Continuando con su atracción por pintar escenas de la vida moderna, Manet muestra el Skating-ring, una pista de patinaje de la que era asiduo visitante. La modelo que aparece en primer plano con una niña cogida de la mano es Henriette Hauser, quien ya había posado para Nana. Tras ella vemos a su hermana Victorine, compartiendo ambas la reputación de "demoiselle de galanterie". Henriette era la amante oficial del príncipe de Orange. En la pista de patinaje contemplamos al grabador H. Guerard, posteriormente esposo de Eva Gonzalès; Manet sitúa la figura en primer plano, como si se tratase en realidad de un retrato de la joven. Al fondo se aprecia la multitud de patinadores que acudían a la pista, difuminados por el efecto de la atmósfera cargada del local. Si bien la pincelada empleada por el artista es algo más suelta que en sus primeras obras - por influencia del Impresionismo - repite las mismas tonalidades que en sus inicios, recurre al contraste entre tonalidades oscuras y claras, y abusa del negro, casi un pecado para los impresionistas. La influencia de la fotografía se aprecia en la ruptura de los planos pictóricos, que cortan las figuras sin ningún pudor. La luz es totalmente artificial, ilumina a la bella dama y deja el resto en penumbra, eliminando las sombras como hacía la estampa japonesa.
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En el verano de 1873 la familia Manet disfrutó de un mes de estancia en la localidad costera de Berck-sur-Mer, en Normandía. Esta escena sería una de las realizadas por el pintor durante ese mes de julio; en ella aparecen el hermano del artista, Eugéne - que pronto se iba a casar con la alumna y eventual modelo de Manet, Berthe Morisot - y la esposa del pintor, Suzanne Leenhoof, en la playa. Contrario a su práctica habitual, Manet realizó esta obra al aire libre, llegando a pegarse al óleo algunos granos de arena. Así se relaciona con las teorías impresionistas que en estos momentos impregnarán con fuerza parte de su producción - Pareja en un balandro o Argenteuil - gracias al contacto con Monet; sin embargo, hay que advertir que nunca llegó a asumir totalmente los dictados impresionistas. La pincelada suelta y la mancha se adueñan de la imagen, aunque por la línea del horizonte tan elevada y las bandas con las que organiza la composición parece estar más cercano a Degas, quien también prefería trabajar en el estudio. Es destacable el aclarado de la paleta y la pérdida del interés por mostrar los detalles, renunciando así al peso que tenía la tradición para Manet.
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En 1883 Renoir inicia su periodo seco. El propio maestro dice que "hacia 1883 yo había agotado el impresionismo y al final había llegado a la conclusión de que no sabía ni pintar ni dibujar. Dicho en pocas palabras, el impresionismo llevaba a un callejón sin salida. (...) Si un pintor pinta directamente del natural, en el fondo no busca sino efectos del momento. No se esfuerza en plasmar, y de pronto sus cuadros se hacen monótonos". En esta crisis afectaría la visita realizada a Italia y su admiración por la pintura de Rafael. En las primeras obras de este periodo de crisis encontramos el lienzo que contemplamos, pintado en el mes de septiembre en Guernesey. La joven modelo aparece en primer plano, dirigiendo su mirada al espectador, en un claro contraposto, sentada en una silla de mimbre. Al fondo contemplamos la playa con las siluetas de unos barcos ante los acantilados. Mientras que la figura está tratada con un acertado dibujo, especialmente el rostro y las manos, el paisaje que la rodea se esboza al trabajarse con una pincelada rápida y empastada, interesándose más por la atmósfera y la luz que por la definición de las formas, en clara sintonía con la obra de Monet. Las tonalidades azules dominan el conjunto, creando un atractivo contraste con los amarillos y dorados. El resultado es una obra de gran impacto visual en la que la figura parece emerger de un entramado de luz y color que anticipa la abstracción.
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La familia Manet pasó el verano de 1864 en la localidad de Boulogne-sur-Mer, realizando el maestro diferentes escenas como el Combate entre el Keasarge y el Alabama, el Puerto de Calais o esta imagen de la playa, protagonizadas todas ellas por el mar. Manet trabajó en diversos estudios de los personajes que contemplaba en la playa en actitudes diversas, recogiéndolos en este lienzo - único en el catálogo del pintor - realizado en su taller, no al aire libre. La composición está perfectamente ordenada, situando con maestría las figuras sobre la arena; se puede dividir en tres zonas pintadas en diferentes tonalidades: el cielo gris, el mar azulado y la playa ocre. En la elevada línea del horizonte se sitúan varias embarcaciones, una de ellas a vapor expulsa su denso humo negro. Las diversas figurillas están realizadas con soltura, aplicando el color con rápidos toques de pincel y destacando las siluetas dibujadas con firmeza y seguridad. El ambiente apacible y burgués ha sido interpretado a la perfección por Manet.
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En este cuadro como en el resto de su obra, Boudin se centra sobre todo en los matices de la atmósfera y las nubes. Las figuras las sitúa a los lejos, en un segundo plano, con lo que suelen ser figuras pequeñas y sin importancia para el espectador. la importancia del cielo en Boudin se puede comparar a la pintura de paisaje del Barroco holandés del siglo XVII.
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Junto a las planchadoras, otra de las escenas favoritas de Degas en la década de los 80 serán las que tienen relación con las sombrererías, realizando así un retrato de las damas de la burguesía, en claro contraste con las trabajadoras. De esta manera ofrece diferentes imágenes del amplio espectro social femenino de fines del siglo XIX. Las burguesas, ataviadas con sus abrigos y con sus elegantes ropas, acuden a la sombrerería para abandonar su tediosa vida, de la cual pasaban una gran cantidad de tiempo en sus casas. Mary Cassatt, la pintora que trabajó un tiempo con Degas, es la modelo de esta escena. Se prueba con aire de seguridad un nuevo modelo de sombrero mientras se contempla en el espejo. Tras él observamos a la sombrerera, que sujeta dos modelos más para que la dama realice tranquilamente su elección. Al fondo se encuentra la pared del establecimiento, decorada en la zona baja con una blanca cenefa. El tono claro de esta pared contrasta con la oscuridad de los vestidos y del espejo, jugando así con unos contrastes muy queridos por Degas y también utilizados asiduamente por Manet. Las vivas tonalidades de los sombreros ayudan a reforzar dicho contraste. El gesto de Mary muestra la capacidad del pintor para realizar retratos - Edmond Duranty o Madame Camus, por citar dos ejemplos - en los que recoge a sus amigos o familiares. Aquí se aprecia el perfecto toque de dibujo del que hace gala siempre el pintor, aunque muchas veces se diluya debido a la pincelada suelta empleada.
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A partir de la década de 1880 Renoir se decanta por retomar la figura humana como protagonista de sus composiciones, reaccionando ante la pérdida de la forma que se estaba produciendo en sus cuadros de paisajes y especialmente en los de Monet. Renoir no abandona su estilo impresionista tan fácilmente, como podemos comprobar en el fondo de esta imagen. La protagonista es Mlle. Dartaud, actriz de la Comédie-Française, acompañada de una niña sin identificar. Se supone que el lugar donde posaron fue la terraza del restaurante Fournaise, durante el mes de julio. Renoir siempre fue un gran retratista como demuestra en este caso, interesándose por los rostros de la actriz y la pequeña, con la mirada perdida la primera y mirando atentamente al espectador la segunda. La luz del sol ilumina plenamente sus figuras, sin crear sombras, como hacía la estampa japonesa. El estilo continúa siendo rápido y abocetado pero las figuras tienen algo más de dibujo que el resto de la composición, en donde líneas y formas casi desaparecen para llegar a crear una obra abstracta. Los colores empleados son muy vivos y variados contrastando con el vestido de la mujer, para el que utiliza un negro-azulado que también se encuentra en Los paraguas.
Personaje
Político
Nace en una familia de letrados. Detenido por primera vez en 1920 por sus actividades revolucionarias, al salir de la cárcel viaja a Francia, donde se afiliará al Partido Comunista. En 1924 vuelve a China, donde es elegido miembro de la dirección del PCCh. Participa en la insurrección de Shanghai de 1927, es detenido y escapa milagrosamente a su ejecución. Tras oponerse a Mao antes de 1935, en la Larga Marcha reconocerá finalmente su liderazgo. Zhou será el artífice de la nueva administración de la República Popular y de su política exterior, primero la Línea de Bandung y más tarde la reconciliación con Estados Unidos en 1972. Superviviente de todas las crisis de la dirección del PCCh, Zhou siempre apoyó a Mao para moderar después la aplicación práctica de su línea política, manteniendo su independencia.