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Representación de un personaje masculino de edad madura, de carácter funerario, conocido popularmente como "el Panadero", por su parecido con un industrial del ramo de la ciudad de Mérida. Es una obra de gran realismo, buen exponente de la calidad de la escuela emeritense de escultura que se desarrolló, prácticamente desde la fundación de la colonia hasta bien entrado el siglo III d.C., sin que faltaran buenos ejemplos en la centuria siguiente. El busto fue hallado en el solar donde se construyó el Cuartel de Artillería.
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Uno de los cabecillas de la rebelión contra la Academia, Ivan Kramskoy, es considerado como el ideólogo del arte realista ruso. Su pintura se centró mayoritariamente en el retrato, buscando como protagonistas a intelectuales, escritores y otros artistas, es decir, a los nuevos héroes de la época. Se trata de representaciones sencillas, de fondos lisos y neutros, pero dotadas de una acusada fuerza espiritual y moral, tal como revela el retrato que realizaría del pintor Shiskin.
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La cabeza que contemplamos perteneció a una estatua mayor que el natural sobre la que estaba un poco vuelta hacia su izquierda. Aunque para nosotros es un desconocido, su aspecto tan convincente de noble romano le ha granjeado desde hace siglos el nombre de L. Junio Bruto con que se le conoce, como si él hubiese sido el legendario fundador de la República en Roma. Es más, la célebre serie de cuadros de la historia de Bruto, pintada por David, muestra a su héroe con la fisonomía de esta cabeza. La cabeza sola, aún sin busto, fue dibujada en Roma por Van Heemskerk en su viaje de 1532-36.
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El último aguafuerte de Ribera lo realizó casi 20 años después de la serie de 17 grabados que ejecutó en la década de 1620. La rebelión napolitana de 1647 fue rápidamente sofocada por don Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV. Permaneció en Nápoles casi un año y posó para un gran lienzo realizando Ribera también este aguafuerte que contemplamos. En el grabado aparece una ligera vista, aunque identificable, de la bahía de Nápoles con la ciudad al fondo, mientras una flota de barcos permanece anclada. En primer plano observamos al triunfante don Juan José con su bravo caballo en corveta, portando el bastón de mando y la banda de general. La gama de efectos conseguida por el artista es sensacional, empleando líneas seguras y seguras. Pérez Sánchez afirma que la relación entre don Juan José y una hija de Ribera es falsa, siendo María Rosa, la sobrina del pintor, quien fue raptada y con quien tuvo una intensa relación amorosa el infante.