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Manet quiso buscar un tema que le asegurara el triunfo en el Salón de París de 1881; pensó en la evasión de Henri Rochefort de su destierro en Nueva Caledonia y se puso a trabajar de inmediato, realizando dos lienzos sobre el tema. Ninguno satisfizo al maestro por lo que decidió ejecutar un retrato del protagonista de tan romántica historia: el marqués Henri de Rochefort-Luçay, acérrimo enemigo de Napoleón III y defensor de la Comuna de París de 1871, lo que le valió el destierro. Regresó a la capital francesa tras la amnistía de julio de 1880 y posó en escasas ocasiones para el pintor. Estamos ante una de las obras maestras de la retratística de Manet, captando perfectamente el carácter rebelde y aristocrático del modelo, cuyos inteligentes ojos se dirigen hacia la izquierda. Sus brazos se cruzan a la altura del pecho y refuerzan el aspecto distante que le caracteriza. Viste la típica levita negra con camisa blanca y corbatín negro, destacando la calidad táctil de las telas, que contrastan con el abocetamiento del rostro. La figura se recorta sobre un fondo neutro que otorga un mayor volumen a la composición. El pintor intentó regalárselo pero el marqués rehusó el ofrecimiento alegando que ya había sido un honor posar para tan famoso artista. La verdad es que Rochefort no apreciaba la pintura de Manet ni de los impresionistas, así que el maestro lo vendió al barítono Faure.
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Henri Rouart era amigo de Degas desde la época de estudios en el Lycée. En esta imagen le vemos acompañado de su hijo Alexis, valiéndose el pintor de fotografías para la realización de estudios preparatorios. El anciano amigo aparece sentado, apoyándose sobre un bastón mientras que Alexis exhibe su esbelta figura tocado con un bombín y quitándose los guantes. La manera de trabajar de Degas es muy similar en estos años de la década de 1890 - véase Conversación familiar - empleando tonalidades oscuras y una pincelada rápida que no para en detalles. Pequeñas zonas de color blanco animan el conjunto.
Personaje Militar
Fue uno de los contrincantes más duros que protegieron el frente oriental de los ataques soviéticos. Para combatir al ejército ruso, la noche previa a que aconteciesen los enfrentamientos, capturaba a soldados soviéticos y trataba de averiguar a toda costa la estrategia del enemigo. Una vez que tenía la información sobre los objetivos del enemigo planeaba la situación de los soldados para hacerle frente. Siendo comandante del IV Ejército creó una línea defensiva entre Orsah y Rogachev, sin contar con demasiados hombres. Sin embargo, estableció una estrategia por la que debían rotar continuamente hasta luchar como si fuera un escuadrón superior. Poco antes de que concluyese la guerra estuvo al mando del I Ejército Panzer y luego participó en la defensa de Berlín. Finalmente, los rusos le hicieron prisionero y permaneció durante una década encarcelado.
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Renoir consiguió un importante éxito con los retratos ya que su estilo vaporoso era del gusto de la burguesía. La modelo que aquí observamos es la actriz Henriette Henriot, la misma que posó para Enamorados, mucho más elegante y atractiva en esta escena. La actriz viste un escotado vestido blanco adornado con un ceñido collar plateado, que sintoniza con los reflejos platas que bañan la figura, en sintonía con las teorías impresionistas. Dirige su mirada al espectador, interesándose el pintor por captar la belleza de su modelo, olvidando la expresividad de otros retratos -véase el de Victor Chocquet o el de Léonard Renoir-. El rostro está muy dibujado, delimitando especialmente los ojos y la boca, mientras que el resto de la figura se aboceta gracias a la factura empastada utilizada. Este tipo de retratos serán puestos de moda por Manet, especialista en retratos al pastel como la Vienesa.
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Una de las modelos favoritas de Renoir será la actriz Henriette Herriot, una de las triunfadoras de la "Comédie Française". El pintor impresionista la retrató al menos en diez ocasiones, vestida de azul o de actriz como en esta ocasión. La modelo posa ante un fondo teatral con un grueso telón en la zona derecha de la composición -que recuerda a los teatros barrocos-, y una gruesa columna que da acceso a una escalera. La actriz aparece con un traje medieval de color blanco con tonalidades malvas. La pose de Henriette refuerza su papel de actriz, recordando los retratos de Lola de Valencia pintados por Manet. Uno de los centros de atención de la obra lo encontramos en el rostro, interesándose el maestro en captar la personalidad de la modelo, tomando como referencia a los pintores clásicos cuyas obras pudo contemplar en el Louvre -Tiziano, Tintoretto, Rubens, Velázquez-.La obra estuvo durante mucho tiempo olvidada en la tienda de un ropavejero de la rue de Rennes donde fue vendida por 80 francos. Posteriormente pasó a la colección del príncipe de Wagram antes de llegar al museo que actualmente la conserva.
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En la última semana de junio de 1881 Manet alquila una casa en Versalles, en el número 20 de la avenida de Villenueve-l´Etang. Uno de sus vecinos es Marcel Berstein d´Anvers, dirigente de una gran empresa, que visita a menudo el taller del artista acompañado de su hijo Henry. El pequeño hizo gracia a Manet por su aire picaruelo, ejecutando rápidamente este retrato en el que Henry aparece vestido de marinero. El lienzo es totalmente espontáneo, quizás realizado en una sola sesión. La figura del futuro dramaturgo se sitúa ante un fondo neutro indefinido cuya tonalidad contrasta con el traje. El rostro atento, con la mirada firme, se convierte en elemento principal de un lienzo realizado con soltura. Manet tomó como modelos los retratos infantiles de Léon Köella, su hijo.
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En abril de 1932 Frida y Diego se trasladan a Detroit. Ella queda embarazada, a pesar de que los médicos le dijeron que tras el accidente posiblemente no podría tener hijos. A Diego no le atraía la idea de tener niños pero Frida "después de haber sopesado todas las dificultades que un niño ocasionaría, estaba entusiasmada con la idea de tenerlo". Sin embargo, el 4 de julio sufrió un aborto natural, perdiendo al niño. Estuvo trece días convaleciente en el hospital, experiencia que recoge en el óleo Henry Ford Hospital, donde Frida se presenta desnuda sobre una amplia cama de hospital, desmesurada para el pequeño cuerpo. Sobre su vientre, que todavía está hinchado por el malogrado embarazo, aparece su mano izquierda en la que sujeta tres cuerdas rojas, similares a venas, donde se enlazan seis objetos que simbolizan la sexualidad y el fracasado embarazo. Sobre el vientre vemos un feto, el pequeño Dieguito, sostenido con una especie de cordón umbilical. Sobre la cama encontramos un caracol, símbolo de la lentitud del aborto, en palabras de la propia Frida, aunque para las culturas indias es símbolo de concepción, embarazo y parto. Al pie de la cama hallamos una maqueta médica mientras que abajo a la derecha se sitúa un modelo óseo, aludiendo a las causas del aborto: las fracturas en la columna y la pelvis que el accidente provocaron en Frida le impiden quedarse embarazada. También en este contexto debemos entender la máquina de la izquierda, una pieza metálica empleada como cierre en depósitos de gas o aire comprimido. En el centro queda una orquídea violeta, símbolo de sexualidad y sentimiento para la artista, que le llevó Diego Rivera al hospital. En el horizonte se representa un paisaje industrial, parte de la Ford Motor Company, agudizando con su presencia la sensación de desamparo y soledad que transmite la desvalida figura de Frida en la cama del hospital. Según los especialistas, el extraer elementos de su contexto y recomponerlos siguiendo nuevas reglas con una fuerte carga expresiva está relacionado con los exvotos, pintando la realidad no tal como es sino como la siente el artista.
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Son numerosos los retratos realizados por Toulouse-Lautrec tomando su estudio como fondo. En esta ocasión el personaje retratado, Henry Nocq, está en el taller realizando una visita de negocios ya que su trabajo como marchante de arte le llevó a contemplar las obras que Lautrec tenía guardadas en su estudio, momento que aprovechó el artista para ejecutar esta composición. La figura se sitúa en el centro de la imagen junto a un cuadro relacionado con la opereta "Chilperic" interpretada por Marcelle Lender, dirigiendo su escudriñadora mirada al espectador lo que no debió de gustar mucho al modelo ya que calificó la obra de "malevolencia absoluta". El estilo de Lautrec continúa estando dominado por esas líneas y trazos que organizan la composición mientras que el color sirve de perfecto complemento para obtener un sensacional resultado.
fuente
El Hs-123 combatió con la Legión Cóndor en españa, donde fue conocido con el sobrenombre de "Angelito". También participó en las campañas de Polonia, Bélgica, Francia, los Balcanes y Rusia, aunque ya estaba técnicamente algo anticuado. Poryectado en 1934, su primer vuelo lo realizó en 1935, entrando al servicio activo un año más tarde. Se trataba en definitiva de un biplano realizado con una estructura de metal recubierta de tela, que incorporaba un patín y una rueda de cola fijos y una carlinga abierta. Sus mejores características eran la maniobrabilidad y la fortaleza, lo que hizo que fuera apreciado en operaciones de apoyo a la infantería, pese a ser pensado como bombardero en picado. También fue usado en misión de hostigamiento a los partisanos. Antes de la guerra ya existían 604 aparatos, intentando de nuevo ser fabricado durante la contienda debido a sus excelentes prestaciones.