Mesa realizada en terracota o piedra, que se introducía en las tumbas egipcias, donde se grababan o aparecían en relieve las ofrendas para el difunto. De este modo garantizaba que éste tuviera alimento y bebida durante la vida de ultratumba.
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obra
Esta interesante tabla forma parte de una mesa, que Felipe II compró para conservar en sus aposentos privados de El Escorial. Aunque es cuadrada, el formato de la pintura es circular, y remite directamente al ojo de Dios, puesto que Cristo ocupa el centro. La idea es que Dios lo ve todo, los siete pecados capitales que rodean el ojo, y Cristo se encuentra en mitad de todo ello como única posibilidad de redención. Los siete pecados se explican detalladamente en siete escenitas, correspondiendo cada una de ellas con las siguientes faltas: La Ira nos presenta una escena de celos y de lucha; la Soberbia se esconde en la mirada de una dama que se recrea en la imagen de sí misma que le devuelve un espejo sostenido nada menos que por un demonio; la Lujuria la encontramos en las dos parejas de amantes que se recrean en una tienda, divertidos por un bufón y por la música que debieron tocar los instrumentos abandonados en el suelo; la Pereza es en cambio un hombre dormido plácidamente en un sillón mientras su esposa trata en vano de despertarle, una esposa ataviada para acudir a los Santos Oficios; la Gula es claramente el banquete que se ofrece en una mesa, del cual dan cuenta con voracidad varios personajes; la Avaricia muestra al juez que se deja sobornar; mientras, la Envidia relata un refrán flamenco: "dos perros con un hueso rara vez llegan a un acuerdo". Completando la composición en los cuatro ángulos libres del tablero, nuevamente se nos recuerda los efectos del pecado sobre nuestra vida eterna, en forma de Postrimerías: la Muerte, el Juicio Final, el Infierno o la Gloria.
Personaje
Escultor
Con veintitrés años entra en el taller de Juan Martínez Montañés, establecido en Sevilla. Con su maestro trabajó en diversos encargos. Su factura revela la influencia que éste ejerció sobre Juan de Mesa tanto en la técnica como el estilo equilibrado. La tendencia al barroquismo es sin embargo la nota que le distingue. En un primer periodo realiza obras como el Cristo de la Misericordia o la Cabeza del Bautista de la catedral de Sevilla. El dramatismo se repite en su producción constantemente.
obra
De origen suizo Giacometti va a París en 1923 y coquetea con el cubismo y la escultura africana hasta que se mete de lleno en el surrealismo desde 1930 a 1934, cuando es expulsado. Como a Calder o a González, no le interesa la masa, el volumen de la escultura tradicional; sus figuras de yeso, madera o metales se sitúan en el espacio y se apropian de un espacio mayor que el que ocupan materialmente.