Busqueda de contenidos

Personaje Religioso
Natural de Grecia, san Antero fue designado obispo de Roma en el año 235 por lo que sólo pudo gobernar la Iglesia durante unos meses. Sus buenas obras motivaron su rápida canonización.
obra
Este es uno de los grabados más conocidos de Durero, en el que la correspondencia entre la figura humana y la arquitectura de fondo es prácticamente perfecta. Pareciera que Durero ha dibujado al santo tan sólo para poner de relieve la equivalencia, puesto que el dibujo de la ciudad se conoce en su producción desde hacía unos años.En efecto, si trazamos con la mirada la silueta del santo, sentado en el suelo con su capucha puesta, nos remite a la silueta de la ciudad, casi exactamente reproducida sobre el modelo de San Antonio. Los edificios están apilados unos junto a otros, todos ellos con formas cúbicas, cilíndricas, formas geométricas casi perfectas que dan a la ciudad el aspecto de una construcción a base de planos y volúmenes, en la línea de las construcciones pseudo cubistas del trecento italiano y Giotto, especialmente.Este grabado obtuvo un gran éxito inmediatamente y fue copiado casi literalmente por Marcantonio Raimondi, imitador de Durero a quien el artista demandó por sus imitaciones. El grabado de Raimondi sólo se distingue del de Durero en que a una de las casitas le falta la chimenea, lo cual puede darnos una idea del nivel de perfeccionismo que ponía el copista. De hecho, el juez condenó a Raimondi no a dejar de copiar a Durero, sino a firmar con el monograma del alemán, para difundir su nombre y su estilo.
obra
Ingres tenía una relación de amistad con el duque de Orleans, Fernando Felipe, hijo del emperador francés Luis Felipe. El heredero se había convertido en cliente y coleccionista de la obra de Ingres hasta que un accidente lo mató en una calle de París. La muerte tuvo lugar en 1842 y la familia real encargó a Ingres el diseño de las vidrieras que adornarían la capilla funeraria del príncipe. Ingres realizó diecisiete cartones preparatorios y luego supervisó los trabajos en la fábrica de Sèvres para asegurarse que el colorido y el diseño se mantenían. Era muy exigente en estos trabajos que encomendaba a operarios especializados, como por ejemplo los grabados que se realizaron sobre sus cuadros, y quedó muy satisfecho con el trabajo de los vidrieros. En esta serie podemos contemplar a San Clemente, Santa Rosalía y San Antonio, trazados a la manera renacentista de los santos del Quattrocento. Otras imágenes de la misma serie son otros tres Santos y la figura central de San Luis.
obra
El tríptico de los Eremitas está formado por este San Antonio, por San Jerónimo y por San Gil. Los tres son los principales místicos del retiro ermitaño en la historia cristiana. Los tres se encuentran en un exterior hostil, cercados por las tentaciones de los demonios y los tres se refugian en la plegaria como único medio para combatir al mundo de los diablos. San Antonio se encuentra en un mundo nocturno, plagado de incendios y de demonios-insectos que le rodean. La reina de los demonios se le aparece desnuda tras un paño y el santo baja los ojos pudorosamente, arrodillado para rezar.
obra
El tema de San Antonio aparece con frecuencia en la obra de El Bosco, tal vez porque este santo ofrece grandes posibilidades iconográficas con el episodio de sus tentaciones, pobladas de monstruos y seres fantásticos que trataban de distraerle de sus meditaciones pías. En este dibujo vemos al santo, tranquilamente sentado en un precioso paisaje agrario flamenco, con unas casitas al fondo, un riachuelo con su puente, arbolillos, etc. El santo está acompañado por el cerdito que es su atributo, como patrón de los animales que es. Pero la escena está rota en su lógica interna por la aparición de diversos seres que rodean, de una manera muy natural, la figura del santo interrumpido en la lectura. Encontramos al monstruo hueco que evolucionará al gran monstruo central del Infierno musical. Casi todos los demonios son seres híbridos, construidos a partir de trozos de animales reales combinados de manera absurda. Son todos fascinantes, como el hombrecillo sentado sobre la cereza (la lujuria), el monje con pico de pato cabalgando de espaldas sobre un ratón con cola de pez... El santo los mira sin interés y parece bendecirlos.
obra
En la década de 1630 Ribera va a simultanear la influencia del tenebrismo caravaggista en las figuras aisladas como este San Antonio que contemplamos con el más absoluto luminismo de la Inmaculada Concepción de Salamanca. El santo aparece ante un fondo neutro recibiendo la luz procedente de la izquierda, destacando una vez más la expresividad de su rostro, tomado de un modelo popular con lo que aporta cotidianeidad al asunto.
obra
San Antonio Abad es el patrón de las enfermedades de la piel: quemaduras, llagas, etc. Había una enfermedad, el "fuego de San Antonio" o ergotosis, particularmente dolorosa y grave, pues podía producir gangrena y la muerte del enfermo. Este mal se trataba con grasa de cerdo sobre las llagas. El hospital mercedario para cuya Orden se pintó este lienzo criaba cerdos para tal fin. Estos animales gozaban de privilegios parecidos a los de las vacas sagradas de la India: campaban por sus respetos y no podían ser tocados. Para distinguirlos se les colgaban unas campanillas que indicaban su destino. En este cuadro observamos un cerdo que acompaña al santo protector, como símbolo de sus poderes curativos. El santo, sin embargo, mira al cielo, del que procede en última instancia la curación. Zurbarán ha realizado un magnífico lienzo con el tema de San Antonio, pintándonos a un creíble anciano con su hábito marrón y blanco, apoyado en un cayado por efecto de la ancianidad e intercediendo entre Dios y los enfermos que acudían a pedir su protección. Su figura destaca gracias a los dos "telones" oscuros que le enmarcan, en forma de vegetación. La línea del horizonte, por otro lado, está muy baja, lo que resalta la silueta del santo varón contra el cielo de color claro. Esta técnica fue muy usada por Zurbarán y otros pintores como el valenciano Ribera.
obra
La figura de San Antonio Abad se encontraba en una capilla de la iglesia del monasterio de San Benito de Valladolid, lugar para el que también trabajó Alonso Berruguete. Tradicionalmente, los especialistas consideran que esta pieza se debe más bien al taller de Juan de Juni que a su directa intervención sobre la talla, apuntando a que no presenta el contenido expresivo del resto de los trabajos del maestro, al tiempo que se encuentran errores en la ejecución técnica en algunos detalles, si bien la composición sigue las directrices de su producción.
Personaje Religioso
Entre los promotores de la vida monástica y eremita encontramos a san Antonio Abad, quien a los 20 años entregó todos sus bienes a los pobres para retirarse al desierto de Tebaida. Durante su estancia en el desierto, sufrió todo tipo de tentaciones, de las que salió indemne. Posteriormente, se dedicó a fundar numerosos conventos que dirigió como rector. Cuando alcanzó la vejez, se retiró de nuevo al desierto para meditar.
obra
De la iglesia de San Benito de Calatrava en Sevilla proceden cuatro tablas conservadas en el Museo de Bellas Artes hispalense en las que se representan parejas de santos. Las figuras presentan actitudes concentradas y serenas sin renunciar a la elegancia que le otorga la línea ondulante con la que están trabajados.