Antes de llegar a Rabanal del Camino el peregrino se encuentra con una pequeña ermita de origen medieval consagrada al Santo Cristo de la Vera Cruz. Se trata de un edificio realizado en sillarejo, con planta de cruz latina y espadaña a los pies. Lo más interesante de esta ermita es el rincón repleto de exvotos que conserva en su interior y el pequeño cementerio cercano, lleno de flores silvestres.
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monumento
Como buena parte de las construcciones de la comarca de Sahagún, la ermita del Santo Cristo de Villamarco está construida en ladrillo. Se trata de un pequeño espacio cuadrangular, dividido en dos tramos al disponerse una nave y el altar, espacio al que se accede por un arco de medio punto. Dicha dualidad espacial también se refleja en altura. En el interior de la ermita se venera la imagen del Santo Cristo del Amparo, también llamado Cristo del Santo Malvar. La fachada es muy sencilla, integrándose en ella la espadaña que cobija la campana.
obra
En el verano de 1877 Manet y su esposa pasaron unos meses en Montgeron, en casa de los Hoschedé, propietarios de una importante fortuna y mecenas de jóvenes artistas. Durante esa estancia surgió este retrato que quedaría inconcluso, protagonizado por Ernest - con su "canotier", acodado sobre la pequeña mesa donde vemos una copa de licor y la botella, mostrando su sonrisa - y la joven Marta, en un segundo plano, mirando con firmeza al espectador. Las dos figuras se sitúan al aire libre, interesado el pintor por realizar sus obras directamente del natural siguiendo la teoría impresionista, asimilada gracias a Monet y a Renoir. La factura es muy rápida, destacando los trazos oscuros que definen las figuras. En cuanto a las tonalidades empleadas, resulta admirable el abandono de los colores oscuros de su primera etapa - como en el Bebedor de absenta - para aclarar su paleta con verdes, malvas o rosas. El aire de inmediatez que consigue Manet con este trabajo es admirable.
Personaje
Pintor
Después de una formación en filosofía, algunos cursos de psiquiatría y de historia del arte, Ernst se une al grupo de la Blaue Reiter y exhibe sus obras en la galería Der Sturm de Berlín. Su amistad con Arp, el conocimiento de las obras de Giorgio de Chirico, sus estudios sobre Freud y su personal definición de Dadá son las bases de su arte. El carácter de extrañamiento y la presentación detallada y minuciosa de los objetos forman obras tan célebres como L'éléphant Célèbes (1921) o Edipo rey (1922). En 1922 se traslada a París y entra en contacto con los futuros surrealistas. A caballo entre Dadá y el surrealismo, su afán investigador le llevar a crear técnicas nuevas como el frottage o a conseguir más efectos del collage como en La femme 100 têtes. De esta época se deben destacar Bosques y los Pájaros pintados. Su creación de imágenes surrealistas parte de escritos como éste en el que explica el desarrollo: "Una realidad completa cuyo ingenuo destino tiene el aire de haber sido fijado para siempre (el paraguas), al encontrarse de golpe en presencia de otra realidad bastante distinta y no menos absurda (una máquina de coser) en un lugar donde los dos deben sentirse extraños (una mesa de operaciones), escapará por ese mismo hecho a su ingenuo destino y a su identidad; pasará de su falso absoluto nuevo, verdadero y poético: el paraguas y la máquina de coser harán el amor... La transmutación completa, seguida de un acto puro como el del amor, se producirá forzosamente todas las veces que las condiciones sean favorables para los hechos dados: acoplamiento de dos realidades en apariencia inconciliables en un plano que, en apariencia, no conviene a ninguna de las dos".En 1939 se traslada a Estados Unidos donde inventa una técnica nueva, la oscilación. El proceso consiste en dejar caer sobre el lienzo unas gotas de pintura de un bote lleno de agujeros que él mismo mueve de manera aleatoria; es el precedente de la famosa técnica del dripping de Pollock.
Personaje
Militar
Tuvo una destacada actuación en la Guerra de la Independencia, por lo que fue recompensado con un ascenso a general. Adalid del absolutismo y la monarquía recibió a Fernando VII a su regreso en 1814. Participó en la Junta de la Seo de Urgel y se entrevistó en varias ocasiones con Mina. En uno de estos encuentros fue herido y se refugió en Francia. Cuando regresó a España, fue nombrado capitán general de Cataluña, al tiempo que le fue otorgada la Gran Cruz de Carlos III, entre otros honores.