Una de las más importantes tumbas del complejo zapoteca de Monte Albán es la denomida 104. Su importancia radica en sus extraordinarias pinturas, en concreto tres paneles pintados en los muros laterales, representando además en el fondo una gran cabeza con nariguera y el glifo 5 turquesa. Los paneles laterales muestran a diversas deidades llevando bastones ceremoniales y bolsas de copal.
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obra
Al igual que ocurre en la escultura, los pintores egipcios van abandonando durante el Imperio Nuevo las convenciones tradicionales para captar la realidad del modo más naturalista posible, exaltando en algunos momentos la expresividad de las figuras como podemos observar en esta escena de vendimia procedente de la tumba número 217 de la necrópolis de Tebas. Los hombres aparecen con el clásico faldellín blanco, acentuando una diferenciación racial al emplear el artista diferentes tonalidades para las figuras: unas más claras y otras más oscuras, aunque los rasgos faciales sean similares. Las hojas están presentadas de frente y de perfil, mezcladas con los racimos para crear una sensación de realismo de gran belleza.
obra
La tumba 975 de El Argar era una cista que contenía un enterramiento doble, que tenía como ajuar funerario un puñal y una alabarda de metal, un vaso bicónico de cerámica y un pequeño vasito carenado. En bastantes enterramientos femeninos es frecuente el hallazgo de pulseras de cobre o bronce junto con punzones y recipientes de cerámica, ajuar que perdurará hasta el Bronce Final en el Sureste de la Península.
obra
En 1932 Masson explicó así el proceso de su pintura, en opsición al modo de Matisse: "Empiezo sin una imagen o plan en la mente; simplemente dibujo o pinto rápido según mis impulsos. Poco a poco, en las marcas que hago, veo sugerencias de figuras u objetos. Los aliento a surgir tratando de sacar a la superficie sus implicaciones, al mismo tiempo que trato de poner orden en la composición"
monumento
Uno de los monumentos más significativos del valle del Cedrón es la llamada Tumba de Absalón, ubicada al norte junto con la "Tumba de Josafat", mientras que al sur están la tumba de "Ben el Hezir" y la "Tumba de Zacarías". La tumba es una construcción en forma de botella, llamada en árabe Tantour Firaoun ("sombrero del faraón"), alcanzando casi los 20 metros de altura. La identificación de la tumba resulta compleja. Una tradición medieval la vincula con el hijo de David, basándose en un texto que dice "Absalón se había erigido un monumento en el valle del Rey" (Sam 18, 18). Absalón -en hebreo "el padre es paz-, tercer hijo de David, tuvo un carácter violento y ambicioso, rebelándose y ocupando el trono de su padre. Por ello, según la tradición, murió colgado de un árbol, en cuyas ramas se enredaron sus cabellos. Flavio Josefo identifica al personaje con la tumba de Absalón. La tradición y la costumbre locales hacían que hasta bien entrado el siglo XVIII se arrojaran piedras al nephesh, en signo del desprecio por la traición a su padre. No obstante, pese a estos datos, el monumento ha sido datado a finales del siglo I a.C., mientras que Absalón vivió en el siglo X a.C.). Es por esto que se piensa que el edificio debió originalmente ser una construcción en honor a una personalidad desconocida. Hasta la altura de la cornisa, la obra está tallada en roca viva; la cubierta es un añadido posterior; en su interior se encuentra una tumba, a la que se accede por una puerta ubicada en el costado sur; el exterior está decorado con columnas dóricas que sostienen la cornisa, ricamente decorada.
obra
Esta tumba está decorada por paneles superpuestos de bajorrelieves que representan escenas de la vida diaria para asegurar la vida de ultratumba. Gracias a este tipo de documentos gráficos podemos conocer la vida y costumbres del mundo egipcio. En este caso concreto, apreciamos los productos con los que se abastecían, además de una forma de representación que caracteriza a toda la pintura egipcia.
obra
Las tumbas visigodas nos muestran cómo se colocaban los adornos sobre la vestimenta del difunto. En el caso de la tumba femenina de Castiltierra, dos grandes fíbulas sujetaban la túnica en los hombros, un cinturón ceñía la túnica a la cintura y otra fíbula circular servía para sujetar la capa. La difunta llevaba además algunos adornos específicamente femeninos, como aretes de oro en las orejas, un collar de cuentas de vidrio al cuello y pulseras y anillos de plata en muñecas y dedos.