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La catedral de San Trófimo de Arlés presenta una de las portadas con la decoración escultórica más completa del románico provenzal. Sigue un esquema de arco de triunfo romano, tomando posiblemente como modelo el cercano de Saint-Remy, estando elaborada en el segundo tercio del siglo XII. El programa iconográfico alude al Juicio Final. En la mandorla del tímpano se ubica el Cristo triunfante, junto a los símbolos de los Evangelistas y rodeado por coros de ángeles que se sitúan en la arquivolta inferior. El friso abarca la anchura del dintel y en él se representan a los apóstoles sedentes. En los nichos y jambas se sitúan también apóstoles: Pedro, Juan, Pablo Andrés, Santiago el Mayor, Bartolomé, Santiago el Menor y Felipe. En los nichos de las esquinas interiores se ubican San Trófimo y la lapidación de San Esteban, ya que en la iglesia se conservan reliquias de este santo. En el friso menor se representa el pecado original, los elegidos, la pasión de los condenados y el nacimiento de Jesús.
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San Verísimo, santa Máxima y santa Julia fueron tres hermanos lisboetas que en los primeros años del siglo IV se negaron a adorar a los dioses paganos impuestos por los emperadores romanos. Los tres se presentaron ante el juez para admitir que profesaban la fe cristiana e inmediatamente recibieron el martirio que les provocó la muerte. Arrojados al mar, fueron devueltos sus cuerpos milagrosamente, momento en que los cristianos de la ciudad decidieron enterrarlos en la playa y levantar allí una iglesia. En el año 1475 el rey Juan II de Portugal ordenó trasladar las reliquias de los mártires a Lisboa, siendo depositadas en el convento de monjas de Santiago. Resulta, cuando menos, curioso que el titular de la iglesia de la pequeña localidad coruñesa de Ferreiros -dependiente del municipio de Arzúa- sea este santo lisboeta, una muestra más de la antigüedad de la villa en la que se asienta.
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<p>Los documentos medievales ya hacen referencia a la advocación de la iglesia parroquial de la pequeña localidad leonesa de Valdeviejas, dedicada al mártir san Verísimo, originario de Lisboa. Verísimo y sus hermanas Máxima y Julia dieron suficientes pruebas de su constancia y su fe al ser martirizados en el siglo IV. Se presentaron ante el juez romano para admitir que profesaban la fe cristiana, en un difícil momento, ya que los cristianos estaban sufriendo duras persecuciones. Fueron encarcelados, martirizados y degollados, quedando sus cuerpos en un amplio campo para que fueran devorados por los animales. Sin embargo, las fieras no tocaron sus cuerpos, por lo que fueron atados a grandes piedras y arrojados al mar. La milagrosa aparición de dichos cuerpos en la orilla hizo que los cristianos de Lisboa se armaran de valor y decidieran enterrar a los mártires en la playa, donde se levantó una iglesia. Juan II ordenó llevar sus reliquias al monasterio de las monjas de Santiago en el año 1475. La advocación de este templo al mártir lisboeta es una clara referencia a que el Camino de Santiago se acerca a tierras gallegas. El retablo original de la iglesia está fechado en el siglo XIV, conservándose actualmente en el Museo de los Caminos de Astorga.</p>
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Se trata de un templo de tres naves con otra de crucero muy alargada, pilares con medias columnas adosadas y arcos de medio punto doblados. Las naves laterales están cubiertas con bóvedas de arista y sobre ellas descansan las tribunas, que abren sus ventanas hacia la nave mayor
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En las jambas de una de las portadas de la iglesia de San Vicente de Ávila encontramos la figura de santa Sabina, uno de los mártires a que está dedicado el templo. Se trata de una imagen de transición al gótico, presentando noble aspecto, con cabeza grande y rostro alargado, mostrando una mayor naturalidad que indica un paso al estilo posterior.
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La de San Vicente de Cardona es una iglesia de tres naves, con pequeño crucero y tres ábsides semicirculares. Todo aquí es equilibrado y pensado como fruto de una arquitectura que ha alcanzado la absoluta madurez del estilo.
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El presbiterio profundo de la iglesia de Cardona se eleva sobre el nivel de la nave al disponerse sobre una cripta de igual superficie -similar a la de Vic-. Cierto constreñimiento del espacio en las naves se suaviza en el ábside central, al tener los paramentos articulados por esbeltos nichos.