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obra
La portada original de estilo barroco fue respetada en la reforma realizada en el siglo XIX; presenta dos cuerpos, con columnas de orden corintio, el inferior, y una hornacina con la figura del santo titular, el superior.
museo
Las casa nobiliarias madrileñas del siglo XVIII decidieron construirse palacetes en las afueras de la ciudad, especialmente en la zona de la Moncloa. Uno de los más importantes era el de la duquesa de Alba, rival de la reina María Luisa de Parma. Ante la fastuosidad de las fiestas que organizaba la de Alba, la reina sintió celos y decidió construirse un palacio con el que empequeñeciera a su eterna rival. Se eligieron unos terrenos cercanos a la cuesta de los Areneros, camino de salida desde Madrid hacia El Pardo. Fueron adquiridos al marqués de Castellrrodrigo y se levantó el palacio de La Florida, del que en la actualidad no queda ningún resto debido a la donación de esa zona por parte de la reina Isabel II para la construcción de la estación del Príncipe Pío en el siglo XIX. Sólo encontramos la iglesia de San Antonio, levantada por el arquitecto italiano Felipe Fontana entre 1790 y 1795. Se trata de una construcción neoclásica de gran sencillez, formada por una planta de cruz griega con un altar al fondo - al que se accede por un corto tramo de escaleras - y dos estancias laterales adosadas que sirvían de portería y sacristía. La iglesia está construida en granito y ladrillo, eliminando elementos decorativos superfluos, coronada con una cúpula sobre pechinas con linterna. En 1798 Jovellanos eligió a su amigo Goya para la decoración del interior, realizando el famoso milagro de san Antonio en la cúpula, junto a las Angelas y la Adoración del Nombre de Cristo en bóvedas y paredes. La ermita se dedicó al culto hasta el siglo XX, momento en el que se decidió construir una réplica para evitar la desaparición definitiva de los frescos debido al humo de las velas y la humedad del entorno, cercano al río Manzanares. Pedro de Moya fue el arquitecto que realizó el nuevo edificio dedicado al culto, siendo la iglesia original destinada a museo y panteón de Goya ya que el pintor está enterrado allí desde 1920. El 13 de junio se celebra la fiesta del santo, concentrándose en los alrededores de las iglesias una gran romería, siendo la tradición entre las mozas casaderas madrileñas arrojar trece alfileres a la pila bautismal de la iglesia para que el santo pronostique su futuro amoroso ya que tantos alfileres se claven en su mano, tantos novios tendrá en su vida.
monumento
En el mismo lugar donde Felipe III fundó un hospital para portugueses en el año 1607, estaba situada la capilla de San Antonio, llamada, en su momento, de los Portugueses; tras la separación de España y Portugal en 1640 se pasó a denominar Hospital de los Alemanes, cambio de nombre dado por la segunda esposa de Felipe IV, Mariana de Austria ya que, a partir de ese momento, los beneficiarios del hospital pasaron a ser los peregrinos enfermos alemanes. En el intervalo que va de 1624 a 1633 se construyó la iglesia, diseñada por los arquitectos Pedro Sánchez y Francisco Seseña. El templo es de planta central elíptica, típico ejemplo del barroco, cubierta con una ligera bóveda falsa bajo una chapa de pizarra. Su ornamentación fue encargada a los pintores de la corte, Francisco Rizi y Carreño de Miranda; representa a San Antonio en actitud orante, con un rompimiento de cielo, sobre grandes arquitecturas que albergan imágenes de diferentes santos portugueses. A finales del siglo XVII, Carlos II hizo que Lucas Jordán pintara las paredes con escenas de la vida de San Antonio. Por último, llama la atención el altar mayor con la imagen del santo.
monumento
Bonavia trabajó en esta obra, considerada como la más sutil y compleja expresión en su actividad en España, en el período de su madurez como arquitecto y urbanista. Tuvo la oportunidad de poder aplicar su idea a una gran plaza, implicada en el urbanismo adyacente al Palacio Real con el que establece visualmente una concordancia. Por primera vez en este período se realiza un templo con doble cuerpo porticado, el cual extrapolando el campo espacial de la iglesia se interna en el anchuroso espacio ambiental interrelacionando el interior y el exterior. Se rige por un sistema estructural austero; sin embargo, la articulación es imaginativa al engastar las intersecciones del círculo con las arquerías cóncavo-convexas adyacentes. La obra culmina en un cierre cupular que cumple su papel en el vértice de una gran fuga en perspectiva. Es un edificio de naturaleza reconcentrada y a su vez extrovertida que cumple su función de eje focal en el nuevo plano de la ciudad, trazada en sus líneas sustanciales por el propio Bonavia.
monumento
Templo con planta de cruz latina inserta en un rectángulo, presenta tres naves que se dividen en tramos gracias a pilastras. La nave central está cubierta con bóveda de cañón sujeta por arcos fajones, mientras que en las laterales encontramos bóvedas vaídas. En el crucero se levanta una cúpula sobre pechinas elevada por la presencia de un tambor. En el exterior se llevaron a cabo modificaciones a mediados del siglo XIX, siendo el encargado de la renovación de las torres y de la fachada el arquitecto Fernando Ortiz de Vierna, autor también de la Capilla del Sagrario. La portada original de estilo barroco fue respetada en esta reforma; presenta dos cuerpos, con columnas de orden corintio, el inferior, y una hornacina con la figura del santo titular, el superior. En el interior del templo se encuentran interesantes retablos de los siglos XVII al XIX.
monumento
Convento e iglesia situada en el Cerro del Calvario, sobresaliendo gracias a su considerable volumen. Fue construido entre los años 1737 - 1763, siendo templo de un convento franciscano y dirigiendo las obras un arquitecto de la Orden, M. Nieto. El templo fue consagrado al culto de San Antonio de Padua, fraile de la Orden. Desde el punto de vista arquitectónico, destaca su fachada barroca a modo de retablo en piedra tallada, amplia nave interior y cúpula. El exterior cuenta con una torre cuadrada de cuatro cuerpos separados por cornisas; al final de ella se sitúa el campanario. La nave interior es rectangular, con tres capillas a ambos lados comunicadas entre sí por pasadizos. Su alzado lo consigue por medio de pilastras dóricas sobre plintos.