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Personaje Pintor
Alto y de noble porte, tenía las facciones regulares, las mejillas rosadas, el cabello castaño y en los ojos el brillo de una pasión contenida. Su compañía era seductora, su temperamento afable, su conversación grata, su ingenio vivaz y penetrante, su manera de hablar tranquila y juiciosa y el tono de su voz agradable, lo que le hacía elocuente y persuasivo. De esta manera describe Roger de Piles (1699) a Peter Paul Rubens, uno de los grandes genios del Barroco y una de las principales figuras de la Historia del Arte, al reunir en una sola persona singulares dotes artísticas, importantes conocimientos humanísticos, el dominio del latín y varias lenguas modernas y una especial habilidad para la diplomacia, convirtiéndose en ejemplo para un buen puñado de artistas, entre otros el español Velázquez. La familia de Rubens era originaria de Amberes donde su padre, Jan Rubens había alcanzado la posición de magistrado municipal, tras haber estudiado leyes en las universidades de Lovaina, Padua y Roma. Sin embargo, los graves acontecimientos políticos y religiosos que viven los Países Bajos en la década de 1560 llevan al joven Jan al exilio en 1568, debido a las sospechas de calvinismo que recaían sobre él. La familia Rubens -Jan se había casado con Maria Pypelinx y ya habían nacido varios hijos- se trasladó a la ciudad de Colonia donde Jan entró al servicio de Ana de Sajonia, la esposa de Guillermo de Orange. La relación entre Jan y su señora se fue estrechando cada vez más, hasta acabar siendo sorprendidos por Guillermo el Taciturno. El adulterio estaba castigado con la pena de muerte, pero la actuación de doña Maria Pypelinx en esta ocasión fue determinante, consiguiendo que la pena capital fuera conmutada por la cárcel, el pago de una considerable fianza y el exilio. Jan abandonó la prisión y se instaló con los suyos en Siegen, cerca de Colonia, donde nacería Peter Paul el 28 de junio de 1577. Al año siguiente se trasladaron a Colonia, una vez que Jan fue indultado por completo, ciudad en la los Rubens vivieron hasta el fallecimiento del padre de familia, en 1589. Maria Pypelinx y sus hijos regresarían a Amberes al poco tiempo, ya que ninguno había abrazado el calvinismo y nada les ataba a la ciudad alemana, instalándose en el centro de la ciudad flamenca donde su abuelo había prosperado como farmacéutico. El pequeño Peter Paul ya había iniciado su formación en la Escuela Católica y con los jesuitas en Colonia, por lo que continuó sus estudios en Amberes. Frecuentó la Escuela Latina de Rombant Verdonck donde conoció a Balthasar Moretus y se relacionó con los clásicos griegos y latinos, pero esta formación académica duró poco tiempo, ya que en la casa de los Rubens no se nadaba en la abundancia y había que dotar a Blandine, la hija casadera. La escasez económica familiar obligaría a que tanto Philip -el hermano mayor nacido en 1573- como Peter Paul abandonaran los estudios y se ganaran la vida por su cuenta. Philip consiguió una plaza de bibliotecario en Roma, mientras que Peter Paul fue colocado como paje al servicio de la condesa Margarita de la Ligne d´Aremberg, viuda de Felipe de Lalaing, en Oudenaarde. Esta experiencia le serviría de base para aprender las maneras cortesanas que posteriormente le serán tan útiles en sus viajes por Europa. Pero el joven Peter Paul no quiere permanecer mucho tiempo en ese oficio servil, por lo que decide hacerse pintor, aunque desconocemos las razones que le llevaron a esta decisión, apuntando el propio Piles que "no tenían, al principio, otra finalidad que la de aprenderla por gusto". Su primer aprendizaje artístico se inició hacia 1591, siendo su maestro Tobias Veraecht, pintor de paisajes con el que apenas estuvo tiempo. La elección de Veraecht como profesor es bastante sorprendente; la razón debemos buscarla en cuestiones financieras o familiares ya que era un pariente lejano de María Pypelinx. Una vez abandonado el taller de Veraecht, donde permaneció apenas un año, se trasladó al taller de Adam van Noort, "habilísimo pintor de figuras" pero de "conducta abyecta y libertina y humor brutal" por lo que el joven aprendiz abandonó su taller para trasladarse al de Otto van Veen, uno de los mejores maestros activos en ese momento en Amberes y el que más influyó en su estilo juvenil, además de Holbein y Durero, cuyos grabados copiaba desde temprana edad. En 1598, con 21 años, Rubens finaliza su periodo de aprendizaje y supera el correspondiente examen de maestro ante la Guilda de San Lucas de Amberes, corporación en la que se integraría como pintor independiente. Si bien la estancia en el taller de Otto van Veen no fue muy fructífera para el joven pintor, Van Veen inculcó a su discípulo la necesidad de acudir a Italia par realizar un segundo aprendizaje. Peter Paul emprendió ese viaje el 9 de mayo de 1600 con el objetivo de ampliar su formación artística, estudiando las obras del Renacimiento y la escultura clásica. Viajó en compañía de un joven pintor llamado Deodato del Monte y su primera parada fue Venecia, donde conoció a un noble mantuano que le recomendó para trabajar en la corte del duque de Mantua, Vincenzo Gonzaga, curioso personaje sincero protector del arte y de los artistas para cuya familia ya había trabajado Tiziano, Mantegna o Giulio Romano. En la corte de Mantua permanecerá durante casi nueve años, sirviendo al duque tanto en cuestiones artísticas como diplomáticas. En el verano de 1601 Rubens está en Roma, donde estaba trabajando su hermano Philip como bibliotecario. La pintura de Caravaggio llama su atención y se interesa especialmente por la Capilla Sixtina pintada por Miguel Angel y las Stanzias de Rafael. En la Ciudad Eterna tiene la primer oportunidad pública de demostrar sus dotes como pintor, ya que se le encarga la decoración de una capilla de la iglesia de Santa Croce in Gerusalemme de Roma, iglesia de la que había sido cardenal titular el archiduque Alberto de Austria, en estos momentos gobernador de los Países Bajos. El éxito obtenido por Rubens con estas pinturas será grande ya que aunque flamenco se le considera italiano por estilo. En 1602 está de nuevo trabajando en Mantua donde recibe una importante misión al año siguiente. Tiene que realizar un viaje a España para entregar al rey Felipe III y su valido, el duque de Lerma, varios presentes, entre ellos un buen número de copias de los grandes artistas del Renacimiento, Tiziano y Rafael entre otros. El duque de Mantua deseaba con estos presentes conseguir el cargo de almirante de la flota española. Al llegar a Valladolid, Peter Paul realizará el impresionante retrato ecuestre del duque de Lerma, con el que conseguirá gran fama entre los cortesanos españoles, especialmente el marqués de Siete Iglesias, don Rodrigo Calderón, la mano derecha de Lerma. Los éxitos obtenidos permitieron a Rubens recibir ofertas para mantenerse en la corte española pero retornaría al servicio de Vincenzo Gonzaga, posiblemente porque el ambiente artístico español de ese momento no era de su agrado, al tiempo que deseaba continuar con su aprendizaje. Tras un nuevo periodo en Mantua, vuelve a finales de 1605 a Roma donde hace un importante encargo para la iglesia de San Felipe Neri. En estas fechas realizará varios viajes a Génova donde ejecutará un buen número de retratos de la nobleza del lugar, insuflando la frescura y la vitalidad necesaria como para renovar el concepto de retrato aristocrático. Será en 1604 cuando el duque de Mantua realice a Rubens el primer encargo de importancia, la decoración de la iglesia de la Trinidad de Mantua donde pone de manifiesto su admiración por la escuela veneciana integrada por Tiziano, Tintoretto, Veronés o Correggio. Las obras clave de esta estancia italiana serán las pinturas realizadas para el altar mayor de la Chiesa Nuova, la iglesia romana de Santa Maria in Vallicella, encargadas por los Oratorianos a finales de 1606. En octubre de 1608 Rubens regresa de manera urgente a Flandes. La razón será el delicado estado de salud de su madre, doña María Pypelinx, llegando a Amberes cuando la madre ya había fallecido. Si bien Peter Paul se había comprometido a regresar a Mantua, la oferta realizada por los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, gobernadores de los Países Bajos, no puede ser rechazada. Se le ofrece el cargo de "pintor de la casa de sus Altezas Serenísimas", permitiéndole instalarse en Amberes y fijando un sueldo anual de 500 ducados, cobrando aparte las obras pintadas para los gobernadores, al tiempo que se le eximía de impuestos y se le condonaban las deudas establecidas con la Guilda. Al año siguiente de establecerse en Amberes, el 3 de octubre de 1609, Rubens contraía matrimonio con Isabella Brandt, la hija de un alto funcionario municipal llamado Jan Brandt. La novia era catorce años más joven que el pintor pero esto no fue inconveniente para que establecieran una relación perfecta, naciendo de este matrimonio tres hijos: Clara Serena, Albert y Nicolas. Pronto llegarán los primeros encargos importantes entre los que destacan la Adoración de los Magos que hoy conserva el Museo del Prado y dos grandes trípticos para las iglesias de Amberes: La erección y el Descendimiento de la Cruz, obras con las que cosechará un sonoro éxito, poniendo de manifiesto su admiración y dependencia de la escuela italiana, desde los Carracci hasta Caravaggio, pasando por Tiziano, Tintoretto o Miguel Angel. Al poco de instalarse en Amberes se construyó una casa con un gran jardín donde edificaría un espacioso estudio, una amplia biblioteca y una sala para albergar sus colecciones. La casa respondía a las características de la arquitectura y la decoración italianas, estando diseñada por él mismo. En las inscripciones que decoraban el arco del jardín se podía leer: "Dejemos a los dioses el cuidado de procurarnos sus dones y de concedernos lo que más nos conviene, pues ellos quieren a los hombres más de los que más de lo que los hombres se quieren a sí mismos"; "Pidamos la salud del cuerpo y la del espíritu. Un alma fuerte que no tema a la muerte, inaccesible a la cólera y a los deseos vanos". En ambas inscripciones se pone de manifiesto su concepción neoestoica de la vida, en sintonía con buena parte de los humanistas flamencos del momento con los que estableció una estrecha relación: Justo Lipsio, Ludovicus Nonnius o Gaspar Gevaerts. Ya en estas fechas Rubens llevaba un ritmo de vida tremendamente metódico. Se levantaba a las cuatro de la mañana, oía misa y se ponía a trabajar durante unas doce horas, al tiempo que un lector le leía en voz alta las obras de Plutarco, Tito Livio o Séneca. Hacía una comida frugal para que no interfiriera en el trabajo y una vez acabado éste, realizaba un paseo a caballo por los alrededores de Amberes. Regresaba a casa para cenar en compañía de los amigos, disfrutando de las conversaciones. Las obras pintadas por Rubens en la década de 1610 todavía presentan una significativa dependencia de la tradición flamenca, aunque las novedades aprendidas en Italia empezarán a tomar fuerza con el paso del tiempo, como podemos observar en el ciclo pintado para los Jesuitas de Amberes (1617-1621) compuesto por dos grandes lienzos de altar y 39 pinturas para las bóvedas de las galerías y las naves laterales, escenas en las que se aprecia claramente su dependencia de las decoraciones de los palacios venecianos pintados por Tiziano, Veronés o Tintoretto. Las 39 pinturas fueron realizadas por el taller, en el que Van Dyck era el principal ayudante. Y es que buena parte de los trabajos realizados por Rubens serían ejecutados por su amplio y fructífero taller ya que, como él mismo dice en 1618 a Carleton, "me encuentro tan sobrecargado de encargos para edificios públicos y colecciones particulares que me resultará imposible aceptar otros nuevos antes de que transcurran varios años". Rubens realizaba los bocetos y sus ayudantes -entre los que se contaban los mejores artistas del momento como Van Dyck, Lucas Vosterman, Paulus Pontius, Jacob Jordaens o Christoffel Jeghers- ejecutaban los trabajos siguiendo las líneas principales marcadas por el maestro, sin perder éste nunca el control sobre el resultado final del producto, ya que siempre retocaba las obras de los ayudantes antes de darlas por finalizadas. También resultará habitual su colaboración con otros artistas, entablando excelentes relaciones con sus colegas. Jan Brueghel de Velours, Paul de Vos, Lucas van Uden o Frans Snyders son algunos de los nombres que habitualmente trabajaban en igualdad de condiciones con Rubens, compartiendo la firma en los trabajos definitivos. La fama alcanzada por la pintura de Rubens rebasó las fronteras de los Países Bajos y le llegaron encargos de diferentes lugares de Europa. Estos encargos iban acompañados de distinciones y honores especiales, como los que recibió del Príncipe de Baviera o del rey Christian de Dinamarca. El primer trabajo importante para una corte extranjera llegará de París, concretamente de la reina madre doña María de Medicis. Se trata de dos ciclos de pinturas destinados a decorar el Palacio del Luxemburgo en París, uno de ellos dedicados a exaltar la memoria del difunto rey Enrique IV -tras muchas demoras no se llegó a realizar, quedando sólo bocetos y esbozos- y el otro ciclo dedicado a glorificar el reinado de María de Medicis, ciclo que se concluiría en el plazo fijado. El contrato se firmó en los primeros meses de 1622 y los veinticuatro cuadros fueron entregados con motivo de la boda por poderes entre Carlos I de Inglaterra y la princesa Enriqueta María de Borbón, en 1625. Rubens asistió a esta boda y allí conoció a un importante e influyente personaje, el duque de Buckingham, pieza fundamental en el próximo viaje que el pintor realice a tierras británicas. Antes de realizar este viaje a París, Rubens había intentado, entre 1623 y 1625, con la ayuda de un pariente residente en Holanda, negociar un tratado de paz entre Flandes y Holanda, negociación que se dio al traste ante la negativa holandesa a alcanzar la paz. Este fracaso llevó a una intensificación de las actividades militares en la zona, tomando Ambrosio de Spinola la plaza fuerte de Breda en 1625, episodio que será inmortalizado por Velázquez en Las Lanzas. Otro de los importantes ciclos realizados por Rubens en 1625 es el diseño de los tapices del Triunfo de la Eucaristía por encargo de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos y una de las principales clientes del maestro flamenco. La serie estaba dedicada al convento de las Descalzas Reales de Madrid, donde hoy se pueden ver los originales. En 1626, al poco de regresar de París, Rubens y su familia abandonan Amberes ya que la ciudad sufre una epidemia de peste. Se retiran a Laeken donde poseen una casa de campo, pero Isabella fallece, dejando al pintor viudo y con dos hijos. La pérdida de la esposa le produjo un gran dolor y, posiblemente para olvidar, no dudó en participar en las misiones diplomáticas que le llevarían a España e Inglaterra con el objetivo de que ambos países alcanzaran la paz y se pusiera fin al conflicto que desangraba la economía y las vidas de un buen número de hombres y mujeres de los Países Bajos. Bien es cierto que las conversaciones para alcanzar la paz se habían llevado de manera secreta entre Rubens y Gerbier, un pintor flamenco de la confianza del duque de Buckingham, desde hacía un tiempo pero la oposición del conde-duque de Olivares a poner fin a las hostilidades acabó con estas iniciales conversaciones en papel mojado. Pero a principios del año 1628 don Ambrosio de Spinola convencía a Felipe IV para que se retomaran las conversaciones, aunque el monarca no confiara en un principio en el pintor para tan alta empresa. La llegada de Rubens a Madrid en el mes de agosto provocaría un cambio en la actitud del rey, nombrando a Rubens Secretario del Consejo de Flandes y confiándole las negociaciones con Inglaterra. La estancia del maestro flamenco en la corte española le permitió reencontrarse con la obra de Tiziano y copiar todos los cuadros que poseía la casa real hispánica, según nos narra Pacheco. Este reencuentro con el arte del veneciano permitirá que se produzca un cambio decisivo en la pintura de Rubens, abandonando las formas escultóricas de las obras anteriores para interesarse por un mundo en el que la luz y el color ocupan ahora un papel determinante. Antes de marcharse a Londres, en abril de 1629, también tuvo oportunidad de realizar algunos trabajos, como los retratos ecuestres de Felipe IV y Felipe II o la Inmaculada Concepción para el marqués de Leganés que hoy conserva el Museo del Prado. Durante esta estancia madrileña, Rubens coincidió con el joven Velázquez y fue uno de los impulsores de que el sevillano realizara su inmediato viaje a Italia para ampliar sus conocimientos artísticos. En Londres permaneció un periodo de diez meses pero apenas tuvo tiempo para trabajar, a pesar de que Carlos I era un gran amante de la pintura. Recibió todo tipo de honores, entre los que se incluye un doctorado por la universidad de Cambridge, visitó la colecciones de arte y estrechó contactos con anticuarios y humanistas. Cansado de pasar tanto tiempo fuera de casa - "más que ninguna otra cosa en el mundo desearía volver a mi casa y quedarme allí para el resto de mi vida" escribió a su amigo Gevaerts- y con sus deberes diplomáticos casi resueltos -el tratado se firmaría ese mismo año de 1630- embarcó en Dover el 23 de marzo, poniendo fin a su etapa de grandes viajes, habiendo cumplido sus objetivos, tanto personales -fue nombrado caballero por los reyes de España e Inglaterra- como diplomáticos. Un vez en Amberes solicita a la archiduquesa Isabel "como única recompensa a todos mis servicios, que me eximiera de nuevas misiones y me dejara servirla desde mi propia casa. De cuantos favores me ha concedido éste ha sido el que más trabajo me costó obtener". Conseguido esto, su objetivo inmediato será encontrar esposa: "una mujer joven de una familia honrada pero burguesa, pues nadie puede intentar convencerme de que haga una boda cortesana. Me asusta el orgullo, un vicio inherente a la nobleza y en especial en aquel sexo, y por ello quiero elegir a alguien que no se avergüence de verme coger los pinceles. Y a decir verdad, me resultaría difícil cambiar el tesoro de mi libertad por los abrazos de una mujer vieja". La elegida será Hélène Fourment, de dieciséis años, hija de un próspero comerciante de sedas y tapices con el que Rubens tenía una estrecha amistad. Este matrimonio con la joven Hélène supondrá una especie de tónico para el maduro pintor, insuflándole ganas de vivir. Del matrimonio nacerán cinco hijos: Clara Johanna, Frans, Isabella Hélène, Peter Paul y Constancia Albertina, esta última nacida póstumamente. Hélène se convertirá desde ese momento en la principal modelo para el pintor, tanto para las santas como para las Venus. La felicidad conyugal que vive el artista se expresa en cuadros como el Jardín del amor del Museo del Prado o los numerosos retratos protagonizados por su esposa, algunos de ellos acompañada de sus hijos. Uno de los últimos encargos realizados por la archiduquesa Isabel Clara Eugenia será el Tríptico de San Ildefonso para la iglesia de Santiago de Coudenberg de Bruselas. La gobernadora falleció en diciembre de 1633, siendo sustituida en el cargo por el cardenal-infante don Fernando de Austria, hermano menor de Felipe IV. El Concejo de la ciudad de Amberes invitó al nuevo gobernador a que hiciera una entrada triunfal en la villa, siendo Rubens el encargado de organizar los preparativos. En los trabajos de la "Pompa Introitus Ferdinandi" participaron todos los artistas anturpienses -excepto Crayer y Van Dyck- engalanándose la ciudad con cinco arcos triunfales y cuatro tablados que fueron admirados por don Fernando el 17 de abril de 1635, en un recorrido por las calles que duró unas dos horas. Rubens entrará al servicio del nuevo gobernador y le hará un espectacular retrato ecuestre que hoy conserva el Museo del Prado. Sus últimos trabajos para las monarquías europeas estarán relacionados con la Península Ibérica y las Islas Británicas e Inglaterra. Para el rey Carlos I de Inglaterra pintó la decoración del techo de la Banqueting House en el Palacio de Whitehall de Londres, sala que estaría dedicada a exaltar el reinado del difunto Jacobo I. Para Felipe IV de España realiza una de sus decoraciones más importantes: la serie para la Torre de la Parada, pabellón de caza situado en el monte de El Pardo, las cercanías de Madrid. Se le encargaron unos 120 lienzos, de los que 63 tenían como temática la mitología mientras que los demás eran asuntos de cacería, que fueron derivados por Rubens a sus "especialistas": Paul de Vos y Peter Snayers. Los mayoría de los lienzos de la Torre de la Parada se perdieron en 1710, debido al saqueo del pabellón por parte de las tropas del archiduque Carlos durante la Guerra de Sucesión. De la decoración original sólo se conservan unos cuarenta cuadros, de los que 14 son de asunto mitológico, inspirados éstos en la "Metamorfosis" de Ovidio. Rubens se limitó a pintar los bocetos -los realizó aproximadamente en dos meses- que fueron pasados a lienzo por sus ayudantes Erasmus Quellinus, Theodor van Thulden, Jan Cossiers, Cornelis de Vos y Jacob Jordaens, retocando con sus propias manos estos trabajos antes de enviarlos a Madrid. Los ataques de gota eran cada vez más frecuentes en estos años, por lo que se vería obligado a delegar buena parte del trabajo en el taller en estos últimos tiempos. Hastiado del mundo de la corte y deseando "llevar una vida tranquila junto a mi mujer y mis hijos y no desear otra cosa en el mundo más que vivir en paz" Rubens compra el castillo de Het Steen, en las cercanías de Amberes, y pasa allí cada vez más tiempo, pintando paisajes para su propio goce y disfrute, delegando el trabajo y la organización del taller a Lucas Fayd´herbe. En una carta escrita a su buen amigo Peiresc dice "ahora hace ya tres años que, por la gracia divina, he conseguido recuperar la paz de espíritu tras renunciar a cualquier ocupación distinta a mi amada profesión (...) Me veía perdido en aquel laberinto, acosado día y noche por una sucesión sin fin de preocupaciones urgentes, lejos de casa durante largos meses y obligado a permanecer continuamente en la Corte". Curiosamente, esta última etapa de felicidad y tranquilidad será en la que pinte sus obras religiosas más violentas y crueles, como podemos observar en el Martirio de San Livinio de los Musées Royaux des Beaux Arts de Bruselas. El último trabajo realizado por Rubens sería el lienzo de Andrómeda y Perseo que conserva el Museo del Prado, obra que dejó sin terminar ya que le sorprendió la muerte mientras trabajaba en él. Rubens fallecía en su casa de Amberes el 30 de mayo de 1640, a punto de cumplir los 63 años. El Barroco había perdido al pintor que mejor interpretaría sus premisas, resultando su influencia avasalladora, tanto por la amplia cantidad de artistas que acudieron a su taller como por los grabados que se realizaron de su obra, llegando a todas las cortes europeas y convirtiéndose en pieza fundamental para el aprendizaje de los jóvenes artistas.
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Esta obra de Luca Giordano, tiene una gran complejidad tanto en su composición como en su significado. En la parte izquierda Rubens mira al espectador mientras pinta la escena de la parte derecha: la Alegoría de la Paz en la que Venus rechaza a Marte, dios de la guerra. Numerosos símbolos y personajes completan la composición.
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Peter Paul Rubens reúne en una sola persona singulares dotes artísticas, importantes conocimientos humanísticos, el dominio del latín y varias lenguas modernas y una especial habilidad para la diplomacia, convirtiéndose en ejemplo para un buen puñado de artistas. La familia de Rubens era originaria de Amberes; los graves acontecimientos políticos y religiosos que viven los Países Bajos en la década de 1560 llevan a la familia al exilio en 1568, trasladándose primero a Colonia y después a Siegen, donde nacería Peter Paul el 28 de junio de 1577. En 1589 Rubens y su familia regresan a Amberes. El pequeño Peter Paul frecuentó la Escuela Latina de Rombant Verdonck, donde conoció a Balthasar Moretus y se relacionó con los clásicos griegos y latinos. Pero la escasez obligaría a que los jóvenes abandonaran los estudios, entrando Peter Paul como paje al servicio de la condesa Margarita de la Ligne d#Aremberg, viuda de Felipe de Lalaing, en Oudenaarde. Pronto Rubens inicia su carrera de pintor, siendo su maestro Tobias Veraecht, pintor de paisajes con el que apenas estuvo tiempo. Un año después se trasladó al taller de Adam van Noort, "habilísimo pintor de figuras" pero con el que estuvo muy poco tiempo, acudiendo al taller de Otto van Veen. La pintura de este maestro y los grabados de Holbein y Durero serán las fuentes del estilo juvenil de Rubens. En 1598 cuando ingresará en la Guilda de San Lucas de Amberes, trabajando como pintor independiente. Italia será su siguiente destino para continuar su aprendizaje, trabajando en la corte del duque de Mantua, con el que permanece durante casi nueve años. En su estancia italiana se interesará por la pintura de Caravaggio, Tintoretto, Veronés, Correggio, Tiziano, Miguel Angel y Rafael. En este tiempo hace su primer viaje a España, iniciando su carrera diplomática. Durante la estancia en Valladolid pinta el magnífico retrato ecuestre del duque de Lerma. En estas fechas también realizará varios viajes a Génova, donde ejecutará un buen número de retratos de la nobleza del lugar, insuflando la frescura y la vitalidad necesarias como para renovar el concepto de retrato aristocrático. En octubre de 1608 Rubens regresa de manera urgente a Flandes, debido al delicado estado de salud de su madre. Demostrada su maestría, es contratado por los gobernadores de los Países Bajos, permitiéndole instalarse en Amberes y fijando un sueldo anual de 500 ducados. Este momento de gloria es rematado por Rubens con su matrimonio con Isabella Brandt, catorce años menor que él, lo que no fue inconveniente para que establecieran una estrecha relación, naciendo de este matrimonio tres hijos. Pronto empiezan a llegar los primeros contratos importantes de los clientes más prestigiosos de la ciudad: el Ayuntamiento y la catedral, poniendo de manifiesto en estos trabajos su admiración y dependencia de la escuela italiana. Las obras pintadas por Rubens en la década de 1610 todavía presentan una significativa dependencia de la tradición flamenca, aunque las novedades aprendidas en Italia empezarán a tomar fuerza con el paso del tiempo, como podemos observar en el ciclo pintado para los Jesuitas de Amberes entre 1617 y 1621. Los encargos aumentaban cada día, por lo que Rubens organiza un fructífero taller, en el que trabajarán artistas de la talla de Van Dyck o Jordaens, sin perder Rubens nunca el control sobre el resultado final del producto, ya que siempre retocaba las obras de los ayudantes antes de darlas por finalizadas. La fama alcanzada por la pintura de Rubens rebasó las fronteras de los Países Bajos y le llegaron encargos de diferentes lugares de Europa. Estos encargos iban acompañados de distinciones y honores especiales. El primer trabajo importante para una corte extranjera llegará de París, concretamente de la reina madre doña María de Medicis. Se trata de dos ciclos de pinturas destinados a decorar el Palacio del Luxemburgo en París. Otro de los importantes ciclos realizados por Rubens en 1625 es el diseño de los tapices del Triunfo de la Eucaristía, por encargo de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia, serie destinada al convento de las Descalzas Reales de Madrid. En 1626 fallece Isabella, dejando al pintor viudo y con dos hijos. La pérdida de la esposa le produjo un gran dolor y, posiblemente para olvidar, no dudó en participar en misiones diplomáticas que le llevarían a España e Inglaterra, con el objetivo de que ambos países alcanzaran la paz. Rubens llega a Madrid en el mes de agosto de 1628. En la capital de España se reencuentra con la pintura de Tiziano, abandonando las formas escultóricas de las obras anteriores para interesarse por un mundo en el que la luz y el color ocupan ahora un papel determinante. Tuvo oportunidad de realizar algunos trabajos, como los retratos ecuestres de Felipe IV y Felipe II o la Inmaculada Concepción para el marqués de Leganés En abril de 1629 se traslada a Londres, donde permanecerá un periodo de diez meses pero apenas tuvo tiempo para trabajar, ya que fue colmado de todo tipo de honores. El 23 de marzo de 1630 embarcaba en Dover para regresar a su hogar, poniendo fin a su etapa de grandes viajes. A su llegada a Amberes contrae matrimonio con Hélène Fourment, una joven de 17 años. Esta relación supondrá una especie de tónico para el maduro pintor, insuflándole ganas de vivir; del matrimonio nacerán cinco hijos. Hélène se convertirá desde ese momento en la principal modelo para el pintor, tanto para las santas como para las Venus. Sus últimos trabajos para las monarquías europeas estarán relacionados con la Península Ibérica y las Islas Británicas. Para el rey Carlos I de Inglaterra pintó la decoración del techo de la Banqueting House en el Palacio de Whitehall de Londres. Para Felipe IV de España realiza una de sus decoraciones más importantes: la serie para la Torre de la Parada, pabellón de caza situado en el monte de El Pardo, en las cercanías de Madrid. Los ataques de gota eran cada vez más frecuentes en estos años, por lo que se vería obligado a delegar buena parte del trabajo en el taller. Hastiado del mundo de la corte y deseando llevar una vida tranquila, Rubens compra el castillo de Het Steen, en las cercanías de Amberes, y pasa allí cada vez más tiempo, pintando paisajes para su propio goce y disfrute. Curiosamente, esta última etapa de felicidad y tranquilidad será en la que pinte sus obras religiosas más violentas y crueles. El último trabajo realizado por Rubens sería el lienzo de Andrómeda y Perseo, obra que dejó sin terminar ya que le sorprendió la muerte mientras trabajaba en él. Rubens fallecía en su casa de Amberes el 30 de mayo de 1640, a punto de cumplir los 63 años. El Barroco había perdido al pintor que mejor interpretaría sus premisas, resultando su influencia avasalladora, tanto por la amplia cantidad de artistas que acudieron a su taller como por los grabados que se realizaron de su obra, llegando a todas las cortes europeas y convirtiéndose en pieza fundamental para el aprendizaje de los jóvenes artistas.
obra
A los lados del gran patio se erigían el patricio edificio para vivienda (a la izquierda, en estilo flamenco del siglo XVI, comprado a un rico burgués amberino) y el obrador (a la derecha, con majestuoso frontis a la italiana), unidos por una bella galería porticada abierta al jardín, cuya perspectiva la cerraba un ampuloso pabellón de reposo. Decorada con estatuas y relieves, en especial la fachada del pórtico, verosímilmente diseñado por Rubens, el aspecto del conjunto -antes de su restauración (1937-46)- era próximo al arte barroco italiano pero tocado por acentos plásticos ornamentales flamencos. Mitad palacete, mitad taller, atesoraba las colecciones artísticas del maestro.
obra
Quizá sea éste uno de los lienzos más famosos de Manet. Posó para él una modelo de la que sólo conocemos su nombre de pila, Marguerite, confundida por la esposa del pintor con una joven que frecuentaba por estas fechas el estudio de la rue Saint-Petersbourg llamada Amélie-Jeanne. El pintor demuestra la altísima calidad de su dibujo, aprendido en el taller de Couture y reafirmado en sus frecuentes visitas al Louvre. Las líneas básicas del torso de la modelo están firmemente trazadas, mientras que los demás elementos - cabello, chal, sombrero - muestran un mayor difuminado, debido a la sensación atmosférica creada alrededor de la modelo. Contrario a la atracción del pintor por los contrastes, en esta imagen predominan las tonalidades claras, incluso en el fondo, para el que emplea una interesante mezcla de verdes y amarillos. La mirada caída de la joven provoca un aire de misterio que se refuerza con la desconocida identidad. No debemos olvidar que un desnudo de estas características - desprovisto de carga provocadora, al contrario que Olimpia - era uno de los ejercicios más estimados de la Academia con el que se podían obtener importantes éxitos. El Nacimiento de Venus de Cabanel había sido la principal atracción del Salón cuando el Desayuno en la hierba de Manet fue rechazado. Son dos desnudos femeninos pero con significados totalmente distintos.
Personaje Político
Siendo un adolescente comenzó a trabajar como tornero. Ya en estos años se adhirió a la sección de aprendices del Sindicato Metalúrgico de UGT y poco después ingresó en las juventudes socialistas de Erandio. Su apoyo al manifiesto revolucionario de Jaca le costó su primera detención en 1930 y un año después entraba a formar parte de la comisión Ejecutiva del Sindicato de Metal. Fue entonces cuando inició su carrera política en el PSOE como secretario de la Junta de Erandio. Tras la huelga general de 1934 volvió a ser recluido y encerrado durante siete meses en un barco que se encontraba atracado en Erandio. Aunque se le condenó a seis años y ocho meses por sedición, con la victoria del Frente Popular recuperó la libertad. Luchó en el frente como comandante y comisario de la XV Brigada, hasta que en 1937 fue capturado y en 1940 sometido a un consejo de guerra por el que cayó una condena de 14 años. Ramón Rubial cumplió condena durante casi veinte años en distintas penitenciarías y batallones de trabajo hasta que en agosto de 1956 recuperó la libertad. En estos años continuó luchando para reorganizar el partido. Aunque su familia residía en Chile desde hacía tiempo, prefirió quedarse en Madrid y continuar trabajando por el PSOE desde la clandestinidad. En esta época adoptó el sobrenombre de Pablo. El 1957 le acusaron de nuevo por asociación ilícita y sufrió durante tres meses la cárcel. Al tiempo que luchó por la reactivación del partido continuó trabajando como tornero en un taller de Deusto. Desde 1958 fue ascendiendo posiciones en la comitiva del PSOE hasta entrar en la ejecutiva. En 1968 fue desterrado a Caminomorisco, en las Hurdes, y en 1970 regresó al País Vasco libre de cargos al no poder demostrarse nada en su contra. Tras la muerte de Franco y en tiempos de la transición, ocupó en 1976 la presidencia del Congreso de UGT, del que era Secretario General Nicolás Redondo, y ese mismo año fue nombrado presidente del PSOE. Ramón Rubial encabezaría la presidencia del partido hasta la fecha de su muerte. Desde 1982 fue su representante por decisión de la Ejecutiva. En 1977, tras las elecciones Constituyentes del 15 de junio, fue nombrado senador del PSOE en representación de la provincia de Vizcaya. Un año después la Asamblea de Parlamentarios Vascos le eligió primer lehendakari del Consejo General del País Vasco, cargo en el que tuvo que enfrentarse a su contrincante Juan Ajuriaguerra, representante del PNV. En este tiempo trabajó en el anteproyecto del Estatuto de Autonomía y el País Vasco recibió sus primeras transferencias. El terrorismo de ETA fue uno de los temas que más le preocupó. En este sentido, se mostró partidario de emprender un diálogo con la banda terrorista y llegó a plantearse su legalización. La crisis de la siderurgia y naval fue otro de los temas que más le preocuparon, debido al paro provocado. En 1979 Carlos Garaicoechea le reemplazó en el cargo. Rubial continuó trabajando por su partido y en 1982, tras la victoria del PSOE en las elecciones generales, recuperó su escaño como senador. En la siguiente convocatoria no fue reelegido ni en el Senado, aunque logró acceder al Parlamento Vasco gracias a la dimisión de otro diputado. Durante las siguientes legislaturas continuó manteniendo su escaño en el Senado, además de desempeñar otras responsabilidades políticas. A partir de 1990 presidió la Fundación Españoles en el Mundo, que tenía como fin ayudar a los emigrantes españoles. Políticamente, Rubial prestó su apoyo a José Luis Corcuera y Múgica, entre otros miembros del partido, mostrando siempre reacio a la disgregación interna del partido. El partido editó una biografía sobre él titulada "Ramón Rubial, un compromiso con el socialismo", con prólogo de Felipe González. A lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos homenajes y, a instancias de Francisco Fernández Ordóñez, le fue otorgada la Gran Cruz del Mérito Civil.
Personaje Pintor
Su formación discurre en Roma, donde se inició de la mano de Francisco Salviati. Con este colaboró en algunos trabajos. Mantuvo una estrecha amistad con Gaspar Becerra, que también se encontraba en la ciudad eterna. Los dos fueron en alguna ocasión ayudantes de Vasari.
Personaje Científico
Cursó la carrera de medicina en su ciudad natal, donde fue discípulo de Manuel José de Porto y José de Gardoqui. En 1845 sacó a la luz "Manuel de Clínica Quirúrgica". Tras doctorarse, se establece en Sevilla, donde su reconocimiento es cada vez mayor. En esta época entra en contacto con los principales protagonistas de ámbito intelectual y político. La influencia que recibe de Federico de Castro Fernández, que había sido alumno de Julián Sanz del Río, es absoluta como se puede apreciar en "El libro chico" que publica en 1863 y donde refleja su pensamiento filosófico. En 1864 vuelve a editar una nueva obra que titula "El Ferrando". Desde el punto de vista político, fue un gran defensor de Francisco Pi y Margall. A comienzos de los años sesenta se exilió a Londres y aprovechó esta ocasión para completar su formación. Más tarde se trasladó a Montpellier y luego a París. En la Ciudad de las Luces se relacionó con Alfred Velpeau y Auguste Nelaton, entre otros autores. En 1868 regresa a España tras la revolución y gracias a su intervención nace la Escuela Libre de Medina y Cirugía de Sevilla. En esta se impartieron por primera vez clases de histología. Un año después realiza su primera incursión en la vida política y es nombrado representante de la candidatura republicana por Sevilla en las Cortes constituyentes. Con la llegada de la República resulta elegido para ocupar la embajada de Londres. Sin embargo, no permaneció demasiado tiempo ya que el régimen británico no reconoció al gobierno español. A pesar de todo aprovechó su estancia aquí y luego recorrió Estados Unidos para estudiar y seguir formándose desde el punto de vista científico. En 1870 se establece definitivamente en Madrid, y en poco tiempo su prestigio como cirujano es absoluto. Mantuvo importantes relaciones con Francisco Giner de los Ríos y con otras personalidades del ámbito de la medicina. Luchó por la mejora de la enseñanza y fundó el Instituto de Terapéutica Operatoria en el Hospital de la Princesa de Madrid. Las instalaciones eran modestas pero se abrieron consultas con todo tipo de especialidades. Su actividad fue realmente importante para muchos de los alumnos que se estaban formando. Gran parte de sus estudios fueron reunidos en "Reseñas anuales". Además, publicó sus descubrimientos en la "Revista iberoamericana de Ciencias Médicas". Sin duda, fue uno de los principales promotores de las instituciones renovadoras, además de realizar grandes aportaciones al campo de la cirugía.
Personaje Arquitecto
Joan Rubió i Bellver consiguió el título de arquitecto desde 1892 y fue simpatizante de la Lliga Regionalista, colaborando con Prat de la Riba en la Diputación de Barcelona y, posteriormente, en la Mancomunidad. Fue regidor de Barcelona en las elecciones de 1905. Escribió "Dificultats per arribar a la síntesi arquitectònica", en 1913, donde expone la interpretación sintetizada de la obra de Gaudí. Es el mejor de sus colaboradores, y trabajó con él desde 1893 hasta 1905. Potenció la corriente llamada "gaudinismo". Estaba completamente de acuerdo con el concepto gaudiniano de la función estructural de la naturaleza, uniendo mecánica y estética. Fue, también, acuarelista y conferenciante. Presidió el Cercle Artístic de Sant Lluc, de 1904 a 1906 y de 1912 a 1914. En cuanto a su estilo, se le considera el más creativo en lo referente a la factura arquitectónica e innovador en cuanto a las técnicas constructivas. Utiliza la estética expresionista, en algunas de sus obras, de acusados contrastes en la utilización de materiales. Entre sus trabajos, como arquitecto de la Diputación proyectó el Taber Mons Barcinenonsesis, en 1906; el ciborio del monasterio cisterciense de Vallbona de les Monges (Lleida); el Sanatorio del Tibidabo, y el Baldaquino de Ripoll, en 1912; la casa Golferichs de la Gran Vía de Barcelona; el Frare Blanc de la Avenida del Dr. Andreu, en 1913; la casa Ripoll, en la calle del Cister; la iglesia parroquial de Sóller, en Mallorca; la Torre dels Pardals, en el barrio barcelonés de Horta, en 1918; la Residencia sacerdotal y Biblioteca Balmesiana, de la calle Durán y Bas; la iglesia del Sagrado Corazón de Gijón, de 1913 a 1921; la Escuela Industrial de Barcelona, de 1917 a 1931; el puente neogótico de la calle Obispo Irurita y el Asilo de ancianos de Igualada, de 1931 a 1936. Participó como colaborador en varias de las obras de Gaudí: casa Calvet, casa Batlló, la Sagrada Familia, Catedral de Palma de Mallorca, Rosario monumental de Montserrat, Bellesguard, Colonia Güell, entre otros. La obra más representativa de su estilo se realizó durante su estancia en Mallorca: la ampliación y nueva fachada de Sant Bartomeu de Sóller, denominada la "catedral de la muntanya".