La dedicada a santa Marina es considerada una de las iglesias más antiguas de la ciudad ya que dos de sus capillas laterales se fecharían hacia 1265. por lo tanto, se trata de un templo construido siguiendo el estilo gótico, apreciándose ecos del mudéjar como observamos en la planta, los elementos decorativos o los materiales constructivos. Presenta tres naves separadas por arquerías apuntadas realizadas en ladrillo y sostenidas en pilares cruciformes, siendo la nave central más ancha y elevada, culminándose con un ábside poligonal. Las naves laterales presentan capillas adosadas, cubiertas con bóvedas. La portada del templo está ejecutada en piedra, con un alero superior y ocho arcos ojivales en disposición abocinada. La decoración es muy variada: puntas de diamante, estructuras en zig-zag, animales, figuras humanas, flores y hojas de vid. En el año 1864 el templo sufrió un espectacular incendio que obligó a su cierre durante un largo tiempo, momento en el que se pensó, incluso, en su derribo.
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monumento
<p>La Iglesia de Santa Marina la Real fue fundada en 1571 como capilla del colegio de los jesuitas. Conocida anteriormente como Iglesia de San Miguel y los Santos Ángeles, en su interior conserva manifestaciones pictóricas y escultóricas de los artistas más importantes de la época. Prueba de ello son obras como el grupo de la Virgen con el Niño y San Juan de Juan de Juni, un San Ignacio de Loyola de la escuela de Gregorio Fernández y una estatua de Don Juan de San Millán, atribuida a Esteban Jordán.</p>
obra
El claustro principal de este convento recibe el nombre de Claustro del Cinamono debido a la presencia de un árbol de ese tipo. Con planta cuadrangular, presenta dos plantas con arquerías: en la inferior encontramos arcos de medio punto peraltados que se enmarcan con un alfiz, mientras que en la planta superior se utilizan arcos carpaneles sostenidos sobre pilares ochavados. Las galerías estaban cubiertas con alfarjes, conservados sólo en algunas zonas.
obra
Hernán Ruiz el Viejo asume la dirección de las obras del Convento de Santa Marta hacia 1505. La portada de ingreso a la iglesia conventual es uno de sus mejores trabajos, considerándose uno de los principales ejemplos del gótico humanista en la ciudad de Córdoba. La estructura compositiva de la puerta queda enmarcada por una serie de baquetones que tienen la función de sostener una cornisa, como si de un alfiz se tratara. El arco se apunta ligeramente, cobijando en su interior al arco carpanel que sirve de acceso al templo y decorándose el tímpano con elementos de marcada tendencia goticista.
monumento
Santa Marta era la patrona titular de Astorga y, por lo tanto, contaba con su respectiva iglesia. Ésta se levantó en el siglo XVIII y en una de las dependencias internas de la iglesia estaba la celda de emparedamiento, conectada mediante una pequeña ventana con el altar mayor. Dicha celda se utilizaba para encerrar a aquellas mujeres de dudosa moral. En la iglesia había otra cofradía que tenía también como titular a la santa astorgana; se trataba de la cofradía de Santa Marta. Por lo tanto, emparedadas y cofradías compartían espacios arquitectónicos comunicados. En el interior de la iglesia destacan sus yeserías barrocas decoradas con grecas.
monumento
Llamada también iglesia del Cinamomo, por un árbol de igual nombre que hay cerca de ella, surgió a partir de un beaterío del siglo XV, estableciéndose la casa llamada Corral de los Cárdenas, a la que posteriormente se añadió la Casa del Agua. A comienzos del siglo XVI se terminó la iglesia, obra de Hernán Ruiz I. Su interior cuenta con un bello arco angrelado, decorado ricamente por ambos lados. El arco permite el acceso al claustro desde la galería, del siglo XV. Conserva tres pequeñas imágenes marianas de estética hispano-flamenca, fechadas en el siglo XV. Cuenta con un retablo mayor, obra del escultor Andrés Ocampo y el pintor Baltasar del Águila, de finales del siglo XVI. La portada de la iglesia también es obra de Hernán Ruiz I y constituye un claro ejemplo del denominado gótico humanista. El techo de la iglesia está formado por bóvedas de crucería. Todo el complejo se cierra con un muro ciego de altura mínima.
obra
La construcción de esta iglesia fue financiada por el minero José de la Borda, que además impuso sus propios criterios acerca de la arquitectura y la decoración. Se han citado como arquitectos los nombres de Durán y Caballero, así como el de Cayetano de Sigüenza, y los retablos fueron realizados por I. V. Balbás. Corona el pueblo y el territorio con sus altas torres, y el camino del fiel viene marcado por la extraordinaria portada-retablo que preludia el esplendor que va a encontrar en el interior de ese cielo en la tierra que quisieron ser las iglesias.
museo
La iglesia de Santa Pudenciana fue erigida por el papa Siricio en el lugar donde las santas Pudenciana y Práxedes dieron cobijo a los apóstoles Pablo y Pedro durante la estancia de éstos en Roma. La leyenda indica que se levantó en el lugar donde un patricio romano llamado Pudens tenía su casa, que servía de lugar de reunión para los primeros cristianos. Esta información se basa en unos ladrillos encontrados en el suelo de la iglesia con el sello de Q. Servius Pudens En el ábside de la iglesia podemos contemplar uno de los mosaicos más espectaculares de la etapa paleocristiana.
obra
Presenta tres naves regulares que se separan por arcadas formadas por 24 columnas, convergentes en un ábside único, semicircular y elevado. La nave central es muy amplia y se cubre con un armazón de viguería.
monumento
En el monte Aventino, entre los años 442 y 432, se levantó la iglesia de Santa Sabina. En ella se resumen las características de la basílica del siglo V, sirviendo como modelo a las demás basílicas romanas construidas en esta centuria e imitado a lo largo de la Edad Media. Presenta tres naves regulares que se separan por arcadas formadas por 24 columnas, convergentes en un ábside único, semicircular y elevado. La nave central es muy amplia y se cubre con un armazón de viguería. Los amplios y elevados ventanales proporcionan una gran cantidad de luz, resaltando los mármoles polícromos que revisten los espacios entre los arcos. La puerta de madera de la entrada es una de las obras más importantes de la escultura italiana en esta época, destacando la escena de la Crucifixión, una de las representaciones más antiguas de esta iconografía.