La iglesia de Santa Maria della Vittoria fue construida por Carlo Maderno y su interior es uno de los ejemplos más elaborados de decoración barroca en Roma, sus techos y paredes están colmadas de dibujos, y de estatuas en las esquinas más remotas como un altillo superpoblado. La característica más conocida de la iglesia es el Extasis de Santa Teresa de Bernini, la pieza central de la capilla sepulcral del Cardenal Cornaro.
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Donde Bramante tuvo oportunidad de desarrollar un amplísimo interior abovedado fue en el presbiterio y cabecera de Santa María de las Gracias de Milán, la más destacada arquitectura de Bramante en Lombardía, una experiencia previa al desarrollo del clasicismo riguroso de su etapa romana. Al final de las naves góticas con crucerías que había levantado anteriormente Guiniforte Solara, Bramante aplicó un amplio crucero de planta cuadrada, con ábsides semicirculares en los extremos, y, siguiendo a Brunelleschi en el plano de la Sacristía Vieja florentina, lo prolonga en otro cuadrado menor destinado al coro de la comunidad dominicana. Cubre el mayor con pechinas sobre cuatro coronas circulares, decoradas con apliques de barro cocido y pintado al gusto lombardo, que levantan a considerable altura un tambor y cúpula con linterna. Exteriormente el tambor lleva una galería de columnas, que en parte enmascaran la cúpula, solución que, perfeccionada, aplicará a su proyecto vaticano. El claustro inmediato a la cabecera de la misma iglesia y al refectorio archifamoso donde Leonardo pintó La Cena, lo concibe de un solo piso, con columnas toscanas y enjutas con espejos lisos que recuerdan a Laurana.
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Es una iglesia con una singular característica, ya que se comenzó a construir al estilo gótico en el año 1492 pero fue terminada en su tribuna, cúpula y claustro por Bramante, el primer diseñador de San Pedro del Vaticano, al más estilo renacentista. Del edificio son dignos de visitar sus claustros, aunque sin lugar a dudas destaca su refectorio conocido como el Cenacolo Vinciano ya que en él podemos apreciar el grandioso y famoso fresco de Leonardo da Vinci: la Última Cena. En este refectorio el duque Ludovico Sforza se reunía con el abad de Santa María todos los jueves por la noche. Por ello, encargó la pintura a Leonardo, para su propia satisfacción.
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Tras la Columna Trajana se alza la pequeña iglesia de Santa Maria di Loreto. Bramante y Antonio da Sangallo el Joven son los responsables de los diseños de este edificio. Su planta cuadrada da origen a un vigoroso cubo de pilastras binarias que da paso a un tambor ochavado sobre el que apea una alta cúpula esquifada, cuya linterna ya manierista es obra más tardía de Jacopo del Duca. El interior se encuentra decorado por frescos de Perugino, admirándose también una estatua de Santa Susana de François Duquesnoy y dos ángeles de Maderno.
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Sangallo el Joven es claramente bramantesco en su temprana iglesia de Santa María de Loreto (1507), próxima al Foro Trajano de Roma. Su planta cuadrada da origen a un vigoroso cubo de pilastras binarias que da paso a un tambor ochavado sobre el que apea una alta cúpula esquifada, cuya linterna ya manierista es obra más tardía de Jacopo del Duca hacia 1573. Las nervaduras sobresalientes, los vanos redondeados y la solución adoptada en la cúpula recuerdan al boceto de Miguel Ángel para la basílica de San Pedro.
monumento
Construida detrás de la Columna de Trajano por Bramante y Antonio da Sangallo el Joven en el siglo XVI, son destacables los frescos que decoran su interior de Perugino, así como la Santa Susana, escultura de François Duquesnoy de 1630, y los dos ángeles realizados por Maderno.
monumento
El templo, de proporciones catredalicias, se edificó en la primera mitad del siglo XVI, según algunas tradiciones jiennenses, sobre el espacio que ocuparía la mezquita musulmana. Es Monumento Histórico desde 1932. El templo es fiel exponente de la pluralidad de ofertas estéticas características del arte hispano del siglo XVI, lo que explica la convivencia en su planta de un cuerpo gótico dividido en tres naves (el primer tramo se diferencia por el empleo de unos pilares y cubiertas distintas), y una capilla mayor renacentista ensamblada de forma forzada al resto del conjunto, poniendo de manifiesto la posterioridad de su construcción respecto al resto del templo. Una vez construida la nave, se llevó a cabo la construcción de la primitiva capilla mayor, cuyo elemento gótico más característico es la bóveda de crucería. Su constructor fue Martín de Bolívar y luce una espléndida bóveda de terceletes. En el exterior, se pueden ver dos portadas, de la primera mitad del siglo XVI; ambas desarrollan un programa iconográfico de tema mariano donde se mezclan elementos renacentistas con otros figurativos o heráldicos. Ya en la segunda mitad del siglo XVI se llevó a cabo la construcción de la actual capilla mayor, en estilo renacentista, llevada a cabo por Francisco del Castillo. El último elemento que se construye es la Torre-campanario, en el siglo XVII, situada a continuación de la capilla mayor. En altura presenta tres cuerpos superpuestos y un cuarto que es el tejado en forma de chapitel de tejas vidriadas. En ella están alojadas las campanas de la iglesia y el reloj municipal que se oye por toda la ciudad. Por último, resaltar que en el libro de fábrica se hace mención a la intervención de Andrés de Vandelvira, hacia 1558. El obispo Diego Tavera le encargó la realización de una tribuna.
monumento
<p> La Iglesia de Santa Marina, cuenta con una sencilla portada románica y espadaña en el hastial. Conserva un retablo pintado a mediados del siglo XVI en la órbita del taller de Pamplona. En sus inmediaciones se encuentran restos de una antigua calzada y varias estelas discoidales.</p>
monumento
En la carretera de Boimorto se alza la iglesia de Santa María de Arzúa, un templo construido en el siglo XVI que fue muy reformado posteriormente, rompiendo las líneas originales de la construcción. En su interior se conservan interesantes retablos barrocos del siglo XVIII, así como un arco de época románica que sirve de acceso a la capilla del Carmen.
monumento
La localidad zaragozana de Ateca está presidida por la parroquia de Santa María que cuenta con una de las torres mudéjares más interesantes de Aragón, con una estructura típica de los alminares almohades. La decoración con arquillos entrelazados también es de clara influencia musulmana. Resulta curioso comprobar cómo en ampliación realizada en el siglo XVI se empleó piedra en lugar de ladrillo, para aportar un aire más goticista al edificio.