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La portada oeste de San Andrés tiene tres arquivoltas semicirculares conornamentación de rosetas y zig-zag. La arquivolta interior descansa sobre dos impostas decoradas con rosetas de cuatro pétalos y las dos exteriores, en impostas sostenidas por capiteles de felinos y aves afrontados en la jamba derecha y temas vegetales en la izquierda.
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La iglesia de San Andrés se ilumina por tres ventanas laterales en cada lado de la nave, saeteras de derrame interior y una en el ábside. En el exterior, la ventana del ábside y las dos más orientales están decoradas con capiteles.
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En el concejo asturiano de Villaviciosa se encuentra la iglesia de San Andrés de Valdebárcena. Presenta una planta arcaizante, con una nave cubierta de madera y un ábside cuadrado, con un tramo anterior recto que se rodea de una arquería interna. El acceso al ábside se realiza por un arco de triunfo doble y apuntado. La nave se ilumina por tres ventanas laterales en cada uno de los lados y saeteras, una de ellas en el ábside. En la portada oeste encontramos tres arquivoltas semicirculares con ornamentación de rosetas y zig-zag. Sobre esta puerta se aprecia un tejaroz sostenido por canecillos.
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La iglesia de San Andrés es uno de los templos más antiguos de la población y uno de los más monumentales, por lo que se denomina la "Catedral de Carrión". Construida sobre un templo anterior, Rodrigo Gil de Hontañón será el encargado de realizar las trazas, concluyéndose las obras en 1574. Presenta tres naves de cinco tramos e igual altura, separadas por esbeltas columnas cilíndricas, dotando al espacio de increíble majestuosidad. Al presbiterio se accede por una ancha escalera y allí se encuentra el Retablo Mayor, procedente de la iglesia de Santa María. La sillería del coro bajo se realizó en el siglo XVI, pero no para este templo, sino que procede de la desaparecida abadía de Benívere. El coro alto fue finalizado en 1896, situándose allí el antiguo órgano. El retablo de los Reyes -con una copia de un lienzo de Rubens, de buena calidad- es otra de las mejores piezas que conserva la iglesia. Al exterior destaca la torre; la original fue víctima de un incendio durante la Guerra de la Independencia, siendo remodelada en 1887, coronada con una linterna y cruz de piedra mientras que el resto de la edificación es de ladrillo.
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Ubicado en el antiguo barrio de los bordadores de seda, se dice que está situada sobre la antigua basílica visigoda de San Zoilo, importante centro cultural del momento, donde estudiaban los jóvenes mozárabes cordobeses, San Eulogio, entre ellos. La construcción primitiva ha sufrido profundas reformas a lo largo de los siglos, cambiándose incluso su orientación. Antes de la conquista cristiana sólo tenía una nave, a la que después añadieron dos de menor tamaño y de estilo gótico. La iglesia actual fue edificada en el siglo XVIII, variando el sentido de las naves, y del templo construido en la época de la Reconquista no quedan más que la bóveda ojival y la bóveda del centro, convertida hoy en Sagrario, de planta poligonal. En su interior, conserva el precioso retablo de la Asunción, del siglo XVI, y su torre fue levantada también en el último cuarto del siglo XVI. Además, tiene un interesante patrimonio pictórico de las escuelas de Céspedes, Monroy, Juan de Peñalosa, Antonio del Castillo, Palomino y Vela, entre otros. La última restauración se terminó en el año 2000.
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Mucho más verdadera y propia arquitectura es la iglesia del Noviciado de la Compañía de Jesús, Sant'Andrea al Quirinale (1658-61, aunque los trabajos continuaron hasta 1670), decorada con estucos por A. Raggi (1662-65). Aquí, sin duda que atraído por los efectos de dilatación que suscita, Bernini retoma la planta elíptica con el eje mayor paralelo a la fachada, esquema que ya había empleado en la capilla del Collegio di Propaganda Fide (1634) -luego sustituida por la estructura de Borromini- y que por entonces aplicaba en la columnata de San Pietro. Controlando los efectos de dilatación, obliga a la mirada del espectador a seguir un recorrido orbital, según la dirección de las pilastras y los entablamentos, que termina en la capilla mayor, donde los ritmos son interrumpidos por el edículo con dos columnas de mármol verde a cada lado, sobremontadas por un frontón curvo partido, con el espectacular San Andrés en vuelo, lo que genera una significativa ruptura entre la zona del altar mayor y la del espacio oval. La policromía de los mármoles, el oro y blanco de los estucos, la luz tamizada de las ventanas y la más brillante y uniforme de la linterna concentran la máxima intensidad lumínica en la capilla mayor que, frente a la oscuridad de las capillas laterales, es explotada con suma habilidad a fin de concentrar la atención en la teatralidad del acontecimiento milagroso: la ascensión del Santo. Con igual maestría, disfrutando de una idea de Pietro da Cartona, materializada dos años antes en Santa Maria della Pace, resuelve en el exterior la interrelación funcional y comunicativa entre el edificio y el ámbito urbano. El viandante es invitado a entrar en la iglesia por una dilatada exedra de alas muy sobresalientes que, a partir de unas gradas, conduce a la dinámica y airosa pronaos convexa que se abalanza para acogerlo. Siempre conductor de secretos teatrales y psicopompo de sentimientos, Bernini presenta en el pórtico un motivo que repetirá en el templete que abre la capilla mayor, pero invirtiendo sus vectores dinámicos al trocar convexidad exterior por concavidad interior.
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La iglesia parroquial de la localidad berciana de La Faba está dedicada a san Andrés, aludiéndose a ella en un documento fechado en 1198. El templo, de estilo románico, presenta una concha -identificativa de la Ruta Jacobea- en el dintel.
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El origen de la iglesia de San Andrés se remonta a la Edad Media, cuando se levantó esta parroquia en pleno barrio de la Morería. Lo único que ha quedado de San Andrés es la gran capilla de San Isidro, ya que el templo fue salvajemente incendiado en 1936. Para Kubler el primer ejemplo de la plenitud barroca es la capilla de San Isidro de la madrileña iglesia de San Andrés, trazada por Pedro de la Torre en 1642, aunque iniciada en 1657 bajo la dirección de José de Villarreal (h. 1610-1662). Cuando éste comenzó la construcción sólo estaban abiertos los cimientos, por lo que la planta debe corresponder al proyecto de Pedro de la Torre, pero se desconoce en qué medida Villarreal pudo alterar la idea original en el alzado. La capilla, destinada a albergar los restos de San Isidro tras su canonización en 1622, fue concebida perpendicularmente a la cabecera de San Andrés, cuyo presbiterio se convertía en antesala del desarrollo espacial de la nueva construcción, integrada por dos tramos cuadrados: el primero, contiguo a la capilla mayor del templo, cubierto por bóveda de cañón rebajada, y el segundo, y principal, coronado por amplia cúpula sobre tambor con ventanas, que proporcionaban a este último tramo una intensa iluminación en contraste con la penumbra del resto del recinto. La estructura exterior ha llegado sin alteraciones sustanciales hasta nuestros días. Presenta una concepción monumental, de volúmenes geométricos claramente definidos, cuyo sobrio diseño contrastaba con la rica decoración interior, por desgracia destruida durante la guerra civil, y ahora reconstruida, la cual fue ideada por Juan de Lobera (1620/25-1681), a quien también se deben las portadas de la capilla. Este arquitecto, que dirigió las obras a partir de 1663 tras la muerte de Villarreal, había trazado ya en 1659 un gran retablo para el altar mayor de San Andrés y el baldaquino que cobijaba los restos del santo, situado bajo la cúpula. Este era sin duda el principal protagonista del interior de la capilla, pues centraba el espacio y a la vez se convertía en un foco de atracción dominante, gracias al carácter dinámico de sus columnas salomónicas, de influencia berniniana, y a la intensa iluminación que recibía desde la cubierta. Lobera también proyectó la variada y opulenta decoración -roleos, modillones, festones, cartelas, yeserías-, que, recubriendo todo el interior del conjunto, le proporcionaba la apariencia sorprendente y exuberante característica del Barroco.
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Se trata del monumento más importante de Los Nogales. La iglesia de San Andrés posee una gran variedad de estilos artísticos, mezcla de mozárabe del siglo XI, románico de los siglos XII - XIII y, por último, neoclásico del siglo XVIII. Actualmente, posee una nave rectangular neoclásica pero de origen románico con restos prerrománicos; el ábside es románico de transición. La capilla de Nuestra Señora fue el primitivo ábside del edificio prerrománico y es de planta cuadrada con bóveda de arista.