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Esta región, una de las más ricas y desarrolladas de Italia, fue transferida a los Habsburgo con el Ducado de Mantua en virtud de los Tratados de Utrecht, recibiendo una enorme influencia de la corte vienesa en todo este período a través de las profundas reformas que se acometen desde el principio, como la revisión sistemática del Catastro (1718-1759), la supresión de las aduanas internas (1723), el intervencionismo del Estado para estimular el crecimiento económico y la reforma del sistema impositivo. Asimismo, la ebullición intelectual que haría de la Universidad de Pavía uno de los grandes centros culturales de Italia, fue estimulada por los dirigentes austriacos, lo que convirtió al Milanesado en foco de irradiación de la Ilustración y el progreso. Carlos VI (1713-1740) gobernó la región a través de gobernadores. Uno de ellos, Colloredo, crea en 1718 una Junta del Censo para establecer un cómputo actualizado y fiable de las propiedades inmobiliarias. Ayudado por otros políticos reformadores como Miro, Cavalieri y Esmandia, y venciendo la resistencia de la nobleza y el clero que se negaban a tasar sus tierras, se hizo un catastro bastante completo que serviría de instrumento básico para crear una fiscalidad racional y coordinada por el Estado. Aunque los objetivos estuvieron a punto de ser alcanzados, el estallido de la Guerra de Sucesión polaca y la apertura de un frente en esta zona tras la invasión piamontesa, paralizó el proyecto momentáneamente por las preocupaciones militares. Al estallar la crisis dinástica en Austria, María Teresa (1740-1780), temiendo perder el Milanesado, envió al conde Gian Luca Pallavicini como delegado del ejército que operaba en Italia; este genovés desde el principio pensó en combinar medidas políticas con militares, por lo que se propuso tres objetivos: terminar el catastro, reorganizar la hacienda, acometiendo un nuevo plan impositivo, y acabar con el déficit público. A pesar de estos intentos, la reforma no fue acometida a fondo hasta el fin de la guerra, puesto que ésta, además, puso de relieve otros problemas adicionales como la falta de centralización administrativa, la ausencia de una política económica y un ejército insuficiente. Así pues, en 1750 Pallavicini es nombrado gobernador y realiza sus proyectos de cambio: abolición de cualquier magistratura extraordinaria en el campo de la justicia, creación del Banco de María Teresa (1753) y reorganización de la hacienda. Fue fundamental la ayuda prestada por otro gran reformista, Pompeo Neri, para terminar el catastro y estimular la producción agrícola. Por esos años se firmó un Concordato con la Santa Sede (1757), precedido de una enorme polémica, y que estuvo a punto de anular los efectos de la reforma por la resistencia tenaz que opuso la Iglesia al recorte de sus privilegios y a la obligación de contribuir al fisco. A Pallavicini le sucedió el conde Di Firmian continuándose la seguida ola reformadora. Acabado el catastro, donde se puso de manifiesto las profundas desigualdades en el reparto de las tierras, entraría en vigor la nueva ley fiscal (1760), que afirmaba el principio de la universalidad impositiva al tiempo que adoptaba nuevas medidas para la correcta distribución de los gravámenes. En 1765 se creó el Consejo Supremo de Economía, como organismo rector de la política económica, fiscal y financiera, que elaboró un Código Comercial, promovió el relanzamiento de la industria textil y estimuló la investigación científica orientada a la producción. También por estos años se inició una clara política regalista con la creación de una junta (1765) que trataría de poner bajo control del Estado los asuntos eclesiásticos. La primera medida adoptada fue la reafirmación del Exequátur, seguida de un edicto sobre la mano muerta eclesiástica que preveía un impuesto especial sobre los bienes del clero (1767); después se proclamó la separación de la Iglesia del Estado, definiéndose claramente ambas esferas de poder y poco después se le quitó a la Inquisición el control sobre la censura de libros, que en adelante ejercitaría una junta de Estudios, favoreciendo la libertad de pensamiento. También se disminuyeron las festividades religiosas, se prohibieron determinadas manifestaciones de culto y se abolió el derecho de asilo. Por último, en el terreno institucional se procedió a la abolición de los principales organismos políticos y jurídicos de la aristocracia lombarda siendo sustituidos por departamentos y dependencias directamente supervisados por los ministros. El reformismo de José II (1780-1790) se caracteriza por su radicalidad, asestando un golpe definitivo a los antiguos poderes establecidos. Sin embargo, su reforma fue incomprendida por la sociedad lombarda; la vieja aristocracia, al verse desplazada del poder, desencadenó una gran resistencia y los propios intelectuales, disgustados por el autoritarismo real, no dieron su respaldo. En el plano económico aplicó una política novedosa y original tendente al liberalismo económico; para ello se suprimen las corporaciones, se reforma el sistema de abastecimientos y se declara la libertad total de comercio. El otro campo donde se muestra novedad es en la reforma administrativa: Milán deja de ser un territorio con relativa autonomía para formar parte del Estado habsburgués; para ello desaparece el departamento y canciller de Italia en Viena y los organismos que en Milán controlaba la nobleza (Senado, magistrado cameral y algunos cuerpos cívicos) y se crea un entramado que tiene en su vértice un Consejo de Gobierno, donde permanece la figura del gobernador, y varios departamentos especializados en los diferentes campos del gobierno; Lombardia así es dividida en ocho circunscripciones provinciales con un intendente a su frente y se adoptan algunos cambios en la administración municipal para aumentar la representación en su seno de todos los grupos sociales.
contexto
Lombardía continuó con sus acreditados talleres de marmolistas, lo mismo que Liguria, ambas en la proximidad de las canteras de Carrara, pero el más importante escultor establecido en Milán, desdes donde remitió excelentes obras a España, es Leone Leoni, natural de Arezzo (1509-1590) como Vasari. Todavía se conserva en la calle milanesa de los Omenoni la mansión del artista, protegida por barbudos atlantes. Habilísimo broncista y tallista del mármol, es autor de puntuales retratos en Mantua, Sabbioneta, y Milán donde queda también el bien compuesto monumento funerario de Gian Giacomo de Médicis en el Duomo, presidido entre alegorías por un esbelto retrato de pie. A España remitió el grupo de Carlos V venciendo al Furor, y retratos de cuerpo entero de la emperatriz Isabel y Felipe II, más otros de la familia de los Austrias. Su obra de mayor empeño para España son las esculturas del retablo mayor y el sepulcro de Carlos V y el de Felipe II en El Escorial, en colaboración con su hijo Pompeyo Leoni que quedará luego en la Península. Leone fue asimismo fecundo cultivador de la medalla. En el extremo oriental de la Italia nórdica, en Venecia, tras la muerte de Jacobo Sansovino, el más importante escultor manierista fue Alessandro Vittoria, natural de Trento (1524-1606), quien colaboró con Palladio en Vicenza y en alguna de sus villas, como en el ninfeo de la villa Barbaro en Maser. Fue continuo retratista de los duques de Venecia y supo captar con expresiva fidelidad los rostros barbados del dux Grimani (San Sebastiano) o Niccoló de Ponti (1577, pinacoteca Manfrediniana). Su miguelangelesco y grandioso San Jerónimo con el León (h. 1565) en Santa María dei Frari, supera en vigor dinámico a los Gigantes de Sansovino de lo alto de la escalera del Palacio Ducal.
Personaje
Escultor
Su educación discurre bajo los consejos de Pietro Lombardo, su progenitor. Con él y su hermano Tulio, arquitecto y escultor de profesión, trabajó en distintas obras. Ayudó a su padre en el monumento a Andrea Vendramin. Uno de sus trabajos más notables es el Santo Tomas que se conserva en la iglesia de San Juan y San Pablo en Venecia. Otra de las obras que realizó de forma independiente fue el altar de la capilla Zen en San Marcos de Venecia. Sus primeras creaciones son un reflejo del estilo de su padre, aunque luego evolucionaría hasta formas más clásicas.
Personaje
Religioso
Nacido en Lombardía, recibió estudios en Bolonia y París, donde se educó bajo las enseñanzas de Pedro Abelardo. Dedicó su vida al estudio de la teología católica, escribiendo su obra máxima "Sentiarum libri quatour". Fue también designado obispo de París.
Personaje
Arquitecto
Podría ser de origen lombardo, según se deduce de su nombre. Se piensa que su formación discurre en la Toscana y luego se traslada a Venecia. El monumento a Roselli de Padua es la primera obra que se conoce de este autor. El resto de su actividad queda documentada en Venecia. En la ciudad de los canales abrió un taller, especializado en la realización de monumentos fúnebres. En un recorrido por las iglesias de la ciudad es posible contemplar infinidad de sepulcros ejecutados bajo la dirección de Pietro Lombardo y donde intervinieron sus hijos Antonio y Tullio. A su faceta de arquitecto se debe la iglesia de San Giobbe de Venecia, y Santa María dei Miracoli.
Personaje
Arquitecto
Nieto de Pietro e hijo de Tullio Lombardo, Sante se formó en el taller de su familia y trabajó sobre todo como arquitecto. Su estilo recuerda el de principios del renacimiento veneciano, con influencias de Mauro Codussi y Pietro Lombardo; sin embargo, sus obras muestran ya la monumentalidad del pleno renacimiento. Su obra más destacada es la iglesia San Giorgio dei Greci.
Personaje
Arquitecto
Escultor
Se inicia en el mundo del arte de la mano de su padre Pietro Lombardo. Como su hermano Antonio Lombardo colaboró en numerosas ocasiones con su progenitor. En los trabajos que ejecutó en el taller de su padre se aprecia un estilo más academicista. Sin embargo, no tardó demasiado tiempo en realizar trabajos de forma independiente. De estas obras cabe citar la Coronación de María o San Giovanni Crisóstomo. Como arquitecto es autor de las iglesias de Madona Grande de Treviso y San Salvador de Venecia, además de ejecutar los leones de mármol del colegio de San Marcos.
Personaje
Escultor
Escultor originario de Tournai que trabajó en Navarra al servicio del rey Carlos el Noble, a quien realizó un monumento funerario en la catedral de Pamplona. También realizó algunos retratos de reyes e imágenes para el castillo de Olite. Posteriormente, parece que se establece en Tafalla, donde realiza una imagen de San Sebastián para la iglesia de Santa María. En los últimos años de su vida trabajó como maestro de obras en Navarra y en Castilla.