El Retablo del Mariscal Diego Caballero, contratado en 1555 junto al ayudante o colaborador Pedro Alfian presenta en un marco ya abiertamente renacentista una disposición narrativa correcta y ordenada, pero dentro de la tradición española del momento. De los retratos de la familia Caballero conviene insistir en la sobriedad e intensidad expresiva a la flamenca. Al tratarse, además, de matrimonio de dos hermanas con dos hermanos, todos los retratos tienen un aire de familia que uniformiza más las dos tablas.
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Personaje
Hija del Cacique de Tlaxcala Xicoténcatl el Viejo y hermana de Xicoténcatl el joven, capitán indígena aliado de Cortés. Cuando los españoles llegaron a Tlaxcala, territorio nunca sometido a los mexica, ganaron una primera batalla y sellaron un pacto de alianza para derribar la tiranía del Imperio Mexica. La paz con los caciques Maseescassi y Xicoténcatl se selló con el regalo de algunas mujeres de noble linaje. Xicoténcatl, entregó Cortés a su propia hija, Tecuelhuetzin. Cortés explicó al cacique que estaba casado y a su vez la entregó -era 1519- a don Pedro de Alvarado. Tecuelhuetzin fue bautizada con el nombre de María Luisa Xicoténcatl y se desposó a la usanza india con Alvarado, a quien los indios llamaban, por ser muy rubio, Tonatiúh o El Sol. Tecuelhuetzin advirtió a Alvarado de la posible confabulación de algunos tlaxcaltecas para liberar a Moctezuma. Alvarado sobrevivió a la Noche Triste huyendo junto a Malinalli. De Doña Luisa tuvo Pedro de Alvarado "siendo soltero" un hijo llamado don Pedro que nació en Tutepeque, y una hija llamada doña Leonor nacida en Utatlán. Se piensa que pudo haber un tercer hijo, llamado según las fuentes Diego o Francisco. Doña Luisa acompañó a Alvarado en la Conquista de Guatemala. Alvarado contrajo matrimonio por la Iglesia con doña Francisca de la Cueva en 1527, pero enviudó en seguida y continuó su relación con Doña Luisa mientras estuvo Guatemala y luego se la llevó al Perú con sus hijos en 1534. Tecuelhuezin murió en 1537, celebró su funeral el Obispo de Guatemala. Aunque no fue mujer legítima de don Pedro era tenida por una gran dama, por su noble origen tlaxcalteca. Está enterrada en la Catedral de Antigua Guatemala. Su hijo Pedro murió en Jalisco y Diego o Francisco en el Perú.
obra
El retrato de doña María de Austria fue realizado por Velázquez entre el 13 de agosto y el 18 de diciembre de 1630 en Nápoles, con objeto de traérselo a Felipe IV, hermano de la retratada.Es una excelente obra en la que destaca el expresivo rostro, tratado con respeto, captando la psicología de la futura emperatriz, gracias a su matrimonio con Fernando de Habsburgo, rey de Hungría. El objetivo de esta imagen es que Felipe IV tenga un retrato de su hermana a la que nunca volverá a ver. El maestro repite la fórmula de retratos anteriores al utilizar un fondo neutro y recortar la figura en tres cuartos, siendo llamativa la calidad del traje verdoso y la gola de gasa gris, así como la minuciosidad con el que está tratado el cabello.
obra
En 1665 doña Mariana de Austria queda viuda tras el fallecimiento de Felipe IV. Quedará al cuidado de su hijo Carlos II, que contaba en aquellos momentos con 4 años de edad, convirtiéndose en la Regente del país y dejando el gobierno en manos de su confesor, el padre Nithard. Estos años no fueron fáciles ya que contaba con el rechazo de buena parte de la corte, partidarios de don Juan José de Austria , el único hijo ilegítimo de Felipe - de los muchos que tuvo - que fue reconocido. La reina se presenta envuelta en tocas de viuda - no monjiles como podría parecer - siguiendo la moda de la época. Sentada en una silla, a sus pies se recuesta un perrillo. La figura está encuadrada con un cortinaje que permite contemplar una escena en el fondo donde las dueñas parecen jugar con los infantes. El lugar donde se desarrolla la escena ha sido identificado como la Pieza Ochavada del Alcázar. Continuador como pintor de cámara de la faceta de retratista oficial heredada de su suegro - Velázquez -, Martínez del Mazo intenta seguir el estilo del genial sevillano como podemos apreciar en los toques de luz aplicados al cortinaje, aunque en líneas generales sea más relamido. El potente foco que ilumina la figura de doña Mariana, la perspectiva conseguida a través de las baldosas y la escena del fondo apuntan novedades que caracterizarán buena parte de los retratos de la escuela madrileña de fines del barroco.
obra
Tras el fallecimiento de Felipe IV en septiembre de 1665, doña Mariana de Austria queda viuda apareciendo a partir de este momento en todos los retratos con estas tocas que se han convertido en su atuendo más popular. Era una costumbre en Castilla que las damas nobles al enviudar abandonaran sus vestidos y emplearan estos hábitos, sin significar ingresar en ninguna orden religiosa. Debido a la corta edad del rey - su hijo Carlos II - doña Mariana se hizo cargo de la regencia, entregando el gobierno a su confesor el padre Nithard, provocando el ascenso popular de don Juan José de Austria. Posteriormente fue Fernando Valenzuela el elegido como valido, recordando al duque de Lerma en su rapiñería, provocando su caída un golpe de Estado.Sobre la autoría del retrato existen diversas atribuciones, considerándose durante un tiempo como obra de Claudio Coello para ser atribuido al pintor flamenco François Duchatel. La torpeza de la perspectiva a la hora de realizar la mesa y sus objetos, la planitud de la figura y del rostro especialmente y la dureza del modelado hacen suponer que se trataría de un artista alejado del círculo de Coello. Sin embargo, la expresividad del rostro de la dama mostrando su fuerte temperamento elevan este lienzo de categoría.
obra
En 1669 Carreño es nombrado pintor del Rey, concretamente el 27 de septiembre la reina firma su nombramiento. Posiblemente este retrato sea uno de los primeros que realice en su nuevo cargo. La protagonista es doña Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV y madre de Carlos II, viuda desde 1665. La costumbre española obligaba a las viudas a vestir tocas, siendo la indumentaria más característica de esta mujer. Aparece sentada ante una mesa en su bufete del Salón de los Espejos del Alcázar de Madrid, apreciándose en la parte superior del lienzo un cuadro de Tintoretto. Un cortinaje negro encuadra al personaje, destacando la referencia espacial que nos proporciona Carreño para animar cromáticamente el conjunto, influenciado por Las Meninas de Velázquez. Blancos y negros dominan una composición en la que sobresale el gesto de preocupación de doña Mariana, en unos momentos donde su popularidad era mínima ya que toda la sociedad apoyaba a don Juan José de Austria, hijo ilegítimo de Felipe IV. La técnica empleada por Carreño es soberbia, creando un sensacional efecto atmosférico que parece difuminar el fondo.
contexto
Durante la primera mitad del siglo XVI, la corte virreinal valenciana generó una gran actividad social y cultural en torno suyo. Los grandes protagonistas de la corte eran al virrey Enrique de Aragón (1497-1505), primo hermano de Fernando el Católico, su propia hermana Juana, que mantuvo el título honorífico de reina de Nápoles (1505-1512), y Germana de Foix, la viuda de Fernando el Católico. Gráfico Germana volvió a casarse con Fernando, marqués de Brandeburgo, del séquito personal de Carlos I. Con este matrimonio, el rey Carlos la nombró virreina y lugarteniente general de Valencia y al marqués de Brandeburgo, capitán general del reino. Tras el fallecimiento de su esposo, el emperador ordenó un nuevo matrimonio, con un tercer Fernando, esta vez con Fernando de Aragón, duque de Calabria y nombró al matrimonio virreyes y lugartenientes generales de Valencia. Este tercer matrimonio con el duque de Calabria marcó una etapa de gran riqueza cultural en la corte valenciana. El duque y Germana fueron nombrados virreyes simul et insolidum con carácter vitalicio, desempeñando sus funciones entre 1526 y 1536, año en que murió ella. Tras su fallecimiento, el duque de Calabria se mantuvo en el cargo hasta su muerte en 1550. La permanencia y continuidad en el virreinato, tanto de Germana como del duque, contribuyeron decisivamente a crear una corte estable, cuyo funcionamiento, así como el movimiento cultural que aglutinó, se parecieron en muchos aspectos al de una corte real. Además, Germana gozó hasta su muerte, por deseo de su primer marido Fernando el Católico, el título de Alteza Real. (54) El desarrollo cultural de aquella corte fue debido al impulso otorgado por Germana de Foix quien, emparentada con los monarcas de Francia y criada desde niña en la corte francesa de Luis XII, poseía una extraordinaria educación, influida por el ceremonial borgoñón y la cultura italiana. También la reina Ana de Bretaña, una mujer culta y aficionada a la música, desarrolló en ella una gran destreza para la música, el canto y el baile. Si los años de mayor esplendor de la corte virreinal estuvieron asociados a Germana y al duque de Calabria, de no menor magnificencia fue el periodo de su segundo matrimonio con Mencía de Mendoza, marquesa de Cenete, (1508-1554) con quien contrajo matrimonio en enero de 1541. Mencía, casada también en segundas nupcias, había recibido una importante formación humanística en los Países Bajos junto a su primer marido el conde Enrique de Nassau, gran coleccionista de obras de arte, con quien se casó en 1524 y de quien enviudó en 1538. (55) A partir de 1541, Mencía de Mendoza brilló con luz particular en la corte virreinal valenciana. Se supo relacionar con algunos personajes cultos, como por ejemplo Juan Bautista Anyés. Este escritor, beneficiado de la catedral de Valencia, dedicó a Mencía numerosos opúsculos y le envió partes de una de sus obras solicitándole su corrección, lo que pone de manifiesto, más allá de la relación de protección y mecenazgo, el respeto intelectual que Mencía despertaba en los círculos humanistas. También estuvo relacionada con un grupo de pensadores que pretendían la renovación pedagógica de la Universidad de Valladolid. Entre los miembros de ese grupo destacaron Miguel Jerónimo Ledesma, catedrático de griego, Pedro Jaime Estevez, catedrático de medicina o Francisco Decio, catedrático de oratoria. En 1544, la duquesa proyectó la erección de un Colegio Trilingüe, a imitación del que funcionaba en Alcalá. A pesar de su pretensión de dotar a la Universidad con una renta perpetua, suficiente para cubrir los salarios de los catedráticos, y de construir un nuevo edificio que albergara estos estudios, aquello no llegó a término. Todos estos proyectos se debieron a la formación recibida, pues desde su juventud, Mencía se había rodeado de algunos de los más importantes humanistas de su tiempo. Había recibido lecciones en Valencia de Juan Andrés Estrany, y más tarde, en 1534, de Juan Maldonado en Guadalajara y, posteriormente entre 1537 y 1539, de Juan Luis Vives, que frecuentó el palacio de los condes de Nassau, en Breda. Mencía tuvo además como secretario al humanista Martín Lasso de Oropesa, quien publicó una versión de la Farsalia dedicada a su señora. Además gestionó en París en 1535 el encuentro con el gran helenista Guillermo Budé, entrando en contacto con el círculo erasmista reunido en torno al valenciano Juan Martín Población. Fue, asimismo, gran admiradora de Erasmo al que no pudo llegar a conocer a pesar de sus gestiones. Al morir en 1554, Mencía dejó, entre otros bienes culturales, una inmensa biblioteca con cerca de un millar de volúmenes, entre ellos, 46 ejemplares de obras de Erasmo.
obra
Busto de la potente cuñada de Inocencio X, retratada en edad avanzada. Su arrogancia fue admirablemente traducida al mármol por Algardi, el retratista oficial de la familia Pamphili a través del firme modelado de sus facciones y de la finísima elaboración de la materia. El inflado velo que enmarca su rostro, ayuda a potenciar su expresión de distante y autoritaria nobleza.