Alberti completó una fachada que había sido iniciada con elementos de arquitectura claramente medievales, incorporándolos a una ordenación perfectamente clásica basada en la proporción. Se trata de la fachada de Santa María Novella en Florencia, que es una fachada a modo de telón, delante de una iglesia gótica. Estaba ya realizada la parte del basamento y Alberti la tomará como punto de partida para construir el resto de acuerdo con el nuevo sistema. El cuadrado, empleado como módulo para las proporciones, tiene una escala menor en el cuerpo inferior de la fachada, y toda ella se puede inscribir en un cuadrado. Ese motivo resulta dibujado en ambos cuerpos mediante la taracea de mármoles de colores, recurso cromático con el que se expresa esa armonía entre las partes que es fundamento de la arquitectura de Alberti. El tema de la tradición incorporada a la nueva arquitectura no se limita a cómo integró lo ya construido, sino que también en el hecho de emplearla taracea remite a edificios medievales toscanos, como San Miniato, realizados con el mismo sentido cromático, y que por entonces se creía que podían datar de la Antigüedad o, al menos, de una etapa medieval tan gloriosa como fue la época de Carlomagno. En esta fachada de Santa María Movella, Alberti emplea la columna con un sentido de ornamento que se repetirá en otros edificios suyos. Sirven, por ejemplo, para enmarcar la puerta y, por lo tanto, el eje central del edificio. Además de la columna, el empleo de un frontón clásico es otro elemento tomado del repertorio ofrecido por la Antigüedad, repertorio que Alberti reelaboró siempre con gran libertad. La relación armónica entre el ancho cuerpo inferior y el, mucho más estrecho, cuerpo superior de esta fachada, la resolvió el arquitecto con dos aletones, motivo de gran repercusión en la arquitectura religiosa del siglo XVI.
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monumento
<p>La construcción de la iglesia de Santa Maria Novella fue muy prolongada. Los orígenes se remontan a un oratorio, dedicado a la Virgen, del siglo X que les fue concedido a los monjes dominicos cuando se instalaron en los arrabales de la ciudad. En el año 1246 los frailes dominicos Fra Sisto da Firenze y Fra Rostoro da Campi iniciaron la construcción de la iglesia, completándose el conjunto en 1360 cuando Fra Iacopo Talenti construye la sacristía y el campanille. Sin embargo, aún quedaba por finalizar la fachada, que ya se había iniciado en esta época. Será Leon Battista Alberti el arquitecto elegido por Giovanni Rucellai en 1456 para construir esta obra, una de las piezas clave del Renacimiento. En el interior, el templo presenta una planta de cruz latina dividida en tres naves, separadas por pilastras que sostienen arcos ojivales, un característico estilo cisterciense en el que se destaca el espacio y la luz. Si la arquitectura de este centro religioso ya es por sí sola una parada obligatoria para el viajero, en su interior Santa Maria Novella contiene un buen puñado de obras de arte de primer nivel. En la derecha del crucero se encuentra la Capilla Rucellai, decorada con frescos del siglo XIV. La capilla del altar mayor es la famosa Capilla Tornabuoni, cuyos muros fueron decorados con frescos por Domenico Ghirlandaio sobre la vida de la Virgen y de san Juan Bautista, teniendo a Miguel Ángel como ayudante. En el crucero de la izquierda se abre la Capilla Gondi, decorada con mármoles policromos por Giuliano da Sangallo, con un Crucifijo de madera realizado por Brunelleschi. La Capilla Strozzi fue pintada por Nardo di Cione y Andrea Orcagna. En la nave lateral izquierda se encuentra la obra maestra de la iglesia, un fresco sobre la Trinidad pintado por Masaccio. A la izquierda del templo se abre el llamado Claustro Verde, un espacio de estilo románico construido en 1350 por Fra Giovanni da Campi llamado así por los frescos sobre escenas del Antiguo Testamento que lo decoran, en los que predomina el color verde, pintados por Paolo Ucello. En la galería este del claustro se abre la Capilla de los Españoles, lugar en el que se celebraban los oficios religiosos para la esposa de Cosme I de Médici, Eleonora de Toledo. Se trata de la antigua sala capitular del convento que Iacopo Talenti construyó en 1359 para honrar a santo Tomás de Aquino. Los frescos fueron pintados por Andrea di Firenze. Otro de los espacios del antiguo convento es el claustro de los Muertos, construcción de época románica en la que están enterradas buena parte de las familias florentinas.</p>
obra
La preocupación por el más allá se pone de manifiesto en el parekklesion de Santa María Pammakaristos. Se trata de una capilla conmemorativa levantada en honor del general Miguel Dukas Glabas Tarcaniotes por su viuda María, como revela una larga inscripción de la fachada meridional. La capilla pertenece al tipo de cruz inscrita y está precedida por un nártex de dos pisos cubierto por dos pequeñas cúpulas, motivo que procede de Salónica y de los países balcánicos. Los arcosolios sepulcrales -cinco- fueron ubicados en el nártex.
monumento
<p>Se trata de un pequeño templo románico del siglo XII, con la peculiaridad de que es uno de los pocos que existen en España dedicados a la madre del Apóstol Santiago. Su torre, posterior a la iglesia románica original, es barroca del siglo XVII. El impulsor del templo fue una vez más el obispo Gelmírez, mecenas de gran parte de las obras de Compostela. La fachada, románica, presenta una triple arquivolta sobre columnas, cuyos capiteles ofrecen una rica decoración. La Virgen de la Leche sedente y una Anunciación son góticas. Posteriormente se protegió la iglesia con un pórtico abierto a la rúa, levantado en el siglo XVI. Junto al prebisterio existe una capilla renacentista, cubierta por una bóveda nervada edificada en el siglo XVI. En época barroca el templo es remodelado y se erige una capilla dedicada a Santa Teresa.</p>
obra
La iglesia de Santa Marina ofrece un aspecto de fortaleza, debido a los cuatro contrafuertes de su fachada, con portadas abocinadas y adornadas con nervaduras que sostienen medias columnas coronadas con capiteles románicos.
obra
En este grabado realizado por Parcerisa como ilustración para el libro de Pedro de Madrazo titulado "Recuerdos y bellezas de España" podemos observar el aspecto de este templo cordobés en el siglo XIX.
obra
La iglesia de Santa Marina presenta una planta basilical de tres naves, sin crucero y triple ábside poligonal que se precede por un tramo rectangular. El ábside central está cubierto con bóveda de crucería. El cuerpo de la iglesia es de grandes proporciones, con las tres naves separadas por cinco arcos formeros apoyados sobre gruesos pilares. Sobre los arcos formeros encontramos una estructura de arquerías ciegas que configuran el muro, donde se abren ventanas. Las naves se cubrían con techumbres de madera.