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Andre Salmon, ya en 1912, suscitó la idea de que la pintura de vanguardia nació en Francia en 1907 con la creación del revolucionario cuadro de Picasso Las señoritas de Aviñón, considerado además como la obra germinal del lenguaje cubista. Esta rotunda tesis, avalada por otros comentaristas, no ha sido puesta en duda por la historiografía hasta el presente. De hecho, son los experimentos que llevaron a cabo Pablo Picasso y Georges Braque a partir de ese momento los que configuraron el horizonte estético del cubismo, decididamente afianzado después de 1910 como corriente de vanguardia, que se hizo internacional en apenas dos años. En origen, la composición de las Señoritas está relacionada con las últimas Bañistas de Cézanne y con obras de él derivadas, como las de Matisse Alegría de vivir y Lujo, calma y voluptuosidad, a la que trata de oponerse conceptualmente; pero sobre todo está influida directamente por la estética antiacadémica de la escultura arcaica griega, egipcia, ibérica y negroafricana. Durante 6 meses el pintor estuvo haciendo dibujos previos, cada vez más simplificados, eliminando lo anecdótico para quedarse únicamente con el espacio y las figuras; después lo transformó con violencia, y al fin lo dejó inacabado. Pero de todas formas, con él revolucionó el modo de concebir la pintura, aunque de momento no fuera entendido. Al parecer la obra fue concebida como una sátira erótico-alegórica-literaria de las obras en boga relacionadas con la Arcadia. Se trataba de cinco mujeres y dos hombres en la habitación de un prostíbulo, en torno a una mesa con frutas, flores, cortinas, etc. En principio la figura central sentada era un marinero, y la que entraba por la izquierda, un estudiante que llevaba una calavera. Placeres de la carne y de los sentidos enfrentados a la muerte, que configuraban una vanitas a la manera barroca, para reforzar la ironía antiacadémica. En las simplificaciones desaparecieron los hombres y las flores, quedando las mujeres en un espacio poco profundo, como en un bajorrelieve. Del lienzo original pintado en la primavera de 1907 sólo quedan los desnudos centrales que miran al espectador. Es patente la norma del antiguo Egipto en la figura de la izquierda, mientras que el arte ibérico influye en el modelado de las cabezas, algunas de las cuales fueron violentadas en el otoño, tras el contacto de Picasso con las esculturas africanas. Matisse, Derain y Vlaminck ya se habían interesado por ellas, y parece que fue Matisse quien indicó a Picasso que podían encontrarse en una tienda de la calle Rennes. El gran valor del arte africano era que integraba figura y espacio en un mismo término. El espacio no es ya un contenedor estático de figuras, sino que puede ser sujeto de deformaciones, exactamente igual que ellas; o sea, se convierte en forma dinámica. La figura, gracias a la multiplicidad de planos, puede verse de frente, de perfil y de espaldas a un tiempo, como la mujer en cuclillas de la derecha, con lo que se rompe el sentido del volumen y la perspectiva tradicional. En efecto, desde el Neoclasicismo los artistas estaban revisando el concepto de espacio pictórico renacentista, creado a base de un espectador fijo que tiene ante sí un cubo de espacio, en el que las figuras se disponen empequeñecidas según se alejan del primer plano. Los neoclásicos dispusieron las figuras a manera de friso en relieve; después los realistas, impresionistas y postimpresionistas habían ido controlando la profundidad por diversos medios, acercándose a la realidad bidimensional del cuadro; Gauguin, Cézanne y los fauves lo comprendieron plenamente. Pero no obstante, la deformación de la figura y el espacio en estos pintores había sido mínima. Picasso descubrirá que la figura puede cortarse en planos, descomponerse, analizarse y que por eso la pintura no deja de ser un cuadro. Cuando mostró Las señoritas a sus amigos quedaron extrañados, con excepción del marchante Daniel Henri Kahnweiler. Permaneció arrinconado en el Bateau-Lavoir hasta que en 1920, sin haberlo visto siquiera, lo compró el coleccionista Jacques Doucet. En 1925 fue publicado por los surrealistas y en 1937 se expuso por vez primera. Parece que el título original fue El burdel filosófico, puesto por Apollinaire y Salmon; luego fue Salmon quien lo llamó al parecer Carrer d'Avinyó, una calle de Barcelona, por donde había vivido Picasso, en la que había prostíbulos. Se hacían bromas con el cuadro acerca de que la abuela de Max Jacob era de Avíñón y de que Fernanda Olivier, la amante de Picasso, y Marie Laurencin, la de Apollinaire, estaban allí representadas.
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En este pequeño lienzo Fortuny presenta un claro ejemplo de la pintura de "casacón" tan admirada en Francia gracias a Meissonier. Posiblemente se trate de un estudio preparatorio debido a la libertad de ejecución que presenta, contrastando con las obras definitivas como el Coleccionista de estampas o La vicaría. Las figuras que se asoman al balcón van vestidas de época, destacando por sus gestos más que por los detalles de sus vestidos, exhibiendo el pintor una pincelada fluida y empastada en la que el dibujo pasa a un segundo plano. El color tiene un importante papel en el conjunto al igual que la atmósfera creada en un alarde técnico que recuerda a Velázquez o los impresionistas.
obra
Se trata de la cubierta de un álbum de poemas escritos por Jean Gaudezki con música de Désiré Dihau, el fagotista de la Opera y amigo de Lautrec. El protagonista de la composición es Dihau paseando a un oso por las riberas del Sena, procediendo a cruzar el puente de las Artes mientras que al fondo se contempla un nuevo puente y la majestuosa silueta de la Torre Eiffel. El título de "Viejas Historias" está relacionado con los asuntos que circulaban por los cafés y que fueron recopilados por el poeta. Lautrec demuestra una vez más su dominio de la línea mientras que el color es aplicado de manera plana, recordando a la estampa japonesa.
lugar
La más septentrional de las islas griegas de Anatolia, presenta numerosos vestigios de época micénica. La isla fue poblada por griegos llegados de Grecia central y que hablaban un dialecto eolio. Sus habitantes se beneficiaron de un suelo fértil y de buenos fondeaderos, siendo su principal actividad económica el cultivo del olivo y el comercio. Lesbos y sus ciudades principales (Mitilene, Metimna, Antisa, Ereso y Pirra) conoció su apogeo entre los siglos VII y VI a.C., especialmente bajo el gobierno del tirano Pitacos. En Lesbos surgió una escuela de poesía lírica, con autores como Safo y Alceo que ensalzan la primavera, el amor y la muerte. Los mejores restos arqueológicos de la isla son un teatro excavado en la colina, en Mitilene, así como una mansión romana del siglo III d.C., con unos excelentes mosaicos en los que se representan escenas de las comedias de Meneandro.
Personaje Arquitecto
Su formación discurre en uno de los ambientes más selectos. Educado en el clasicismo francés, supo combinar sus creaciones con elementos propios de la arquitectura italiana. Fue canónigo de Notre Dame y miembro del Parlamento. De sus relaciones personales, cabe destacar su amistad con el monarca Francisco I. Por encargo de éste llevó a cabo la restauración del Louvre. Previamente, había trabajado con J. Goujon en la Tribuna de Saint-Germain-l'Auxerrois. Juntos también realizaron la Fuente de los Inocentes. Es autor, además, del Pabellón del reloj y la Sala de los cien suizos.
termino
acepcion
Banda lombarda.