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monumento
De todas las empresas de Cisneros, la fundación de la Universidad de Alcalá de Henares fue la que siguió con más empeño. La ciudad de Alcalá, sede prelaticia de Toledo, había de convertirse en símbolo de las ideas reformadoras del Cardenal. Allí impulsó la construcción del Colegio Mayor de San Ildefonso, matriz de la institución universitaria, dos colegios gramáticos, cuatro colegios de artistas, el Colegio Trilingüe, además del colegio-convento de San Pedro y San Pablo para religiosos de su orden, el hospital universitario de San Lucas, la imprenta y un gran número de viviendas para maestros, estudiantes y servidores de la universidad. De todo este conjunto, el edificio más singular por sus dimensiones e interés artístico es el Colegio Mayor, que ocupaba la parcela más extensa del barrio académico. De tipología diferente a los colegios mayores de las universidades tradicionales, constaba de dos claustros con arquerías que, en sentido longitudinal, limitaban un patio al que daban las dependencias administrativas, oficinas y almacenes. Completaban el conjunto, en sentido ortogonal al eje de composición de los patios, la Capilla de San Ildefonso -con yeserías donde se mezclan motivos góticos e italianos, y artesonados de madera polícroma- y el Paraninfo o Teatro Escolástico, situado en la crujía occidental del segundo claustro, denominado entonces colegio nuevo. El teatro académico de la universidad de Alcalá fue comenzado a construir en vida del fundador, siendo sus autores los alarifes Gutiérrez de Cárdenas y Pedro de Villarroel. En su interior se conjugan de manera suntuosa la tradición constructiva hispano-musulmana -yeserías, artesonado de casetones policromados, cerámica vidriada- con unos repertorios decorativos de, procedencia italiana, configurando uno de los interiores más atractivos del denominado estilo Cisneros. La fachada del Colegio Mayor fue realizada por Rodrigo Gil de Hontañón y otros colaboradores entre 1541 y 1553.
obra
Muchos son los elementos que hacen de esta fachada de la Universidad alcalaína, diseñada por Rodrigo Gil de Hontañón, uno de los ejemplos más armónicos y proporcionados de la arquitectura española del siglo XVI. Su composición a base de tres módulos -los laterales de dos cuerpos; el central de tres, rematado en galería y frontón triangular-, el señalamiento del eje central con una monumental portada resuelta de forma singular con la superposición de órdenes, y la relación existente entre las superficies planas y la decoración, centrada principalmente en los huecos manieristas de la planta noble, no sólo algunos de ellos. Colaboraron con Rodrigo Gil de Hontañón en esta obra, su aparejador Pedro de la Cotera y un grupo de entalladores entre los que destaca Claudio de Arciniega, que labró parte de la decoración del cuerpo inicial.