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monumento
<p>La iglesia de Saint Sulpice es una de las más hermosas e impresionantes de todo París. Su construcción se inició en 1646 y tardó más de un siglo en finalizarse. Sobre el sitio de Saint Sulpice existía desde aproximadamente el siglo IX una iglesia parroquial que dependía de Saint-German-des-Prés. Reconstruida entre los siglos XIII-XV, era un edificio gótico que, a partir de 1646, se restauró bajo las órdenes del arquitecto Christophe Gamard. Las obras, sin embargo, fueron abandonadas en 1678 debido a graves dificultades financieras, y los trabajos no se reiniciaron hasta 1714. Durante la Revolución Francesa, Saint Sulpice pasó a ser el Templo de la Victoria, sala de fiestas y de banquetes. A partir de 1800 recuperó su culto pero habiendo perdido parte de sus riquezas. Su fachada está formada por dos pisos de elegantes columnas y dos torres mal emparejadas en cada extremo. Los dos pórticos son de estilo dórico y corintio, respectivamente, situados sobre un vasto frontón triangular entre las dos torres. Los amplios arcos de las ventanas inundan de luz su interior. Una de las capillas laterales de la derecha está decorada con murales de Eugéne Delacroix. El interior reproduce las dimensiones de una catedral medieval, con sus cinco naves rodeadas por capillas laterales, grande transepto y deambulatorios.</p>
museo
La iglesia de Santa Bárbara puede visitarse en Madrid. Uno de sus atractivos lo constituye la obra de Zurbarán que conserva en su interior.
obra
El retablo de la iglesia de Santa María de la Alhambra fue realizado por Juan López de Almagro en el año 1671. Presenta grandes columnas salomónicas, con las tallas de Santa Úrsula y Santa Susana. En el remate se halla un relieve de la Trinidad. El centro del retablo lo ocupa una imagen de Santa María de la Alhambra, del escultor Torcuato Ruiz del Peral, realizada siguiendo el estilo de Alonso Cano. Por encima de esta talla, un gran crucifijo de Alonso de Mena, del año 1634, completa la iconografía del retablo.
obra
Fue construida para sus clientes de la poderosa abadía premostratense de Schussenried. Aunque simple maestro albañil, Zimmermann nos ofrece una curiosa planta en óvalo, alargada en los extremos y rodeada de columnas, soporte de la bóveda. Estas columnas forman una especie de estrechas naves laterales no utilizables para procesiones, pero que enriquecen la visión del espacio interno. En el altar mayor, de planta oval dispuesta transversalmente a la nave, se coloca en alto el grupo de la Piedad.
obra
La disposición del templo en dos naves está condicionada por la topografía del terreno. En la ampliación del primer tercio del siglo XI se abandonan los motivos califales que habían aparecido en la campaña constructiva inmediatamente anterior.