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Erico de Noruega gobernó su país entre los años 1000 y 1015 en colaboración con su hermano, consiguiendo extender ampliamente sus dominios. Sin embargo, fue obligado a abdicar y desde ese momento hasta su muerte en 1025 se convirtió en un estrecho auxiliar de Canuto, fundamental para que éste conquistara Noruega.

Fue rey de 1000 a 1015, compartiendo el gobierno con su hermano. Anexionó a Noruega nuevos territorios, aunque tuvo que abdicar en 1015. Ayudó a Canuto en la conquista de Noruega en 1028.

Hijo de Erico I de Dinamarca, durante su gobierno sufrió constantes revueltas nobiliarias y enfrentamientos entre señores feudales.

De intensa fe cristiana, dedicó su mandato a extender el cristianismo en su propio país y en Finlandia, llevando una vida devocional y profundamente religiosa. Fue proclamado patrón de Suecia y santo para católicos y luteranos.

Durante su adolescencia, su madre Margarita ejerció como regente. A lo largo de su mandato, mantuvo disputas con el poder de la Iglesia y otorgó al país una nueva constitución más favorable a los gobiernos locales.

Hijo de Erico V, estuvo enfrentado con la Iglesia a causa del fuerte poder que ésta ejercía en el país, ordenó el ingreso en prisión del arzobispo primado, lo que conllevó su excomunión e interdicto por parte de la Santa Sede. Declaró la guerra a Noruega.

Derrocado en Suecia, perdió la mayoría de sus dominios -incluyendo Noruega y Dinamarca- excepto Pomerania, lo que le empujó a dedicarse a la piratería.

Leif Ericson siguió los pasos como navegante de su padre Erik el Rojo. Fue el colonizador de Groenlandia convirtiéndose en el jefe de la colonia y desde allí dirigió sus naves hacia América llegando a la costa norte donde alcanzó un territorio denominado Vinland por las viñas que contempló.