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El baño o hamman entre los andalusíes fue un edificio público, cívico y en cierta medida religioso. El hamman Al-Ywawza o baño del nogal, también conocido como El Bañuelo, fue construido en la primera mitad del siglo XI. La entrada se realizaba por un patio, con una alberca central. En el vestuario se dejaba la ropa al cuidado de un encargado. Después se pasaba a la sala de refresco. El gran salón central proporcionaba al bañista una zona de temperatura templada. Finalmente, se accedía a la sala caliente, donde se calentaba el agua mediante unas calderas de ladrillo, y donde se podían tomar indistintamente baños de agua caliente o fría. Los gruesos muros se cubren por bóvedas de piedra y ladrillo, en las que se abren lucernarios octogonales o de forma estrellada. Estos permiten la entrada de la luz o la salida de los vapores. Actividad de carácter ritual, la higiene del cuerpo era considerada un acto de purificación religiosa. Sin embargo, el baño era también un lugar de reunión, de descanso y de relación.
monumento
Junto a la Carrera del Darro se conserva el baño de Nogal (Hamman al Yauzá) o Bañuelo, baños árabes de época del rey zirí Badis Ibn Habus (siglo XI). Constituye uno de los mejores ejemplos conservados de toda España y su planta deja sentir la influencia de las termas romanas. Junto a un patio que sirve de entrada, se dispone una primera estancia rectangular que funcionaba como sala fría, seguida por otra cuadrada de mayores dimensiones, con arquerías de herradura en tres de sus lados, correspondientes con la sala templada. Finalmente, otra habitación rectangular provista de dos espacios, donde se ubicaban las bañeras de agua, era la sala caliente; adyacente a ésta última se hallaba la caldera del baño. Cabe destacar la decoración interior, a base de columnas, capiteles, zócalos pintados, suelos de mármol y bóvedas horadadas con lucernas estrelladas que permitían la perfecta ventilación del baño. Las columnas fueron reaprovechadas de épocas anteriores, concretamente, de los periodos romano y visigodo. Aparte de los baños privados, los públicos o hammanes tenían un claro sentido cívico y religioso. Los habitantes del barrio acudían a lavarse, cuidarse el cuerpo y compartir conversación.
obra
Canals recibe el influjo de los impresionistas, pero no abandonó sus temas tradicionales de índole, sobre todo, local. Entre sus obras, de las que algunos denotan una clara influencia del también pintor barcelonés Isidro Nonell, destacan especialmente los retratos. Con Nonell precisamente y con Mir, Canals formó el núcleo central del grupo denominado "la Colla del safrà", preocupados por la captación de temas y ambientes suburbiales de la Barcelona del momento.
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En la ciudad de Poitiers se conserva un monumento esencial para la comprensión de la arquitectura merovingia: el baptisterio. Sus orígenes debemos buscarlos en época paleocristiana pero el edificio actual se fecha a mediados del siglo VII. Al edificio se accede a través de un nártex de cinco paños que da paso a la sala bautismal, en cuyo centro encontramos la pila. A ambos lados se hallan unos absidiolos semicirculares mientras que en el este se abre un ábside pentagonal. En alzado podemos observar claramente las tres estructuras diferenciadas -el nártex, la sala bautismal y capilla poligonal- con distintas alturas. Las masas dominan sobre los vanos, recibiendo la luz en el interior a través de dos óculos enmarcados por pilastras, sobre las que se establecen dos frontones triangulares y uno semicircular de clara inspiración clasicista. La alternancia de ladrillo y piedra es una de las características de la arquitectura merovingia.
obra
A finales de la década de 1870 Manet realizará numerosas escenas dedicadas al mundo del Café, enlazando con la temática de Degas. De esta manera se acerca al Impresionismo aunque Edouard se mantuviera como artista independiente del grupo, sin participar en las exposiciones que realizaban desde 1874. Esta escena puede tratarse de un boceto debido a la rapidez en la factura, obtenida a través de pequeños toques de pincel. Una joven de espaldas se acoda en la mesa donde contemplamos una copa y la botella de absenta; tras ella se aprecia la enorme figura de un hombre con gorra y pipa, recortada sobre la pared. En primer plano hay otra copa y otra botella, que introducen al espectador en la escena. La tenue luz del Café y el gesto de la chica podrían aludir a una escena de prostitución, oficio ejercido por los cientos de jóvenes que llegaban a París procedentes de las provincias atraídas por un trabajo que luego no existía, entrando en el mundo de la noche parisina. La influencia de la fotografía es notable en el uso de planos pictóricos cortados. Los colores oscuros son una característica de Manet y están animados por el blanco de la camisa de la joven, "manchado" por numerosas tonalidades debido a la sombra.
obra
Entre los retratos pintados por Velázquez durante su estancia romana de 1650 se hace referencia a uno protagonizado por el Barbero del Papa, suponiéndose que se trata de este que aquí contemplamos. Curiosamente el maestro emplea un colorido más oscuro que en los demás retratos - vease el de Inocencio X o el de Camillo Massimi - pero aun así no desmerece en absoluto a lo que pintó en aquellas fechas. Velázquez se interesa por resaltar la nobleza de este hombre de fisonomía vulgar, destacando la expresión resignada y melancólica. La pincelada es rápida, aplicada con sabiduría y precisión a pesar de la soltura, recogiendo la técnica de la escuela veneciana con Tiziano a la cabeza.A pesar de la austeridad de color, nos encontramos ante un excelente retrato que pone de manifiesto como el pintor está demostrando en este segundo viaje que ha superado su etapa de formación y que se presenta en la Ciudad Eterna como un importante maestro. Ahora no va aprender sino a mostrar lo que ha aprendido.