1.El primer franquismo. La nueva España de Franco. La represión. Las fuerzas armadas. El principio de la autarquía. Franco y la Segunda Guerra Mundial. La tentación alemana. Tensión política interna. De la no-beligerancia a la neutralidad. Presión y nuevas estrategias políticas. La fase final de la Guerra Mundial. La metamorfosis del Régimen. El resurgimiento de la oposición. Las reformas de 1945. Franco, aislado. La legitimación como Monarquía. La decadencia de la ofensiva de la oposición. El final del ostracismo. El Nacional Catolicismo. Economía: autarquía, estancamiento, desarrollo. Crecimiento desigual. Cultura y educación. Gobierno y diplomacia. Apertura al exterior. Las posesiones africanas. Los conflictos políticos de 1956-1957. Hacia la tecnocracia y el autoritarismo burocrático. Falangistas y militares. Mayor control policial. El Plan de Estabilización de 1959. Tímida liberalización. Una nueva sociedad. Bibliografía sobre el primer franquismo. 2.El final del franquismo. España: un país industrial y de servicios. Las medidas preestabilizadoras. El Plan de Estabilización. El desarrollismo. La transformación social. Demografía y emigración. Estructura de clases y nivel de vida. Relaciones laborales y conflictividad social. La acción de gobierno. De las familias a las asociaciones del Movimiento. Los Gobiernos tecnocráticos. La democracia sindical. La política represiva. La institucionalización. La designación de un sucesor. La crisis. La crisis del Régimen. Los Gobiernos de Carrero Blanco. La Iglesia: crisis y cambio. La labor de la oposición. Los Gobiernos vacíos: Arias Navarro. La política exterior. El proyecto Castiella. La guerra ocultada. La ofensiva europea. El amigo americano. La descolonización de Guinea. La cuestión gibraltareña. La diplomacia del tardofranquismo. El abandono del Sahara. La oposición democrática. Vieja y nueva oposición. Oposición y movimientos sociales. La oposición nacionalista. Auge y renovación del antifranquismo. Bibliografía sobre el final del franquismo. 3.La transición española. El comienzo del postfranquismo. La transición española en el marco de la "tercera ola". La Monarquía de Juan Carlos I. Arias Navarro o la reforma imposible. El peso del franquismo. El fracaso de Arias. El Gobierno Arias en la historia de la Transición. La reforma se hace realidad. Una ley para el cambio político. Entre el terrorismo y el golpe militar. La legalización del PCE. Los partidos políticos y la sociedad española. Las izquierdas. Elecciones de junio de 1977. El consenso constitucional. El proceso constituyente. La Constitución de 1978. Los nacionalismos y ETA. Hacia el final de la transición. El declive de Suárez. Voto de censura. El 23-F. La gestión del Gobierno Calvo Sotelo. Crisis en el centrismo. El PSOE, por el reformismo al poder. La otra izquierda. Los socialistas en el poder. Consolidación de una democracia con problemas. La política exterior durante la transición. Evolución económica. Cambio social. Bibliografía sobre la transición española.
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La cruenta Guerra Civil que asoló el país entre 1936 y 1939, dio paso a una de las peores etapas de la Historia de España en el siglo XX. Los años siguientes, la inmediata postguerra, fueron un periodo de fuerte represión y sufrimiento, de débil producción económica y de enorme escasez de alimentos. La total victoria de Franco, dio un poder absoluto a una dictadura muy represiva y durante muchos años dispuesta a mantener la distinción entre vencedores y vencidos, y a construir un régimen autoritario basado en una política autárquica. La mayor oposición inicial a la dictadura, provino de grupos aislados de resistencia, fundamentalmente rurales. Los guerrilleros vertebraron un auténtico movimiento de resistencia antifascista, que sobrevivió más de una década al fin de la Guerra Civil. La represión franquista fue extremadamente dura. El destino de la mayoría de ellos fue la ejecución sumaria o la aplicación de la llamada Ley de fugas, una ejecución de los detenidos alegando que intentaban escapar. Durante la Segunda Guerra Mundial, la política del régimen se orientó hacia los poderes del Eje, fundamentalmente Alemania e Italia, quienes habían colaborado en su victoria. La política internacional de Franco, apostó fuerte por el Eje, y aunque España nunca entró directamente en la guerra, esta decisión fue mucho más responsabilidad de Hitler, que no aceptó el precio exigido por Franco, que del Caudillo. La victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, dejó al régimen franquista aislado en un contexto internacional hostil. A partir de 1945, comienza una tímida apertura, un primer cambio necesario para poder sobrevivir en la postguerra de la demócrata Europa Occidental. Desde esa fecha, la política económica se hizo algo más moderada, casi se acabaron las ejecuciones políticas y la represión se atenuó. Algunas acciones del régimen permiten rastrear las primeras huellas de la España contemporánea, como la decisión de restaurar la monarquía en el futuro y la entrada del príncipe Juan Carlos en España. Además las políticas cultural y educativa, así como la vida religiosa tienden progresivamente a liberalizarse. Por último en lo económico, las reformas de 1959 acaban con la autarquía y suponen el comienzo de una nueva etapa en la que las autoridades pierden miedo al mercado. El nuevo contexto político y económico va a producir una profunda transformación social y cultural. En la década de los 60, España se convierte con gran rapidez en una sociedad de consumo, urbana, secularizada y con mayores recursos educativos. También se asiste a la inserción del país en Occidente, en el contexto de la Guerra Fría, en el que el anticomunismo del régimen de Franco se adecua bien a los fines norteamericanos. En el interior se asiste a la profesionalización de la administración, que permitirá una progresiva separación entre Estado y gobierno. Por otro lado la oposición al régimen comienza a fortalecerse. Los partidos políticos desde la clandestinidad planean ya el postfranquismo, al tiempo que los movimientos sociales, se hacen cada vez más intensos. La muerte de Franco en 1975, es el punto final de la dictadura y el comienzo de la transición a la democracia. La dificultad del momento estribaba en que no existían modelos próximos en los que basarse. La memoria de la Guerra Civil, como catástrofe que era preciso evitar, fue sin duda un factor de primera importancia que ayudo a lograr un consenso en torno a las posiciones políticas más centradas. El camino hacia la democracia es lento pero firme. En septiembre de 1976, el gobierno de Adolfo Suarez, aprueba su proyecto de reforma política que habrá de preparar las primeras elecciones a Cortes. Dos meses más tarde la ley de reforma política obtendría el apoyo mayoritario de los españoles vía referéndum. Aprobada la ley en febrero de 1977, desaparecen las principales restricciones para la legalización de los partidos políticos. Todos excepto el Partido Comunista de España, que lo hará más tarde, pasan a la legalidad. El país respiraba nuevos aires de libertad, los exiliados volvían a casa, las mujeres reivindicaban la igualdad y el ejército perdía protagonismo. La sociedad civil ser organizaba, hambrienta de derechos. Sin embargo, el camino hacia la libertad no es fácil. En los primeros meses de 1977, la extrema derecha y el terrorismo, ponen en peligro la Transición. Por fin se celebran los comicios el 15 de junio, iniciando España uno de los capítulos más trascendentales de su historia reciente; 19 meses después de la muerte del dictador Francisco Franco, unos 35 millones de votantes acudían a las urnas para participar en las primeras elecciones libres desde la Guerra Civil. El resultado de las urnas dio como vencedor a la UCD de Suarez, le siguieron el PSOE de Felipe González, el PCE de Carrillo y la Alianza Popular de Fraga, además de otros partidos. El camino hacia la normalidad democrática ya estaba trazado, aunque aun habrían de sortearse importantes dificultades. El momento de mayor peligro para la joven democracia se produjo en febrero de 1981. Aunque durante la transición ya se había planteado en varias ocasiones la posibilidad de que se produjera un golpe militar, la dimisión el mes anterior del presidente Adolfo Suarez, favoreció el clima conspirador al sumir el país en una manifiesta inestabilidad. Mientras tenía lugar la segunda votación en el congreso para la investidura del sucesor de Suarez, Calvo Sotelo, en la tarde del 23 de febrero de 1981 tuvo lugar un intento de golpe de estado en el que participaron fuerzas de la guardia civil y del ejército. Sin embargo la contundente respuesta institucional y popular frustró el golpe. En adelante el pueblo español había elegido un único camino: el de la democracia.
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En 1939, la total victoria de Franco en la Guerra Civil dio el poder a una dictadura muy represiva, empeñada en construir un régimen autoritario que dejó como saldo miles de víctimas y empujo a muchos españoles hacia el exilio. A partir de 1945, con la derrota de los países del Eje, la dictadura hubo de adaptarse a una nueva situación internacional y comenzar una tímida apertura para poder sobrevivir en la posguerra de la demócrata Europa occidental. En este primer franquismo podemos rastrear las huellas del posterior proceso liberalizador, fundamentalmente la decisión de restaurar en un futuro la monarquía, en la persona del entonces príncipe don Juan Carlos. La década de los sesenta propició cambios fundamentales en lo económico, lo social y lo político. El régimen se abre al mismo tiempo que se resquebraja. La muerte del dictador en 1975 inicia uno de los momentos más importantes de la Historia de España contemporánea: la transición a la democracia. El 15 de junio de 1977 se celebran las primeras elecciones libres, a las que acude una pléyade de partidos: el camino hacia la normalidad democrática ya estaba trazado, aunque aun habrían de sortearse importantes dificultades, fundamentalmente la resistencia de los sectores más ultraconservadores de la derecha y la constante amenaza terrorista.
contexto
En las décadas de los 60 y los 70, los golpes militares se hicieron algo corriente. Pero ya no era un general, o un coronel, el que con apoyo de sus compañeros se lanzaba a la conquista del poder, sino la corporación militar en pleno la que intervenía en la vida política. Esta situación se vio facilitada por el surgimiento de una conciencia corporativa entre la oficialidad, la creciente burocratización de los ejércitos y una mayor participación en la vida económica. Pero el intervencionismo militar no era un fenómeno autónomo, sino que era fomentado desde la sociedad civil, dada la incapacidad de los partidos y del propio sistema para resolver determinadas cuestiones políticas. Si bien algunos golpes fueron impulsados desde Washington, lo más normal era que los golpistas buscaran el visto bueno de la embajada norteamericana antes de quebrar el orden institucional, algo más frecuente que la participación abierta del Departamento de Estado. Por este camino se esperaba obtener una mayor legitimidad y el rápido reconocimiento internacional. Los regímenes militares surgidos a partir de la segunda mitad de la década del 60 fueron conocidos como burocráticos-autoritarios. El Estado, controlado por los militares, buscaba completar la industrialización del país y la administración se dejaba en manos de tecnócratas. La alianza entre los militares y el poder económico, junto con las corporaciones transnacionales, fue decisiva y los militares pasaron a ocupar puestos clave en las empresas vinculadas con la defensa y la seguridad nacional. Los gestores militares consideraban fincas particulares a esas empresas, que fueron un foco de conflicto permanente cuando a fines de los 80 y principios de los 90 el poder civil intentó privatizarlas. Al mismo tiempo, el control de esas empresas llevó a los militares a desarrollar un discurso nacionalista, proteccionista y estatista, en el que convergían con algunos movimientos populistas. Las elecciones peruanas de 1962 fueron ganadas por el candidato aprista Haya de la Torre, aunque por un margen escaso de votos. El ejército, descontento con el triunfo de su acérrimo enemigo dio un golpe destinado a impedir el acceso del APRA al poder. El golpe fue inicialmente deplorado por Washington, que retiró a su embajador en Lima, pero finalmente se plegó a la política de hechos consumados del ejército peruano. Esta situación se ha repetido en numerosas ocasiones y el intento de imponer situaciones de hecho a los gobernantes norteamericanos es una constante en la historia de los golpes militares en América Latina. En el golpe militar que derrocó al presidente brasileño Joáo Goulart en 1964, la participación norteamericana fue más activa que en el caso anterior, pero los militares brasileños inauguraron un nuevo tipo de intervención. El Estado Mayor brasileño había diseñado con anterioridad al golpe un plan coherente para la gestión gubernamental y el desarrollo económico. La lucha preventiva contra las guerras revolucionarias, guerras internas de gran peligrosidad según los propios militares, se convirtió a partir de este momento en uno de los principales móviles de las intervenciones militares. El ejército brasileño fue uno de los primeros en desarrollar el concepto de guerra revolucionaria, vinculado con el peligro de expansión marxista leninista en todo el mundo y especialmente en el hemisferio occidental. De este modo se abrían las puertas a la intervención sistemática de las Fuerzas Armadas en la represión de los movimientos insurgentes y de los partidos de izquierda en general. En algunos casos, como los golpes impulsados por Juan Velasco Alvarado en Perú, en 1968, y Juan José Torres en Bolivia, en 1970, los objetivos castrenses se vincularon a planteamientos reformistas y nacionalistas, aunque también intentaban evitar el estallido social. El gobierno de Omar Torrijos en Panamá podría asimilarse a los anteriores. La nacionalización del petróleo peruano o el tratamiento del tema del canal de Panamá son ejemplos de la orientación nacionalista y antiimperialista de estos gobiernos. Se trató de excepciones en América Latina, que provocaron disensiones en las filas de sus ejércitos. Golpes posteriores corregirían el rumbo impuesto a gobiernos militares tan atípicos.
Personaje
Científico
Nacido en Langres (Francia), el 5 de octubre de 1713, comenzó la carrera eclesiástica. Al abandonarla su padre, navajero de profesión, le negó sufragar sus gastos, dedicándose entonces Diderot a realizar traducciones, catalogaciones y escribiendo discursos. Su pensamiento ateo, derivado de Hume y de los psicólogos asociacionistas ingleses, no fue bien recibido en la época, al atentar contra el orden moral imperante. Así su obra "Pensamientos filosóficos" (1746) fue ordenada quemar por el Parlamento francés. Igualmente es encarcelado por la publicación de "Carta sobre los ciegos". Más tarde redacta un "Diccionario médico universal", que adapta de la "Cyclopaedia" de Chambers. Es entonces cuando se le ocurre la idea de una obra que compile todo el saber conocido por el ser humano hasta entonces. Embarcado en tan magna labor, paulatinamente se alcanzan 17 volúmenes de su "Enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, las artes y las materias", publicados entre 1751 y 1765. La divulgación de un saber holístico y ordenado se convierte rápidamente en un arma contra el régimen político absolutista, al llegar la información al pueblo en forma de pasquines y folletos. La "Enciclopedia" se convierte en un espacio para la difusión de las ideas ilustradas, en el que participan filósofos y escritores muy críticos con la mentalidad de su época como D´Alambert, Rousseau, Montesquieu, Voltaire, etc. El movimiento ideológico se considera un precedente o base para los posteriores fenómenos revolucionarios, incluida la Revolución Francesa. Otras de sus obras son "La religiosa" (1797), de carácter anticlerical, o "El padre de familia" (1758), antecedente de los dramas costumbristas burgueses. Su pensamiento otorga a la Naturaleza un papel transformador, mutable, adaptable a los diferentes condicionamientos. Su obra "Pensamientos sobre la interpretación de la Naturaleza", publicada en 1753, antecede a Darwin y su teoría evolucionista. Explora también el campo de la estética y el gusto ("Tratado sobre lo bello", 1772), determinando que la belleza está en la Naturaleza y que, por tanto, el arte debe buscarla mediante la imitación de lo natural. Tras aceptar la bondad natural humana propuesta por Rousseau, disocia la moral natural de las instituciones. Falleció en París el 31 de julio de 1784.
acepcion
Palabra aborigen que define un instrumento de viento fabricado con una rama ahuecada.
lugar
Santuario dedicado a un Apolo profeta, fue levantado cerca de la ciudad de Mileto, con la que se encontraba unido mediante una vía sagrada. Los orígenes del culto hay que buscarlos en la Edad del Bronce, antes de la llegada de los griegos, en la que se creía que una divinidad dictaba sus profecías junto a un manantial. El culto a Apolo estaba controlado por los Brancidas, una familia sacerdotal de descendientes del héroe Branco, hijo de Apolo y famoso por su arte adivinatorio. El primer santuario fue levantado en el siglo VIII a.C., al que se le añadió una columnata en el siglo VII. Más tarde, en la primera mitad del VI, se edificó un Didimaion arcaico, que será destruido por los persas en 494. Además, los persas robaron la estatua del dios y deportaron a los Brancidas. Durante la época helenística el templo fue reconstruido y ampliado, siendo mayor que él sólo el Artemision de Éfeso y el Heraion de Samos. La construcción del templo se prolongó hasta el periodo romano, siendo una de las joyas del arte jónico. En el año 263 d.C. el templo fue usado como fortaleza contra los godos, convirtiéndose más adelante en iglesia cristiana.