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En 1660 Murillo funda junto a Francisco de Herrera el Mozo una Academia de Dibujo en Sevilla con el objetivo de servir como lugar para perfeccionamiento de los artistas. Los fundadores serán presidentes de la institución, cargo que Murillo ocupó hasta 1663, siendo sucedido por Sebastián de Llanos Valdés, quien antecedió en el cargo a Valdés Leal. Según Palomino, Murillo y Valdés tuvieron enfrentamientos que obligaron al primero a abandonar la Academia ya que no soportaba el altivo carácter de Leal. En este dibujo que contemplamos se narra un episodio de la vida de San Francisco Solano, cuando el santo y varios acompañantes son atacados por un toro que será amansado por San Francisco. Sería un dibujo preparatorio para un lienzo descubierto en el Alcázar de Sevilla por Angulo que podría formar parte de la serie para el claustro chico del Convento de San Francisco. En la escena podemos apreciar la seguridad en el trazo que atesora Murillo y la calidad de sus aguadas, creando con ellas magníficos efectos de luz y sombra.
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Roger de Flor y los almogávares tendrán un papel protagonista en los asuntos históricos pintados en Cataluña durante el siglo XIX ya que la "Renaixença" impulsó el ambiente para la creación de un "Imperio Catalán" en consonancia con los triunfos conseguidos en la Edad Media. Roger, hijo de un halconero del emperador Federico II y natural de Brindisi, fue nombrado jefe de una tropa compuesta por 8.000 almogávares catalano-aragoneses enviados por Fadrique II, rey de Sicilia, para auxiliar al emperador bizantino Andrónico II del acoso al que le sometían los turcos. Roger llegó a Bizancio con sus tropas siendo recibido apoteósicamente, nombrado megaduque y casándose con María, la hija del emperador. En 1304 venció a los turcos y tomó varias ciudades lo que provocó cierta inquietud en el emperador, siendo finalmente asesinado durante un banquete en Adrianópolis en el año 1305. Sus almogávares se vengaron ante el asesinato del jefe asolando el Imperio. Fortuny tratará este tema en varias ocasiones, mostrando en esta primera escena el entrenamiento de los fornidos guerreros con sus ballestas a las puertas de un castillo. Una lanza de la que cuelga un zorro sirve de diana junto a la que contemplamos un caballero con un siervo, posiblemente Roger. La escena tiene lugar al aire libre, observándose un fondo de mar y nubes donde la sensación atmosférica creada es mayor. Las figuras se presentan en posturas variadas, ejecutadas con un firme y seguro dibujo, resaltando las vivas tonalidades empleadas gracias a la luz, siguiendo las normas del nazarenismo impuesto por Lorenzale en la Lonja. El pintor se documentó abundantemente en libros y documentos para manifestar gran interés hacia el rigor, aspecto muy común entre los pintores de historia.
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Si en la anterior escena de los almogávares observábamos a las aguerridas tropas de Roger de Flor preparándose para la batalla ahora las encontramos en pleno fragor de la lucha, combatiendo contra las fuerzas turcas que presionaban al emperador Andrónico II. Las figuras están en todo tipo de posiciones posibles, manifestando Fortuny su facilidad para interpretar las más variadas posturas del cuerpo humano. La violencia de la batalla ha sido captada a la perfección interesándose por el movimiento, apreciándose el ambiente atmosférico. El dominio del dibujo sobre el color, las tonalidades vivas empleadas y la perspectiva lineal son características habituales en estas obras del artista catalán, enlazando con el Quattrocento italiano a través de sus maestros de la Lonja - Lorenzale o Milà i Fontanals - encuadrados dentro del estilo nazareno. La composición se organiza a través de un esquema triangular que tiene en el hombre de la trompa su vértice superior. Fortuny buscó todo tipo de documentación sobre las armas y los atuendos, interesándose por el rigor histórico imperante en este tipo de cuadros.
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Fortuny recogerá en sus acuarelas, como pocos pintores, la luz y el ambiente marroquí en un alarde de exotismo alejado de los conceptos románticos utilizados por Delacroix. Fortuny siente el ambiente y para ello aprenderá árabe y se vestirá de moro durante su segunda estancia en 1862. Esta imagen posiblemente fuera ejecutada de memoria durante la estancia en Roma, evocando los meses pasados en Marruecos junto a su futuro cuñado Jaume Escriu. Las dos figuras que contemplamos se recortan ante una arquería por la que penetra un potente foco de luz, creándose un acentuado contraste de claroscuro que refuerza el aspecto ambiental. Las pinceladas rápidas y certeras no están reñidas con un soberbio dibujo, que será una de las señas de identidad del maestro.
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A 14 km. de la ciudad de Lugo, en Santa Eulalia de Bóveda, se encuentra un edificio de época tardorromana, de planta rectangular, con una pequeña piscina en el centro y bóveda de cañón decorada con frescos de singular importancia. Sobre estuco de cal, se divide el espacio en losanges donde se pueden ver representados los más variados tipos de aves, muchas de ellas colocadas en posición simétrica, mientras que en los arranques de los arcos se pintan jarrones con ramos de flores. En el exterior dos columnas in antis preceden a la fachada en la que se abre una puerta con un arco de herradura. El carácter único en el occidente europeo del templo de Santalla de Bóveda provocó múltiples interpretaciones sobre su finalidad original: un lugar de baños, un ninfeo, un templo dedicado a Prisciliano. Posteriormente fue reutilizado para usos cristianos.
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Detalle de unas pinturas romanas realizadas al fresco y halladas en el santuario de Santa Eulalia de Bóveda, Lugo. Son de finales del siglo IV, época bajoimperial.