada amplitud. La cabeza es pequeña pero llena de vigor y realismo, dando la impresión de estar ante el retrato de un personaje toledano del Siglo de Oro. El juego de luces y el colorido de rojos, dorados, blancos y negros configuran una imagen inolvidable, que rompe además con la tradición. Se considera anterior a las demás escenas pintadas por Doménikos para este Hospital de la Caridad - la Virgen de la Caridad y la Coronación de la Virgen - debido a los problemas existentes entre los clientes y el pintor a raíz de los pagos.
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Procedente de la iglesia toledana de San Vicente, este San Ildefonso era compañero de San Pedro. Ambas imágenes están muy relacionadas con la Asunción de la Capilla Oballe, por lo que pudieron ser pintadas en el mismo momento o incluso El Greco pudo presentar estos dos santos anteriormente y por eso recibir el encargo de decorar dicha capilla. Esta figura ha sido identificada como San Ildefonso en este siglo, recibiendo variadas identidades: San Blas o San Eugenio. Presenta una amplia casulla ricamente decorada con bordados en oro. Porta mitra obispal y en su mano izquierda un libro abierto en el que parece leer, bajando su cabeza. En la derecha sujeta un enorme báculo dorado con una tela verde-amarillenta. Las decoraciones de la casulla están obtenidas a través de pinceladas de luz y de color, siguiendo la tradición pictórica de la Escuela veneciana. El dorado hace resaltar el blanco y el verde, creando ligeros contrastes con las leves notas de color negro existentes en el conjunto. La actitud del santo es significativa, resultando un modelo de erudición y espiritualidad, tal y como se demandaba en el Barroco que fueran los altos prelados. La gigantesca figura parece situarse sobre un pequeño espacio de terreno, sin mostrar el paisaje toledano al fondo como hizo en otras imágenes - San José o San Sebastián, por ejemplo -. Los amplios ropajes impiden ver referencias anatómicas, intuyéndose un cuerpo con ligeras alusiones a Miguel Ángel.
Personaje Religioso
Su tío era Eugenio III, que había sido arzobispo de Toledo. De su educación fue responsable san Isidoro, arzobispo de Sevilla. Ildefonso fue ordenado presbítero de san Eladio en el monasterio Agaliense. En el año 653 asistió al Concilio de Toledo, donde profesó Recesvinto y un lustro después fue nombrado sucesor de su tío Eugenio III en calidad de arzobispo de Toledo. Es autor de "De la virginidad de la madre de Dios", "Cartas", Opúsculo sobre el pan eucarístico" etc. Es una de las principales fuentes para el estudio de la época.
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San Ildefonso es un santo propio de Toledo, de quien se cuenta que protagonizó un hecho milagroso: cuando se estaba preparando para celebrar la misa, la Virgen se le apareció y le impuso una casulla, otorgando al santo su bendición. Es el episodio que Zurbarán representa, abstrayendo el escenario real de la sacristía de la catedral de Toledo por un espacio mágico en el cual se manifiesta la divinidad. Asistido por dos ángeles adolescentes, San Ildefonso se arrodilla en éxtasis ante María que deposita la vestidura sobre su cabeza. El modo de componer la escena responde a los criterios estéticos barrocos. Zurbarán se ha alejado un tanto de los presupuestos tenebristas en los que se inició, mientras se apunta a la moda del Barroco triunfante, en el cual predominan los Rompimientos de Gloria y las escenas celestiales como ésta que podemos apreciar, en una atmósfera mucho más luminosa y suave que los oscuros fondos de su época de esplendor.
Personaje Religioso
San Inocencio era el papa de la cristiandad cuando Alarico saqueó Roma. Su vida noble y piadosa le permitió alcanzar el solio pontificio entre 420 y 417, convirtiéndose durante este tiempo en uno de los más firmes defensores de Juan Crisóstomo.
obra
En el mes de agosto de 1655 fueron colgadas en la Sacristía de la Catedral de Sevilla las pinturas de San Isidoro y San Leandro que habían sido encargadas a Murillo por el canónigo y arcediano de Carmona, don Juan Federigui. Ceán Bermúdez dio a conocer una tradición sobre el rostro de San Isidoro que señala como Murillo reflejó los rasgos faciales del licenciado Francisco López Tabalán, eclesiástico vinculado al Cabildo que falleció precisamente el mismo año de la ejecución de las obras. No podemos dar esta suposición por segura. El lienzo está realizado para ser contemplado desde un punto de vista bajo por lo que destaca la pincelada fluida y pastosa empleada por el maestro, sobre todo en la túnica y en la capa. Sin embargo, Murillo no ha renunciado a recoger a la perfección la actitud serena y concentrada del santo, sujetando de manera solemne en báculo de obispo con su mano derecha mientras que con la izquierda sostiene el libro que alude a su actividad de escritor de asuntos teológicos en la España visigoda. El santo patrono de la ciudad sevillana y Doctor de la Iglesia recorta su monumental figura ante un cortinaje oscuro que deja ver una columna y un celaje en la zona de la derecha, resultando una composición de gran belleza.
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Posiblemente se trate de un estudio preparatorio para el lienzo que en 1665 encargó don Juan de Federgui a Murillo para decorar la Sacristía de la catedral sevillana, haciendo pareja con San Leandro. En este dibujo podemos apreciar la influencia de Herrera el Viejo a través del agudo e incisivo trazo y la ordenada forma de aplicar las sombras, en algunas zonas como si de un grabado se tratara. La mirada frontal y el báculo sujeto con firmeza indican la fuerza del santo.
contexto
El desarrollo del románico en tierras del reino castellano leonés tiene en la capital uno de los centros principales de creación, la iglesia de San Isidoro. La parte más antigua del edificio actual corresponde al panteón regio que se sitúa a los pies. Los confusos datos históricos de su construcción han sido últimamente interpretados considerando a doña Urraca, hija de Fernando I, como la impulsora de una ampliación del templo que se correspondería con el panteón regio actual y su edificación se iniciaría a comienzos del último tercio del XI. Este panteón regio presenta una tipología de carácter funerario, plenamente hispánica, con precedentes tan notables como el de los reyes asturianos en Santa María de Oviedo. A diferencia de su estructura tan conservadora, la decoración escultórica respondería al nuevo estilo, el pleno románico. Los capiteles enmarcan, con sus esquemas corintios, composiciones figuradas de un gran interés. A continuación, se construyó un pórtico lateral en la fachada meridional del primitivo templo de Femando I. Esta iglesia será derribada en parte para emprender la edificación de otro mayor, más acorde con las novedades constructivas que empezaban a imperar por toda Europa. Cuando, en 1101, muere la infanta Urraca, en su epitafio se alude a la ampliación del templo llevada a cabo por ella (haec ampliavit ecclesiam istam). Esta referencia y el hecho de que las formas del edificio leonés se acusen en otros templos fechados en torno a 1100, hacen suponer que la cronología que acabamos de señalar es la correcta. En el mismo edificio existen otras referencias cronológicas, la del 1124 epigrafiada en un ábside, y una consagración celebrada el 6 de marzo de 1149, esta última data debe referenciar ya los abovedamientos. La iglesia adopta la forma de tres naves, con intercolumnios de pilares cruciformes, y un acusado transepto de una nave, al que se abren tres ábsides semicirculares. Es una tipología antigua, más conforme con la herencia del primer románico que con planteamientos modernos del XII. Mención especial merecen las dos puertas monumentales,la del Cordero y la del Perdón. La primera relacionada estilísticamente con los talleres escultóricos de Compostela, mientras que la segunda, de datación posterior, muestra evidentes analogías con la puerta de Miégeville, de San Saturnino de Tolouse. El tímpano de la puerta del Cordero, con unos tipos iconográficos de gran tradición en nuestro país -sacrificio de Isaac y el cordero apocalíptico en el interior de una mandorla portada por ángeles- representa una redundante referencia a la redención. En la puerta del Perdón, el carácter narrativo-pedagógico es más elocuente, y en tres escenas se nos trasmiten otros tantos puntos básicos de un ciclo cristológico: Muerte, Resurrección y Ascensión. Para que no haya duda en la interpretación, siguiendo una costumbre de los primeros momentos de la plástica cristiana, absolutamente conservada durante el románico, un rótulo epigrafiado nos lo explicita: "Asciendo a mi Padre, vuestro Padre" (Ascendo ad Patrem meum Patrem vestrum). Son numerosos los edificios asturianos y leoneses que muestran las influencias de San Isidoro, San Pedro de Dueñas, Corullón, la torre románica de la catedral de Oviedo, etc. La forma de planta en cruz latina es empleada en la iglesia zamorana de Santa Marta de Tera.
Personaje Religioso
La mayor parte de la infancia y juventud de san Isidoro transcurrió en Sevilla, donde su familia llegó exiliada de su Cartagena originaria. Hermano de san Leandro, fue éste quien tuteló a los hermanos pequeños cuando los padres murieron. San Isidoro se interesó desde joven por la cultura clásica, dominando el latín, el hebreo y el griego, realizando estudios eclesiásticos que le llevaron a desempeñar el obispado sevillano en el año 600, sustituyendo a su hermano. Se interesará especialmente por dotar de unidad eclesiástica y cultural al reino visigodo, continuando la labor de san Leandro. Para ello fundó las escuelas episcopales en Sevilla que más tarde se crearon con buen éxito en Toledo y Zaragoza. También fomentó la creación de escuelas monacales y elaboró el conjunto de normas que regían la vida de los monasterios (Regula Monachorum). Fue el responsable de la reorganización de la Iglesia visigoda y de la elevación cultural del pueblo a través de las escuelas episcopales y monacales. Como escritor san Isidoro es uno de los más destacados de la literatura universal. En sus "Etimologías" intenta recoger los conocimientos humanos como si de una enciclopedia se tratara; "De Natura Rerum" trata de conocimientos básicos de la naturaleza; y en "Historia de Regibus Gothorum" estudia la historia del reino visigodo. Continuará la labor iniciada por san Leandro en la escuela de Sevilla, siendo uno de los responsables del florecimiento teológico que se produce en España durante el siglo IX. Las etimologías son la obra magna, aunque inconclusa, de Isidoro, destinadas, al menos en una primera versión, al rey Sisebuto. Al parecer, la división en veinte libros se debe a Braulio, pues Isidoro la habría dispuesto en capítulos. De carácter enciclopédico, recoge el saber clásico y cristiano para transmitirlo al mundo y que éste se enriquezca con la civilización, pues en la obra se compilan diversos conocimientos -al hilo de múltiples vocablos estudiados-, tanto de técnicas como de datos: gramática, retórica, dialéctica, matemáticas, medicina, derecho, cronología, religión, lenguas y pueblos, origen de algunos nombres, el hombre, los animales, los elementos y la geografía, las ciudades y construcciones, la mineralogía, la agricultura, las guerras, los espectáculos, los juegos, las naves, oficios, edificios, vestimentas, comidas y bebidas, instrumentos, ajuares. Su influjo fue inmediato, Isidoro se convirtió en una gran autoridad y las Etimologías en una de las obras más leídas y apreciadas en la Edad Media.