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La iglesia de Santa Ana fue construida en el siglo XVI y el arquitecto responsable fue Diego de Siloé. Consta de una sola nave, capillas laterales y una capilla mayor, y destaca por su estilo arquitectónico mudéjar.
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La iglesia de Santa Ana se encuentra situada frente a la Chancillería, junto a la ribera del río Darro. Fue levantada en 1537, en el solar donde anteriormente existió una mezquita, y destaca por su estilo mudéjar.
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El retablo mayor de la iglesia de Santa Ana, primeramente dedicada a san Jorge, está datado en 1557. Se trata de un políptico de grandes dimensiones, con quince tablas de buen tamaño enmarcadas con doradas arquitecturas renacientes, donde consta que trabajaron varios doradores, estofadores y decoradores. La obra pictórica es de Pedro de Campaña, y el artista desarrolla allí el excelente concepto de su narrativa pictórica que ya había planteado a menor escala en el retablo Caballero. Las vidas de santa Ana y de su hija María están contadas buscando los episodios más significativos y que, a la vez, sirvan mejor plásticamente al conjunto. Destacan, porque habitualmente se destacan, el San Joaquín abandonando su casa del primer cuerpo del retablo y el Nacimiento del tercero, pero hay en el conjunto muchas pinturas que merecerían un estudio más detallado. No ocurre así con el Nacimiento, donde ambos estímulos se mezclan muy coherentemente. La composición es muy a la italiana, aunque no he hallado una fuente precisa, ordenada en dos áreas superpuestas iluminadas por dos focos de luz. Pero coexisten los rasgos idealizados de María y José con la brusca inmediatez de los rostros de los pastores, de raigambre muy nórdica, y la concreción animal del buey y la mula. El coro superior de ángeles es de tan abigarrado movimiento que justifica en algo la consideración de prebarroco que se le ha dado a Campaña, casi siempre sin motivo. Otra apreciación merece otra tabla del mismo conjunto: el Anuncio a san Joaquín, donde el paisaje adquiere un protagonismo al margen de la historia narrada que resultaría impensable en el ambiente pictórico sevillano si no fuera un flamenco quien lo realiza. El fondo paisajístico se acentúa en Flandes con tal ímpetu a partir de fines del siglo XV, que no tarda en independizarse como género. En las fechas que esto se pintó había allí, desde tiempo atrás, landchaftmalerei (paisajistas), como denominó Durero a Patinir. Pero este paisaje resulta tan vivido, tan real, que no dudo hubo de dejar atónitos a los pintores sevillanos de su tiempo.
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Esta tabla, como todas las del Retablo de la iglesia de Santa Ana, no ha de analizarse como pieza individual sino en un contexto narrativo de tal envergadura. Quizás lo que más capte el interés del espectador es la ambientación que sugiere un interior mucho más flamenco que sevillano, iluminado a medias, donde trajina una criada, y un exterior de profusa luz que crea un rico contraste con la penumbra posterior. No veo aquí nada de italiano y sí mucho de flamenco
museo
Se trata de la iglesia parroquial más antigua de Sevilla, datando del siglo XIII. Alfonso X ordenó el comienzo de los trabajos de construcción en 1276. Estos concluyeron a principios del siglo XIV. Es de estilo gótico-cisterciense aunque sus ladrillos, empleados como material de construcción, le dan al templo un aire mudejar. La Iglesia de Santa Ana sufrió varias reformas, la más importante la que se efectuó después del terremoto de Lisboa en 1755. El edificio ha sido renovado recientemente para devolverle su apariencia original En el interior podemos encontrar algunas obras destacables como: el Retablo Mayor y varias esculturas de Nufro de Ortega y Nicolás de Jurate de alrededor de 1540, pinturas en el Retablo Mayor de Pedro de Campaña, el Santísimo Cristo del Socorro de Andrés de Ocampo de 1620, y la Lauda Sepulcral de Don Iñigo López de 1503.
monumento
Situada a unos cuatro kilómetros de Alcalá la Real, se erigió como ermita extramuros a finales del siglo XV, y dio lugar a un asentamiento que lleva su mismo nombre. Santa Ana fue patrona de la localidad hasta el siglo XVIII, cuando fue sustituida por la Virgen de las Mercedes; actualmente, es copatrona de la localidad y patrona de la aldea que lleva su nombre. Cuenta con una planta rectangular realizada en dos periodos diferentes; la capilla mayor es la parte más antigua, cubierta por una bóveda de crucería estrellada de finales del gótico (siglo XV - XVI) y decorada con pinturas al fresco de temática floral. La parte más moderna es de etapa renacentista y corresponde a la nave, de 1591 y realizadas por Ginés Martínez de Aranda, y a la portada. La fachada es del último tercio del siglo XVI, dividida en dos cuerpos. El primero cuenta con arco de medio punto flanqueado por dos columnas corintias, sobre las que descansa el entablamento. El segundo corresponde al ático, donde una hornacina entre aletones acoge a Santa Ana. La cubierta de la iglesia es una bóveda de medio cañón a base de losetas y yeso, y cuatro arcos fajones de medio punto. Fue muy dañada durante la Guerra Civil, perdiendo su retablo mayor y toda su imaginería, aunque todavía conserva algunas piezas de valor, como un cáliz del siglo XVIII.
monumento
La iglesia de Santa Ana fue la primera parroquia construida en la Villa Baja, erigida a principios del siglo XVI y reconstruida tres siglos después. El exterior destaca por su original torre triangular y por el rico patrimonio artístico que guarda en su interior. Santa Ana sufrió profundas transformaciones a finales del siglo XIX, aunque todavía pueden verse rasgos del gótico tardío en el que fue levantada. También pueden observarse elementos barrocos, como su hermosa portada en piedra, obra del siglo XVIII. El interior encierra bellos retablos barrocos e importantes piezas de la imaginería local, como el Cristo del Descendimiento o el Amarrado a la Columna, de Pablo de Rojas.