Este dibujo fue uno de los diez estudios previos al retrato de madame Marcoza. La muchacha, de 19 años, era hija de un rico comerciante y casó con otro rico burgués, Jean Talonsier. El matrimonio tuvo una hija y se trasladó a la corte napoleónica en Roma, el año 1803. Poco después la pareja acordaba el divorcio. Marie era la amante del vizconde de Xenones, aristócrata monárquico que se exilió durante el período revolucionario. Tras la caída de Napoleón, el vizconde se casó con Marie y recuperó sus prebendas, siendo nombrado secretario general de los museos franceses y más tarde, del ministerio del palacio real. Marie fue retratada como la condesa de Senonnes años más tarde.
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En el Salón de Otoño de 1905 los cuadros de Matisse, Derain, Vlaminck, Marquet y otros fueron instalados juntos en una misma sala, espantando al público y a los críticos que empezaron a denominar al grupo "fauves", los fieras, por la estridencia del color. En esta línea inicial del fauvismo debemos incluir este retrato de la esposa del pintor, subtitulado la Línea Verde por la intensa tonalidad que apreciamos en el fondo. Madame Matisse aparece tocada con un elegante sombrero, girada en tres cuartos y dirigiendo su profunda mirada hacia el espectador. El intenso colorido se convierte en el protagonista, aplicado con largas y empastadas pinceladas que recuerdan al impresionismo. Los colores son arbitrarios, rompiendo con la estructura habitual del color, siguiendo a Cèzanne. Así, en el rostro de la dama apreciamos toques de color lila, verde, azul o amarillo. El resultado es una obra cargada de elegancia e intensidad, en la que el espectador disfruta de la estridencia tonal que identifica el estilo fauvista, y especialmente de Matisse.
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En los últimos años de su vida, Manet realiza un importante número de retratos en pastel - Irma Bruner o Madame Jacob, por ejemplo -. En junio de 1882, Madame Lévy escribía al pintor encargándole un retrato. Manet realizó dos, eligiendo la dama éste que contemplamos. Se trata de una figura de medio cuerpo, recortada sobre un fondo grisáceo - como era habitual en este tipo de obras - vestida con un elegante y ajustado traje oscuro, animado con una banda central de color azul y encajes blancos en las mangas y el pronunciado escote, muy habitual en la moda de aquellos años. Se recoge el cabello con una diadema y se adorna con una gargantilla de brillantes, señal de su elevada categoría social. Además, oculta sus manos con unos delicados guantes de piel. El bello rostro de la dama, en el que destacan sus ojos verdosos, muestra un gesto de cierta altivez hacia el espectador. Manet demuestra perfectamente su calidad en este tipo de trabajos.
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Ingres retrató a Inés Moitessier en otra ocasión. Si comparamos ambos lienzos, podemos observar la diferencia en el tratamiento de la figura. Si en Madame Moitessier sentada se nos aparece como un diseño decorativo casi perdido entre los estampados coloridos de las sedas, aquí la sencillez reconcentrada del vestido y el fondo nos ofrecen una visión mucho más elegante y pendiente de la modelo. El resultado es una figura de aspecto majestuoso, imponente, realizado en mucho menor tiempo que el anterior retrato, para el que la señora tuvo que esperar siete años antes de conseguirlo.
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Durante el verano de 1874 Renoir acudió a su cita con la familia Monet en Argenteuil, encontrándose allí con Manet. Ambos pintores tomaron el mismo motivo para la ejecución de sendos cuadros siendo la protagonista Camille Monet y su hijo Jean en el jardín de la casa. Manet realizó la Familia Monet en el jardín y Renoir esta obra que contemplamos, más centrada en la esposa de su amigo y en el niño. Las similitudes de ambos trabajos son sorprendentes, destacando las sombras malvas sobre el vestido de la dama, el color verde de la hierba del fondo y la graciosa postura del niño. Las pinceladas son rápidas, interesándose más por el color y la luz que por el dibujo, dentro del más puro estilo impresionista. La estancia en Argenteuil sirvió para que Manet cambiara radicalmente su forma de trabajar, animado por Renoir y Monet.
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La relación entre Monet y Renoir era muy intensa en las décadas de 1860 y 1870, separándose más tarde por diferencias estéticas. Esa intensidad queda demostrada con este magnífico retrato de Camille Doncieux leyendo Le Figaro. En una de sus frecuentes visitas a la casa de los Monet, Pierre se sintió atraído por la postura de Camille, recogiendo en rápidos trazos la belleza de su amiga. La señora Monet se tumba en un diván en una acentuada diagonal, destacando su atractivo rostro entre los almohadones blancos y el vestido azul con bordados dorados. Las formas desaparecen paulatinamente, ante lo que Renoir reaccionará apartándose del estilo impresionista "puro" para aportar líneas y volúmenes en sus escenas como las Grandes bañistas, convirtiéndose en un pintor con cierto regusto clasicista. Las pinceladas empleadas son muy rápidas, motivadas quizá por la inmediatez que desea transmitir el pintor a través de este retrato.
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La madre de Louis Pascal, familiar de los Toulouse-Lautrec, aparece en este retrato tocando el piano en el castillo de Malromé, propiedad de la madre de Henri. La figura se recorta ante un fondo constituido por la pared blanqueada donde aparece una cómoda situada oblicuamente respecto a la dama y el marco de un cuadro en la zona superior. El piano en diagonal otorga una mayor profundidad a la escena, compuesta en planos que se suceden en el espacio, recortados uno sobre otro. La línea domina una vez más la composición siendo el color el elemento secundario, resaltando esa peculiar manera de aplicar las tonalidades a través de largos toques que crean una admirable sensación de abocetado. Las sombras malvas que se proyectan recuerdan al Impresionismo, encontrándose ecos de la pintura de Degas.
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En los primeros años de la década de 1790 David mantenía aún las relaciones con los miembros de la alta burguesía ilustrada y liberal que le habían protegido anteriormente. Sin embargo, estos vínculos se romperán en 1792, dejando sin acabar los retratos de Louise Pastoret y Louise Trudaine, cuyos familiares habían sido guillotinados. La propia Louise Pastoret había sido condenada a prisión tras los terribles sucesos de agosto de ese año. En estos retratos femeninos apreciamos una significativa evolución del retrato burgués ya que el maestro presenta a sus modelos tremendamente cercanos al espectador, destacando la sencillez y la naturalidad. La razón debemos buscarla en que los burgueses de este primer momento revolucionario no deseaban ser representados de manera ostentosa ni mostrando el sentimentalismo de algunas obras rococós, oponiéndose así a la iconografía del Antiguo Régimen. El retrato de Louise Pastoret ha sido siempre muy valorado por la crítica debido a su aire abocetado, espontáneo y directo, que no debemos confundir con el estilo identificativo de David en ese momento ya que, no olvidemos, esta obra está sin concluir, resultando un trabajo de gran impacto visual.
Personaje
Político
Nacida en 1721, pertenece a la corte de Luis XV, de quien es su favorita. A partir de 1745, año en que el rey francés le otorga título de nobleza, ejerce su influencia política y se rodea de un grupo de intelectuales como Voltaire y Quesnay. Su ascendiente sobre el rey francés hace a este aliarse con Austria durante la Guerra de los Siete Años.
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No son muy conocidos los retratos de Berthe Morisot, más popular por sus escenas intimistas. Sin embargo, en esta imagen demuestra su amplia capacidad como retratista, tomando como maestro a su gran amigo y futuro cuñado Manet. La figura de Madame Pontillon - apellido de casada de su hermana - se sitúa en un interior (podemos apreciar las cortinas al fondo) sentada en un sofá tapizado con una tela de gusto oriental. Viste de riguroso color negro y cruza sus manos a la altura del pecho. Su rostro es el elemento que más llama la atención, sabiendo captar la pintora el carácter de su modelo; el gesto triste no consigue eliminar la belleza de la dama, sobre todo de sus ojos negros. Morisot exhibe un perfecto dibujo que resalta los detalles del conjunto así como un colorido variado en el que el negro es casi anecdótico. La joven también aparece en el lienzo titulado La lectura.