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CAPÍTULO XI Hacen a la vela los españoles, y el suceso de los primeros veinte y tres días de su navegación Pues aún no hemos salido del Río Grande, de cuyas canoas hemos dicho largo en los capítulos pasados, será bien decir aquí la destreza y maña que los naturales de toda la tierra de la Florida tienen para volver a poner en su punto una canoa cuando en las batallas navales, o en sus pesquerías, o como quiera que sea, se les trastorna lo de abajo arriba, que se nos olvidó de decirlo en su lugar. Y así que, como ellos sean grandísimos nadadores, la toman entre doce o trece indios, más o menos, según el grandor de la canoa, y la vuelven a enderezar bocayuso, y así sale llena de agua. Todos los indios a una dan un vaivén a la canoa y, como el agua al ir de la canoa se recoge a aquella banda, en continente la hurtan con el vaivén a la contraria, y cae el agua fuera, de manera que a dos vaivenes de éstos no le queda gota de agua a la canoa y los indios se vuelven a entrar dentro. Todo lo cual hacen con tanta presteza y facilidad que apenas les ha zozobrado la canoa cuando la tienen vuelta a poner en su punto, de que los nuestros se admiraban grandemente porque por mucho que ellos lo procuraron nunca se amañaron a hacerlo. Entretanto que los cien españoles fueron en las canoas a pelear con los indios, los que quedaron embarcaron en las carabelas lo que de ellas habían sacado, y pudiéronlo hacer sin ayuda de las canoas porque los bergantines estaban arrimados a la madera, que dijimos estaba hecha isla, la cual no hacía otro movimiento más que alzarse con la creciente de la mar y bajarse con la menguante de ella. Los españoles que habían ido a la refriega se volvieron a los suyos habiendo vencido y echado los enemigos de los juncales, mas, con recelo que tuvieron no volviesen de noche y les echasen fuego o hiciesen otro daño alguno, se embarcaron todos en los carabelones y se fueron a la isla despoblada que estaba a la boca del Río Grande, y surgieron en ella y saltaron en tierra y la pasearon toda, mas no hallaron cosa digna de ser contada. Aquella noche durmieron en las carabelas sobre los ferros, y, luego que amaneció, acordaron hacerse a la vela y encaminar su viaje al poniente para ir en demanda de la costa de México, llevando siempre a mano derecha la tierra de la Florida sin alejarse de ella. Al levantar de las anclas se les quebró una gúmena que, como era hecha de remiendos, fue menester poco para que se quebrase. El ancla quedó perdida, porque no le habían echado boya, y, como les era necesaria, no quisieron irse sin ella. Echáronse al agua los mejores nadadores que había, mas por mucho que trabajaron para la hallar no les valió su diligencia hasta las tres de la tarde, y la hallaron al cabo de nueve o diez horas que habían andado hechos buzos. A aquella hora se hicieron a la vela sin osar engolfarse, porque no sabían dónde estaban ni hacia qué parte podían encaminar para atravesar a las islas de Santo Domingo o Cuba, porque no tenían carta de marear ni aguja ni astrolabio para tomar el altura del sol ni ballestilla para la del norte. Sólo entendían que, siguiendo siempre la costa hacia el poniente, aunque fuese a la larga, habían de llegar a la costa y tierra de México. Con esta determinación navegaron toda aquella tarde y la noche siguiente y el día segundo hasta cerca de puesto el sol. Y en toda aquella distancia hallaron agua dulce del Río Grande y se admiraron los nuestros que tan adentro en la mar la hallasen dulce. En este paso dice Alonso de Carmona estas palabras que son sacadas a la letra: "Y así fuimos navegando la costa en la mano a poco más o menos, porque los aderezos de la navegación nos los quemaron los indios o se nos quemaron cuando pusimos fuego a Mabila. Y el capitán Juan de Añasco era un hombre muy curioso y tomó el astrolabio y guardolo, que como era de metal no se hizo mucho daño, y de un pergamino de cuero de venado hizo una carta de marear y de una regla hizo una ballestilla, y por ella nos íbamos rigiendo. Y visto los marineros y otros con ellos que no era hombre de la mar ni en su vida se embarcó sino para esta jornada, mofaban de él; y sabido cómo mofaban de él, los echó a la mar, excepto el astrolabio. Y de otro bergantín que venía atrás los tomaron porque la carta y la ballestilla iba atado todo. Y así caminamos, o navegamos, por mejor decir, siete y ocho días, y con temporal nos recogimos a una caleta." Hasta aquí es de Alonso Carmona. Otros quince días continuos navegaron nuestros castellanos con buen tiempo que les hizo para su viaje, sin ofrecérseles cosa que sea de contar, salvo que en estos quince días saltaron en tierra a tomar agua cinco veces, que, como no tenían vasijas grandes en que la llevar sino ollas y cántaros pequeños, gastábaseles presto, y ésta fue una de las principales causas, con las de la falta de instrumentos de navegar, para que no osasen atravesar a las islas ni alejarse de la tierra firme, porque de tres a tres días habían menester tomar agua. Cuando no hallaban río o fuente de donde la tomar, cavaban la tierra diez o doce pasos de la mar y a menos de una vara en hondo hallaban agua muy dulce y en mucha cantidad, y de esta manera nunca les faltó agua en todo su viaje. Al fin de los quince días de navegación llegaron adonde había cuatro o cinco isletas no lejos de tierra firme. Hallaron innumerables pájaros marinos que en ellas criaban y tenían sus nidos en el suelo, y eran tantos y tan juntos que no hallaban los nuestros dónde poner los pies. Cuando volvieron a los bergantines fueron cargados de huevos y de pájaros nuevos, y estaban tan gordos que no se podían comer, y así ellos como los huevos sabían mucho a marisco. Otro día siguiente llegaron a surgir para tomar agua en una playa muy graciosa de tierra limpia, sin juncales. Solamente había en ella arboleda de muchos y muy grandes árboles apartados unos de otros, que hacían un monte claro y hermoso a la vista sin matas ni maleza de monte bajo. Algunos españoles saltaron en tierra a mariscar por la ribera y hallaron en ella unas planchas de betún negro, casi como pez, que la mar, entre sus horruras, echaba de sí. Deben de ser de alguna fuente de aquel licor que entre en la mar o que nazca en ella. Las planchas eran de a ocho libras, y de a diez, y de a doce y catorce, y hallábanse en cantidad. Viendo los castellanos el socorro que la buena dicha les ofrecía a su necesidad, porque los carabelones iban ya haciendo agua y temían no la hiciesen adelante en más cantidad de manera que se perdiesen, y como no sabían lo que les quedaba por navegar ni tenían otra esperanza para llegar a tierra de cristianos sino el socorro de los bergantines, acordaron repararlos, pues tenían con qué y buena playa donde los sacar a tierra. Con esta determinación pasaron ocho días en aquel puesto, y cada un día descargaban un bergantín y lo sacaban a tierra a fuerza de brazos, y lo breaban, y a la tarde lo volvían a echar a la mar. Y para que el betún corriese, que era sequeroso, le echaron la grosura del poco tocino que para comer llevaban, teniendo por mejor emplearlo en los navíos que en su propia sustancia, porque entendían estaba en ellos el remedio de sus vidas.
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Capítulo XI Segunda serie de palabras del Suyua Tan En el Trece Edznab fue la fundación de la tierra. En el Trece Chen, Eb se pusieron los cimientos de la iglesia Mayor, la Casa de aprender en lo oscuro, la Iglesia Mayor del cielo. Así fue fundada aquí también. Trece Katunes son su cuenta. De trece fue medida en el cielo; cuatro pies se quitaron. Nueve pies lo que falta por ir hacia arriba. He aquí que fue dos veces edificada desde el suelo. Cuatro medidas de pie tuvo cuando salió del suelo. Mapa del norte de Yucatán He aquí a Maní, el tronco del país. Campeche es la punta del ala del país. Calkíni es el tronco del ala del país. Itzmal es lo de en medio del ala del país. Zací, la punta del ala del país. Conkal es la cabeza del país. En medio está la ciudad de Hoó, Iglesia Mayor, la casa de todos, la casa del bien, la casa de la noche, que es de Dios Padre, Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo. - "¿Quién entra a la casa de Dios, Padre?" - Aquel a quien se nombra Kulem (el adorador). - "¿Cuál es el día en que se pegó al vientre de la Mujer Virgen, Padre?" - El Cuatro Oc se pegó a su vientre. - "¿Hijo, qué día salió?" - El Tres Oc salió. - "¿Qué día murió?" - El Uno Cimí murió. Y entró a su sepultura. - "¿Qué entró a su sepultura, Padre?" - Su caja entró a su sepultura. - "¿Qué entró a su muslo, Padre?" - La piedra roja. - "Y la piedra de la tierra que entró en el cielo, ¿cómo se llama, Padre?" - La piedra de la Flecha. - En ese mismo día es que se les pone su pie (a las flechas). Entró la piedra roja y fue al Oriente. Y vino del Norte y entró la piedra blanca. Y entró la piedra negra al Poniente. Y así también la piedra amarilla al Sur. * * * - Hijo, ¿cuáles son los tristes agujeros por donde gritan las cañas? - Los agujeros de la flauta. - Hijo, allí donde hay cenote, y son muy profundas sus aguas, no hay piedrecitas en su fondo, y hay un arco a la entrada. - El templo. - Hijo, ¿y los grandes casamientos? Por ellos caen las fuerzas del Rey, por ellos caían las fuerzas de los Halachuiniques, cuando antiguamente los había, y por ellos caen mis fuerzas también. - El pan. - Hijo, ¿has visto las piedras verdosas que son dos y en medio de las cuales hay una cruz alzada? - Los ojos del hombre. - Hijo, allí donde hay zorros, hay una huérfana; tiene su collar y tiene su cascabel también. - El perro sin dueño. - Hijo, ¿y el grajo brotado, con sus sesos arrollados, en el trasero del perro y con ciruelas secas pegadas? - La molleja del pavo. - Hijos, traedme al que tiene lazos anudados y al que tiene los dientes salidos. - El venado y el topo (tusa). - Hijos, ¿y la vieja que tiene trasero de siete cuartas, y la muchacha negra? - La calabaza (dzol). - Hijos, ved cuál es la muchacha blanca, que tiene apretado hasta reventarlo el vestido, la que vende pedernales blancos. - La calabaza de semillas gruesas. - Hijo, tráeme dos animales amarillos, uno guisado y el otro con la cabeza cortada para beber su sangre. - El venado amarillo y la jícara en que hay chocolate. - Hijos, haced llegar aquí veinte piedras "cargadoras", labradas, y dos casados. - Codornices y tórtolas. - Hijos, traedme una cosa torcida en tres ramales. - La iguana. - Hijos, traedme un buen remedio del pecado para verlo aquí. - El maguey. - Hijos, id a traerme aquí la tapa de la entrada del cielo y su escalera, de nueve escalones, todos de miel. - El pan real. - Hijo, ¿has visto al viejo del gran comal? Muy grande es su papada. Flojamente viene por el suelo. - El pavo. -- Hijos, traedme unos viejos cuidadores de milpas. Que en un solo moño traiga él atados los vellos de su pubis con los de su mujer; del lodo de la lluvia traedlos aquí, con muchachas guardadoras de milpa. Yo voy a blanquear a las muchachas, y voy a quitarles los vestidos de encima y me las voy a comer. - Las jícamas. - Hijos, traedme a los viejos bailarines para que me diviertan; acaso no bailen mal. Yo los veré. - Los pavos. - Hijo, ¿y el papagayo que tira su ropa y tira su camisa y su capa y su sombrero y sus zapatos? Hijo, por donde tú estabas pasó. Acaso por allí pasaste; por la alta piedra que va inclinada hasta la entrada del cielo, y que está en la puerta de la muralla. Cuando pasaste por allí, ¿viste unos hombres que venían mancornados delante de ti? Allí hay una gran fiesta con el venerable Ah Kulel. - La pupila de los ojos y la pareja de los dos ojos. - Hijo, ¿viste amarrarse el agua de Dios? Pasó debajo del bien de Dios y entró debajo del bien de Dios, allí donde está la cruz de la llanura. Por la redondez del cielo pasa el agua de Dios. Hijo, por donde pasa el agua de Dios, salen árboles estériles. - Padre, la cabeza del hombre. Y la bebida del hombre loco, que pasa por su garganta y sale por su trasero. - Hijo, ¿a quién viste hace un rato por el camino, hijo, por donde pasaste por delante de tus parientes que atados hacía venir detrás de ti? - No podía yo esperar a mis parientes. Los espero en el juicio de Dios, cuando yo muera. - La sombra del cuerpo. - Hijo, ¿a quién viste en el camino? ¿Viste acaso a unos viejos que tenían a unos muchachos con ellos? - Padre, esos viejos que vi en el camino estaban junto a mí y no podían dejarme; éstos son: el dedo gordo del pie y los demás dedos. - Hijo, ¿viste a unas viejas que llevaban en brazos a sus hijastros y a otros muchachos? - Padre, aquí están junto a mí mientras como; no puedo dejarlos. El pulgar de la mano y los otros dedos. - Hijo, por donde pasaste hay un río. - Padre, ese río está conmigo. Es el "camino de mi espalda". - Hijo, ¿dónde viste un viejo a caballo atravesado en el río? - Padre, ese viejo está conmigo. "El caballo" es el de mi espalda. Y lo que dicen la hiel, eso es el viejo. - Hijo, ese viejo que está en tus espaldas y lo que llamas camino, se ve que es cierto y exacto. Hijo, ve a buscar el corazón de la piedra y el hígado de la tierra, para que yo los vea en el día que viene, mañana. Verás un gigante y un corcovado, que así se irán al infierno. - Aquellos son la liebre y el agutí. Y el Batab y el Ah Kulel; de piedra es el corazón de estos hombres. Y la tapa de la entrada de la garganta del infierno son el camote y la jícama. - Hijo, ve a coger una mujer con los dientes mojados, que tenga arremolinados los cabellos, muy bonita y doncella. Yo le quitaré su falda y su vestido. Estaré muy contento de verla. Su olor será de tierra y un remolino será su cabeza. - Ésta es la mazorca tierna del maíz (el elote) hecha pibil (cocida bajo tierra). - Hijo, ahora ve a coger un viejo y la yerba de delante del mar (de la playa). - El viejo es la tortuga. La yerba es el cangrejo. - Hijo, ahora ve a coger las piedras del fondo del monte. Son negras. - La tortuga chamuscada. - Hijo, ahora ve a traerme la piedra de la llanura de aquí, que es la codorniz, y los venerables brujos que se hacen dos a sí mismos. - Éstos son el topo y la liebre. Y el agutí y el jabalí. - Hijo, ve a buscar el muslo de la tierra. - La yuca. - Hijo, ve a buscar el gran bailarín y el gran cantor. - El pavo montés y el pavo doméstico. - Hijo, preséntame a tu hija. Al amanecer de mañana la veré. Primero vendrá un poco; después vendrá lo mucho. Y que el retoño del monte se ate bien el ceñidor de su cabeza. Allí tendrá su "rebozo". Yo le quitaré su rebozo. Y el Ah Kulel estará detrás. Hijo, entonces ve a coger un botón de flor que dé su perfume en el día de mañana. - El maíz tostado con miel. - Hijo, desde aquí he oído noticias de que tienes en tu casa muchas roscas de la cueva. Rízalas para verlas aquí a la hora de comer. - El huevo frito. * * * Gana y se lleva contento entonces la piedra roja que ha soñado. Jugo del cielo, rocío del cielo ha soñado. * * * - Sueña que tú coges, hasta el día en que seas cogido de la tierra. Sueño es el rocío del cielo, el jugo del cielo; la flor amarilla del cielo es sueño. ¿Por ventura yo te he tomado tu tiempo, te he tomado tu sustento? ¡Basta! ¡Mejor fuera que te hubiese tomado tu piedra! Yo te he cogido detenido en tu distracción, para que agradezcas la virtud de tu amanecer. Cuando a él fuiste enviado, cogiste palabra de lo oculto. Yo te cogí y te contuve, hasta hoy que dejo que sea oída tu virtud por tu Señor. Espera de él que hable la piedra que dejé resbalar en tu boca, la sagrada piedra preciosa. * * * - El que vaya a seguir adelante en la explicación de los Ahaues, que han sido tratados aquí, que vaya a estudiar para que entienda.
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De los meses duodécimo y décimo tercero Al duodécimo mes llamaban Tehutleco, o sea amigo de los dioses, durante el cual celebraban solemnidades para todos al mismo tiempo, asegurando que por esa época se habían ido a otra parte. Pero la fiesta del último día era la más solemne de todas, porque creían firmemente que ya en ese tiempo habían vuelto aquellos a quienes tanto echaban de menos. En el quinto día los muchachos y las doncellas, nada perezosos, iban a los templos y adornaban los altares con ramas varias, tanto aquellos que estaban en los domicilios privados, como los de los interiores de los edificios sagrados, en las vías públicas o en encrucijadas. A estos chicos les ofrecían maíz con el que se alimentasen hasta el día de la vuelta y saciasen el hambre causada por el largo camino. El día décimo octavo, Titlacaoa, quien creían que se conservaba siempre en edad florida, decían que había llegado antes que todos y por consiguiente le llevaban comida en primer lugar y aquella noche todos celebraban convites opíparos y alegres por la vuelta del dios supremo con gran regocijo, sobre todo los varones y las mujeres en plena vejez, los que no juzgaban que se habían rendido los honores debidos a aquel dios, antes de que estuvieran llenos de vino y perdida la razón y atestiguaban la alegría del ánimo con delirios vergonzosos. El último día de ese mes se celebraba la fiesta mayor, como que decían que todos los dioses habían vuelto ya a las moradas sagradas dedicadas a ellos. En gracia de lo cual, al caer la tarde del día anterior, amasaban harina de tlaolli sobre un petate, para que cuando viesen las huellas impresas entendieran que habían llegado los dioses. El sumo sacerdote pasaba toda la noche sin dormir, observando con gran atención cuando apareciera alguna huella, vista la cual (según decían), anunciaba con grandísimos clamores que ya habían llegado. Entonces los ministros del templo con cuernos, bocinas, trompetas, sonajas y con cuantos otros instrumentos podían, levantaban grandísimo ruido y estrépito; llevaban rica comida a varios templos con incesante alegría y lavaban las piernas de los ídolos, como si llegaran cansados del camino. Al día siguiente se decía que los más viejos de todos los dioses habían llegado al último; entonces quemaban un gran número de cautivos en una pira, aplicándose a ello los adolescentes de la ciudad, remedando por su traje varios géneros de mostruos y arrojando las víctimas poco a poco a la pira. Cosas semejantes acostumbraban hacer en las fiestas que tenían que celebrarse de manera especial. Al décimo tercero mes lo llamaban Tepeilhuitl, durante el cual sacrificaban en los montes más altos de toda Nueva España, adonde veían durante el tiempo de lluvias que en su mayor parte se formaban las nubes. Para éstos eregían en honor de cada monte, figuras humanas de masa de tzoalli, a los que ofrecían toda clase de cosas y les dedicaban serpientes de madera, hechas de raíces de árboles y zoquetes de palo cubiertos de tzoalli, llamados ecatotontli, en forma de culebra con imitación también de la piel. Hacían otras imágenes en memoria y recordación de aquellos que habían perecido sumergidos en las aguas o de tal manera que no debieran ser quemados sino enterrados; a los ídolos dichos ofrecían, no sin algunas ceremonias peregrinas, tamales y otra comida después de que ellos se habían rellenado de varios géneros de bebida y de alimento. Llegando ya la fiesta que tenía que celebrarse en honor de los montes, inmolaban cuatro mujeres y un varón. Una de las mujeres la llamaban Tepexocti, a la segunda Matlalcuahe, a la tercera Xochtecatl y a la cuarta Mayahoel; al varón lo llamaban Milnahoatl. Adornaban a todos éstos con papeles pegados con hule y los llevaban sobre los hombros en unas literas hasta el lugar del sacrificio unas mujeres vestidas con ornamentos hermosos. Después de matados y sin corazones, los echaban poco a poco por las escaleras hasta que rodando llegaran al lugar adonde se les tenía que cortar las cabezas. Espetadas éstas en palos muy agudos llevaban los cadáveres al Calpul y allí divididos en porciones medianas los repartían a cada uno de los ciudadanos. Los papeles con que habían adornado a los dioses de los montes, concluido lo anterior, les era permitido que los colgasen en el Calpul.
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CAPITULO XI Principio y origen del señorío y reinos de Tlaxcalla, y de los primeros fundadores La primera fundación fue la cabecera de Tepeticpac, la cual fundó y pobló el único señor y rey, llamado Culhua Quanez, primer señor de los teochichimecas, que quiere decir tanto como, "divinos chichimecas texcaltecas", venidos de las partes del Poniente en cuanto a nuestro centro, de muy lejanas partes desde las Siete Cuevas, pasando grandes desiertos, montañas, ríos, ciénegas y otros trabajos y peregrinaciones. Sucedió a Culhua Quanez en su señorío Atexcalihuehue; a éste, Pantzintecuhtli; a éste, Cocotzin; a éste, Teixtlacohuatzin; a éste, Umecatzin, el cual murió en una guerra contra los mexicanos. Y sucedió en su señorío Tlehuexolotzin Tlacazcallitecuhtli y reinando éste en su cabecera con felice estado llegó Cortés, en cuyo tiempo se conquistó y ganó la tierra. Por muerte de Tlehuexolotzin, sucedió en la cabecera D. Gonzalo, su hijo, llamado Tecpanecatl Tlachpanquixcatzin; y a éste, D. Francisco de Mendoza, su hijo, que es en nuestros tiempos. La cabecera de Ocotelolco. Llegados que fueron los teochichimecas, segundos pobladores de estas tierras y de las provincias de Tlaxcalla, según sus historias antiguas, porque echaron de ellas a los ulmecas y xicalancas, luego que Culhua Quanez pobló en Texcalticpac, partió con un hermano suyo e hizo división de la tierra nuevamente poblada y ganada, dándole el señorío de toda la mitad de ella para que poblasen sus parientes, amigos y comilitones suyos, como en efecto pobló con gran pujanza y poder, poniendo sus leyes y estatutos como señor absoluto y poderoso, el cual fue llamado Cuicuitacatl, haciendo su fundación en Ocotelolco, en la casa llamada Tecpan, que quiere decir "los palacios reales y casa del señorío". A éste sucedió Papalotl; a éste, Culhuateyohualminqui. Todos estos vivieron poco tiempo y al fin vino a suceder en esta casa de Tecpan Ocotelulco Acatentehuatecuhtli Tlatohuani, que siendo muy viejo, y habiendo reinado dichosamente más de cincuenta años, y siendo de más de ochenta, por envidia conspiraron contra él y lo mataron en voz de que era tirano por usurpalle su señorío. Después de muerto, causada gran turbación en la República sin entender la causa por que tal cosa sucedía y andaban las gentes aturdidas sin saber que hacerse y las mujeres y niños daban grandes alaridos. Los matadores y tiranos que tal crimen cometieron presentándose en su casa so pretexto de visitalle, le dieron muerte a porrazos, como díchose ha, prendieron a sus hijos, hijas y mujeres y cuanto haber pudieron de su generación hasta la cuarta y quinta, y a todos los pasaron a cuchillo. Con todo, escaparon algunos niños de cuna, hijos de Acatentehuatzin, que hoy viven y son respetados por señores, aunque pobres. Hecha esta crueltad y tiranía, los señores de la casa de Texcalticpac acudieron al socorro y venganza de esta maldad con algunos amigos y deudos; mas por no derramar más sangre patricia de la que se había derramado, considerando que lo hecho no tenía remedio sino aplacar los negocios pasados, se dispuso que quedase el señorío en Cuitlizcaltecuhtotolin, por cuyo nombre se llamó la casa de Cuitlizco. Este vivió como un año en el señorío y le sucedió Xohuatecuhtlimemeloc. Los que conspiraron contra el señor Acatentehuatecuhtli eran advenedizos de Cholollan, recibidos por huéspedes de este señor como deudos y parientes suyos que habían quedado poblados allí. Les hizo amistad y como fuesen gente belicosa que no se contentaba con poco, procuraron con halagos pasarse a esta provincia con el ánimo ambicioso de enseñorear esta tierra, y con dádivas, mañas y buenas astucias ganar la voluntad de muchos perversos para poner en ejecución sus odiosos propósitos, como lo hicieron. A Xohuamemeloc sucedió en el señorío Tlacomihuatzin, el cual tiranizó de todo punto el señorío de Tecpan Ocotelolco y lo gobernó en paz sin ninguna contradicción, siendo rey y señor absoluto de toda la cabecera de Ocotelolco. A éste sucedió Macatzin Chichimecatl Tecuhtli, y a éste Maxixcatzin, su hijo, en cuyo tiempo llegó Hernán Cortés. Sucedióle en el Estado D. Lorenzo Maxixcatzin Tianquiztlatohuatzin, "Señor del mercado", el cual murió en los reinos de Castilla yendo a besar las manos al Emperador Carlos V y a dalle la obediencia. Por su muerte, y no dejar hijos, le sucedió D. Francisco Maxixcatzin Acuacuatzin y por no dejar hijos el dicho D. Francisco le sucedió D. Juan Maxixcatzin Otzetzehuicatzin, su sobrino, hijo de Ullamanitzin, señor del barrio de Atlamaxac y de una hermana suya, que es en nuestros tiempos. La cabecera de Quiahuiztlan, llamada Mapitzahuacan, se gobernaba por elección, porque eran muchos señores deudos hijos de hermanos y, por evitar discordias, se elegía por ellos el que los debía gobernar; estos gobiernos eran de por vida. La fundación de este reino y cabecera fue la última de las cuatro de esta ciudad, que fueron los postreros que llegaron y vinieron en demanda de los demás. Se dividieron en dos o tres legiones y cuadrillas después de la gran mortandad y derrota de Poyauhtlan Cohuatlichan. Los más vinieron rodeando el Volcán, como está referido, por TepetIaoztoc, Zacatzontitlan, Teomolixco, Zultepec, Yahualiucan. Mazapan, Quauhtepec, Ocelotepec, hasta que llegaron a esta provincia y poblaron en Quiahuiztlan, do fueron muy bien recibidos de sus deudos. La otra cuadrilla llevó la vía de Tollantzinco, Xilotepec, Tototepec y Pahuatlan, como lo tenemos tratado. Y tornando a la fundación del señorío de Quiahuiztlan, fue el primer Señor Mizquitl, sucedióle en el gobierno Timaltecuhtli; a éste, Taxcoyohua; a éste, Cohuatzintecuhtli: a éste, Quetzahuitzin; y a éste Zacancatzin, el cual fue llevado de la cabecera de Ocotelolco del barrio de Contlantzinco por discordias que los señores ovieron en la cabecera de Quiahuiztlan y, por eso, el dicho Zacancatzin es descendiente de ellos por brazo femenino. Estando por principal y señor de Quiahuiztlan, fue llevado a la cabecera en conformidad de su República y fue señor de ella dos años, y sucedió en el señorío Iyactzin Teohuatecuhtli, que también vivió poco en el gobierno. Por su muerte sucedió Citlalpopocatzin Quetzalcohuatecuhtli, en cuyo tiempo llegó Cortés. Sucedióle Tlaltentzin Temilotzin, a éste, D. Tomás de la Cruz. Y por ser de poco fruto en las ocasiones de aquellos tiempos, eligieron en el mando y gobierno de esta cabecera a D. Julián Motolinia Moquetlacatzin, y por fin y muerte de D. Julián sucedió D. Antonio de Luca Omacatzin. Y por cuya muerte sucedió D. Juan de Mendoza, que actualmente vive, por ser hijo de D. Baltazar Cuauhtecolotl, hijo de D. Julián Motolinia Moquetlacatzin. Habiendo tratado de las tres cabeceras y de su principio, nos resta decir de la fundación y principio de la cabecera de Tizatlan, casa muy principal de Xicotencatl, amigo leal de los cristianos, aunque es de la cabecera de quien habíamos de tratar antes en este lugar, y es por alargarnos más. Estos caudillos principales y muy señalados bajaron de la cabecera de Tepeticpac y poblaron en un valle y llano llamado Teotlalpan. El primer poblador y fundador de este señorío y casa fue llamado Xacayamachan Tzonpanetepelohuatecuhtli. El cual, estando en su prosperidad, lo mataron por envidia que de él tuvieron, por ser tan bueno y bien quisto, que atraía a sí muchas gentes por su afabilidad, regalos que les hacía y grandes franquezas y liberalidades que usaba con los suyos; y como se iba engrandeciendo con tanto poder, obieron temor de él, no viniese a ser tan poderoso que los supeditase a todos y tiranizase. Estando en quietud, una noche conspiraron contra él y lo mataron, tomando por ocasión que era tirano. Después de muerto le asolaron las casas hasta el suelo, diciendo que se quería alzar con todo el reino de Tlaxcalla y que andaba allegando parcialidades para poner por obra su mal propósito y dar gusto a los ambiciosos, y con este color le ovieron de dar fin y cabo, y en este tiempo. Por muerte de Xayacamachan se pasó el señorío y se subió al barrio de Tizatlan, sucediendo en el mando de aquella cabecera Zozoxyaotequihua Aquiahuacatl, a quien después de sus días, sucedió en el señorío Aztamatlacaxtli Tecuhtli; y de éste sucedió otro Xayacamachan Tlazcaltecuhtli; y de éste, Xicotencatl, hijo de Aztahua, en cuyo tiempo vino el Marqués, y le recibió de paz él y los suyos con muchos regalos y favores que le hizo. Después de muerto, le sucedió Itzehecatzin Teuhtli Piltecuhtli. Aunque obo el dicho Xicotencatl muchos hijos, que dejó en toda Tlaxcalla grande generación, pues vivió más de ciento cuarenta años, y obo más de cien hijos e hijas y entre ellos muchos y muy valerosos hombres y capitanes. Después de su muerte sucedió Motenehuatzin Tlamacaztecuhtli en el señorío de Tizatlan. Este murió en la guerra de Culhuacan, yendo con Nuño de Guzmán a aquella conquista. Por su muerte, sucedió D. Juan de Vargas Quauhxayacatzin, quedando por tutor D. Luis Xicotencatl, hijo del dicho Motenehuatzin, y por su muerte sucedió D. Juachin de la Cerda y por venir la sucesión por vía transversal, salió a la causa D. Leonardo Xicotencatl, nieto de Itzehecatzin, diciendo pertenecerle a él el señorío por línea recta y derecha sucesión, y no a los herederos de D. Juachin de la Cerda. Hubo entre ellos concierto, porque el dicho D. Leonardo Xicotencatl casó con la hija de D. Juachin de la Cerda, llamada Doña Francisca de la Cerda Tehculhuatzin. Y ansí, han sucedido en el Estado de Xicotencatl y lo tienen en nuestros tiempos en gran conformidad de toda su cabecera.
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CAPITULO XI Monumentos en la jurisdiccion de Quito de los antiguos indios, obras de mano que se conservan todavia trabajadas por ellos y algunas noticias curiosas de piedras que se hallan en minerales 1038 Aunque las naciones que poblaban en la antiguedad los vastos paises del Perú no consiguiessen antes de hacer los españoles su conquista con las luces naturales aquella perfeccion en las ciencias que es prerrogativa propia de ellas, tuvieron, no obstante, el conocimiento de algunas pero con tan endebles ó remotas noticias que no pudieron bastar á dar un proporcionado cultivo á sus entendimientos; por el mismo respeto, aunque fuessen participes de algunas cortas luces en los artes mecanicos que conocieron, fue con una cierta sencillez ó rusticidad tal que no passaban de los ceñidos padrones hasta donde les franqueó campo la necessidad. Es innegable que la industria maestra de las criaturas les sirvió de medio para que pudiessen conseguir en los ultimos algun progresso; assi, lo que dexaron de adelantar en la perfeccion de los artes con el auxilio de las ciencias se lo facilitó la aplicacion, y á expensas de mucho tiempo y de excessivo trabajo hacian sus obras, no con tanta imperfeccion que dexen de encontrarse en algunas tales circunstancias que, llamando la atencion del que les repara con cuidado, le llenen tambien de admiracion; en esta forma lo dan á entender algunas de que todavía permanecen vestigios, aun menos desfigurados que ruinas, y en ellas tiene mas que admirar el discurso reparando la prolixidad que las recomienda quando considera la cortedad de instrumentos con que las trabajaban; y lo que no puede hacerse particular por la hermosura, disposicion ni arte, lo es por lo perfecto aunque quede siempre embebido en los accidentes de tosco. 1039 Hacian aquellos indios obras que consagraban á la posteridad y de que se hallan llenos los campos por todas partes, tanto en las cercanías de las poblaciones quanto en los llanos, colinas y cerros medianos, siendo su assunto una moda muy valida entre ellos y semejante á la de los antiguos egypcios de enterrarse en lugares señalados; para ello, assi como estos formaban las pyramides, cuyos centros servian de sepulcros á los cuerpos embalsamados de aquellos para quienes se fabricaban, del mismo modo los indios, luego que depositaban el cadaver en el sitio donde havia de quedar, sin enterrarlo, lo rodeaban de muchas piedras y, con ellas y adoves, le formaban un nicho, sobre el qual y á los lados, concurriendo para ello todos los dependientes del difunto, ponian tanta tierra que quedaba dispuesto un cerro artificial, que es á lo que llamaban guaca. La figura de estos no es precisamente pyramidal, antes sí parece que su idea era imitar á la naturaleza en la de los montes ó cerros. La altura que tienen por lo mas regular es como de 8 á 10 tuessas, que hacen 23 varas, de largo entre 20 á 25 y componen de 47 á 58 varas y algo menos de ancho, pero hay otras que exceden en mucho á estas proporciones. Aunque, como tengo dicho, se encuentra semejante especie de monumentos en todo aquel territorio, es con mas abundancia en las jurisdicciones del pueblo de Cayambe, cuyos llanos se ven llenos de ellas, siendo la causa el haver tenido allí uno de sus mayores adoratorios ó templos y mirar como lugares sagrados todas aquellas vecinas campañas, por lo que en ellas se enterraban los reyes y caciques de Quito y, á su imitacion, los de los pueblos de la comarca. 1040 La diferencia que se nota en el tamaño de unas á otras dexa arbitrio en el discurso para poder persuadirse que á proporcion del caracter, dignidad ó riqueza del sugeto correspondia la guaca, siendo fuera de duda que las de aquellos grandes caciques, á quienes reconocian por señores mucho numero de vasallos, concurriendo todos, havian de formar precisamente sobre su cuerpo mayor guaca que en la de un indio particular, su familia y amigos. Todos ellos se enterraban con las alhajas y muebles de su uso, tanto de oro como de cobre, piedras y barro, las quales en el tiempo presente incitan la curiosidad ó la codicia de aquellos habitantes españoles, y muchos se dedican á abrirlas para aprovecharse de lo que encierran; pero como no en todas encuentran cosas de valor, engañados con el cebo de algunas piezas de oro que suelen descubrir en unas ú otras, se envician tanto en esta curiosa especulacion que emplean, además del caudal, el tiempo de su vida haciendo abrir unas despues de otras. Suelen, no obstante, los que permanecen constantes en semejante exercicio hallar al fin alguna que recompensa su trabajo. Dos de estos exemplares sucedieron en el tiempo que permanecimos en aquel país; la una havia sido abierta poco antes que llegassemos á Quito, cerca del pueblo de Cayambe, en el llano de Pesillo, de la qual sacaron muchas piezas de oro labrado, y de ellas se conservaban algunas en la Caxa real, llevadas allí por lo correspondiente á quintos; la segunda fue descubierta yá en los ultimos años en la jurisdiccion de los Pastos por un religioso dominico. Este, despues de haverse empleado por inclinacion de su genio en abrir muchas todo el discurso de su vida y gastado en ello muy crecidas sumas, dió con aquella donde se decia haver encontrado gran riqueza; lo cierto fue que embió algunas piezas al provincial de su religion y assimismo á otras personas de Quito. En las mas solo se encuentra el esqueleto del que fue enterrado, los vasos de tierra en que bebía la chicha, á que hoy dan el nombre de guaqueros, algunas hachas de cobre, espejos de piedra inga y, por este tenor, cosas de poco valor aunque de gran curiosidad y dignas de estimacion por su mucha antiguedad y ser piezas trabajadas por la rusticidad de aquellas gentes. 1041 El modo que tienen para abrir las guacas es talandrandolas en cruz por abaxo, en cuya forma van á juntarse en su centro las dos calles que hacen, y en él es donde se halla el entierro de cuerpo y alhajas. 1042 Los espejos labrados de piedras que se encuentran en las guacas son de dos especies en quanto á la materia; los unos, de piedra de inga, y los otros, de piedra de gallinazo. Aquella es blanda, no transparente, y su color, como aplomado; por lo regular, los labraban en figura circular, la una superficie, llana y tan tersa como la de un espejo de cristal; la otra, ovalada ó algo espherica y no tan bruñidos por esta parte. Aunque varían estos en el tamaño, por lo comun son de tres á quatro pulgadas de diametro pero yo ví uno que tenia cerca de pie y medio; su principal superficie era cóncava y aumentaba mucho los objetos, tan bien pulida como pudiera perfeccionarla en nuestros tiempos un diestro artífice. Esta piedra tiene el defecto de algunas venas y pelos que imperfeccionan las superficies de los espejos, y suelen quebrar por ellas al dar algun golpe. Muchos están persuadidos, ó á lo menos sospechan, que su materia sea composicion fundida; y aunque hay algunas aparentes señales de ello, no son de bastante solidez para convencerlo. En aquel país hay quebradas donde se hallan minerales de ellas en bruto, de los quales se sacan todavia algunas, bien que no se labran para los usos en que antes las empleaban los indios, pero esto no se opone á que fuessen algunas de fundicion, pues con la misma materia sacada de la mina podian hacer las artificiales dandoles mas perfeccion yá en la calidad ó yá en la figura. 1043 La piedra de gallinazo es sumamente dura, vidriosa como el pedernal, y su color, negro; de aqui nace el nombre que le dan, alusivo al color de esta ave, y tiene algo de diafanidad. Esta la labraban igualmente por las dos caras, haciendola tambien en figura circular; por la parte superior la agugereaban y por allí la suspendian con alguna cuerdecilla, no dexaban menos tersas sus superficies que las de los antecedentes, pues reflectan en ellas suficientemente los objetos que recibe. Entre los espejos de esta piedra, se hallan muchos planos, unos cóncavos y otros convexos; de todos he visto varios y aun he tenido algunos, siendo tan bien trabajados como si aquellos pueblos huviesen tenido abundancia de instrumentos adequados para el fin y grande conocimiento de la Optica. Assimismo, se hacen allí algunas minas de esta piedra pero tampoco se labra nada con ella ni se aprecia, siendo assi que su color, transparencia, dureza y el ser muy limpia la hace hermosa porque son muy raras en ella las betas ó pelos que pudieran imperfeccionarla. 1044 Las hachas de cobre de los indios no tienen gran diferencia en su hechura de las comunes que conocemos; con estas, parece que trabajaban muchas ó las mas obras que hacian, pues es, si no el unico, el mas comun y regular instrumento de corte que se encuentra de ellos, consistiendo toda la diferencia que se nota entre los que usaban en el grandor y figura, pues, aunque todos assemejan á la hecha, es el corte en las unas mas circular que en las otras y, assimismo, mas largo, algunas encabadas, otras con punta por el lado opuesto, y tambien con un rabo volteado que dá á entender ser aquel por donde las assían ó manejaban. Estos instrumentos se encuentran de dos ó tres materias pues, siendo la mas comun la de cobre, los suele haver tambien de piedra de gallinazo ó de otra piedra que es algo semejante al pedernal, aunque ni tan sólida, vidriosa ó dura ni de materia tan pura; de esta piedra y de la de gallinazo se ven algunas puntas cortadas de proposito, y de ella eran las lancetas de que usaban, siendo estos dos los instrumentos mas usuales suyos, pues, á haver servidose de otros, no hay duda que se hallarían tambien en alguna de las muchas guacas que se han abierto y abren continuamente. 1045 La materia de los guaqueros ó vasos para beber es de un barro muy fino y negro por naturaleza que al presente se ignora la mina ó parte de tierra de donde los labraban; hacen la figura de una cantarilla redonda y sin assiento, con un asa en medio, y la abertura ó boquilla por donde bebian al un lado, á cuya correspondencia tienen en el otro la cabeza de un indio, imitando sus facciones tanto á lo natural que no es facil en los modernos hacerlo con la misma hechura, y de ambos barros otras especies de vasijas grandes y pequeñas que eran para guardar y hacer la chicha. 1046 En los piezas de oro se hallan narigueras, que son á modo de patenas y poco menores, las quales segun sus costumbres ponian en la ternilla que hace separacion á las dos ventanas, collares, manillas, orejeras semejantes en parte á las anteriores y idolos, pero todo esto formado en piezas tan delgadas como papel. Los ídolos que tienen cuerpo entero están huecos por adentro, en cuya forma son hasta las facciones vaciadas; y siendo todos de una pieza porque se les descubre señal de soldadura, es dificil apurar el methodo de que se servian para vaciarlos, y que, saliendo por todas partes tan delgado é igual, fuesse tan frágil el molde que pudiesse deshacerse despues sin que se dañasse la pieza. 1047 Como el maiz era semilla que gozaron los indios en todos tiempos y tan estimada para ellos porque, además de servirles de sustento, se componia con él la chicha su unica bebida, fingian algunas mazorcas en piedra muy dura y con tanta propiedad que, puesta la aparente junto á otra verdadera, es dificil distinguirlas sin tocarlas, y, assi como en la figura, la hacian parecerse en el color, imitando unas á las de maiz amarillo, otras á las del blanco y aun á aquellas cuyos granos se ahumaban por haverlas tenido guardadas en sus chozas. 1048 De todo lo antecedente nada es tan digno de mover la admiracion como la consideracion del modo con que lo trabajaban, no dexandose percibir bastantemente á vista de los pocos y malos instrumentos que tenian, pues es preciso convenir en que lo hacian ó bien con los de cobre, cuya docilidad no es compatible con la dureza de las piedras ni adequada para tanto pulimento, ó con otras piedras. Pero, ¿qué trabajo, tiempo y paciencia no seria necessario para hacer un barreno en las de gallinazo como se ven en los espejos? ¿y de la misma suerte para pulir estos y dexar sus superficies tan perfectas que no se distinguen del de un espejo de cristal? Obras son estas donde titubearía el discurso del mas ingenioso artifice de los presentes tiempos si se le diessen solamente pedazos de cobre y piedras para que las hiciera, no dexandole el recurso de otros instrumentos aun para hacer los adequados de aquellas dos materias, lo que acredita la sutileza de los entendimientos de aquellos pueblos pues, faltos de todas luces, llegaban á conseguir por medio del trabajo y sus imaginadas industrias estos adelantamientos. 1049 Aun mas que en todo lo antecedente se acredita la particular habilidad de los indios para trabajar obras de mano en las esmeraldas, las quales sacaban en la costa de Manta y de los paises dependientes del govierno de Atacames, en Coaquis ó Quaques. Estas, cuyas minas no se han podido encontrar despues, sin duda, porque no se ha puesto en ello el mayor cuidado, se suelen hallar en los entierros de los indios de Manta y Atacamas, y por estas muestras son tanto en dureza y fondo como en su tamaño y hermosura de superior calidad á las que se sacan en la jurisdiccion de Santa Fé. Lo que en ellas advierte el cuidado para llenarse de admiracion es el verlas trabajadas, unas en figura espherica perfectamente, otras en cilindricas, otras en la de conos y, assi, de varias especies. Aun mas se confunde el juicio, no hallando arbitrio en la especulacion con que salvar la dificultad que se ofrece en el modo de labrarlas, en la de que su mucha dureza no sirviesse de embarazo para taladrarlas, ignorandose enteramente como lo hacian y los instrumentos de que se valian para ello, siendo evidente que no tenian luz alguna del acero ni del hierro. Taladraban las esmeraldas y otras especies de piedras de mucha dureza con tanta delicadeza como se pudiera practicar ahora, y aun en la disposicion de los taladros hay bastante que reparar porque unos lo hacian de suerte que atravesassen diametralmente, pero otros no, y estos los disponian de modo que, concurriendo en el centro de la piedra, venian á formar la figura de un triangulo saliendo de su circunferencia, y á poca distancia uno de otro. A este respeto, variaban no menos la figura de la piedra que la idea de los taladros para hacerlas mas singulares. 1050 Despues de haver registrado las guacas de aquellos gentiles pueblos, cuya costumbre no era menos comun en las naciones del Perú meridional, se nos ofrecen á la vista los edificios que sumptuosamente edificaban, assi para templos ó adoratorios como para que sirviessen de palacios á sus principes y de defensa y antemural á sus paises. Y aunque no es el reyno de Quito el que los logró mas magnificos porque los del Cuzco eran los de mayor opulencia y magestad, como que fue la silla y corte de los emperadores ingas, hay algunos en él que dan á entender bastantemente la grandeza de los indios, sus habitadores, y la inclinacion de sus genios á estas fabricas, queriendo apartarse de la ignorancia por el rumbo de la magnificencia, la qual empleaban tanto en las que labraban de adoves como en las que hacian de piedra de cantería. 1051 Una de estas obras se mantiene existente por la mayor parte en el pueblo de Cayamba y consiste en un adoratorio ó templo hecho de adoves; su fabrica es en una eminencia, donde se levanta el terreno del mismo pueblo y forma como un montecillo no muy alto; su figura, perfectamente circular; y la capacidad, bastante pues su diametro será de 8 tuessas, que hacen de 18 á 19 varas con corta diferencia, y á su respeto tiene 60 varas de circuito. De este edificio no han quedado mas que las paredes, que se mantienen todavia en buen estado de firmeza; y su altura es como de dos tuessas á dos y media ó de cinco á seis varas; su ancho ó gruesso, de quatro á cinco pies, esto es, como una vara y dos tercias; y la union ó trabazon de los adoves es de la tierra con que hacian estos mismos, una y otra tan dura como si fuere de piedra, pues no la vencen las injurias del tiempo á que está expuesta por la falta de cubierto. 1052 Además de las noticias antiguas que se conservan de haver sido este edificio uno de los templos de aquellos tiempos, lo acreditan las señales que se reparan en su construccion, pues el ser aquella pieza circular y sin ninguna separacion en lo interior dá á entender haver sido lugar publico destinado para concurrencia y no para servir de habitacion; la puerta, que es muy pequeña en todas sus proporciones, hace creer que, aunque los reyes ingas entraban en sus palacios y andaban siempre en andas, como se verá adelante, allí lo hacian por su pie, pues la cortedad de ella no daba lugar á haverlo de executar en otra forma, circunstancia que solo practicaban en los templos por veneracion; y siendo por lo que yá dexo dicho en aquella inmediacion donde tenian uno de sus mayores ó el principal adoratorio, parece que debemos concluir lo fuesse este edificio. 1053 En el llano que corre desde Latacunga acia el norte y al fin de él, se conservan permanentes, segun queda yá apuntado, las paredes de uno de los palacios que tenían aquellos emperadores ingas, reyes de Quito, y se llama Callo nombre que desde entonces le ha quedado. Hoy sirve de casas de campo á una hacienda de los padres de San Agustin de Quito. La hermosura y capacidad del edificio no hace particular la obra comparada con las de los antiguos egypcios, romanos ú otros pueblos pero, respeto al limitado conocimiento que los indios tuvieron de las ciencias y de las artes, y á vista de las demás obras de sus casas, se percibe bastantemente por la magnitud, materia y disposicion de esta la magestad de su dueño. Su entrada es por un callejon, que tendrá de cinco á seis tuessas de largo; esta sirve de passo á un patio, y al rededor de él hay tres salones grandes, que forman su quadro ocupando las otras tres fachadas. En cada uno de ellos hay algunas divisiones, y, á espaldas del que hace oposición á la entrada, donde parece estaban las oficinas de servicio, continúan otras pequeñas piezas que dan indicios de haver tenido este destino, y una de ellas que servia de encerrar varios animales, para los quales se conservan todavia las separaciones necessarias. La obra antigua está en parte desfigurada aunque en lo principal existe como ella fue porque modernamente han fabricado contiguo algunas viviendas y dispuesto en otro modo las piezas que contiene. 1054 El material de este edificio es todo piedra, de una calidad muy dura, tal que parece pedernal y1 en el color casi negra; están tan bien labradas y ajustadas unas con otras que entre ellas no se puede introducir el filo de un cuchillo ni compararse sus junturas con la hoja del papel mas delgado; assi, parece que solo sirven de dar aviso á la vista que son de diferentes piedras las paredes y no de una sola pieza ó composicion. En ellas no se percibe mezcla alguna que las una, y por la parte exterior están todas las piedras labradas con convexidad; en las entradas de las puertas tienen llanas sus caras pero se repara no solo desigualdad en las hiladas sí tambien irregularidad en las piedras, lo qual hace la obra mas particular porque inmediata á una pequeña sigue otra grande mal quadreada, y la de encima se acomoda á la desigualdad de las dos; no menos que á los resaltos é irregularidad de las caras que tiene cada una con tanta perfeccion que, por todas las partes que se examinen, se percibe la union con una misma exactitud y prolixidad. La altura de estas paredes es tambien de dos y media tuessas con corta diferencia; su gruesso, de tres pies á quatro; y las puertas, de dos tuessas de altura, que son cerca de cinco varas. El hueco de abaxo es de tres pies á quatro, que hacen como vara y dos tercias, y se vá angostando hasta que cierran por arriba en dos y medio. Hacianlas tan altas en los palacios que servian de habitacion á los reyes para que pudiessen entrar por ellas en sus andas hasta la pieza de su habitacion, la qual era la unica donde pisaban el suelo; y como siempre eran llevados sobre los hombros de los indios, necessitaban de esta altura para entrar sin embarazo. No hay señal alguna de donde se pueda inferir tuviesse alto este ni los otros palacios de aquellos reyes ni se sabe en qué modo los techabn porque en los que hemos reconocido ó bien lo están por los españoles ó descubiertos, mas no hay duda que lo hacian con madera y parece que en llano, esto es, sobre bigas atravesadas, pues en las paredes que hacen testeras no hay indicios de haver servido para sostener cumbreras, y sobre él formarian algun genero de pendiente para que corriessen las aguas. Disminuían el claro de las puertas por arriba para que mas facilmente alcanzasse á cerrarlas una sola piedra porque ni tuvieron el conocimiento de hacer arcos ni la industria de formar cortes de clave en la piedra para cerrarlas, por cuya razon no se encuentran entre sus obras ningunas de arquerias. 1055 Como cincuenta tuessas apartado de este palacio acia el norte, que es adonde corresponde la puerta de su entrada, hay un cerro que causa novedad por estar en medio de aquel llano; su altura será como de 25 á 30 tuessas, esto es, de 58 á 70 varas; y su figura, redonda, como la de un pan de azucar, tan igual por todas partes que parece le fabricaron á mano, pues el remate de su pendiente forma perfectamente con el suelo un mismo angulo en todas partes; assi, por esto como por ser las guacas una especie de monumentos tan comun entre ellos, se puede condescender á la opinion recibida entre aquellas gentes de que fue formado artificiosamente y que su tierra fue sacada de la quebrada por donde passa un pequeño río cerca de él por la parte del norte, pero no hay otra prueba que lo verifique mas que la de este prudente juicio. Segun toda apariencia, este cerrillo que hoy se conoce por el nombre de Panecillo de Callo servía de atalaya para descubrir con libertad la campaña y poner en salvamento al principe en cualquier acontecimiento de ser acometidos repentinamente por alguna nacion enemiga, de los quales siempre se recelaban, como se irá acreditando por las noticias de los lugares fuertes que tenian. 1056 Acia la parte del nordeste del pueblo de AtunCañar, que significa Cañar grande, como á dos leguas distantes de él, se conserva la fabrica de una fortaleza y palacio de los reyes ingas, y es esta la mas formal, capaz y bien distribuida que se encuentra en todo aquel reyno. Por la parte donde tiene la entrada, hace frente á un pequeño rio que passa inmediato á sus paredes y, por la opuesta, termina en la pendiente de un cerro no muy alto con una larga y levantada muralla; en el medio casi de este, hay un torreon en figura oval que se levanta del suelo interior del edificio como dos tuessas ó una y media, pero, por la parte exterior, se eleva del de aquella pendiente de 6 á 8 de las mismas. Sobre este torreon y en medio de él, hay un quadrado formado de quatro paredes, que por la parte que mira á la campaña tocan sus angulos á la circunferencia del ovalo, no dexando paso alguno, y solo queda uno estrecho por el opuesto lado, que corresponde á lo interior; en medio de este quadrado, hay una division, la qual forma dos pequeños quartos que no tienen comunicacion entre sí, y se entra á ellos por puerta que corresponde al lado opuesto á la division; en los frentes que miran á la campaña, tienen agugeros que servian de vigias, y, segun las circunstancias, era este un cuerpo de guardia, donde havia dos centinelas. 1057 Tocando á la superficie exterior de este ovalo, corre despues la muralla cosa de quarenta tuessas por el lado izquierdo y como 25 por el derecho; esta muralla se dobla despues formando diversos angulos irregulares y comprehendiendo un terreno espacioso; tenia una sola entrada, la qual corresponde en el lado opuesto al torreon, frente del ultimo angulo que está á la derecha de él y muy inmediata á la pequeña quebrada que sirve de madre al rio. Desde esta puerta ó entrada, sigue un callejon estrecho por donde solo caben con desahogo dos personas de frente y, llegando hasta aquella muralla opuesta, se tuerce y encamina al torreon, conservando siempre el mismo ancho; pero desde él, vuelve á inclinarse para la quebrada y, ensanchandose, forma una mediana plaza delante del mismo torreon. En estos callejones se hallan á la distancia de cada tres passos unos nichos formados en el gruesso de la misma muralla á manera de garitas y en el otro costado dos puertas que daban entrada á dos espaciosas piezas, las quales al parecer servían de aloxamiento á los soldados con que se guarnecía aquel fuerte. El ámbito interior correspondiente al siniestro lado del torreon está distribuido en varias piezas ó apartamientos, que daban indicios assi por la altura y hechura de las puertas como por su distribucion ser la vivienda y palacio del principe, y todas las paredes de estas piezas están llenas de huecos á manera de alhacenas, en las quales, como tambien en los dos aposentos que estaban sobre el torreon, en los nichos de los callejones que sirven de transito para la entrada y en las dos piezas á manera de cuarteles, hay unas piedras con cabeza que sobresalen de las mismas paredes como 6 á 8 pulgadas y de 3 á 4 de diámetro en su gruesso; estas, segun se dexa entender, servian para colgar las armas de que usaban. 1058 Toda la principal muralla, que está sobre la pendiente de aquel cerro ó continúa lateralmente desde el torreon oval, se bien gruessa, escarpada por afuera y con un terraplén bien capaz por la parte de adentro, sobresaliendo después a la altura regular el parapeto; y aunque se andaba enteramente toda la muralla al rededor, no tenia mas que una subida para el terraplén, que es por una escalera inmediata al ovalo, y desde aquel continuaban algunas gradas hasta lo alto de él mismo. Esta obra es, assi en las murallas como en todas las paredes interiores, de piedra, de la misma calidad, dureza y tan bien pulida y ajustadas como la de Callo, y, á imitacion de aquella, están destechadas todas las piezas y sin solado ni señal de haverlo tenido. 1059 En Pomallacta, jurisdiccion del pueblo de Guasuntos, se conservan las memorias de otra fortaleza semejante á la anteceddente, y es allí opinion vulgar que estas dos fortalezas tenian comunicacion subterranea, lo qual no tiene verosimilitud porque del uno al otro, que están casi norte sur, media una distancia de cerca de seis leguas, cuyo suelo es desigual, compuesto de algunos cerros de las cordilleras y quebradas de arroyos que la atraviessan; pero entre aquella gente esta muy valido este sentir, y algunos asseguran que pocos años antes de haver estado nosotros en él huvo quien entró por este camino subterraneo, empezando por la boca, que salía á la fortaleza de Cañar, pero que, haviendosele apagado las luces á corta distancia, no havia podido proseguir. Esta boca dicen que correspondia al pie del torreon por la parte de adentro, y allí se encontró una pequeña y baxa puerta, ciega con tierra y yá macizada de ella, la qual no es dudable tendría su destino, mas no por esto es preciso fuesse el de conducir á la otra fortaleza, cuyo camino sería necessario que tuviesse muchas luces y respiraderos, lo que se dificulta bastante á vista del embarazo de los cerros. 1060 Otras muchas paredes y ruinas se encuentran en todo aquel país, yá en llanos y yá en principios de páramos ó lomas, pero las mas en sitios despoblados sin señal de haver havido en ellos pueblo formal, y todas, á excepcion de estas tres, ó bien son de adoves ó de piedra ordinaria de mampostería de que se infiere que estas mas rusticas fueron hechas por aquellos indios antes que estuviessen en la obediencia de los emperadores ingas; pero las de Callo y las otras dos fortalezas, despues que los reconocieron por señores de aquel país, assi, las fabricaron con reglas más sólidas que estos las subministraron como lo hicieron en todo lo demás que pertenecia á govierno y enseñanza de artes con ellos y con todos los que reducian á su obediencia. A estas ruinas y señales de las antiguas fabricas que se conservan les dan el nombre general de inga pirca, que significa paredes del inga. 1061 Otra especie de fortificacion usaban aquellos naturales cuyos vestigios permanecen todavia. Reduciase esta á hacer en los copetes de los cerros, quando no eran tan elevados que alcanzasse á ellos la congelacion, aunque bien altos y los mas escarpados, varios fosos ó zanjas, todo al rededor, hasta tres ó quatro, unas dentro de otras y alto distantes entre sí; y con piedras formaban despues, por la parte de adentro, una pequeña muralla ó parapeto para guarecerse de los enemigos y poder ofenderles sin recibir daño. Dabanles el nombre de pucarás, y en lo interior de todos los fosos formaban casas de adoves ó de piedras por labrar, que al parecer servian de alojamiento á los que estaban de guarnicion; era entre ellos tan comun este modo de fortalezas que es raro el cerro en donde no se encuentran. En las eminencias ó copetes que forma el de Pambamarca, hay tres ó quatro en otras tantas alturas, y una de ellas está en el sitio donde se situó el señal que sirvió de punto para los triangulos de nuestra meridiana, á cuyo respeto los encontrabamos en casi todos los demás cerros y en algunos tan espacioso el primer foso ó el mas exterior que su circunvalacion á todo el cerro tenia mas de una legua, conservando cada uno en su profundidad y anchura una constante igualdad; pero respeto los unos de los otros no guardan la misma regularidad porque hay algunos de 2 tuessas y aun algo mas de ancho y otros de menos que una, lo mismo en la profundidad, y siempre procuraban que predominasse el bordo interior al exterior por lo menos de tres á quatro pies para tener esta mayor ventaja sobre los que las atacaban. 1062 Todos los vestigios que se encuentran en las obras de piedra de los indios, donde se advierte con no poca admiracion la prolixidad de sus ajustes y pulimento, dan á entender que se valian de la industria de refregar unas piedras con otras para perfeccionarlas, pues, á vista de los pocos y malos instrumentos de que tuvieron noticia, no queda arbitrio para persuadirse á que las ponian en aquel estado con solos los que usaban; y assi como les faltaron luces de muchas cosas mecanicas, parece que carecieron de las de labrar el hierro, y se confirma en que, teniendo minerales de este metal en aquel territorio, ni hay señal de que trabajassen la mina ni de que lo sacassen en tiempo alguno, no encontrandose noticias de haverse hallado entre ellos hasta la entrada de los españoles; assi, entonces les era de grande estimacion qualquier cosa hecha de este metal. Para mayor inteligencia de estas obras antiguas, podrá la curiosidad registrarlas en las estampas que siguen, donde se hace demostracion de los planos y perspectivas de ellas; y continuando ahora con la perteneciente á algunas noticias curiosas de piedras y minerales que se hallan en aquel reyno, concluirá el capitulo y daré termino á esta primera parte con la de los indios bravos que hacen vecindad á aquellos corregimientos. 1063 Yá vá dicho haver en él minerales de las dos especies de piedras, de que fabricaban los indios sus espejos, y eran las que mas estimaban. Pero además de estas, se ven tambien de otras piedras que en qualquier otro país donde las minas de oro y plata no fuessen tan comunes serian estimables; uno de estos está al sur de Cuenca y en el llano de Talqui, de donde se sacan muy grandes y hermosos pedazos de alabastro blanco y de bastante transparencia; no tiene mas defecto que el ser algo blando pero no tanto que impida el que se hagan de él todo genero de obras, pues antes su docilidad ayuda á que se trabaje con mas perfeccion y sin el peligro de que salten muchas chispas que desperfeccionen la pieza. De esta piedra no se conocen mas minerales que los de Cuenca pero de cristal de roca los hay en muchos parages, de los quales he visto y tenido pedazos bien grandes, muy claros, limpios, transparentes y de una dureza particular, á que acompañaba el fondo. Esta piedra no se aprovecha allí para nada ni se hace estimacion de ella; con que, solo la casualidad es la que suele ser descubridora de algunos pedazos. 1064 En la misma jurisdiccion de Cuenca y distante de aquella ciudad como dos leguas acia la parte del noroeste, no lexos de los pueblos anexos Racan y Sayausí, hay un cerro de pequeña altura que todo él está cubierto de pedernales en gruessas y en menudas piezas; los mas son obscuros, otros tiran á colorados, y, tambien, blanquizcos. Pero, no sabiendo el methodo de cortarlos para que sirvan en las armas de fuego, no los aprovechan, y hay ocasiones que valen las piedras de escopeta ó de pistolas, tanto en Cuenca como en Quito y en todo aquel territorio, hasta dos reales, y lo comun, uno de aquella moneda porque se llevan de Europa; con que, haviendo mineral tan grande de ellos, tienen un valor tan crecido solo por faltar la industria y modo de saberlos cortar. 1065 No deben tener en la estimacion menos lugar que las piedras grandes y que los minerales de metales finos los de las piedras preciosas, de que se halla igualmente enriquecida aquella provincia. Yá se ha visto que las jurisdicciones de Atacames y de Manta fueron en la antiguedad abundantes de esmeraldas, cuya finura excede á las que dan las minas de la jurisdiccion de Santa Fé, siendo no corta la porcion que los primeros españoles hicieron pedazos engañados con la errada aprehension de que si fuessen piedras finas no se havian de vencer á la fuerza del martillo y á la dureza del yunque. A este respeto, logra la jurisdiccion de Cuenca la excelencia de otras minas no menos recomendables que las olvidadas de Atacamas ó las muchas de oro y de plata que tiene abandonadas el descuido, pero en nada mas felices que ellas, y solo se encuentran las señales que testifican su realidad. Consisten estas en unas pequeñas chispas de rubí fino, segun el dictamen de algunos inteligentes, las quales se suelen hallar entre las arenas que llevan las rápidas corrientes de un mediano rio, el qual hace su curso no muy distante del pueblo de los Azogues. Los indios y la demás gente de él suele ocuparse algunas veces en irlas á lavar y las sacan yá pequeñas y yá grandes hasta del porte de las lentejas ó algo mas, no siendo dudable que son estas las que el batidero del agua, passando por el mismo mineral, con la continuacion de chocar en él, puede desquiciar, pero nunca se ha puesto cuidado por aquellos moradores en indagar su origen para dedicarse á trabajarlo con formalidad. Yo ví algunas de estas chispas en bruto estando en el mismo pueblo, y su dureza, no menos que el color, daban bastantes indicios de ser finas. 1066 Otra especie de piedra hay con mucha abundancia en aquel territorio, tan poco apreciada en él como las antecedentes. Es el color de este verdoso ó de un verde baxo, mas dura que el alabastro y sin transparencia; suele encontrarse algunas pequeñas obras de ella pero raras. 1067 Hallanse tambien minas de azufre, que se saca en piedra, de vitriolo en algunos parages, pero en todas no se conoce mas que lo que por sí descubre la naturaleza, pues ni hay quien se dedique á buscarlas y cultivarlas para sacar lo que contienen ni quien haga caso aun de aquellas que están á la vista, provenido esto yá sea porque no lo necessiten ó, lo que es mas natural, por la propension que tienen allí á aborrecer todo lo que dá trabajo. 1068 Acia la parte del norte de Quito, entre dos haciendas que están al pie del cerro de Tanlagua, nombrada la una como él y la otra Conrogal, passa un rio muy grande, el qual petrifica todo lo que cae dentro siendo cosas de madera, como hojas de arboles ú otras especies de facil corrupcion. Yo he tenido ramas enteras hechas piedra, donde, además de señalarse la porosidad de los troncos y fibrazon de la madera y cortezas, se percibian en la hoja todas sus partes, hasta las venas mas pequeñas y trabazon de sus fibras, lo mismo que pudiera distinguirse en la hoja verde acabada de cortar el arbol; al respeto de estas, he tenido grandes pedazos de madera petrificados que, á la primera vista, antes de tocarlos, parecian madera muy seca porque solo el color havia variado en ellos. 1069 Con todas estas señales, no me puedo persuadir á que la misma maddera, hoja y otras cosas semejantes metidas en este rio se conviertan en piedra, quedando de una dureza tal como la que se vé; y siendo innegable el hecho, es preciso dar alguna salida á esta transmutacion. Para ello, supongo, como allí se advierte; que las mismas peñas que lava el rio con sus aguas, y todo lo que estas mojan, se halla cubierto de una costra tan dura ó poco menos que la misma piedra principal, y con ella se aumenta su primer volumen distinguiendose el adquirido del primitivo en el color, pues el sobrepuesto amarillea alguna cosa; de esto podemos inferir que las aguas del rio están mezcladas con algunas materias ó partes muy sutiles, petrificantes, viscosas y pegajosas, las quales se unen con la pieza que circundan y, al passo que se van introduciendo con su mucha sutileza por los poros de ellas, van ocupando el lugar de la fibrazon, que la misma humedad pudre y deshace poco á poco hasta que, por fin, queda todo lo que fue hoja ó palo consolidado de aquella materia petrificativa y impresas en ella las partes de la primera con la señal de fibras y de venas porque, al mismo tiempo de introducirse, sirviendose sus conductos como de una especie de molde, vá tomando su figura. Una especulacion echa con algunas ramas me comprobó este dictamen y fue que, haviendolas partido, huvo algunas hojas y palillos que saltaron al quebrarlos, y lo interior estaba tan sólido y duro como verdaderamente piedra, sin mas accidente de su primitiva sustancia que el de su estructura; pero en otras saltaba lo que yá estaba consolidado de la materia pedregosa, y las fibras que no havian tenido bastante tiempo para hacer una total corrupcion se distinguian todavia á la vista de madera, unas mas podridas y deshechas que otras, algunas hojas huvo que solo en lo exterior tenian una muy delicada y ténue telilla de la materia nueva y en lo interior se conservaban enteras y, por algunas partes, empezadas á deshacer con la corrupcion. 1070 Assimismo, es de notar que esta materia se pega y une con mas facilidad á todo lo corruptible que á lo de mayor consistencia, como las piedras, y no hay duda que la razon de ello sea el hallar en la una poros, donde, introduciendose, puede quedar fixa, y, no encontrandolos en la otra aquella que se pegó, la lava y desune el continuo batidero ó corriente de agua; con que, no tiene lugar de aumentarse como en las cosas porosas; assi, aunque en las piedras se ven algunas costras, nunca llegan estas á aumentar sensiblemente su grandor, no obstante que la diferencia del color lo haga percibir algun tanto; el que tienen las hojas petrificadas tanto en lo exterior como por adentro es blanquizco algo amarillado, y lo mismo, los troncos aunque en estos tira siempre alguna cosa al que tiene el mismo palo quando seco. 1071 Aunque todo lo que se estiende el reyno de Quito de norte á sur en lo que ocupan los corregimientos no tiene indios bravos ó infieles que lo amenacen, se conoce no estarle muy distantes respeto de la inmediacion que le hacen los goviernos de Quixos y Macas, Jaén y Maynas, los quales están circumbalados y interpolados entre varias naciones de ellos, como yá se dixo. Assi, con solo passar la cordillera oriental de los Andes acia aquella parte, se suele dar con ellos, y de muchos parages se descubren las humaredas que hacen subiendo á alguna altura en la misma cordillera; esto sucede mas frequentemente desde la que hace espaldas al pueblo de Cayambe y siguiendo por toda ella hasta el norte del pueblo de Mira, perteneciente á la jurisdiccion de la villa de San Miguel de Ibarra. Los corredores de venados que van á buscar la diversion de esta caza á aquellos cerros suelen con este motivo verlas frequentemente, tanto por esta parte como en la misma cordillera desde la jurisdiccion de Riobamba hasta la de Cuenca. En el pueblo de Mira se han visto repentinamente algunos de estos indios que han passado de sus tierras y se han buelto á retirar con la misma inadvertida presteza. Algunos de los indios de aquellos corregimientos, buscando la vida libre y ociosa, suelen huirse de sus pueblos y passarse á ellos para poder, entre los que barbaramente siguen los errores de la idolatría, de la embriaguez y de la torpeza, entregarse el vicio y á la ociosidad, logrando el ser servidos de las mugeres que son las que tienen el cargo de cuidarlos y mantenerlos, quedando ellos sin otro mas que el de la caza quando la necessidad les obliga á buscarla ó se les antoja sacudir la pereza para aprovecharse de ella, y assi viven infamemente sin sujecion á ley, religion ni obligaciones, libres de poder ser corregidos en el desorden de sus vicios, que es lo que su genio é inclinacion apetece. FIN DE LA PRIMERA PARTE
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CAPITULO XI Casos particulares que le sucedieron en las Misiones entre Fieles. Cuando hizo Misión en la Provincia de la Huasteca, faltaron muchos vecinos del primer Pueblo donde predicó, y quedaron sin oir la palabra de Dios, por algunos pretextos, que careciendo de justicia, abundarían de negligencia; y habiendo salido para otro Pueblo los Padres a continuar su predicación, entró una epidemia en el referido, de que murieron como sesenta vecinos, y los demás sanaron; pero reparó el Señor Cura Párroco de aquella Iglesia, que sólo habían muerto los que faltaron a la Misión, como lo notició por escrito al R. Padre Junípero, que era Presidente de ella. Divulgóse la voz de la enfermedad; y como quiera que siguió inmediatamente de concluida la Misión primera, quedaron amedrentados los demás Pueblos, saliendo de mala gana a oir las otras, y sintiendo las admitiesen los Señores Curas. Pero sabiendo que sólo habían muerto los que no asistieron a los Sermones; concurrían después muy puntuales, no sólo los vecinos de los Pueblos, sino también los de las Haciendas y Ranchos que distaban muchas leguas de la Cabecera; y hubo alguno que dijo no había visto Iglesia ni Sacerdote, ni oído Misa ni Misión en diez y ocho años, pues había cuarenta que no entraba otra en aquella tierra; y ya no se experimentó la enfermedad que padecían. En todos estos Pueblos lograron mucho fruto para Dios, quien prontamente empezó a premiar los trabajos de su Siervo Fr. Junípero y demás Compañeros. Concluidas sus apostólicas tareas, se retiraban para el Colegio, y en una jornada, a tiempo que ya se ponía el Sol, ignoraban donde irían a parar aquella noche, dando por cierto que lo harían en el campo: Esto consideraban, cuando vieron a poca distancia, y cerca del camino real una casa, donde entrando a pedir posada, hallaron un hombre venerable con su Esposa, y un niño, quienes muy gustosos los hospedaron, y dieron de cenar con especial aseo y cariño. Despedidos los Padres por la mañana, y dando las gracias a sus Bienhechores, siguieron su jornada, donde a poco trecho encontraron con unos Arrieros, que les preguntaron dónde habían parado aquella noche. Y diciéndoles que en la casa inmediata al camino: "¿Qué casa? (dijeron los Arrieros) en todo el camino que anduvieron ayer, ni hay casa, ni Rancho, ni en muchas leguas." Quedaron los Padres admirados, mirándose unos a los otros, y los Arrieros ratificándose en lo dicho de que no había tal casa en el camino: Los Misioneros atribuyeron a la Divina providencia el haberlos favorecido con aquel hospicio, y que sin duda serían los que lo habitaban Jesús, María y José, reflejando no sólo en el aseo y limpieza de la casa (aunque pobre) y el cariño afectuoso con que los habían hospedado y regalado; sino en el consuelo interior y extraordinario que allí habían sentido sus corazones. Dieron a Dios nuestro Señor las debidas gracias por el especial beneficio que habían recibido, y avivaron más y más su fe de que no les faltaría la Divina providencia; como así lo vieron cumplido en los treinta y dos días que les duró el viaje desde la Huasteca hasta el Colegio. En uno de los dichos Pueblos en que hizo Misión el V. Padre experimentó en sí aquella promesa que hizo Jesucristo a los Apóstoles, y refiere el Evangelista San Marcos (cap.16 y 18.) Si mortiferum quid biberint, non eis nocebit. Celebrando Misa el Siervo de Dios, le pareció que al tiempo de consumir el Sanguis le había caído en el estómago un gran peso como si fuese plomo, en términos que lo inmutó todo, y en parte lo trabó: no obstante puso el vino para la purificación; pero lo mismo fue tomarlo que quedar totalmente trabado, y si no ha estado tan pronto uno de los que asistian a la Misa, hubiera caído en tierra el V. Padre: lleváronlo luego a la Sacristía, y desnudándole los ornamentos lo pusieron en cama, creyendo todos (luego que supieron el caso) que le habían puesto veneno en la vinagrera del vino, para quitarle la vida. Luego que lo supo un Caballero Asturiano vecino del mismo Pueblo, muy afecto a los Religiosos, como Hermano que era de toda la Religión por Patente de nuestro Rmô. P. General, ocurrió al Convento con una bebida eficaz contra veneno, diciéndole que la bebiese, era muy propia para el intento. Miróla el V. Padre que la traían en un vaso de cristal, y sonriéndose dio a entender, no la quería tomar: quedando corrido el Hermano, le dijo, si quería aceite para deponer el estómago, y haciendo la seña de que sí, lo tomó, y entonces ya pudo articular algunas palabras, siendo las primeras las citadas de San Marcos. No le causó basca alguna el aceite, ni vomitó; pero sí lo sanó, bien fuese por virtud del medicamento (como defienden algunos que la tiene, embotando los ácidos corrosivos del veneno) o por la fe del V. Paciente. Lo cierto es, que aquella misma mañana fue a la Iglesia a confesar, como si tal cosa le hubiera sucedido; y a haberle tocado el turno, habría predicado aquel día, como lo hizo el siguiente. Viendo el Hermano sano ya al R. Padre, fue a visitarlo, y después de darle los parabienes, le dijo en tono de queja: "¿Es posible, mi Padre Junípero, que me hiciese el desaire de no querer tomar mi medicina, que era eficacísima contra veneno?" "A la verdad, Señor Hermano, (respondió) que no fue por hacerle el desaire, ni por dudar que tuviese virtud, ni menos por tener asco de ella, pues en otras circunstancias la habría tomado; pero yo acababa de tomar el pan de Angeles, que por la consagración dejó de ser pan, y se convirtió en el Cuerpo de mi Señor Jesucristo: ¿cómo quería Vm. que yo, tras de un bocado tan Divino, tomase una bebida tan asquerosa, que había sido pan, y ya no lo era? Luego conocí de lo que se componía, aunque venía en un vaso tan limpio". Confesó el Caballero la verdad, como también, que él, por sus propias manos, no fiando a otro, había desleido la triaca (que así llamaba al único ingrediente de que estaba compuesta aquella inmunda bebida) quedando muy edificado de la fe y religión del V. Padre. En aquella gran Misión, que con otros cinco Compañeros predicó en el Obispado de Oaxaca, entre el mucho fruto que logró en ella, fue muy singular la conversión de una mujer, en la Ciudad de Antequera, Capital de aquel Obispado. Vivía ésta en mal estado con un hombre rico y poderoso, desde edad de catorce años, en que habiéndose éste aficionado ciegamente de ella, y no pudiéndola lograr para Esposa (por ser casado en España) la tomó por concubina: Llevóla a su casa, viviendo con ella como si fuera su propia mujer, como por tal la tenían todos los moradores de aquella Ciudad. En este infeliz estado vivieron catorce años: Llegó a oidos de la mujer la voz de la Misión que se predicaba por los contornos de aquel lugar, y de los muchos que se convertían a Dios, como también de que los Padres habían de entrar a predicar allí. Estas voces fueron los golpes fuertes con que Dios tocó al corazón de aquella pecadora, la que no haciéndose sorda, trató luego de separarse de tan perniciosa amistad, y volverse a la de Dios. Diole parte al cómplice de sus delitos; pero éste la disuadió, diciéndola que no pensase en ello por entonces, amenazándola con que si tal hacía, haría él un disparate, que la mataría, o que él se quitaría la vida. Llegó la Misión a la Ciudad cuando menos la esperaban sus vecinos, pues informado el Illmô. Señor Obispo de que los Padres intentaban entrar la noche de la Dominica de Quincuagésima, con el fin de evitar las muchas ofensas, que por lo común, se hacen a Dios en los días del Carnaval (alegrándose mucho aquel celosísimo Prelado, que había pedido la Misión) les respondió: que le parecía muy bien, y que no lo divulgaría (como se lo suplicaban) para cogerlos a todos descuidados. Entraron con gran silencio los seis Misioneros, y repartidos de dos en dos por las calles de la Ciudad, enarbolando el Santo Cristo, dieron el asalto, disparando abundantes saetas que glosaban con fervorosas Pláticas. Conmovióse sobre manera toda la gente de suerte que desamparando las casas, y agolpándose en las calles, siguieron todos a los Padres hasta la Catedral, y convidados para el día siguiente al Sermón de anuncio y publicación de la Misión, se retiraron a sus habitaciones compungidos y llorosos. Una de las saetas que pronunció uno de los Misioneros, hirió el corazon de aquella pecadora de tal suerte, que le pareció se lo había traspasado, según el dolor grande que sentía de sus pecados, y deseos de convertirse a Dios verdaderamente. Dispúsose para confesar, y examinada, se fue a los pies del V. Padre Fr. Junípero: Diole cuenta de la vida que había tenido, y propósito con que se hallaba de dejar tan peligrosa amistad y compañía. Animóla el fervoroso Padre después de confesada generalmente, encargándole buscase casa donde vivir. Así lo ejecutó; pero aquel hombre (ciego con su pasión) hacía cuantas diligencias consideraba oportunas para atraerla a su antigua amistad; pero ella constante en el propósito, frecuentaba los Santos Sacramentos; y despreciando los halagos, promesas y amenazas de que se ahorcaría, se mantuvo en su arrepentimiento con magnánima constancia. Comunicábalo todo al V. Confesor, y diciéndole que no se consideraba segura en la casa que vivía, precavió este peligro el Siervo de Dios, buscándole otra de una devota Señora de las principales de la Ciudad, que la recibió con especial gusto. Aún de aquella habitación quería sacarla; pero no siendole posible, una noche, desesperado, cogió un dogal, y yéndose con él a la citada casa, en una reja de hierro se ahorcó, entregando su alma a los Demonios; en cuyo mismo instante se sintió en la Ciudad un gran temblor, o terremoto, que asustó a todos. A la mañana siguiente se dejó ver el miserable ahorcado, causando general horror y espanto, y singularmente a la convertida mujer, que viendo aquel espectáculo (a imitación de Santa Margarita de Cortona) se quitó luego el cabello, y vestida de ásperos cilicios, y de un saco en forma de túnica, anduvo por la Ciudad de Antequera, pidiendo, a gritos, perdón de sus pecados, y escandalosa vida que había tenido; quedando todos edificados y compungidos de ver tan rara conversión y penitencia; y no menos temerosos de la Divina Justicia, con escarmiento de aquel infeliz; por cuya causa se lograron innumerables conversiones, y por consiguiente mucho fruto de la citada Misión. Otros casos podría referir; pero la dilatada narración de la última tarea de la vida del V. Padre Junípero (donde este Apostólico Varón echó el resto de sus afanes) me llama con instancia, y no me permite dilación.
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CAPITULO XI Extension del virreynato del Perú y noticia de las Audiencias que comprehende, obispados dependientes de cada una y corregimientos por su orden, con particularidad los que pertenecen al arzobispado de Lima 254 Son consiguientes á las noticias de los passados capitulos las de la extension que tiene la Audiencia de Lima y de lo que comprehende la jurisdiccion del virreynato del Perú; pero como, para poderlo executar con la puntualidad que se observó en la primera parte por lo tocante á la de Quito, sería necessario haver visitado personalmente todas sus provincias particulares ó corregimientos y reducirlo á obra separada, porque assi lo pedia lo grande del assunto, me contentaré solo con dar aqui aquellas noticias mas precisas y que sean bastantes a que pueda formar alguna idea de lo que encierran en sí aquellos vastos dominios, siendome forzoso advertir que, para ofrecerlas mas puntuales, he consultado á varios sugetos sobre ellas, unos que, por haver governado allí las tienen muy comprehendidas, y otros que, por una particular aplicacion y la circunstancia de ser de aquellos paises, se hallan bastantemente instruidos en el todo de lo que contienen y pudieron subministrar las luces de ello para satisfacer el deseo, llenando con su prudente discernimiento la seguridad de nuestro juicio. Ha sido forzoso el valernos de este arbitrio porque, no haviendosenos ofrecido ocasion para internar en aquellas tierras, nunca serian bastantes los particulares informes que en Lima se adquirieron de ellas para tratarlas con entera confianza, mediando distancias tan grandes entre la capital y muchas de sus provincias ó corregimientos que aun en aquella dexan de ser comunes sus noticias. Assi, no se estrañará que las de algunos queden sucintas ó escasas porque, siguiendo el orden con que empecé á escrivir la historia de este viage, me he ceñido á no incluir las que en mi comprehension no están recomendadas de la mayor seguridad, teniendo por mas conveniente decir poco sin peligro de exceder que explayarme en lo que puede tener dissonancia visto con mayor especulacion. 255 Para cumplir mejor el assunto de describir los paises que son dependientes el virreynato de Lima, sin variar el methodo hasta aqui observado, dividiré toda la jurisdiccion de su govierno en las de las Audiencias que lo componen, estas en los obispados que comprehenden y cada obispado ó arzobispado en corregimientos para que assi se haga el todo mas comprehensible y quede en lo substancial desempeñada la idea de nuestra relacion, segun el estado actual de aquellas provincias. 256 Estiendese el virreynato del Perú en la America meridional á los dilatados paises que ocupan las jurisdicciones de las Audiencias de Lima, Los Charcas y Chile. En ellas comprehende los goviernos de Santa Cruz de la Sierra, Paraguay, Tucumán y Buenos Ayres, bien que estas tres provincias y el reyno de Chile tienen governadores particulares, en quienes reside toda la autoridad correspondiente á su carácter, y, como tales, son absolutos en lo que concierne al govierno politico, civil y militar, pero reconocen en algunas cosas la superioridad de los virreyes, y assi concurre en estos la facultad de nombrar governadores interinos por muerte de los propietarios ó en otros casos de igual gravedad. Antes del año de 1739, que se erigió segunda vez el virreynato del nuevo reyno de Granada, se dilataba el del Perú, segun queda advertido, á los paises de las dos Audiencias de Tierra Firme y de Quito; pero haviendosele segregado estas entonces, quedó por aquellas partes del norte ceñido á lo que alcanza el corregimiento de Piura, que es confinante con los de Guayaquil y Loxa, y el de Chachapoyas, que hace frente al el de Jaén de Bracamoros. Assi, tiene principio el virreynato del Perú en la ensenada de Guayaquil, desde la costa de Tumbez, que está en 3 grados 25 minutos de latitud austral, y llega hasta las tierras magallanicas en 54 grados con corta diferencia de altura del mismo polo, que hacen 1012 leguas maritimas. Por el oriente confina en parte con el Brasil, sirviendole de terminos la celebrada linea ó meridiano de demarcacion, que hace division á los dominios de las Coronas de Castilla y Portugal, y en parte las costas del mar del norte, sirviendole las del mar del sur de terminos por la del occidente. 257 257 La Audiencia de Lima, erigida en el año de 1542 aunque hasta el de 1544 no tomó assiento en aquella ciudad, comprehende en su jurisdiccion un arzobispado y quatro obispados, que son Truxillo, Guamanos, Cuzco y Arequipa. 258 El arzobispado de Lima, á quien por, todos titulos compete ocupar en el orden el primer lugar, será el assunto de este capitulo, reservando para el siguiente las noticias de los otros quatro obispados. Comprehende, pues, en su diocesis 15 corregimientos ó provincias, las quales se nombraran según su colocacion, dando principio por las mas inmediatas á la capital y continuando por las que están más apartadas, cuyo methodo se seguirá también en los otros obispados. Son El Cercado de Lima, Chancay, Santa, Canta, Cañete, Ica, Pisco y Nasca, Guarachirí, Guanuco, Yauyos, Caxatambo, Tarma, Xauxa, Conchucos, Guaylas y Guamalies. 259 Los corregimientos del Cercado de Lima, Chancay y Santa quedan yá descritos en las noticias particulares que se dieron en los capitulos segundo y tercero, por lo que se omite el repetirlo. 260 Tiene principio la jurisdiccion del corregimiento de Canta á 5 leguas distante de Lima por la parte del nornordeste de esta ciudad, de suerte que linda por allí con el corregimiento de Cercado. Su extension es de mas de 30 leguas, la mayor parte de estas ocupando la primera hoja de la cordillera real de los Andes, por cuya razon es vario su temperamento, acomodandose este con la disposicion del país porque la parte de él que cae en baxo ó los valles y cañadas goza temple cálido, la que en las pendientes ó colinas de los montes, donde se forman algunos llanos, templado, y los que están en altura, frios. Esta variedad de temples le resulta en gran beneficio para las simientes y pastos porque, apropiandose á los que requiere cada especie de aquellas, se producen en ellos con abundancia, sobresaliendo entre los frutos que assi se cogen las papas, cuyas raices se llevan á vender á Lima y allí tienen gran consumo. Bombon, de cuyas vastas campañas pertenece un cantón á esta provincia, y por caer en altura, es siempre frio, alimenta continuamente crecidas cantidades de ganado menor, como ovejas ó carneros; este sitio está dividido en distintas haciendas que pertenecen á las familias nobles de Lima. 261 En Guamantanga, que es uno de los pueblos pertenecientes á este corregimiento, se venera la devota imagen de un Santo Christo, y las gentes de Lima y de los contornos van en romería por Pentecostes á hallarse en la celebridad de su fiesta, que se hace entonces. 262 La villa de Cañete hace cabeza al corregimiento que tiene el mismo nombre; su jurisdiccion empieza á 6 leguas distante de Lima, correspondiendo á la parte del sur de esta ciudad, y, corriendo el mismo rumbo, sigue la costa mas de 30 leguas. El temperamento de este corregimiento es semejante á el de los valles de Lima, y sus tierras, fertilizadas con las aguas de un rio grande y otros arroyos que atraviessan por ellas, producen abundantemente trigo y maiz. Muchas tierras de su jurisdiccion están ocupadas de dilatados cañaverales, con cuyo jugo se fabrican grandes porciones de azucar, y estas haciendas pertenecen igualmente á las familias nobles de Lima. En las cercanias del pueblo de Chilca, que es de este corregimiento, y distante de Lima cosa de 10 leguas, se saca y beneficia el salitre con el qual se fabrica la polvora en aquella ciudad. Y como además de estos renglones hay el de el pescado, en cuyo exercicio se emplea mucha parte de los indios que habitan en sus pueblos, y con particularidad los inmediatos á la marina, frutas y legumbres, que se producen abundantemente, y aves domesticas que crian las indias, es continuo y grande el comercio que mantiene con Lima. 263 Ica, Pisco y Nasca son 3 villas de quienes toma nombre el corregimiento, el qual se sigue al anterior por aquella costa continuando siempre acia el sur; dilatanse los territorios de su pertenencia mas de 60 leguas en lo largo pero esta distancia se halla interrumpida con algunos despoblados. Y siendo país arenoso, quedan infecundos aquellos espacios adonde el riego sacado de los rios con el beneficio de las acequias no puede alcanzar; esto no obstante, hay muchos parages entre ellos que, aun sin el auxilio del riego, están plantados de viñas; y manteniéndose las cepas con la humedad interior de la tierra, dan mucha uba, de la qual se hacen crecidas porciones de vino, y este se lleva al Callao y de allí passa á Guayaquil y Panamá; del mismo modo, abastece con él á Guamanga y otras provincias interiores, adonde se conduce; y de él se fabrica también mucho aguardiente. Hay en ellos olivares, y la aceytuna que producen es muy buena para comida, no menos que para aceyte. Los territorios adonde puede alcanzar el riego producen lozanamente el trigo y maiz y son muy abundantes en todo genero de frutas. En la jurisdiccion de Ica hay dilatadas selvas de algarrobales, cuyo fruto mantienen aquellos vecinos crecidas tropas de burros, renglon que aumenta considerablemente su comercio por los muchos que de ellos se emplean en el servicio de las haciendas, assi de la jurisdiccion de Lima como de otros corregimientos. Los indios que habitan en las inmediaciones de la marina ó en los puertos de mar tienen el exercicio de la pesca; y salando el pescado que cogen, passa á la sierra, donde siempre logra buena salida. 264 Hallase el corregimiento de Guarachirí ocupando con las tierras de su pertenencia la primera hoja de la montaña y parte de la segunda de la cordillera real de los Andes y se estiende por una y otra mas de 40 leguas. Esta provincia dista de Lima como 6 leguas y corresponde á la parte del oriente de aquella ciudad; la disposicion que tienen sus tierras no permite estén pobladas mas que en aquellos ámbitos que cogen de quebradas y otros lugares baxos, los quales son fértiles y abundantes de trigo, cebada, maiz y otras simientes y frutos. En los cerros de su pertenencia, hay minerales de plata, y de ellos se trabajan algunos, aunque no en crecido numero por no ser de los mas abundantes. 265 Guanuco es una ciudad que hace cabeza al corregimiento de su mismo nombre; corresponde á la parte del nordeste de Lima, distando de esta como 40 leguas. En la antiguedad, fue de las principales ciudades que huvo en aquellos reynos y donde se establecieron algunos de los primeros conquistadores, pero yá al presente está tan deteriorada que solo existen como memorias de su opulencia las casas principales donde entonces vivian, las quales lo dan á entender muy completamente; hallase ahora reducida esta ciudad á poco menos que pueblo de indios. El temperamento que gozan todos ó la mayor parte de sus territorios es muy benigno, y por esto son fértiles para granos y frutos; hacense allí varios generos de dulces en conservas y jaleas, los quales se llevan á otras provincias y se venden con estimacion. 266 El corregimiento de Yauyos empieza como á 20 leguas distante de Lima por la parte del sueste. Sus paises ocupan parte de la primera y segunda hoja de montaña de la cordillera, y es varia la qualidad de su temperamento, experimentandose en cada parage el correspondiente á la situacion que tiene. La jurisdiccion se dilata en su mayor longitud mas de 30 leguas, y en ella se producen con abundancia las semillas de trigo, cebada, maiz con otras diversas y frutos de los que son regulares por aquellas partes; sus campos mantienen con la fertilidad de la yerva que continuamente los viste porciones crecidas de ganado mayor y menor, el qual se lleva á Lima para el comun abasto de aquella ciudad, y de esto se compone lo mas florido de su comercio. 267 La jurisdiccion del corregimiento de Caxatambo, que empieza á 35 leguas distante de Lima y corresponde á la parte del norte de aquella ciudad, se estiende por su mayor longitud cosa de 20 leguas, introduciendose parte de esta distancia en la serranía, de donde nace que su temperamento sea vario, conformandose con la situacion que goza cada parage. Pero todo su territorio es fértil y abundante de granos; hay en él minas de plata con labores corrientes, de las quales se sacan algunas porciones de este metal, y sus indios tienen el exercicio de texer bayetas, componiendose de las muchas que fabrican parte de su comercio. 268 El corregimiento de Tarma es uno de los que tienen mas extension en aquel arzobispado; su jurisdiccion empieza á 30 leguas distante de Lima por la parte del nordeste y confina por la parte del oriente con los indios bravos ó gentiles, que llaman maran cochas, de quienes suelen experimentar los moradores mas inmediatos á sus fronteras repetidos insultos. La variedad de temples que gozan sus territorios los proporcionan para la produccion de toda suerte de semillas y frutos, y assi se cogen con abundancia en los que son templados el trigo, cebada, maiz y otras, y en los frios se alimentan tropas quantiosas de ganado mayor y menor. Es provincia rica de minas de plata; y trabajandose muchas de ellas, hacen que el país lo sea á correspondencia. Además del crecido comercio que con este motivo se hace allí y el que mantiene de los ganados, hay el de bayetas y pañetes, que se texen en la mayor parte de sus pueblos, cuyo exercicio es una de las ocupaciones de los muchos indios que tiene toda la jurisdiccion. 269 Con el antecedente confina por la parte del sur el corregimiento de Xauxa, que distan de Lima los principios de su jurisdiccion como 40 leguas acia la parte del este, y se estiende por donde mas como otras 40 ocupando los valles espaciosos y llanuras que dexan entre sí las dos cordilleras oriental y occidental de los Andes; por su medianía passa el caudaloso rio llamado tambien de Xauxa, el qual tiene su origen en la laguna de Chinchaycocha, que está en la provincia de Tarma, y forma uno de los brazos del Marañón. Toda la jurisdiccion de este corregimiento se halla dividida en dos partes por medio del rio y está muy poblada de hermosos pueblos crecidos en vecindario, tanto de españoles como de mestizos y indios. Su territorio es muy fértil y abundante de trigo y otras semillas y frutos, y su comercio, crecido por ser el camino real que se sigue para passar á las otras provincias del Cuzco, la Paz, la Plata y las demás meridionales, que allí llaman de la tierra de arriba; confina, como la antecedente, por la parte del oriente con los indios bravos de la montaña, entre quienes tiene la religion seraphica entablada sus missiones, siendo el primer pueblo de estas Ocopa. Hay minerales de plata en los paises de su pertenencia, y de estos se trabajan algunos, los quales contribuyen á hacer rica la provincia. 270 La jurisdiccion del corregimiento de Concuchos tiene principio á 40 leguas distante de Lima acia la parte del nornordeste y se estiende por el centro de la serranía, de donde proviene que su temperamento sea vario segun la altura de los parages; producen sus tierras toda suerte de granos y frutos, y las que no son propias para esto por su mucha rigidez están ocupadas con porciones crecidas de ganado mayor y menor. Hay en toda la jurisdiccion numero quantioso de telares; y siendo la principal ocupacion de los indios el texer pañetes y otras telas de lana, sirven estas de mantener la mayor parte de su comercio con las demás provincias. 271 El corregimiento de Guaylas, como el antecedente, ocupa con sus tierras el centro de la serranía empezando desde la distancia de 50 leguas apartado de Lima acia la misma parte que aquel. Se estiende la jurisdiccion lo bastante y en ella se experimenta variedad de temples, produciendose en los adequados para ello las mismas especies de simientes y frutos que en los anteriores; abundan en sus tierras toda suerte de ganados mayores y menores, y con ellas se hace la mayor parte del comercio que mantiene esta con las demás provincias. 272 Termina los corregimientos del arzobispado de Lima el de Guamalies, el qual, á semejanza de los dos ultimos, está en el centro de las cordilleras y goza variedad de temples. Su jurisdiccion empieza á 80 leguas distante de Lima acia la parte del nordeste, y, participando toda ella mas de frio que de templado, son sus tierras de poca fertilidad aunque se dilatan algo mas de 40 leguas. Los indios que habitan en los pueblos de su pertenencia son aplicados al telar, y las bayetas, pañetes con otras cosas de lana que hacen en crecidas porciones son las que mantienen su comercio, passando de allí á las demás provincias adonde no se fabrican. 273 Assi, estos corregimientos que quedan nombrados como los que se seguirán tanto en los obispados de la Audiencia de Lima como en los pertenecientes á la de Charcas se componen de crecido numero de pueblos, unos mas capaces que otros, y en ellos habitan españoles, mestizos y indios, en lo qual hay variedad; en unos, suele ser mas crecido el numero de españoles y mestizos que el de los indios, y en otros, al contrario, haviendo tambien muchos en que solamente viven indios. Y como las distancias del corregimiento á las poblaciones que se hallan acia sus estremos suelen ser grandes, y los corregidores no pueden por sí atender al govierno de todas ellas con igual puntualidad, se subdividen estos corregimientos en varios partidos, y en ellos ponen thenientes que suelen tener á su cargo tres ó quatro pueblos, mas ó menos segun la capacidad de aquellos y lo que distan entre sí. 274 Las poblaciones grandes tienen regularmente cada una su cura particular para el cuidado espiritual de los vecinos; y quando son pequeñas ó se hallan juntas, suele atender á dos, tres ó mas pueblos un mismo cura, bien sea por sí ó con thenientes ó coadjutores para ello, sucediendo tal vez que están á cargo de uno, tres ó quatro poblaciones muy distantes entre sí porque la cortedad de ellas no puede sufragar á la manutencion de curas particulares. Estos son indiferentemente en unos eclesiasticos seculares y en otros regulares, segun el derecho que cada una de estas dos classes adquirió al govierno espiritual de ellos por haverse empleado en los principales de aquellas conquistas en la reduccion y enseñanza de los indios que los habitaban. Advertido esto y lo que antes se dixo, no será en adelante necessaria su repeticion, y passaremos ahora á las noticias de los otros obispados.
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Capítulo XI Del quinto ynga llamado Capac Yupanqui Capaz Yupanqui sucedió en el señorío a Maita Capac su padre. Fue muy valiente y belicoso y cuando comenzó a reinar hizo a todos sus hermanos que jurasen que ellos querían fuese señor y Rey, y así lo juraron y estuvo en gran sosiego en Curicancha y conquistó a los suyos que es la provincia de Anti suyo. Fue éste el ynga más avisado, de más entendimiento y mejor discurso que todos sus antepasados, el que sacó por razón natural que una cosa tan sujeta a movimiento como el sol y con tantas mudanzas, cuyos rayos y claridad oscurecía una cosa tan pequeña como una nubecita poniéndosele delante no podía ser Dios, sino que debió de ser algún mensajero del Hacedor enviado para fertilizar la tierra y visitar todos los días el mundo. Y, por certificarse desta duda, envió dos indios principales a saber del Hacedor del mundo, llamado en su lengua Pacha-camac o Pacha yachachic, y ellos fueron hasta Pacha-camac, que es cuatro leguas de la ciudad de Lima, cerca de la mar y allí tuvieron respuesta y certificación de la gente de aquella tierra que el Hacedor era imposible, lo cual sabido por Capac Yupanqui hizo y eligió aquellos edificios admirables y estupendos que están en Pachacama, dedicándolos al Hacedor verdadero e inmenso Dios, al cual hacía una elegante oración diciendo: Oh Hacedor que estás desde los cimientos y principio del mundo hasta los fines de él, poderoso, rico y misericordioso que diste ser y valor a los hombres y con decir sea éste hombre y sea ésta mujer, hiciste, formaste y pintaste a los hombres y a las mujeres, a todos estos que hiciste y diste ser guárdalos y vivan sanos y salvos sin peligro y en paz adonde estás por ventura en lo alto del cielo o en lo bajo en las nubes y nublados o en los abismos, ¡Óyeme! y respóndeme y concédeme lo que pido. Danos perpetua vida para siempre, tennos de tu mano y este sacrificio recibe ado quiera que estuvieres. Acabado lo dicho y mirando al cielo decía: ¡Oh Hacedor! -con un gran suspiro- y así fue este Capac Yupanqui muy devoto. En tiempo de este Inga sucedió un milagro: que el pueblo de Cacha en las canas y canchas se asoló con fuego del cielo, como adelante se dirá. Murió a lo que dicen con yerbas que en cierta comida le dio una hermana suya llamada Cusi Chimpo. Fue casado con Chimpo Ocllo su hermana, de quien tuvo a Inga Roca, que le sucedió, y a Pomaita, que fue muy valeroso como después diremos, y asimismo tuvo una hija llamada Cusi Chimpo. Su figura es esta que se ve.
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Cómo el Almirante se indispuso con el Rey de Portugal con motivo del descubrimiento que le ofreció de las Indias A la sazón, el Almirante, teniendo por fundadísimo su razonamiento, pensó darle ejecución e ir por el Océano occidental en busca de dichas tierras; pero conociendo que tal empresa no convenía sino a un príncipe que pudiese realizarla y sustentarla, quiso proponerla al rey de Portugal, por la residencia que allí tenía. Y aunque el rey D. Juan, que entonces gobernaba, escuchase con atención lo que el Almirante le proponía, se mostró, sin embargo, tibio en aceptar su empresa, por los grandes trabajos y gastos que llevaba consigo el descubrimiento y conquista de la costa occidental de Africa, llamada Guinea, sin que todavía le hubiese sucedido felizmente cosa alguna, ni hubiese podido pasar más allá del cabo de Buena Esperanza, cuyo nombre dicen algunos haberle sido dado, en lugar de Agesinga, su nombre propio, por ser dicho cabo el fin de la buena esperanza de su conquista y descubrimiento; aunque lo entiendan otros, de un modo diferente, afirmando que le fué dado porque dicho cabo les daba esperanza de mejor tierra y navegación. Pero sea como quiera, el mencionado rey era entonces poco inclinado a gastar más dinero en descubrimientos; y si escuchó al Almirante, ello fue por las buenas razones que éste, para corroborar su empresa, le proponía; no obstante, movido por ellas, comenzó a tomar tanta afición al proyecto que el aceptarlo dependía de conceder al Almirante las condiciones y pactos que demandaba. Porque, siendo el Almirante de generoso y altos pensamientos, quiso capitular con grande honor y ventaja, para dejar su memoria y la grandeza de su casa, conforme a la magnitud de sus obras y de sus méritos. Por lo cual dicho monarca, aconsejado del doctor Calzadilla, de quien mucho se fiaba, resolvió mandar una carabela secretamente, la cual intentase lo que el Almirante le había ofrecido, pues descubriéndose de tal modo dichas tierras, le parecía que no estaba obligado a tan gran premio como Colón pedía por su hallazgo. Y así, con toda brevedad y secreto, armada una carabela, fingiendo enviarla con vituallas y socorro a los que estaban en las islas de Cabo Verde, la mandó hacia donde el Almirante se había ofrecido a ir. Pero, porque a los que mandó les faltaba el saber, la constancia y la persona del Almirante, después de haber andado muchos días vagando por el mar, se volvieron a las islas de Cabo Verde, mofándose de tal empresa, y diciendo ser imposible que por aquellos mares se encontrase tierra alguna; lo cual habiendo llegado a noticia del Almirante, y siéndole ya muerta su mujer, tomó tanto odio a aquella ciudad y nación, que acordó irse a Castilla con un niño que le dejó su mujer, llamado Diego Colón, que después de la muerte de su padre le sucedió en su estado. Pero, considerando que si tampoco el Rey de Castilla admitía su empresa, necesitaría proponerla de nuevo a cualquier otro príncipe, y así en esto pasase largo tiempo, mandó a Inglaterra a un hermano suyo que estaba con él, llamado Bartolomé Colón, el cual, aunque no tenía letras latinas, era hombre práctico y entendido en las cosas del mar, y sabía muy bien hacer cartas de navegación, esferas y otros instrumentos de aquella profesión, en lo que había sido instruido por el Almirante su hermano. Partido, pues, Bartolomé para Inglaterra, quiso su suerte que cayese en manos de corsarios, los cuales le despojaron, como también a otros de su nave. Por cuyo motivo y por la pobreza y enfermedad que en tan diversas tierras le asaltaron cruelmente, prolongó por mucho tiempo su embajada hasta que, adquirida un poco de autoridad con los mapas que hacía, comenzó a tener pláticas con el rey Enrique VII, padre de Enrique VIII, que al presente reina, al cual presentó un mapa mundi en el que estaban escritos estos versos que yo hallé entre sus escrituras y que serán puestos aquí más por su antigüedad que por su elegancia: Terrarum quicumque, cupis feliciter oras Noscere, cuncta decens docte pictura docebit, Quam Strabo affirmat, Ptolomacus, Plinius atque Isidorus: non una tamen sententia quisque. Pingitur hic etiam nuper sulcata carinis Hispanis Zona illa, prius incognita genti, Torrida, quae tandem nunc est notissima multis. Y más abajo decía: Pro auctore sive pictore, Ianua cui patriae, est nomen, cui Bartholomeus Columbus de Terra Rubra, opus edidit istud Londoniis, anno Domini 1480, atque insuper anno Octavo, decimaque die cum tertia mensis februarii. Laudes Christo cantentur abunde. Y porque advertirá alguno que se lee Columbus de Terra Rubra, digo que igualmente lo vi yo en algunas suscripciones del Almirante, antes que adquiriese su estado, donde se firmaba Columbus de Terra Rubra. Pero, volviendo al rey de Inglaterra, diré que, visto el mapa mundi y lo que le ofreció el Almirante, con alegre rostro aceptó su propuesta, y lo mandó llamar. Pero, porque Dios la guardaba para Castilla, ya el Almirante en aquel tiempo había ido y tornado con la victoria de su empresa según se contará más adelante.
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CAPITULO XI Viage de Valparayso á el Callao y noticias de esta navegacion, segundo regresso á Quito para terminar las observaciones y tercer viage á Lima para restituirnos á España por el cabo de Hornos 608 Como el fin de nuestra esquadra en aquellos parages era el de hacer el corso todo el tiempo que pareciesse necessario, no fue mucho el que nos mantuvimos en Valparayso; y, assi, embarcandose el comandante y reconocidas por varias ocasiones las islas de Juan Fernandez hasta el 24 de junio de aquel año de 1743, se continuó desde ellas el viage al puerto del Callao, en donde entramos el 6 de julio; en el siguiente, se desembarcó nuestro comandante con los oficiales, haviendolo salido á recibir desde Lima, donde es su continua residencia y la mas propia para atender al ministerio de su empleo, el genera de las armas del Perú y governador del Callao, Don Joseph de Llamas. Este lo acompañó desde allí á la ciudad, cuyo virrey tuvo gran complacencia en su llegada despues del largo tiempo que lo esperaba, y toda la ciudad manifestó la suya en salir á recibirlo con la mayor urbanidad. 609 Desde la isla de Tierra de Juan Fernandez, se hicieron las tres primeras singladuras al norte nordeste y nordeste quarta al norte, y en ellas se experimentaron los vientos frescos por el oeste, sudoeste y sur sudoeste con mares del sudoeste gruessas; estando por la latitud de 28 grados y medio, se continuó haciendola al norte como de 6 á 7 grados mas para el nordeste hasta que en el dia 3 á las 9 de la mañana, estando en 16 grados 28 minutos de latitud, se descubrió la tierra de la costa de Chalá y en el siguiente se demarcó la isla de Sangallán, que demoraba al medio dia el es nordeste distancia de 6 leguas; prosiguióse costeando la tierra, y el dia 5 á las 12 de él demoraba la isla de Asia al es nordeste 4 leguas de distancia; con que, en el yá citado 6 á la 1 y media de la tarde fondeó la esquadra en el puerto del Callao. 610 Yá queda visto que hasta estar por los 28 grados y medio fueron los vientos de la parte del sudoeste, lo qual conviene con lo que se dixo en el capitulo tercero tratando de las noticias de aquel mar, y no correspondia otra cosa para su confirmacion por hallarse yá bien en los principios el ibierno quando nos volvimos al Callao; pero como en la derrota de las tres primeras singladuras, que fueron grandes porque tenian cuerpo los vientos, nos acercaron estos de la costa, se rodearon desde aquella latitud al sur y desde la de 25 grados hasta la de 21 empezaron á tocar algo del sueste, desde la de 20 en adelante hasta llegar al Callao, que casi nos hallabamos sobre la tierra, quedaron entabladas por el sur sueste y es sueste; lo mismo se experimentó con la mar del sudoeste, que, á proporcion que nos fuimos acercando de la costa, se desvaneció, de modo que desde los 25 grados en adelante no se sentia con incomodidad y desde los 21 totalmente no se percibia; al contrario sucede con el curso que lleva porque desde los 21 grados ó 20 se empezó á reconocer que iba para el noroeste, segun corre la costa, y fueron mucho mas sensibles despues que se avistó la tierra, aumentando la fuerza á proporcion que ibamos á menor latitud. 611 Dos preocupaciones se han de tener en el viage de las costas de Chile al Callao. La primera es no ir á descubrir tierra en la ensenada de Arica, porque, haciendo varias rebesas en ella las corrientes, es trabajoso y algo largo el salir despues de allí costeandola; y si no se hace assi, es arriesgado, navegando afuera, el no poder coger el puerto del Callao, pues, llevando las aguas para el noroeste, suele no recalarse despues donde se desea y, quando se descubre la tierra, estar yá á sotavento del puerto, no siendo pequeño triunfo en tal caso poderlo tomar á costa de algun trabajo porque las corrientes rápidas y el viento son en contra. De esto nace la segunda y es la de procurar coger la tierra entre la Nasca y Sangallán ó en sus inmediaciones, pues, haciendolo assi, se lleva luego la costa á una proporcionada distancia y no hay riesgo de propassarse, como muchos han experimentado, á quienes, llevandolos las corrientes mas afuera de lo que consideraban, al intentar recalar á tierra, no la han encontrado y, en el intermedio que la descubren, se propassan. 612 En la estacion del ibierno, esto es, quando yá ha empezado, se hace la ultima prevencion mas necessaria, tanto porque, estando continuamente llena de vapores la athmosphera, no se consigue observacion de latitud tan frequente como se necessita, y es muy regular el no poderla hacer en 5 y 6 dias seguidos, quanto porque las tierras están tan abrumadas que en ocasiones totalmente las ocupa la cerrazon; assi lo experimentamos en este viage pues estaban yá fondeados los navios dentro del Callao no mas distantes de tierra que un quarto de legua corto, y aun no los havian descubierto á causa de la neblina que los ocultaba, y, á no haver llevado la costa tan á la vista, no huviera sido factible el entrar porque, guando aclarasse, estariamos yá muy sotaventados. 613 El dia 25 de junio, que fue el segundo de navegacion desde la isla de Tierra de Juan Fernandez, se vió un phenomeno semejante al que queda anotado sucedido en Quito; este se reduxo á un globo de fuego ó conjunto de gran cantidad de exhalaciones encendidas, que á las 3 y media de la mañana tuvo principio en la parte del oeste y corrió largo espacio acia el este con el viento que reynaba de aquella vanda; la claridad, que dio su mucha luz, fue tanta que bastó para que los que estaban sobre el alcazar conocieran distintamente á los que estaban de guardia sobre el castillo de proa, y unos y otros se assustaron bastantemente; duró la luz en todo de 3 á 4 minutos, y media hora despues se sintieron dos fuertes estremecimientos en el navio, que se infirieron efecto de algun temblor de tierra, pues parecia haver tocado el navio en algun baxo, segun lo muy sensibles que fueron, siguiendo el uno á el otro con el intervalo de un minuto y medio. 614 Llegada la esquadra al puerto del Callao y con el comandante general de aquel mar, que tal era el titulo que llevaba Don Joseph Pizarro, suficiente numero de oficiales de acreditado celo y experiencia que pudiessen ocuparse en los destinos á que hasta entonces haviamos estado atendiendo y hallandonos con el deseo de dar la ultima mano á nuestra principal obra y comission, solicitamos el beneplacito del virrey para volvernos á Quito, pero queriendo este ministro que dexassemos evacuados antes algunos assuntos, no vino en ello hasta que totalmente lo estuvieron; y haviendolos finalizado por su parte Don Jorge Juan con alguna mas anticipacion, se adelantó y salió del Callao en el dia 14 de noviembre con animo de prevenir lo necessario para que, luego que yo estuviesse en disposicion de seguirle, no huviesse mas detencion en empezar las observaciones que faltaban. A este mismo fin, dexando enteramente satisfecha la voluntad del virrey, me restituí poco despues á Quito, en cuya ciudad entré el 27 de enero de 1744; Don Jorge Juan tenia dado yá principio á lo que era necessario para poder salir á la continuacion de nuestra obra, y, en el interin que estuvo pronto, se nos proporcionó la coyuntura de observar allí el cometa que apareció aquel año, á lo qual concurrió tambien uniformemente Mr. Godin, el unico de los tres academicos parisienses que permanecía en aquella provincia. 615 Los dias 3 y 4 de febrero fueron los primeros en que se dexó ver el cometa, y, como el cielo de Quito es tan poco á proposito para la astronomía porque de continuo embarazan su vista los muchos vapores que ocupan la athmosphera, se passaron hasta el 6 sin que pudiessemos observarlo. Descubriese yá inmediato á su ocaso, y, teniendolo por encima del cerro de Pichincha, se lo adelantaba la altura de este, assi, no se podia ver mas tarde que hasta de 7 á 8 de la noche; el dia 6 yá citado á las 7 de la noche se observó su altura sobre el horizonte de 15 grados y en un azimuth que declinaba del oeste para el norte 18 grados; la cabeza pareció á Mr. Godin y igualmente á Don Jorge Juan oblonga pero yo la juzgué perfectamente circular, y uniformemente á todos, mayor que el cuerpo de Jupiter; la cola pareció, aunque á la transparencia de algunas ténues nubes, entenderse 2 grados, hallandose esta opuesta al sol y formando con el vertical un angulo de 30 grados á muy corta diferencia. 616 El dia 7 se volvió á repetir la observacion á las 7 horas 8 minutos de la noche y tenia 11 grados 11 minutos de altura sobre el horizonte en un azimuth, que declinaba del oeste al norte 17 grados 15 minutos. Por esta segunda observacion, en la qual se tiene mas confianza que en la antecedente, se concluye, haviendo corregido la altura de la refraccion correspondiente, que ocupaba el cometa en el cielo el grado 332 50 minutos de ascension recta y que tenia 20 grados 5 minutos de declinacion norte, de lo qual se infiere que se hallaba en el mismo camino que siguió el observado por Mr. Cassini el año de 1681 y por Tycho en el de 1577; con que, es muy dable sea el mismo pues, aunque los periodos no convienen, pudo haver hecho dos en el primer intervalo. Las nubes no dieron lugar á que se repitieran mas observaciones, y despues de algunos dias huvo quienes assegurassen haverle visto de mañana. 617 Como nos faltaban que concluir todos los triangulos por la parte del norte desde Pambamarca en adelante hasta el sitio en que Mr. Godin havia hecho su segunda observacion astronomica y donde se conservaba montado el instrumento fabricado para este intento, fue lo primero que se emprendió el terminarlos porque Mr.Godin no los tenia concluidos todos hasta entonces; pero luego que lo estuvieron, passamos al observatorio del pueblo viejo de Mira en el 22 de marzo, donde, no experimentando la athmosphera mas favorable que en todo el discurso de la obra, fue forzoso detenernos hasta el 22 de mayo, en que, satisfechos de las observaciones que en este intermedio se havian conseguido, nos restituimos á Quito con la seguridad y esperanza de no tener que batallar mas la paciencia contra la constante oposicion de las nubes á nuestra obra y que de una vez cessassen las fatigosas tareas de habitar lo mas desierto é inculto de los páramos. 618 Interin que permanecimos en Mira, se dedicó Don Jorge Juan á observar la variacion, y, por quatro observaciones que hizo concordes entre sí á muy corta diferencia, se concluye ser de 8 grados 45 minutos nordeste. Restituidos á Quito, empezamos á premeditar la derrota que deberiamos tomar para volver á España y, como deseabamos adelantarla, nos pareció que con ninguna ocasion lo podriamos conseguir mas propiciamente que valiendonos de la que ofrecian los navios franceses que se hallaban en aquel mar y se aprontaban yá para volverse á España porque, assi, lograbamos hacer la navegacion por el cabo de Hornos y completar con la propia experiencia no solo las noticias del mar del sur pero aun dar alguna razon de la de toda la derrota; agregabase á este, que era el principal fin, el de la seguridad de los papeles de nuestras observaciones pues, siendo entonces, segun las noticias de allá, neutral su pabellon, no havia riesgo alguno en ellos. Apoyadas estas dos ideas reciprocamente entre si, no dieron lugar á que dudassemos en la execucion; y, sin detenernos en Quito mas tiempo que el necessario para prevenirnos, nos pusimos en camino para volver á Lima, lo qual practiqué yo con alguna mas anticipacion porque nuevos encargos del virrey detuvieron en Guayaquil á Don Jorge Juan algunos dias, pero tuvo tiempo suficiente para concluirlos y esperar en Lima hasta que los navios franceses se hiciessen á la vela, lo qual se retardó mas de lo que se pensaba, y con esto me dió lugar á sacar un extracto de todas las observaciones y otras noticias importantes, que, entregado al virrey al tiempo de mi partida, quedó archivado en su secretaría para que nunca faltasse su recurso en el caso de sobrevenir algun contrario accidente en la navegacion que nos comprehendiesse á entrambos. 619 Mr. Goin mereció, en el interin que nosotros concluíamos las observaciones de Mira, el honor de que la Universidad de San Marcos de Lima le eligiesse para ocupar el lugar de cathedratico de mathematicas, que, por muerte de Don Pedro de Peralta, estaba vaco, y lo admitió con tanta satisfaccion quanto que, no hallandose en proporcion de poder passar á Europa por entonces, como lo apetecia su deseo porque necessitaba evacuar antes algunos assuntos pertenecientes á su compañia; y en el preciso caso de haver de permanecer en aquellas partes hasta terminarlos, hacía el animo de aprovechar el tiempo en nuevas observaciones y experiencias, no dudando que el cielo de Lima, en el intermedio de los veranos que permaneciesse allí, le sería mas propicio para conseguirlo que el de Quito y la sierra; con este fin y caracter, se puso en camino para aquella ciudad y hizo el viage en compañia de Don Jorge Juan; luego que llegó á ella, gustoso el virrey de la acertada eleccion que la Universidad havia hecho en él y con conocimiento de sus grandes talentos, despues de haverlo confirmado en el empleo, se dignó conferirle tambien el de cosmographo de S.M. con otros que le son annexos, pero nunca hizo animo este sugeto de detenerse allí mas tiempo que aquel que fuesse preciso para terminar los assuntos referidos porque, reconociendo siempre la obligacion en que se halla constituido de dar razon á su soberano y Academia de las resultas del viage y observaciones que se le encargaron como uno y el mas antiguo de los tres e aquel cuerpo, miraba con repugnancia, aunque indispensable, la demora. 620 M. de Jusieu, aunque con la misma repugnancia que M. Godin, determinó esperar en Quito algun tiempo hasta ver el destino que tomaban las cosas de la guerra para volverse á Europa con menos peligro que el qué entonces era regular, y lo mismo esperaba el instrumentario M. Hugot; M. Verguin eligió la via de Panamá; y los demás, fuera de los dos que murieron, uno en Cayambe y otro en Cuenca, quedaron esparcidos, haviendose establecido uno en Quito, y de este modo quedó separada toda la compañia francesa finalizado yá el motivo de su union, no haviendo sido poca felicidad despues de una serie de trabajos tan dilatada, e unas incomodidades tan frequentes como las que se passaban, de tanta variedad de climas como era preciso habitar y de los peligros continuos que á cada asso se experimentaban, que huviessemos arribado al ogro de salir de ellos con bien y ver terminada nuestra obra para empezar la carrera de los que nuevamente se preparaban antes que huviesse de llegar á completarse y ponerse en estado de salir al publico y de aprovecharse este de lo que en ella se adelantó.