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obra
Este busto de sacerdote se encontró en Mohen-jo Daro, en el recinto sagrado. Puede tratarse de un retrato, dada su aguda observación del natural, la fiel interpretación de sus rasgos étnicos y otros detalles realistas como la barba; todavía mantiene restos de conchas en sus ojos que aumentan su ex- presionismo. Es un buen ejemplo de los múltiples bustos de sacerdotes encontrados en las ciudades del lndo: tamaño mediano (entre 15 y 35 cm) en esteatita y calizas varias, que muestran hombres adultos, en su mayoría con barba y pelo corto, austeros en su adorno e indumentaria.
contexto
Los asirios no sólo incorporaron dioses babilonios a su panteón, pues incluso la manera de celebrarlos y adorarlos fue también foránea. El culto aparece regulado hasta en sus más mínimos detalles. En él, el rey es considerado el vicario del dios en la tierra (ishshiakum), participando en los cultos y ritos como shangu supremo (caso de la takultu o banquete sagrado). Algunos soberanos, particularmente en época sargónida, intentaron llevar más allá su relación con lo sagrado, haciéndose venerar como dioses. Estos fueron Sargón II, Assarhaddon o Assurbanipal, por ejemplo. Con respecto al estamento sacerdotal, existían diversos cargos y funciones. Sacerdotes y sacerdotisas, agrupados en colegios religiosos (erib biti, "los que entran en la Casa") estaban bajo la autoridad de un jefe (shangu) y un administrador (shatammu). Estos sacerdotes se encargaban de cuidar los templos, vigilar la desviación de la norma religiosa, organizar el culto, etc. Sus funciones incluían el cuidado de las estatuas de los dioses, tratadas como si fueran humanas, pues era necesario lavarlas, alimentarlas y vestirlas. También debían preparar las diversas ceremonias y fiestas, como las del Año Nuevo o Akitu, así como organizar las plegarias y sacrificios. Aparte de los dioses del panteón, los asirios creían en seres sobrenaturales muy ligados a los fenómenos de la naturaleza. El conocimiento y control de estos seres o fuerzas dio lugar al desarrollo de prácticas adivinatorias, astrológicas, oraculares y onirománticas. Los asirios se pensaban rodeados de una multitud de demonios causantes de calamidades y males, como Pazuzu -rey de los espíritus malignos del aire-; Lamashtu -devoradora de niños-; Labartu -demonio femenino causante de enfermedades-. Tambien imaginaban la existencia de seres benignos, de adscripción celestial, como Lamassu, Shedu, Utukku. Estos seres, volubles y caprichosos, debán ser contrarrestados mediante prácticas mágicas (shiptu) u oraciones (nish qati). Tras morir, los asirios pensaban que el individuo iba a un tenebroso Más Allá (Arallu), gobernado por los dioses Nergal y Ereshkigal, auxiliados por otros seres infernales. Estas deidades nos son conocidas por los textos, así como también por la visión que de ellos tuvo un príncipe heredero llamado Kumma durante un sueño.
contexto
El centro de la vida espiritual en Babilonia y donde se adoraba a los numerosos dioses de su religión era el templo. Era éste un gran complejo que incluía varias estructuras: un recinto sagrado en el que se consideraba que vivían el dios y su esposa, hijos y familia divina; una cámara de los santos, un claustro y diversos edificios destinados a cumplir la función de almacén, vivienda de los sacerdotes, archivo, escuela, etc. Los templos babilonios seguían unas pautas similares a los sumerios, de los que eran herederos. Además de estas dependencias junto al templo había una gran torre escalonada o zigurat, que ha sido interpretada como un nexo de unión entre el mundo terrestre y el celestial. Los sacerdotes o shangu estaban sujetos a la dirección de un gran sacerdote, llamado enum o makhkhu. El sacerdocio se dividía en un gran número de categorías, según las funciones que cada cuerpo debía realizar. Los trabajos que realizaban los sacerdote eran muy variados, e iban desde la enseñanza de la escritura hasta la realización de encantamientos, pasando por entonar cánticos, realizar purificaciones, etc. También existían sacerdotisas, gobernadas por la entum. Con funciones diversas y grados de especialización diferente, las sacerdotisas estaban muy relacionadas con la diosa Ishtar, de cuyo culto orgiástico se encargaban en ciudades como Uruk, Sippar y Babilonia.