El retrato de don Vicente María de la Vera de Aragón y Ladrón de Guevara, Duque de la Roca y Marqués de Sofraga, es uno de los más interesantes entre los pintados por Goya en la última década del siglo XVIII. En él se une la minuciosidad y el detallismo propios de los retratos cortesanos con la personalidad y el carácter del modelo, elementos definitivos de un gran retrato. El noble - que fue político, militar e ilustrado - aparece sentado en una silla dorada con tapicería en tonos verdes, junto a una mesa en la que observamos un libro abierto y unos memoriales atados con una cinta roja para aludir a la faceta intelectual de don Vicente. Viste traje blanco en el que destacan la banda y la insignia de la Orden de Carlos III, la venera de la Orden de Santiago y el Toisón de Oro que le fue concedido en 1794. Un año después fue nombrado Director de la Real Academia de la Historia, motivo por el que se piensa que encargó este retrato al maestro. La figura se recorta sobre un fondo oscuro para aplicar mayor energía y volumen al personaje, iluminado con un potente foco de luz, de la misma manera que hacía Tiziano en el Renacimiento. La expresión del aristócrata está a medio camino entre la intimidad y el tratamiento respetuoso por su posición en la corte. Goya no ha embellecido el rostro, apreciándose la prominente nariz o los párpados caídos debido a su edad. Pero nos mira con cierto aire de distinción social, como menospreciando al espectador. Resulta interesante destacar el doble tratamiento que emplea el maestro al mezclar la pincelada suelta en algunas zonas - la silla o las bocamangas - con un preciosismo detallista que roza el miniaturismo - las condecoraciones -. Con este tipo de retratos, Goya va a triunfar en el mercado madrileño, sin ninguna duda.
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Personaje
Político
Entre los años 1799-1812 ocupó el cargo de gobernador de Cuba, encontrándose importantes dificultades a lo largo de su mandato como las primeras conspiraciones, la llegada de refugiados procedentes de Santo Domingo, la Guerra de la Independencia en España o las primeras luchas por la independencia iberoamericana. Defendió los intereses cubanos en el asunto del comercio libre y se decantó a favor de un trato humanizado a los esclavos.
obra
Don Miguel Fernández Durán era Marqués de Tolosa, caballero de la Orden de Calatrava, mayordomo de semana del Rey y Director del Banco de San Carlos. Su retrato fue presentado por Goya a la institución que se lo encargó junto a los del Conde de Altamira y Carlos III el 30 de enero de 1787, cobrando por los tres 10.000 reales. El personaje aparece de medio cuerpo, girado en tres cuartos hacia su derecha, vistiendo casaca oscura adornada con galones dorados y la cruz de la Orden de Calatrava bordada en hilos rojos. La chupa roja también bordada y las chorreras y los puños de encaje completan un conjunto en el que la minuciosidad no desplaza a la expresividad del modelo, impactando el foco de luz en el rostro del Marqués para mostrarnos el carácter del personaje. Sus manos sujetan un bastón y un tricornio, indicando el elevado precio pagado por el lienzo ya que Goya subía su cotización al representar las manos.
obra
A lo largo de su etapa italiana, Rubens estuvo en varias ocasiones en Génova, interesándose por la renovación del retrato. Génova era uno de los centro bancarios y comerciales más importantes de la época, gobernado por una oligarquía con la que el pintor flamenco estableció estrechas relaciones. Entre los retratos pintados entre 1606-1607, el de la marquesa Brigida Spinola-Doria ocupa un lugar preferente. La modelo aparece en pie -el tercio inferior fue suprimido en el siglo XIX- vistiendo sus mejores y más elegantes galas, ante la estructura arquitectónica de su palacio. Existe un boceto preparatorio en el que Rubens nos muestra con mayor amplitud el palacio ya que, durante su estancia en la capital de la república de Génova, se fascinó por los palacios que habitaba la nobleza, "muy hermosos y confortables" en palabras del propio pintor. La balaustrada del boceto estaría presente en el cuadro definitivo pero éste también sufrió cortes en los laterales.El retrato pudo realizarse con motivo del enlace matrimonial de la marquesa con Giacomo Massimiliano Doria, en julio de 1605. Brigida aparece vestida a la española, con un vestido de satén bordado en plata y oro, sujetando en su mano derecha un abanico y adornando su cuello con una amplia gorguera, resbalando la luz por el elegante vestido. Un cortinaje rojizo cuelga de la arquitectura para recortar el bello rostro de la dama, en el que podemos apreciar su captación psicológica, tomando como modelo a Tiziano, el gran maestro para Rubens. Este tipo de retratos serán imitados posteriormente por Van Dyck, tomándose como referencia por los maestros británicos del siglo XVIII Reynolds y Gainsborough.
obra
En 1807 José Antonio Marqués Caballero - Ministro de Gracia y Justicia y presidente del Consejo de Castilla - fue ennoblecido por Carlos IV por lo que presumiblemente decidió encargar a Goya su retrato y el de su esposa. Aquí nos encontramos ante doña María Soledad Rocha Fernández de la Peña, casada hacía 7 años con el político y dama de honor de María Luisa de Parma. La amplia figura toma asiento en una elegante butaca de época y viste un traje estilo Imperio mostrando sus brazos, siguiendo la moda impuesta por la reina. Un amplio camafeo adorna su escote, sujetando con escasa gracia un abanico y un papel en las manos. El ancho rostro y la postura frontal sugieren que la dama no era del agrado del pintor; sin embargo a doña María Soledad debió gustar el encargo ya que existen dos copias de este lienzo. El estilo es el característico de esta década de 1800 al emplear una rápida pincelada que no para en detalles, sugiriendo perfectamente las calidades de las telas. Goya se especializa en insinuar más que en representar los elementos de sus retratos, haciéndolos más valiosos. El fondo oscuro y la potente iluminación son también rasgos comunes.
obra
María Josefa del Águila Ceballos era hija del marqués de Espeja, esposa del duque de Valencia y miembro de la orden de damas nobles de la reina María Luisa, una de las mujeres más importantes de la nobleza española del siglo XIX por lo tanto. En este retrato Federico de Madrazo la sitúa de cuerpo entero ante las escaleras de un palacio -posiblemente el desaparecido de los duques de Valencia- y un amplio cortinaje burdeos que refuerza la importancia del personaje. El cuerpo de la dama está girado en tres cuartos mientras la cabeza permanece de frente y las manos se desplazan hacia la derecha. La luz resalta los encajes del vestido, apreciándose claramente la calidad de las telas en un alarde de virtuosismo difícil de superar. La belleza de la joven queda resaltada por el collar de perlas y el tocado de plumas del cabello, destacando los intensos ojos azules y el sonrosado de las mejillas. La ligera idealización existente en el rostro es herencia de Ingres, uno de los maestros más admirados por Madrazo. La factura precisa y el dibujo academicista hablan del mejor retratista español del Romanticismo, cuyas obras alcanzaron importantes precios.
Personaje
Literato
La vida de la Marquesa de Fuerte Híjar transcurrió entre 1768 y 1817. En agosto de 1788 fue admitida como socia de la Junta de Damas de Honor y Mérito de la Sociedad Económica Matritense y llegó a ser Presidenta de dicha Junta desde 1811 a 1817. Parece que también creó una Junta de Damas agregada a la Sociedad Económica del País de Valladolid. Durante este periodo tuvo una enorme participación en diferentes labores sociales, culturales y benéficas. Cabe mencionar sus actividades para el Asilo de Criadas, el Montepío de Hilazas y varias obras filantrópicas, a menudo en colaboración con la célebre Condesa de Montijo. La constante actividad de la Marquesa de Fuerte Híjar queda demostrada en el hecho de que su firma aparece en diversos proyectos y comisiones y en las cabeceras de las Actas de la Junta, desde su ingreso hasta 1817. Junto con su esposo Germano de Salcedo y Somodevilla, Marqués de Fuerte Híjar y Subdelegado General de Teatros en 1802 (1748 a 1810) mantuvo una tertulia famosa a la que concurría lo más escogido de los literatos y artistas. Según el informe del Vizconde de San Alberto "aparte del talento y corrección exquisita de la dama, de naturaleza gaditana (...) gozaba de fama de literata, y escribió dos comedias: El Engreído y La Sabia. En definitiva, la marquesa fue una dama culta e influyente en la corte y llegó a ser buena amiga de Goya, de quien tuvo una galería de retratos en su casa en la Calle Bola número 1 de Madrid. Aparte de sus comedias, La Sabia Indiscreta escribió también Elogio de la Reina Nuestra Señora que ella misma leyó el 15 de septiembre de 1798 ante la Reina María Luisa. A esto hay que añadir una "Elegía" con motivo de la muerte del Duque de Fernandina, hijo primogénito de los Marqueses de Villafranca. También deben destacarse sus obras de traducción y, concretamente, Vida, obras y proyectos del Conde de Rumfold (Vid. ACEREDA, Alberto: Una figura relegada de la Ilustración: La Marquesa de Fuerte Híjar y su Elogio de la Reina, Cuadernos de Investigación Filológica, 23-24 (1997-1998) pp. 195-212. Vid. también del mismo autor: El teatro femenino español: dramaturgas olvidadas del siglo XVIII. María Lorenza de los Ríos, Cuadernos para Investigación de la Literatura Hispánica 23 (1998), pp. 169-180.)