DOCUMENTO III ANTECEDENTES Y DETALLES DE LA REBELIÓN OCURRIDA EN EL PUERTO DE SAN JULIÁN ...Suscitó Cartagena otro altercado sobre el modo de saludar y faltó al respeto a Magallanes. Éste, como estuviesen las naves detenidas por veinte días de calma, que le sobrevino en las costas de Guinea, actual Senegambia (África), reunió a su bordo los capitanes y pilotos de todas y hubo acalorada disputa sobre la derrota y saludo. Magallanes, que no olvidaba el irreverente proceder de Cartagena, lo cogió por el pecho, diciéndole: Sed preso. No atreviéndose nadie a protegerle, aunque clamaba favor, fue aprisionado de pies en el cepo. Pero a ruego de los oficiales que pidieron al Capitán entregase el preso a uno de ellos, lo dio al Tesorero Luis de Mendoza, bajo pleito homenaje de que se lo devolvería cuando lo dispusiese. En su virtud puso de Capitán de la nave de Cartagena, San Antonio, al Contador Antonio Coca, a quien luego relevó de este mando, para confiarlo a su propio primo Álvaro de Mezquita. La armada atravesó el Océano Atlántico, y en 29 de Noviembre de 1519 se hallaba a 27 leguas del Nuevo Mundo, o sea, a 7? latitud Sur, en la altura del Cabo de San Agustín (Brasil), en cuya costa, desde allí al Sur también, siguió reconociendo cuidadosamente, a vueltas de borrascas y peligros, cuantos ríos, bahías y golfos se presentaban a la vista, esperando que alguno de ellos fuese el estrecho que buscaba. El último día de Marzo de 1520 entró la expedición en el puerto de San Julián, en la costa de Patagonia: la gente desesperanzada ya de hallar el estrecho, mal racionada y aburrida de la esterilidad y frío de la tierra, murmuraba del viaje y no encubría sus deseos de volverse atrás. Había ya llegado a una latitud tan elevada, que aunque encontrase el estrecho ofrecía pocas ventajas a la navegación; y quejábanse muchos de que se les sacrificase a una empresa casi inútil. Sólo la superioridad de carácter de Magallanes era capaz de dominar el descontento, prefiriendo la muerte a retroceder. Mas los capitanes Cartagena, Quesada y Mendoza, aprovechándose del disgusto general y de las reyertas entre castellanos y portugueses, agriadas por la misma lentitud del viaje, trataron de apoderarse de la Armada a pretexto de que Magallanes ni tomaba consejo de sus oficiales ni les daba la derrota que habían de seguir. Causa grima el ver a unos hombres a tantas leguas de su patria, corriendo igual fortuna en país bárbaro y desconocido; expuestos a los innumerables peligros de mar y a las asechanzas de la tierra, aborrecerse y aumentar con su conducta el número de los riesgos. Cartagena y Mendoza, dispuestos a probar un alzamiento, hablaron con Elcano, diciéndole que obedeciese las órdenes del Rey de que se separaba Magallanes; y que les diese su auxilio para obligar a éste a cumplir lo que las Reales instrucciones mandaban. Sospechoso tal vez para Elcano, como para muchos, el Capitán extranjero, y oyendo hablar en nombre del Rey, respondió que obedecía y que estaba pronto a requerir con ello al mismo Magallanes. Éste, que tenía sospechas de Mendoza, que lo sucedido muestra cuán justas eran, había hecho sacar de su poder al preso Cartagena, entregándolo al jefe de la Concepción, Quesada, que no era más de fiar que el primero, supuesto que consentía que el Maestre de su nave, Elcano, estuviese preparado para seguir a los revoltosos. Quesada no esperaba más que el poder contar con la leal cooperación de Elcano, para declararse de parte de Cartagena y Mendoza, de suerte que su nave puede ya contarse en abierta sublevación. El Domingo de Ramos, primero de Abril, mandó Magallanes que todos saltasen a tierra a oír misa, convidando, para después de oída, a los oficiales y pilotos a comer en su nao. Sólo Álvaro de Mezquita y Antonio de Coca salieron a tierra, a pesar de la exactitud que en las prácticas religiosas tenían los españoles y Mezquita, el único que fue a comer con el general. Presagios mal disimulados de una revuelta venían a ser tales indicios. En efecto, por la noche Quesada y Cartagena pasaron con treinta hombres de la Concepción a la San Antonio, mandada por Mezquita, al cual prendieron. En seguida intimaron a la gente rindiese la nave, jactándose de que ya estaban apoderados todos de la Concepción y Victoria, persuadiéndoles de que, unidos todos, podrían obligar mejor al tirano Magallanes a seguir los mandatos del Rey. Juan de Elorriaga, honrado guipuzcoano, habló a favor de su Capitán Mezquita, aunque portugués; mas los sublevados necesitaban de gente adicta y no estaban para gastar el tiempo en palabras. Quesada cerró los labios de Elorriaga con cuatro puñaladas, dejándole por muerto. Si no murió al pronto, de resultas acabó sus días dos meses después (11 de julio). Nadie se atrevió a encargarse del mando de esta nao, porque el Maestre Elorriaga estaba herido por haberse opuesto a los conjurados; el Contramaestre, preso en la Concepción, y a tres de los tripulantes los tenían con grillos. Ciertamente que era muy expuesto el mando de una nave de que no podía contarse libre de complicidad. Encargose de él a nuestro Juan Sebastián que, franco en sus odios como en su amistad, no esquivó el cuerpo al peligro y lo aceptó. Seguidamente puso la artillería sobre cubierta, y preparando los bombarderos, la aderezó como si tuviera el enemigo al frente. Cartagena pasó a mandar la Concepción; Quesada quedó para auxiliar a Elcano en la San Antonio, que era la más difícil de gobernar y Mendoza se reunió a ellos con la Victoria, tan célebre después en los anales del mundo. Orgullosos al ver suya la mayor parte de la Armada, requirieron a Magallanes que siguiese las Reales provisiones, uniendo al requerimiento expresiones burlescas e irreverentes. Magallanes, ahogando su cólera, les envió a decir que fuesen a su nao y les oiría: ellos querían que la reunión fuese en la San Antonio. No era Magallanes hombre que se dejaba amilanar: comprendió que sólo un rasgo de temeraria audacia podía impedir las funestas resultas de tan mal ejemplo y se dispuso a obrar. La nao San Antonio, en que iba el mayor número de los portugueses, única gente en que podía fiar, estaba en poder de Quesada y Elcano. ¿Con qué medios contar para resistir? Pero este contratiempo no entibió su resolución y dispuso que lo que no podía la fuerza lo hiciese la astucia. Contando con ser bien servido del alguacil Gonzalo Gómez de Espinosa, le envió con una carta y seis hombres armados ocultamente, al tesorero Luis de Mendoza, Capitán de la nao Victoria, con secretas instrucciones para obrar según el efecto que la carta produjese. Mendoza la leyó con maligna sonrisa y burla manifiesta, por lo cual, viendo el alguacil que a buenas nada podía obtenerse, le dio una puñalada en la garganta y un marinero, una cuchillada en la cabeza, de que cayó muerto. Apoderáronse entonces, sin resistencia, de la nao quince hombres armados, que por orden de Magallanes acudieron en un batel con Duarte de Barbosa, sobresaliente de la Trinidad e izando bandera se acercaron a la Capitana: lo mismo hizo entonces la nao Santiago, que por ser de poco porte permanecía a la expectativa sin declararse, aunque el capitán Juan Serrano era de Magallanes. La nao San Antonio y la Concepción quisieron huir, pero, juzgándolo expuesto, Quesada ordenó soltar a Álvaro de Mezquita, para enviarle a Magallanes y pedir un acomodamiento. Mezquita repuso que era inútil y se pasó el resto del día entre las angustias de la indecisión. Mas como aquella noche, mientras tomaba algún descanso la gente, garrase la San Antonio y fuese a abordar con la Capitana; Magallanes, que vigilaba creyendo que acometía la San Antonio, la hizo disparar tiros gruesos y menudos que la destrozaron la obra muerta. La confusión reinaba en su bordo, porque no toda su gente estaba comprometida, y Elcano no sabía qué hacer. Su intención no había sido arremeter, sino que involuntariamente fue lanzada la nave por las corrientes. No contestó, pues, la San Antonio a los disparos. Asaltada por la gente de Magallanes, cuando aún los jefes no habían tomado una resolución, se entregó toda la chusma, que más estaba oprimida que rebelada. Prendiose a Quesada, a Elcano, al contador Antonio Coca y a otros sobresalientes, cuyo delito estaba por demás probado con sola esta circunstancia, y se envió por Juan de Cartagena, que estaba en la Concepción, que se rindió sin resistencia. Luego que hubo amanecido, mandó Magallanes a tierra el cadáver de Mendoza y lo hizo descuartizar, pregonándolo por traidor; ahorcó a Gaspar de Quesada y lo descuartizó, con igual pregón, por mano de Luis de Molino, su cómplice y criado; sentenciado a quedar desterrado en aquella tierra Juan de Cartagena y a un clérigo, su confidente. Acto de ferocidad disculpable porque las circunstancias lo hacían necesario; sin él, la anarquía hubiera destruido la expedición y acabado con la vida de su caudillo. Hecha esta terrible justicia, mostrose clemente y perdonó a más de cuarenta personas entradas en la conjuración. Si más que restablecer la obediencia por medio del terror, hubiera tratado de vengarse oyendo los gritos de su resentimiento, Juan Sebastián de Elcano también habría sido muerto y el rigor de la justicia hubiera cortado el hilo de su glorioso destino. Toda esta revolución quedó hecha en menos de veinticuatro horas, del 1 al 2 de Abril. A la verdad, ni Mendoza, ni Quesada pueden considerarse como traidores, porque reclamaban el cumplimiento de las Reales provisiones, y, sin incurrir fea nota, pudieron muchos seguirles, creyendo que la razón estaba de su parte. No hay, sin embargo, duda de que ambos faltaron a la buena correspondencia que debían al Capitán y a las leyes de la Caballería. Luis Mendoza, que a Magallanes tenía hecho pleito homenaje de custodiar al preso que le había encargado para devolvérselo cuando le fuese pedido, correspondió mal a su confianza. Quesada, en cuyas manos le puso después, le dio libertad para que se mostrase al frente de un levantamiento contra su caudillo. Semejante conducta no tiene disculpa. Fernández de Navarrete, Eustaquio: Historia de Juan Sebastián Elcano, pp. 36-46 (Tomado del apéndice documentos de la obra de Walls y Merino, Madrid, 1899, pp. 194-198). Véase bibliografía.
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DOCUMENTO IV CARTA DEL CONTADOR JUAN LÓPEZ DE RECALDE AL OBISPO DE BURGOS, DÁNDOLE CUENTA DE LA LLEGADA AL PUERTO DE LAS MUELAS DE LA NAO "SAN ANTONIO." Iltmo. Rmo. y muy magnífico Señor: En 1? del presente escribí a V.S.Y largamente de todo...; y lo que después ocurre es: que en miércoles seis del propio surgió en el puerto de las Muelas de esta ciudad la nao San Antonio, que es la mayor nao de las cinco que fueron en el Armada de la especiería, en la que ha venido por Capitán Hieronimo Guerra, pariente y criado de Cristóbal de Haro y por piloto Esteban Portugués, piloto de esta casa y con ellos hasta sesenta hombres entre marineros y sobresalientes. Trujeron preso en ella a un Álvaro de la Mezquita, primo, hijo de hermano de Magallanes, que fue con él e sobresaliente, y le puso por Capitán de esta nao en lugar de Juan de Cartagena, después que le prendió; y desde la mañana, día de la Ascensión, comenzamos a hacer preguntas y tomar los dichos de todos los que en la dicha nao vienen: hasta aquí no habemos hecho sino, sin alzar mano, tomarlos sus dichos por ante dos escribanos, tomando en nuestra compañía al licenciado Castroverde, letrado de esta casa y hasta anoche sábado, que son tres días, no habemos podido tomar los dichos de mas de veinte y uno de ellos, porque no hay ninguno de ellos que no necesitara medio día en tomarle su dicho, desde el día que de aquí partieron hasta el día que volvieron, cuya dicha información se sacará con toda brevedad posible para la enviar a la Corte en limpio, para que vista, S.M. mande proveer lo que más fuere de su servicio; y al dicho Álvaro de la Mezquita el día de la Ascensión, en la víspera le hicimos sacar de dicha nao preso como venía, y le pusimos en la cárcel del Señor Almirante, aprisionado; de lo cual el Alcalde Barbosa, suegro del dicho Magallanes, ha mostrado mucho sentimiento, diciendo que él debía ser suelto y los que le trajeron, presos. Acabada de recibir dicha información, veremos además de enviarla a S.M. en limpio como decimos a esa Corte, lo que demás provee en sus prisiones y soltura; y lo que yo he podido colegir de dicha información es lo siguiente*. A Andrés de San Martín, piloto, le hizo dar tres tratos de cuerda con servidores de bombarda a los pies, en que le descoyuntó; y a un capellán, porque dicen que dijo que no tenían mantenimiento para seguir el viaje, y no le quiso decir las cosas que las gentes en confesión le decía, le dio otros tantos tratos como al dicho San Martín..., fueron hasta los cincuenta y cuatro grados y medio, y entraron en una bahía a veinte y tantos de Octubre del dicho año de veinte, donde Magallanes mandó a Álvaro de Mezquita, capitán de esta nao San Antonio y a Juan Serrano, piloto y capitán de la nao Concepción, que fuesen la dicha bahía adentro a descubrir y volviesen a donde ellos quedaban al cuarto día; la nao San Antonio volvió al tercer día, porque la nao Concepción no la siguió y creen se juntó con Magallanes y como no hallaron las otras naos donde las dejaron, anduvieron dentro de dicha bahía buscándolas como no las hallaron, acordaron tomar la vuelta a España; y sobre que dicha vuelta contradecía al dicho Álvaro de la Mezquita, vinieron a malas en que el dicho Mezquita dio una estocada por la pierna a Esteban Gómez, piloto y otra él al dicho Mezquita en la mano izquierda; y en fin prendieron al dicho Mezquita en ocho de Noviembre del dicho año veinte y vinieron directamente a este puerto. Al juicio y parecer de estos que han venido no volverá a Castilla el dicho Magallanes, porque la vía que llevaba la juzgan ser inútil y sin provecho, por no querer volver la vuelta de Buena Esperanza e isla de San Lorenzo, como les decía algunas veces que irían y después les tornaba a decir que siguieran su guía, porque antes que la tomase se le habían de desaparejar las naos dos veces, de manera que ninguna buena esperanza del de él ni acá la tenemos por haberse detenido en catorce meses en la costa del Sur de más de la mala y perversa cuenta, y fin de los oficiales y capitanes de S. A., que en su compañía llevaba ha dado, de que las gentes quedaron espantadas. Y porque por lo procesado que a V.S. se le enviará breve será mas largo avisado, no me alargo más en ésta. Sevilla 12 de Mayo 1521. De V.S. Rma. muy humilde servidor que sus muy magníficas manos besa, Juan López de Recalde. (De Fernández de Navarrete, Martín: Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV, tomo II. B.A.E. Madrid, 1964, págs. 528-532). (Extracto del documento).
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DOCUMENTO V APUNTES DE LOS GASTOS QUE CAUSÓ LA DESCARGA DE LA NAO VICTORIA Y NOTICIA DE LA ESPECERÍA QUE TRAJO DE SU VIAJE En 7 de Setiembre se compró un barco de seis remos para enviar en servicio de la Victoria, porque el batel que traía se le tomó en Cabo Verde por el fator del Rey de Portugal con 13 hombres que en el dicho batel salieron a tomar refresco. Ese día se compraron cosas para enviar de refresco a la gente: vino, pan, carne, melones. Hallaron la Victoria que venía en las orcadas y los 15 hombres enviados ayudaron a traerla hasta el puerto de las Muelas, porque la gente de ella venía enferma y poca, juntamente con el Capitán Cano a quienes venía ayudando un barco de San Lúcar. Llegada, siguen los gastos de gente y saca de clavo y demás cosas. Porte de cartas de los marineros que se quedaron en Cabo Verde, los cuales escriben a oficiales de Sevilla desde la cárcel de Lisboa y se reciben sus cartas en 10 de Octubre de 522. En 10 de Setiembre se empiezan a contar los costales de clavo que se descargan de la Victoria. Eran los costales 381. El clavo neto (quitado el peso de costales y cuerdas) pesó 524 quintales, 21 1/2 libras. En otra vez que se pesa sale 528 quintales, una arroba y 11 libras. Esta vez se pesó para entregar a Diego Días, factor de Cristóbal de Haro, en 6 de Noviembre 22. Entregose al dicho porque S.M. a 17 de Octubre 522, otorga poder nombrando su apoderado para entregarse de dicho clavo a Diego Díaz, el cual otorga y conoce que recibió de los oficiales de Sevilla 520 quintales, 23 libras de clavo, más un quintal de escobage que pesó 3 arrobas 3 libras. Vinieron además en varias cajas, sacos y costalillos con muestras de otras especias, como canela, macías, nuez y un penacho, varias partidas de clavo que para sí y de encomienda, traían oficiales y marineros de la nao, el cual clavo recibe también Diego Díaz en nombre de su amo Cristóbal de Haro y pesa 113 arrobas 10 libras, que son 28 quintales, una arroba y 10 libras. Las muestras de droguerías y especerías que trajo el Capitán Cano, se manda a los oficiales de Sevilla en cédula de Valladolid 10 Octubre 22 que las guarden a buen recaudo. Después por otra de Valladolid 17 Octubre, se mandan entregar como todo lo demás a Cristóbal de Haro. Conoce Diego Díaz haber recibido esto (salvo una parte y otras cosas que el Capitán Cano había llevado a S.M. en 15 de Noviembre 22). Lo que recibió fue 3 1/2 libras de canela y un palo de zándalo de 28 libras, de que había Cano llevado cuatro libras. En la lista de cajas, costales, etc., que trajeron particulares se nombran algunos de los que vinieron en la nao Victoria, y son: El Capitán. El Piloto (no se expresa el nombre). Juan Rodríguez de Huelva. Antonio Plegafetis. Miguel de Rodas. Juan de Zubileta. Diego Gallego. Juan de Arratia. El Maestre (no se expresa el nombre). Juan de Amurio, contramaestre. Dice que es de él, no que lo entregó como dice en los otros. Aunque dudo si el entregarlo pudo ser en las Molucas. De los que quedaron en Cabo Verde se nombran Martín Méndez, contador de la armada; Juan Martínez, sobresaliente; Roldán, lombardero. Va además razón de la artillería, munición, jarcia y de todos los menesteres de la nao, de que se encargaron los oficiales de Sevilla. (De Martín Fernández de Navarrete, Colección de los viajes y descubrimientos..., tomo II, B.A.E., Madrid, 1964, págs. 556-557). (Documento íntegro).
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DOCUMENTO VI DECLARACIONES QUE EL ALCALDE LEGUIZAMO TOMÓ AL CAPITÁN, MAESTRE Y COMPAÑEROS DE LA NAO VICTORIA Las preguntas por donde han de ser preguntados el Capitán, Maestre y compañeros que han venido en esta nao Victoria, son las siguientes: 1.? Primeramente, qué fue la causa porque hubo discordia entre Fernando de Magallanes y Juan de Cartagena y los otros Capitanes y personas de la armada. 2.? Item: Por qué causa mandó prender el Capitán a Luis Mendoza y matar, no pudiendo prenderle; y si él prometió algo al alguacil Espinosa porque le matase. 3.? Otrosí: qué fue la causa porque el dicho Hernando de Magallanes desterró a Juan de Cartagena y al Clérigo con él e hizo justicia de Quesada y Mendoza y otras personas. 4.? Si dichas justicias y destierro que hizo fue causa de hacer Capitanes a los otros portugueses que consigo llevaba, que eran sus parientes o por qué. 5.? Item: a qué causa se detuvo Fernando de Magallanes tanto tiempo en los puertos que entraba; que estuvo en el uno ocho o nueve meses gastando los mantenimientos y en el otro cuatro o cinco sin hacer rescate, ni provisión y perdía el tiempo de la navegación. 6.? Item: en las islas y tierras que estuvieron, donde dicen había y vieron tanto oro, que con arneros vieron ahechar y daban por un hacha diez o doce pesos de oro y por un cristalino dos o tres y por un poco de fierro tres y cuatro pesos de oro; qué fue la causa porque no rescataron suma de oro de las mercaderías del armazón, pues llevaba demasiado de ellas; y si alguno rescató en estas tierras e islas algo de ello. 7.? Item: Los juncos que tomaron de la China qué mercaderías traían y lo que de ellos tomaron qué fue, y si se asentó en el libro de armazón, conforme al regimiento. 8.? Item: Se dice que uno de los juncos que tomaron en que iba un rey, el cual, dicen, se rescató por ciertas coronas de oro, de las que se ponen sobre la cabeza, y otras joyas de oro y oro en barras, que dicen dio en mucha cantidad de un Juan Caraballo y a otros, porque le albergase a él, y los otros juncos que con él iban: ¿cómo no vino acá ninguna cosa de ello, ni dan razón de ello? 9.? Item: Los rescates que se hicieron, de qué manera se hicieron, y si se asentaba todo en el libro con verdad, y qué recaudo hubo en esto después que murieron los oficiales del Rey, y quién nombró los oficiales. 10.? Item: Si cargaron el clavo por peso, y allí fue bien pesado, y acá escribieron traían más de 600 quintales y de razón, con la humedad de la mar y largo peso que recibirían había de sobrar mucho, ¿cómo faltó tanto de ello? 11.? Item: Qué cantidad de clavo sacaron en Cabo Verde, y si tomaron en otra parte tierra, ¿dónde dejaron algún clavo, en San Lúcar, o subiendo la ribera de Sevilla, si descargaron algo de secreto? 12.? Item: Al Capitán Magallanes, ¿cómo le mataron los indios?; porque algunos de los que allí quedan y en esta nao vienen, dicen fue muerto de otra manera. 13.? Item: Los que quedaron en donde mataron a Magallanes y los que pudieron salvar, según escriben los que quedan allí y algunos de los que en esta nao vienen, dicen, pudiéndolos salvar ¿por qué les dejaron padecer y quiénes eran? En la noble Villa de Valladolid, a 18 días del mes de Octubre, año de 1522, este dicho día, el bachiller Santiago Díaz Leguizamo, del Consejo de SS.MM. y Alcalde en la casa y corte, y en mi presencia, Joan de Garibay, escribano de SS.MM., el dicho bachiller y Alcalde, tomó juramento en la forma debida de derecho de Juan de Sebastián del Cano, capitán, y a Francisco Albo y Fernando Bustamente, y así recibido del bachiller el dicho juramento, y siendo preguntado y examinado por el dicho bachiller, siendo preguntado por las preguntas susodichas, dijeron y dispusieron lo siguiente: 1.? Este dicho Juan Sebastián del Cano, capitán, siendo preguntado por la primera pregunta, respondió y dijo que la causa de la discordia entre los dichos Magallanes y Cartagena, fue porque Juan de Cartagena, como iba por veedor general y capitán de una nao, y conjunta persona con Fernando de Magallanes en lugar de Ruy Falero, capitán, y decía al dicho Fernando de Magallanes que él venía por conjunta persona con el dicho Magallanes por mandato de S.M., y recibido por el dicho Fernando de Magallanes por tal conjunta persona, y por cédula suya, y que no había de proveer cosa sin el dicho Juan de Cartagena. Y entrambos juntamente habían de proveer en todas las cosas que fuesen necesarias; que el dicho Fernando de Magallanes le decía que no se había en aquello proveído bien, ni él lo entendía: esto fue en la costa de Guinea, sobre la prisión de un maestro que habían prendido por sodomético; y prendió luego el mismo día el dicho Magallanes al dicho Juan de Cartagena, y le privó de la capitanía y veeduría, y quísole echar desterrado en la costa del Brasil, y por ruego de los otros capitanes no lo echó entonces, y diole preso a Gaspar de Quesada sobre su pleito homenaje para que le tuviese preso. Y de la nao de donde era capitán Juan de Cartagena, hizo capitán a Álvaro de Mezquita, su primo; y que después echó al dicho Juan de Cartagena y a un clérigo en tierra de los patagones; y que los otros capitanes, juntamente con el dicho Cartagena, requerían al dicho Magallanes que tomase consejo con sus oficiales y que diese la derrota a donde quería ir, y que no anduviese así perdido, y que no tomase puerto donde invernasen o comiesen los bastimentos, y que caminasen hasta donde pudiesen sufrir el frío para que si hubiese lugar pasasen adelante. Y como al dicho Juan de Cartagena tenía preso el dicho Fernando de Magallanes, todos los capitanes y la otra gente tenían miedo de que los tomara presos, por los muchos portugueses y gente de muchas naciones que había en la Armada. Y para ello requirieron a este testigo, como maestre, Juan de Cartagena a Gaspar de Quesada, que obedeciese a los mandamientos del Rey, como en sus instrucciones lo mandaba. Y este testigo dijo que obedecía, y que está presto para hacerle cumplir y requerir con aquello al dicho Fernando de Magallanes. Y que los dichos capitanes dijeron a este testigo y a toda la otra gente de la nao, que con el batel querían ir a la nao San Antonio, para prender al dicho Álvaro de Mezquita, porque no se resolviese la Armada, y que con aquel requerimiento requerirían sin revuelta ninguna al dicho Fernando de Magallanes, con un escribano y con el Alguacil de la Armada, a requerirle que tomase consejo con sus oficiales para en todo lo que se había de hacer, y el dicho Magallanes dijo que no quería obedecer a sus requerimientos, ni quería cumplir las instrucciones que S.M. mandaba. 2.? A la segunda pregunta, siendo preguntado por ella, respondió y dijo que la causa porque el dicho Magallanes mandó prender a Luis de Mendoza, fue porque le hacían los dichos requerimientos por su consejo; y así, envió el dicho Capitán cinco hombres con el dicho alguacil Espinosa para que le prendiesen. Y en diciendo se dé preso, el dicho Espinosa le dio de puñaladas y le mató, y que por ello el dicho Capitán dio al dicho Espinosa doce ducados, y a los otros, seis ducados de la hacienda de Mendoza y de Quesada. Fue preguntado cómo sabía lo susodicho, y dijo que porque lo vio y se halló presente en ello. 3.? A la tercera pregunta dijo que la causa por la que prendieron a Cartagena y al clérigo, y los desterró, y justició a Quesada y Mendoza, fue porque ha dicho en la primera pregunta, y porque decía el dicho capitán Magallanes que los susodichos le revolvían la gente y le hacían los dichos requerimientos, y por hacer capitanes a Álvaro de Mezquita y Duarte Barbosa, porque continuamente Álvaro de Mezquita y Duarte Barbosa tenían cuestión con Magallanes porque no quitaba a los otros, y les hacía capitanes a ellos, porque teniendo capitanes portugueses, tenían toda la gente en su mano, y haría todo lo que quisiese; y así, después que tuvo a ellos por capitanes, maltrataban y daban de palos a los castellanos contra la instrucción de S.M. Fue el dicho Magallanes de la Isla Zubu a la Isla de Bhol y a la Isla de Matan, y envió a los bateles a guerrear con toda la gente para que los de las otras islas obedeciesen al Rey de Zubu; y ellos decían que obedecerían al Rey nuestro Señor, y le darían perlas, pero que al Rey de Zubu no le habían de obedecer, porque eran tan buenos como él, y que darían joyas de oro para el Rey nuestro Señor. 4.? A la cuarta pregunta dijo que se refiere a lo que tiene susodicho, y en ello se afirmó. 5.? A la quinta pregunta dijo que porque se detuvo el tiempo contenido en la pregunta de lo que ha dicho, y por hacer a sus parientes capitanes, y hacer de la Armada lo que quisiese. 6.? A la sexta pregunta dijo que el dicho Fernando de Magallanes mandó cuando llegaron a las islas del oro que ninguno fuese osado, so pena de muerte, de rescatar oro: y después de la muerte de Magallanes, huyeron de aquella isla porque les mataron veintisiete hombres con tres capitanes, por una traición que hizo un esclavo de Fernando de Magallanes, y se fueron a las otras islas, donde no hallaron oro; y que la causa por la que el esclavo hizo la traición, fue porque Duarte Barbosa le llamó perro, y que no sabe que ninguno rescatase allí ningún oro. 7.? A la séptima pregunta dijo que las mercancías que traían los juncos de la China eran paños de algodón y seda, y hachas, cuchillos y porcelanas, y que están asentadas en el libro del armazón del contador y tesorero, y en qué se ha gastado y de lo que de ello se ha hecho. 8.? A la octava pregunta dijo que oyó decir a las gentes de las naos, que Juan Caraballo, portugués, recibió cierto rescate del aquel Rey en oro, pero que este testigo no sabe lo que recibió, ni lo que pasó, porque a la sazón estaba este testigo en la ciudad de Burney; y que en la canoa donde este testigo vino a donde estaba la Armada, le envió el dicho Caraballo al dicho Rey, en la pregunta contenido en tierra. 9.? A la novena pregunta dijo que los rescates se asentaban todos en el libro del contador y tesorero; después que este testigo fue Capitán y tesorero, y dará cuenta de ello; y de lo de antes no sabe nada, que Magallanes y Caraballo hacían lo que querían cada uno en su tiempo, y que después de muerto el dicho Magallanes, Juan Caraballo hacía lo que quería, y después se hizo proceso contra Caraballo y le privaron de la Capitanía por los desaguisados y deservicios que contra S.M. hacía, según parecerá por el proceso que este testigo tiene. Y así eligieron por Capitán a este testigo, y dio la derrota para el Maluco, como parece de los libros de los regimientos. Y que el dicho Magallanes y Juan Caraballo nunca quisieron dar aquella derrota, aunque fuesen requeridos para ello, porque este testigo, siendo piloto en su nave, lo vio. 10.? A las diez preguntas dijo que recibieron allí el clavo por peso, de los moros, y allá fue bien pesado, como acostumbran de recibir los que han de recibir y dar por peso, y el peso de allá trajo a Sevilla para que los oficiales de S.M. cotejasen el peso de allá con el de acá, y que escribieron que traían la nao cargada de clavo, y la cantidad que vi está asentada en el libro del contador y tesorero. Fuele preguntado cómo traen de menos de los que escribieron que traían, pues con la humedad de la mar, y largo peso que recibieron, había de pesar más, y pesó menos. Respondió y dijo que allí recibieron clavo nuevo del árbol, y que con el largo tiempo antes se ha enjugado que enmohecido, y que ha venido seco y bien tratado; y que si alguna merma hay sería por eso, porque la humedad de la mar no humedece el clavo, porque es caluroso y caliente el clavo. Y que de esta nao no se ha sacado sino tres quintales en las Islas de Cabo Verde, para comprar las vituallas y mantenimientos que no tenían. 11.? A las once preguntas dijo que dice lo que ha dicho en la pregunta anterior, y que no sacaron clavo en otra parte de noche ni de día hasta Sevilla, sino donde dicho tiene. 12.? A las doce preguntas dijo que el dicho Magallanes fue a guerrear y quemar las casas a la Villa de Matan, para que el Rey de Matan besase las manos al Rey de Zubu, y porque no le enviaba por bien una fanega de arroz y una cabra por tributo, y porque le envió a decir el Rey de Matan que allá lo espera en Matan, y así el dicho Magallanes fue, y mataron a él y a otros siete, y vinieron heridos veintiséis. 13.? A las trece preguntas dijo que no las sabe, porque al tiempo en la pregunta contenido, este testigo estaba malo, y no fue allá, y que los que fueron allá dirán lo que saben cerca de esto. Fue preguntado de oficio, que diga y declare todo lo que se hizo en el dicho viaje en deservicio de S.M., y en fraude de su hacienda y de la Armada. Respondió y dijo que mientras estaba vivo Fernando de Magallanes, este testigo no ha escrito cosa ninguna, porque no osaba, y después que a este testigo eligieron por capitán y tesorero, lo que pasó tiene escrito, y parte de ello dado a Samano, y parte de ello en su poder. Y que lo que al presente se le acuerda es que el dicho Magallanes hacía lo que dicho tiene en las preguntas antes de ésta en deservicio de su armada, y que desamparaba la armada como dicho tiene; y que dio los paños de S.M. a la gente, y que no sabe si aquello está asentado, ni a quién ni cómo lo daba; y que vio que el dicho Caraballo enviaba rescates a su hijo de la mercadería de S.M. con un primo suyo, a la ciudad de Burney, los cuales quedaron allá, y que no sabe en qué cantidad envió, y que en el proceso de Caraballo se verán más largamente otras cosas que hizo. Y que después que este testigo es Capitán y tesorero, él dará razón y cuenta de todo lo que se ha hecho. Y que si algún mal ha hecho, los testigos lo dirán, y que esto es lo que sabe y al presente se acuerda, y firmolo con su nombre, Capitán, Juan Sebastián Delcano. Testigo dicho Francisco Albo, vecino de Rodas, piloto de la nao Victoria de S.M., habiendo jurado en forma y siendo preguntado por la primera pregunta dijo: 1.? Que el dicho Juan de Cartagena dijo al dicho Fernando de Magallanes, yendo por el mar de Canarias, que le diese la derrota por donde iban, y Fernando de Magallanes le respondió que no se curase de aquello. Y sobre esto estaban diferentes entre ellos, y que después el dicho Magallanes hizo prender al dicho Juan de Cartagena, y que por esta misma causa tenían los capitanes diferencia con el dicho Magallanes; y que todavía iban descubriendo la costa, y fueron a un puerto que se dice de San Julián, y allí estuvieron ciertos días, y entonces los capitanes entre ellos concertaron que querían hacer una suplicación que les donase derrota del camino por donde habían de navegar, y que, según la gente decía, una noche se alzaron tres naos, diciendo que querían pedir al Magallanes de parte de S.M., que le diese la derrota; y en esto Magallanes envió un esquife con su servicio y alguacil con una carta para ellos, diciéndoles que por qué se levantaban de aquella manera, y el dicho Luis de Mendoza respondió en otra carta al dicho Fernando de Magallanes, y en esto el Magallanes envió a Espinosa con cinco hombres a prender al dicho Luis de Mendoza, capitán, y, en prendiéndole, el dicho Espinosa le dio de puñaladas; y que por lo que Espinosa había hecho, decía el dicho Magallanes que era servicio de S.M., dio al dicho Espinosa y a los otros que con él fueron, cierta cantidad de dineros, y que después de muerto el dicho Luis de Mendoza, tomaron la nao, y pusieron la nao del dicho Mendoza, cabe el bordo de la nao capitana, y a la sazón estaban alzadas contra el dicho Magallanes, la nao de Juan de Cartagena y la de Quesada, y no se quisieron rendir en todo aquel día, y después la noche siguiente vino la nao San Antón, donde estaba el capitán Quesada, y ganó las áncoras, y vino a dar encima de la nao de Fernando de Magallanes. Y entonces saltaron los de la nao de Fernando de Magallanes y los de la nao Victoria, y tomaron la nao de Quesada, y prendieron al dicho Quesada. Y después envió Magallanes un batel a la nao donde estaba el dicho Cartagena a que se rindiese, y el dicho Cartagena se rindió; y el dicho Magallanes le prendió y puso los presos en su nao y dio las Capitanías de las naos a otros; y que de ahí a unos días, hizo justicia a Quesada, y al dicho Cartagena después de ciertos días lo desterró, y a un clérigo con él, porque se querían alzar otra vez, y los echó en tierra de los patagones. 2.? y 3.? Se refiere en estas dos preguntas a lo que dicho tiene en la primera. 4.? No sabe más que lo que su dicho tiene, y sólo el que Mezquita y otros portugueses aconsejaban a Magallanes lo que habían de hacer. 5.? Que no sabe la causa porque Magallanes se detuvo en los puertos, pero le oyó decir que no podía navegar por ser invierno. 6.? Dijo que es verdad que entre las dichas islas había mucho oro, y que los gentiles les daban oro por rescate de hierro, hachas y otras ropas, y que ni hicieron ningún rescate allí porque Magallanes puso pena de muerte, que no se rescatase ningún oro. 7.? Dijo que sabe y vio que después de muerto Fernando de Magallanes, tomaron los dichos juncos de la China, y que lo que en ellos venía se puso por escrito en el libro del contador y del servicio, y que cierta ropa que venía en los juncos, se partió entre la gente, y apartaron su parte para S.M., según las instrucciones de S.M. lo mandan. 8.? Dijo que es verdad que al tiempo que tomaron los dichos juncos, en uno de ellos tomaron a un hijo de un Rey, y muchos caballeros con él; y que después le soltó Juan Caraballo, capitán que era a la sazón, sin tomar consejo alguno, y se dijo públicamente que el hijo de dicho rey le había dado un costalejo de algodón lleno de cosas, que no sabe ni oyó decir de qué fuese lleno, y que lo demás en la pregunta contenido, no lo sabe. 9.? Dijo que el dicho Juan Caraballo mientras fue capitán, no hizo tesorero, ni contador, no sabe lo que hacía de los rescates, porque él lo hacía sin dar parte a ninguno, y porque el dicho Juan Caraballo no hacía las cosas en provecho de S.M., no daba parte de ellas a ninguno. La gente eligió por capitanes a Juan Sebastián y a Juan de Espinosa, y por tesorero y contador de todas las mercaderías al dicho Juan Sebastián, y por contador a un Martín Méndez, vecino de Sevilla, y escribano de la nao Victoria. 10.? Dijo que sabe y vio que el dicho clavo cargaron por peso, y lo recibieron bien pesado, como los que reciben por peso y han de dar por peso, y al tiempo que recibieron el clavo, lo recibieron con cierto peso de palo, y que no sabe este testigo si faltó o no faltó algo del dicho clavo, y que esto es a cargo de los oficiales que han de dar cuenta de ello. 11.? Dijo que en las islas de Cabo Verde, el capitán, porque le faltaron las vituallas, envió al Contador a vender cierta cantidad de clavo y lo vendió, pero que no sabe hasta cuánto vendió, y que no desembarcaron en otra parte hasta Sevilla, ni sabe más de lo contenido en la pregunta. 12.? Dijo que llegaron en una isla que se llama Zubu, y con aquel Rey de aquella isla se concertaron el capitán general y la gente, porque aquel rey se hizo cristiano, y mucha gente suya; y a otro rey de otra isla, que se dice Matan, fue el dicho Magallanes a hacerle sojuzgar y obedecer al otro rey por fuerzas de armas, y allá le mataron a él y a otros; y este testigo se halló presente a ello, y que serían los que se hallaron en tierra con el dicho Magallanes hasta treinta y ocho o treinta y nueve hombres por todo; y vinieron más de dos mil de los del rey sobre ellos, y de aquella vuelta volvieron los más cristianos heridos. Después de ya muerto el dicho Fernando de Magallanes, se retiraron todos y se volvieron a sus naos, y que no pudieron hacer más en ello, ni le pudieron salvar. 13.? Dijo lo que dicho ha. Fue preguntado qué cosas en este viaje se han hecho en deservicio de S.M., y en fraude de su hacienda. Respondió y dijo que en tiempo de Caraballo, despendía más la mercadería y ropa de S.M. y otras cosas que hacía en deservicio de S.M., según aparecerá por el proceso que contra él está hecho, al cual se remite. Y firmolo de su nombre. -Francisco Albo. Testigo el dicho Fernando de Bustamante, vecino de Mérida, barbero de la nao Victoria, habiendo jurado en forma y siendo preguntado, por la primera pregunta: 1.? Dijo que no la sabe, porque al tiempo que pasó no estaba este testigo con ellos, pero que oyó decir que el dicho Magallanes y Cartagena habían tenido palabras sobre las derrotas, y sobre que el Cartagena había dicho a Magallanes si los llevaba a vender a tierra de moros. 2.? Dijo que la causa por la que el dicho Capitán mandó prender al dicho Luis de Mendoza, fue porque estaba en la nao y respondió que no podía ir donde el capitán le mandaba, y que esto lo oyó decir a la gente, a personas que no se acuerda; y que el dicho Espinosa después que le prendió le mató, y que después oyó decir, que al Espinosa y a los que con él fueron, les había dado el dicho capitán cierta suma de maravedís de lo de S.M., y lo demás que no lo sabe. 3.? Dijo que la causa por la que el dicho capitán desterró a Juan de Cartagena y al clérigo, e hizo justicia de Quesada, Mendoza y otros, fue porque le demandaban las derrotas, y que no quería tomar consejo con los capitanes y oficiales del Rey, como el Rey lo mandaba, y porque decía a los escribanos que no diesen fe de lo que le pidiesen e iba por la costa perdiendo amarras y anclas. Y él queriendo invernar allí, los capitanes le decía y requerían que no invernase allí, sino que fuesen hasta 55 ó 60 grados, y si hallasen otro cabo o estrecho, que fuesen su viaje luego, o donde no le hallasen que se volviesen a Castilla; y porque hacían esto, los capitanes dijeron a la gente que les ayudase a favorecerles, como S.M. lo mandaba; y porque un primo de Magallanes, que se llama Álvaro de Mezquita y era capitán de la nao San Antón, donde iba Cartagena, y que lo prendiese porque era portugués, y no hubiese discordia en la Armada. Y los dichos capitanes fueron y prendieron al dicho Álvaro de Mezquita, y preso, envió el dicho Magallanes a saber por qué causa había sido aquella prisión. Y los capitanes le enviaron a decir que porque no hacía lo que el rey mandaba, y que esta fue la causa que el dicho capitán hizo contador y tesorero, y degolló a Gaspar de Quesada y desterró a Juan de Cartagena y al clérigo. 4.? Dijo que no lo sabe. 5.? Dijo que la causa por la que el dicho Fernando de Magallanes estuvo en los dichos puertos el tiempo en la pregunta contenido, es porque era invierno, y él decía que lo hacía a aquel fin, y que por esto le hicieron el dicho requerimiento los dichos capitanes. 6.? Dijo que la causa porque no rescataron el dicho oro, fue porque dicho Magallanes puso pena de muerte que ninguno, so pena de muerte, rescatase el dicho oro. Y que así cumplieron todos su mandamiento. 7.? Dijo que sabe y vio que las mercaderías que se hallaron en los dichos juntos se asentó en los libros de S.M. y con los rescates que tomaron en los dichos juntos, rescataron los bastimentos y mucha especiería que traen para S.M. 8.? Dijo que no lo sabe, ni más de cuanto el dicho Juan Caraballo soltó al dicho rey sin dar parte a ninguno de los de su nao, ni de otra nao. 9.? Dijo que de los rescates que se hicieron, que los oficiales los recibieron y darían cuenta de ello; y que después que los oficiales del rey murieron, tres o cuatro hombres hicieron capitán a Juan Caraballo; y después, porque era mal hombre y se averiguó por un proceso por tal, le quitaron de Capitán, e hicieron capitanes toda la gente a los que ahora son. 10.? Dijo que sabe y vio que recibieron el dicho clavo por peso y fue bien pesado, como el que recibe y vende, y que lo demás no lo sabe. 11.? Dijo que, en el puerto de Santiago, en las islas de Cabo Verde, vio sacar dos quintales de clavo para rescatar esclavos para dar a la bomba, que estaba la gente mala, y que otro grano no vio sacar, ni sabe más de lo contenido en la pregunta. 12.? Dijo que mataron al dicho Magallanes en un puerto que dicen Matan, porque los del reino de Matan querían obedecer al rey de Castilla, y el dicho Fernando de Magallanes dijo que había de besar la mano al rey de Zubú, y ellos no querían besar la mano al dicho rey de Zubú; y sobre esto el dicho Magallanes fue allá, y mataron al dicho capitán y otros siete hombres, e hirieron a otras personas. Fue preguntado qué cosas en este viaje se han hecho en deservicio de S.M. y en fraude de su hacienda, y dijo que no sabe más de lo que tiene dicho. Y firmolo de su nombre. -Bustamente. Rúbrica del juez, la que también está al fin de cada una de las otras dos declaraciones. Y acaba esto con la firma que dice así. -Pasó ante mí.-Garibay, escribano. (De Martín Fernández de Navarrete, Colección de los Viajes y Descubrimientos... Tomo II, B.A.E., Madrid, 1964, pp. 580-587). (Documento íntegro).
contexto
Al hablar de las fuentes escritas, señalábamos que existía un grupo interesante dentro de la documentación epigráfica, las llamadas pizarras visigodas. Entre los diversos tipos existentes, hay algunas que son especialmente útiles como testimonio de aplicación del derecho, tanto de carácter público como privado, en el ámbito de una sociedad fundamentalmente agropecuaria. La información que más nos interesa en este apartado es la proporcionada por los documentos dispositivos públicos y privados y aquellos denominados descriptivos. Antes de pasar a su análisis hemos de tener en cuenta que el lenguaje empleado es de tipo jurídico y formulario y que éste permite comprobar los aspectos evolutivos de la lengua vulgar que mantuvieron una estrecha convivencia con una tradición culta, a la vez que con el habla cotidiana. Los documentos dispositivos públicos forenses hacen referencia al derecho consuetudinario a través de unas condiciones sacramentorum. En ellas se presta juramento ante una serie de jueces y vicarios, que luego suscriben dicho documento, por unos caballos que habían intercambiado entre dos personas. Hay que señalar que los nombres de los jueces y vicarios son de origen germano, probablemente lo fueran también las personas mismas. No obstante, a pesar de que, en principio, estos cargos fuesen ostentados por visigodos (esta inscripción es de época de Leovigildo seguramente o comienzos del reinado de Recaredo), posteriormente la mezcla de población se daría a todos los niveles, como tendremos ocasión de ver. Desde luego, por lo que afecta a la población en general, ya la documentación de las pizarras ofrece una mezcla continua de nombres de tradición germana y romana. Igualmente hay otros documentos también relativos a juicios. Tienen un especial interés las de carácter privado que aluden a ventas de tierra, chartulae venditionis, o a préstamos, hay una probable chartula mutui, y otro tipo de placita, relacionados posiblemente con ventas, donaciones u otras actividades, cuyo estado fragmentario no permite precisar mejor. Estos textos son una buena muestra de las disposiciones legales existentes y, a la vez, del tipo de sociedad en el que se realizan. Básicamente en el ámbito rural, según se ha dicho, en las que, además, se reflejan, en ocasiones, las relaciones entre domini y servi, liberti, coloni, y distintos estratos sociales. Volveremos sobre algunos ejemplos de estas cuestiones al hablar de la población. Por otra parte, esta documentación encuentra un perfecto paralelo en las Formulae visigothicae; la seguridad de la fecha de estas piezas, contrastada no sólo porque en algunas aparece mencionada explícitamente, sino por su lengua y su tipo de escritura -nueva cursiva común romana-, además del contenido que se corresponde bien con el momento en que se redactaron, puede servir de base para confirmar que las citadas fórmulas circulaban como modelos en los siglos VI y VII, aunque su recopilación fuese algo posterior.
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El T 214 de 750 kgs. comenzó a emplearse en 1942. Frente al 215, su antecesor, presentaba una suspensión más fuerte y era más ancho, aunque su altura era menor. Fue bautizado con el nombre de Beep, que surge de la contracción de "big jeep". En función de la misión que tuviera que ejercer disponía de distintas cajas. De este modo, podía desempeñar misiones de reconocimiento, radio, ambulancia, etc.. Gracias a su fortaleza fue utilizado durante muchos años.
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El ejército estadounidense se convirtió en uno de los principales clientes de la Dodge cuando le pidió que fabrica 14.000 vehículos ligeros. Para adaptar esta producción al uso militar hubo que introducir cambios en el chasis. Se fabricaron dos versiones de este prototipo: una descapotable para misiones de reconocimiento y mando, y otra cerrada destinada al uso de las ambulancias. Este vehículo de gran fiabilidad fue exportado al Reino Unido y Rusia por la Ley de Préstamo y Arriendo. En estos países cumplió una notable función, incluso, finalizado el conflicto.
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Este vehículo se empleó como jeep y cumplía misiones de reconocimiento y de enlace de unidades. El Dodge fue utilizado por altos cargos como medio de transporte. Su movilidad y la seguridad que ofrecía fueron dos de sus más importantes cualidades, sin olvidar la dureza de su motor. Otra de sus ventajas era que se adaptaba a cualquier terreno. Fue uno de los medios de transporte más utilizados durante la II Guerra Mundial.
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Al igual que el resto de los gigantes industriales estadounidenses, la compañía Dodge colaboró en la producción de material militar de muchas maneras: componentes de aviación, instrumentos de precisión para navegación aérea, cañones, etc. Sin embargo, tal y como correspondía a una marca de automóviles, su esfuerzo principal de guerra fue encaminado hacia la construcción de vehículos de todo tipo, siendo el más conocido de ellos el WC de 3/4 toneladas. Los orígenes de la serie WC (Weapons Carrier) se remontan a finales de los años 30, pero no es hasta 1942 cuando comienza la producción del Dodge 4x4 3/4 Ton., designado T214 y seguido por el T215. El mismo chasis sirvió de base para diseñarse numerosas versiones según diversos cometidos; los WC51 y 52, por ejemplo, podían transportar diez soldados o 750 kg. de munición o material diverso, mientras que el WC53 con carrocería Carryall fue concebido como vehículo de Estado Mayor. Hubo una versión WC52 Gun Carrier armada con un cañón anticarro de 37 mm. Dentro de la serie 3/4 Tonner destacaron especialmente los WC56 y WC57 Command Car de mando y reconocimiento, así como el WC58 de radio y el vehículo-taller WC60. La producción total superó los 255.000 ejemplares entre todas sus variantes. Una de las más conocidas es la configuración sanitaria WC54; una ambulancia de campaña destinada al Medical Corps con capacidad para transportar cuatro hombres heridos y tendidos en camillas o seis heridos sentados. La caja del vehículo fue diseñada por la compañía Wayne y era de construcción totalmente metálica, siendo acoplada a los chasis Dodge de 3/4 Ton. en las factorías que dicha empresa tenía establecidas en Richmond e Indiana. La ambulancia WC54 tenía una longitud de 4,94 metros, una altura de 2,30 y una anchura de 1,97 metros; con un peso en vacío de 2.690 kilogramos. Su motor era un Dodge T214 de 3,8 litros y 92 CV alimentado por gasolina, otorgando al vehículo una velocidad máxima de 85 km/h y una autonomía de 380 km. La necesidad de destinar los materiales estratégicos a cometidos más vitales obligó a diseñar otro vehículo sanitario basado nuevamente en el 3/4 Ton. que resultase menos costoso, abandonándose la fabricación metálica de las cajas. De esta manera nació la ambulancia WC64 KD (Knocked-Down), adaptándose el chasis del Dodge WC62 Command Car a una estructura para el transporte de heridos fabricada con madera, cartón especial prensado y lona que podía ser desmontable.