Busqueda de contenidos

obra
Giuliano de Sangallo distribuyó su actividad como arquitecto e ingeniero militar entre los siglos XV y XVI, entre Toscana y Roma principalmente. Como autor de la villa de Poggio a Caiano, levantada entre jardines en 1480 para Lorenzo el Magnífico, es uno de los más afortunados creadores de estas mansiones de recreo que desplazaban al campo las distracciones de la nobleza, y como arquitecto religioso uno de sus mayores éxitos es la iglesia de Santa María delle Carceri en Prato con cúpula brunelleschiana sobre cruz griega, influencia que también se pone de manifiesto en el interior.
museo
Construida entre 1518-1580, se trata de una iglesia y dos claustros que fue, en un tiempo, sede de una pequeña comunidad de monjes franciscanos y centro de miniaturistas que, entre los siglos XV-XVI, tuvo cierta importancia. En época napoleónica el convento fue utilizado como alojamiento para los militares y, en 1828, cambió de nombre, pasando a llamarse Casa Pía de Ricovero. La iglesia consta de cinco naves y una bóveda sujeta mediante arcos que se corresponden en el exterior con los contrafuertes, fundiéndose los estilos clásico y gótico. La iglesia responde al modelo franciscano, con presbiterio alzado y dividido. Las capillas están comunicadas unas con otras y enriquecidas mediante pinturas y altares; sin embargo, actualmente, se encuentran en un ruinoso estado a causa de los continuos saqueos y del abandono general en que se encuentra la iglesia desde hace varios años. Uno de los claustros es el único resto del antiguo convento.
obra
A partir de 1650, de un modo paralelo a sus búsquedas pictóricas en las que intenta atenuar su exuberancia inicial, las búsquedas arquitectónicas de Cortona se desarrollaron con mayor determinación hacia el logro de fórmulas clásicas, sobrias y grandiosas, para expresar su idea del espacio arquitectónico como un organismo plástico flexible y animado por la luz. Bien lo ejemplifica su remodelación de la iglesia cuatrocentista de Santa María della Pace (1656-57), en donde, aparte de transformar su interior con una rica decoración de estucos, ideó una originalísima sistematización de su fachada y planificó de modo ejemplar la erección de la plaza en la que está insertada. En el frontis retoma en la parte superior el motivo convexo del prospecto de los Santi Luca e Martina, pero sin que haya correspondencia con el organismo interior y sin que el movimiento sugerido por la convexidad del muro sea contrarrestado por fuertes estribos laterales. Esta función ahora se transmite a unas alas cóncavas, retrasadas a propósito y articuladas en exedra para, al aumentar el contraste entre curvas, primeros planos y fondo, conformar el espacio antecedente de la placita sobre la que avanza, con turgente plasticidad y predominio estructural y cromático, una pronaos toscana semioval, tan nítida como la perístasis del Tempietto di San Pietro in Montorio, de Bramante, en la que se inspira. Más aún, por el uso de la luz logró imprimir al complejo arquitectónico los máximos valores de vibración claroscurista, como resulta en la citada pronaos que, debido a la fuerte alteración rítmica introducida, sus anchos intercolumnios se ven ahogados en sombra y sus columnas pareadas, bañadas a toda luz. De este modo, desvinculando la fachada de su papel tradicional de nexo entre exterior e interior, la convierte en un organismo autónomo, más interrelacionado con el espacio urbano que con el edificio. Sin la tensión estructural o la inquietud formal de Borromini, ni la reposada grandiosidad espacial y volumétrica de Bernini, Cortona alcanza una espectacular plasticidad, luminosa y colorista. Sin duda, la solución de Pietro da Cortona para Santa María della Pace es, por su claridad, un modelo de cómo los arquitectos barrocos actuaban sobre el espacio real y físico de la ciudad, implicándolo en sus operaciones, creando o modificando el tejido urbano. En este caso, de la horqueta existente en un cruce de calles surgirá una placita que se abre en abanico y cuyo espacio pentagonal, invadido por la pronaos semiovalada del templo, es contorneado en todo su perímetro por las alas cóncavas de la fachada, absorbiendo en su continuidad morfológica las puertas y ventanas de las casas de vecinos y los portillos de las vías laterales que en ella desembocan. Aplicando los conceptos de tensión dinámica y movilidad escenográfica a la planimetría urbana, Cortona confirió a Santa Maria della Pace un sugestivo poder de atracción, que invita a participar en el espectáculo. Desde la larga y estrecha vía de acceso, la mirada del viandante que de improviso topa con su fachada, es captada por la lógica espacial del ambiente, impulsada por la gradación de los planos murarios, envuelta por la luz tamizada que baña la placita, en la que destaca, sobre la densa sombra del pórtico, la luminosidad de la parte alta de su frontis monumental. Una vez en la plazoleta, el paseante cree hallarse en medio de la platea de un teatro al aire libre (la plaza), rodeado de palcos (las casas del perímetro), con un proscenio delante (el pórtico) y ante un escenario con sus bambalinas y embocaduras para los actores (todo el frontispicio con las bocacalles).
obra
En 1630, a fin de invocar la extinción de la peste que estaba diezmando en un 30 por 100 la población de Venecia, el Senado de la República convocó un concurso público para construir una basílica magnífica y con pompa dedicada a la Virgen. De los once proyectos que se presentaron, el Senado veneciano no dudó en escoger el de Longhena, que ideó una solución espectacular, imponente y escenográfica, ubicada en la boca del Gran Canal, frente al malecón de San Marco y dentro de una íntima interrelación o secuencia monumental con San Giorgio Maggiore de Palladio y el conjunto monumental y jerárquico de la ciudad de la plaza de San Marco. Allí erigió la iglesia votiva de Santa Maria della Salute entre 1631 y 1687, un edificio de planta octogonal, cubierto por una majestuosa cúpula enlazada al tambor por medio de grandes y enrolladas volutas, con un presbiterio regido por otra cúpula menor. El edificio se caracteriza, además, por presentar una interpretación fastuosa y hasta pintoresca de algunos motivos palladianos como, por ejemplo, el presbiterio.
obra
En 1630, a fin de invocar la extinción de la peste que estaba diezmando en un 30 por 100 la población de Venecia, el Senado de la República convocó un concurso público para construir una basílica magnífica y con pompa dedicada a la Virgen. De los once proyectos que se presentaron, el Senado veneciano no dudó en escoger el de Longhena.
obra
El octógono central de la basílica de la Salute se corona con una espectacular cúpula que se alza hasta 60 metros. En el tambor se abren 16 amplias ventanas que dotan al interior de una magnífica iluminación natural. Estatuas de profetas adornan el interior del tambor.
obra
El interior de Santa Maria della Salute se organiza con mayor seriedad que lo que el aspecto exterior parece suponer. Bajo la gran cúpula encontramos una amplia sala que se rodea de capillas.
museo
En 1630, a fin de invocar la extinción de la peste que estaba diezmando en un 30 por 100 la población de Venecia, el Senado de la República convocó un concurso público para construir una basílica magnífica y con pompa dedicada a la Virgen. De los once proyectos que se presentaron, el Senado veneciano no dudó en escoger el de Longhena, que ideó una solución espectacular, imponente y escenográfica, ubicada en la boca del Gran Canal, frente al malecón de San Marco y dentro de una íntima interrelación o secuencia monumental con San Giorgio Maggiore de Palladio y el conjunto monumental y jerárquico de la ciudad de la plaza de San Marco. Allí erigió la iglesia votiva de Santa Maria della Salute entre 1631 y 1687, un edificio de planta octogonal, cubierto por una majestuosa cúpula enlazada al tambor por medio de grandes y enrolladas volutas, con un presbiterio regido por otra cúpula menor. El edificio se caracteriza, además, por presentar una interpretación fastuosa y hasta pintoresca de algunos motivos palladianos como, por ejemplo, el presbiterio. Entre las obras que se conservan entre sus muros destacan los trabajos de Luca Giordano, Tiziano, Tintoretto, Padovanino, Sassoferrato o Marco Basaiti.
monumento
En 1630, a fin de invocar la extinción de la peste que estaba diezmando en un 30 por 100 la población de Venecia, el Senado de la República convocó un concurso público para construir una basílica magnífica dedicada a la Virgen. De los once proyectos que se presentaron, el Senado veneciano no dudó en escoger el de Longhena, que ideó una solución espectacular, imponente y escenográfica, ubicada en la boca del Gran Canal, frente al malecón de San Marco y dentro de una íntima interrelación con San Giorgio Maggiore de Palladio y el conjunto monumental y jerárquico de la ciudad de la plaza de San Marcos. Allí erigió la iglesia votiva de Santa Maria della Salute entre 1631 y 1687, un edificio de planta octogonal, cubierto por una majestuosa cúpula enlazada al tambor por medio de grandes y enrolladas volutas, con un presbiterio regido por otra cúpula menor. El edificio se caracteriza, además, por presentar una interpretación fastuosa y hasta pintoresca de algunos motivos palladianos como, por ejemplo, el presbiterio.