El tema de la Sagrada Familia, uno de los más repetidos por El Greco, se inicia en el realizado para el Hospital Tavera. En éste que contemplamos hallamos a la Magdalena en lugar de santa Ana, ocupando un segundo plano, con la cabeza triste y gacha, mientras sujeta por el hombro a la Virgen. María toca con la mano izquierda a Jesús mientras con su derecha le entrega dos peras de un frutero que porta san José, existiendo entre el santo y el Niño un sugerente juego de miradas. En la composición se mezclan el ambiente triste que prefigura el drama de la Pasión de Cristo y la alegría del propio Jesús, ajeno a su futuro. Los personajes se recortan sobre un fondo nuboso tan típico de Doménikos, estableciendo un esquema triangular; son figuras de canon amplio - derivadas de Miguel Ángel - con el característico alargamiento que define la pintura de El Greco. La importancia otorgada al color y la luz proceden de la Escuela veneciana mientras que las tonalidades empleadas son típicamente manieristas. Pero la nota principal del lienzo es el ambiente espiritual que Doménikos consigue crear, transmitiendo a la perfección el sentimiento católico, tan necesario en un país como la España del Siglo de Oro.
Busqueda de contenidos
obra
Una de las preocupaciones de la pintura barroca será incluir en el cuadro el espacio fingido para provocar dudas en la contemplación del espectador. Así algunos retratos proyectan sus miembros hacia el primer plano o se apoyan sobre supuestos marcos - véase el de Agatha Bas o Hendrickje en el lecho - para crear ese espacio fingido. En esta composición, Rembrandt va más allá y coloca el marco pintado y las cortinas descorridas que permiten contemplar la escena. El efecto obtenido es sorprendente ya que la Sagrada Familia pasa a desempeñar un papel casi secundario, tratada además como una familia normal. La escena se desarrolla en un interior, apareciendo en primer plano la Virgen con el Niño en brazos, la cuna y un gatito junto a la hoguera. Al fondo observamos ligeramente a san José trabajando en su carpintería. La iluminación dorada impacta en las sábanas de la cuna de mimbre y resbala por la Madre y el Hijo, creando un efecto atmosférico tomado de Tiziano. Las tonalidades oscuras dominan el conjunto, resaltadas por el fuerte color rojo de las cortinas y el dorado del marco.
obra
Algunos especialistas consideran que esta Sagrada Familia podía ser una de las dos obras pintadas por Rafael para el duque de Urbino, Guidubaldo de Montefeltro, referidas por Vasari. Pero por desgracia se desconocen datos de esta tabla hasta el siglo XVIII donde está documentada en la colección del duque de Angulema, pasando por diferentes propietarios hasta ser adquirida en 1771 por la emperatriz Catalina de Rusia.En la composición podemos advertir la gracia característica de Rafael especialmente en los rostros de María y el Niño mientras el imberbe san José muestra un gesto de preocupación, posiblemente por el futuro del pequeño. Jesús dirige su mirada en un acentuado escorzo hacia el santo mientras que intensifica el contacto con su madre al llevar su mano al pecho. La sensación atmosférica creada gracias al contrastes de claroscuros es identificativa con el estilo de Leonardo, desapareciendo el estatismo umbro para obtener más vitalidad en la composición. Lo más atractivo de las imágenes de Rafael es apreciar como sus personajes se humanizan y se hacen más cercanos al espectador. El catolicismo debe manifestarse como una religión humana según los pensadores de la época y Sanzio será el mejor intérprete de esta filosofía.
obra
Es un boceto realizado como preparación del cuadro Sagrada Familia con Santa Isabel y el Bautista niño, del Ermitage, terminado en 1655, uno de los máximos exponentes de su época de madurez. Comenzó en 1647 a bosquejar esta obra, realizando numerosos estudios. Sin embargo, y dado que la composición y situación de las figuras coincide casi exactamente con la del lienzo, podemos suponer que el dibujo que nos ocupa se sitúa en los últimos momentos de la exhaustiva preparación que Poussin llevó a cabo antes de trasladar su idea a la obra pictórica. Por otra parte, volvemos a encontrar las líneas onduladas propias del último periodo del pintor.
obra
La Sagrada Familia será un tema muy habitual en la producción de El Greco durante los últimos años del siglo XVI y primeros del XVII. En esta imagen que contemplamos repite un modelo que hoy guarda el Museo de Santa Cruz de Toledo por lo que podríamos estar ante un estudio preparatorio debido al mayor abocetamiento de esta escena. Las figuras corresponden a ese amplio y alargado canon que tanto estimaba el cretense, modelando a través de la luz y el color como hacía la Escuela veneciana.
obra
Entre 1648 y 1652, Poussin pintó varias obras sobre el tema, a un ritmo anual. Una de ellas es esta Sagrada Familia, de características muy similares a la Sagrada Familia llamada de la Bañera. En todas ellas juega Poussin con su sentido de la armonía y la construcción geométrica, en una composición que debe mucho a Rafael. Ésta en concreto fue pintada para la esposa del superintendente Fouquet, en 1651.
obra
El estilo de este lienzo es típico del último periodo de Poussin, con una incuestionable influencia de Rafael, que se manifiesta de forma más clara en la solidez de la composición. Si lo comparamos con la Sagrada Familia con el Bautista niño, de factura un tanto anterior, vemos cómo esta obra es más equilibrada, serena, como corresponde al estilo de la segunda mitad de los cincuenta. Esta obra fue encargada a Poussin en 1647 por Chantelou, su mecenas, y terminada en 1655, en un trabajo largamente pospuesto ante el exceso de encargos a que hacía frente. De hecho, en estos mismos años realizó algunas de sus más celebradas Sagradas Familias, como la "Sagrada Familia con Santa Isabel y el Bautista niño y cuatro angelitos y la Sagrada Familia con Santa Isabel y el Bautista niño del Louvre. Tal y como se desprende de la correspondencia del pintor con su cliente, Poussin deseaba alcanzar una nueva interpretación sobre el tema, lo cual no debió serle fácil, ya que en numerosas ocasiones alegaba estar aún trabajando en la idea, que no terminó de perfilar hasta 1653. Para el pintor francés, el tema de la Sagrada Familia expresaba no tanto una idea específicamente religiosa como una generalización, esto es, simbolizaba la cercanía y amor espiritual de las personas. A pesar de la grandeza e incluso solemnidad de la representación, este lienzo es, por encima de todo, una representación del amor fraterno, de la familia espiritual. Existen varios dibujos preliminares, como el de la Sagrada Familia con San Juan y Santa Isabel del Ermitage. Gracias a ellos puede seguirse el desarrollo de esta búsqueda de la idea.
obra
El archiduque Alberto de Austria, gobernador de los Países Bajos españoles gracias a su matrimonio con la infanta Isabel Clara Eugenia, será uno de los principales clientes de Rubens. Para el oratorio del palacio ducal de Bruselas encargó esta Sagrada Familia acompañada de Santa Isabel y San Juanito, dentro de la tradición contrarreformista. La Virgen María aparece en el centro de la composición, sosteniendo en su regazo al Niño Jesús que acerca su mano izquierda hacia san Juanito. Tras la Sagrada Familia se ubica san José, cuyo protagonismo en la escena es mínimo; santa Isabel ocupa la zona derecha de la composición, sosteniendo entre sus manos a su hijo, vistiendo una túnica y un manto en tonos azules que contrasta con la túnica roja de la Virgen, color que simboliza el martirio psicológico sufrido por María al contemplar el sufrimiento de su hijo.Las figuras ocupan todo el espacio pictórico, interesándose el maestro por resaltar su monumentalidad gracias al empleo de una potente iluminación que provoca contrastes de luz y sombra, recordando el estilo de Caravaggio. También encontramos cierta referencia a la escuela veneciana, tanto en los colores empleados como en la sensación atmosférica que envuelve a los personajes. Algunos especialistas consideran que para los niños se utilizarían como modelos a sus propios hijos.
obra
El misticismo de las escenas interiores del Tríptico de San Ildefonso se repite en la escena que se pinta en las hojas cerradas, la Sagrada Familia bajo el manzano, que recibe este nombre porque la Virgen y el Niño se ubican bajo este árbol frutal, símbolo del árbol de la vida, identificando a Jesús con el nuevo Adán y a la Virgen con la nueva Eva. El cortinaje rojo que da sombra a san José corresponde con los pesados cortinajes de las tablas interiores. En la zona izquierda de la composición observamos a san Juanito, acompañado de sus padres Isabel y Zacarías, aproximándose a la Sagrada Familia. Las figuras se ubican en un paisaje, rompiendo de esta manera con la estructura interior del tríptico abierto. Al igual que en el resto de las tablas, la influencia de la escuela veneciana se manifiesta en el empleo de luces y colores así como la atmósfera que se consigue, recordando especialmente a Tiziano.