La base de piedra del campanario de esta iglesia sevillana se remonta a época emiral. Corresponde al alminar de una mezquita periférica de la ciudad que fue posteriormente modificado en época mudéjar, resultando una de las torres más pintorescas de la ciudad.
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monumento
Entre el abigarrado caserío de Cirauqui se alza la majestuosa iglesia de Santa Catalina de Alejandría, un templo de estilo gótico construido en las primeras décadas del siglo XIII que sería reformado posteriormente, en el siglo XVI. En su interior conserva un sensacional retablo mayor de estilo barroco, mientras que los laterales se ejecutaron siguiendo las normas del romanismo renacentista.
monumento
Iniciada en 1243 y concluida pocos años después, en 1257, la destruida iglesia dominica de Santa Catalina constituyó un edificio modelo para las fábricas góticas de la época. Estaba constituida por una nave con capillas laterales de planta cuadrada y toda ella se hallaba cubierta con bóveda de crecería. El ábside era poligonal, de siete lados y se encontraba horadado por dos pisos de grandes vanos apuntados y amainelados, siguiendo así igual disposición que la vecina iglesia franciscana con la que presentaba indudables paralelismos. Fue destruida en 1837.
monumento
Iglesia ubicada en la parte alta de la localidad, sobre la calle del mismo nombre. En origen, la iglesia fue proyectada como templo bajo la advocación de Santiago, conforme a los repartimientos fijados por los Reyes Católicos. Sin embargo, el primer alcaide de Loja, don Álvaro de Luna, dispuso que se construyese en el lugar una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Concepción, trabajos que costeó con su propio patrimonio. En el siglo XVI el templo fue ampliado y reformado, convirtiéndose en la iglesia de Santa Catalina que actualmente conocemos. La dirección de los trabajos correspondió a Rodrigo Hernández, quien realizó la traza en 1534. Presenta una nave central con arcos dispuestos sobre pilastras góticas, así capillas laterales. La Capilla Mayor fue cubierta con bóveda estrellada. Durante la Guerra Civil resultó destruido el retablo barroco, de la escuela de Churriguera, así como importantes muestras de arte litúrgico. Al exterior, la iglesia presenta una esbelta torre del siglo XVIII, además de una portada de aire clásico. Gracias a la mediación de Narváez, nacido en Loja, la iglesia de Santa Catalina recibió importantes donaciones por parte de la reina Isabel II.
monumento
<p>Sobre las ruinas de una mezquita -de la que aún queda el alminar, con arcos de herradura de inspiración cordobesa- se construyó en el siglo XIV esta iglesia dedicada a santa Catalina. Su estilo corresponde al gótico-mudéjar imperante en aquellos momentos, pero numerosas reformas a lo largo de los siglos han modificado su estructura y aspecto originales. No en balde, la portada que contemplamos procede de la iglesia de Santa Lucía, trasladada en 1929, ocultando de esta manera la portada original, de estilo mudéjar. En su interior sobresale el techo, también de estilo mudéjar, del siglo XVI; el Retablo Mayor, obra de Diego López Bueno, realizado entre 1624 y 1629; uno de los retablos laterales con un cuadro sobre San Pedro, de Pedro de Campaña, fechado en 1560; la extraordinaria Capilla Sacramental, diseñada por Leonardo de Figueroa en 1721; y el lienzo del Santísimo Cristo de la Exaltación, un trabajo de Pedro Roldán ejecutado en 1687.</p>
obra
El ciborio creado por Arnolfo di Cambio para la iglesia de Santa Cecilia se conserva en su totalidad. Adopta la composición estructural del realizado para San Pablo Extramuros pero las formas góticas son más simples, dotando al conjunto de mayor equilibrio y perfeccionando el conjunto. Las esculturas se relacionan con mayor claridad con el espacio, adquiriendo mayor autonomía y monumentalidad.
museo
Santa Cecilia fue una aristócrata romana que murió martirizada aquí, en la que fue su casa. Tras un intento infructuoso por escaldarla en agua hirviendo sobrevivió tres días a su posterior intento de decapitación, tiempo que aprovechó para efectuar numerosas conversiones al cristianismo. No hay unanimidad acerca de la fecha exacta en que tuvo lugar este suceso atroz: según algunos ocurrió bajo el mandato de Marco Aurelio (161-180 d.C.), otros lo trasladan a la época de Severo Alejandro (222-236 d.C.) e incluso a la de Diocleciano (284-303 d.C.). La iglesia primitiva se alzó en el siglo V sobre la casa de la santa en su honor a pesar de que sus restos, junto con los de su marido San Valeriano, estaban enterrados en las Catacumbas de San Calixto fuera de los muros de Roma - por razones de higiene pública los muertos no podían ser enterrados en la ciudad-. En el 820 el papa Pascual I exhumó los restos del matrimonio, ordenó que los enterraran aquí y reconstruyó la iglesia. La cripta funeraria descansa sobre los baños de vapor donde la santa sufrió el primer martirio. Todavía se aprecian sobre los muros las tuberías del agua caliente. La fachada barroca es fruto de una reforma que afortunadamente respetó los mosaicos, el pórtico y el campanario del siglo XII, en el que se aprecia una ligera inclinación. En el interior destacamos: los mosaicos del siglo IX que retratan a San Pascual con una aureola cuadrada (detalle que indicaba que el personaje vivía cuando fue retratado); el baldaquino de Arnolfo di Cambio (1293), sobre el altar; la tumba del cardenal inglés Adam Easton (1393); y la estatua de Santa Cecilia, esculpida por Stefano Maderno (1599), que aparece tal y como estaba cuando se abrió su tumba. Destacamos especialmente el fresco de "La Ultima Cena", de Pietro Cavallini (autor de los mosaicos de Santa María in Trastevere descubierto en 1900. Las figuras de los ángeles de alas multicolores son extraordinarias. En la plaza, frente a la iglesia, no pasemos por alto otro curioso edificio medieval con columnas y un pórtico de travertino en la fachada.
monumento
Doña María de la Cueva, esposa del IV conde de Ureña, es la fundadora de este convento -dedicado a santa Clara- en el año 1550. La fundación se instaló en un primer momento a las afueras de la villa pero nueve años después, las monjas trasladaron el convento a la calle de la Huerta, donde hoy se ubica. La iglesia presenta una sola nave, rematada en una capilla mayor. En el interior del templo, sin culto y despojado de ornamentación, todavía sobresale el púlpito, por su decoración policromada. La talla de santa Clara que presidía el Retablo Mayor se conserva hoy día en la Colegiata.