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A pesar de su avanzada edad, Sara tuvo un hijo de su marido Abraham llamado Isaac. Con motivo de la fiesta del destete, la anciana observa como Ismael, hijo de Abraham y la criada Agar, se burla del pequeño por lo que exige a su esposo que repudie a Agar y a su hijo para asegurar la herencia del suyo propio. Envuelto en vacilaciones, Abraham decide expulsar a la criada y al niño, momento que recoge Pieter Lastman en esta composición. El pintor ha tomado el Génesis (21, 8-22) como inspiración, apareciendo las tres figuras principales en el centro de la escena. Abraham bendice a Ismael, que se lleva la mano a la cara para limpiarse las lágrimas, y dirige su mirada a Agar que reprocha la actitud del patriarca con su gesto de abrir los brazos. Al fondo contemplamos un amplio paisaje inspirado en Adam Elsheimer, interesándose Lastman por mostrar su dominio de la perspectiva. Ante una casa típicamente holandesa encontramos a Sara ordeñando una vaca, mientras a la izquierda un puente de piedra y una lejana ciudad nos indican el largo camino que tienen que recorrer Agar y su hijo. Las figuras visten trajes exóticos de vivo colorido, la principal aportación de Pieter Lastman a la escuela holandesa, sin olvidar su vinculación con Caravaggio, a pesar de apenas encontrar en esta composición elementos típicos del tenebrismo.
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Stanzione, pintor italiano, trabajó para el rey español Felipe IV en la decoración de su palacio, realizando para él un gran lienzo titulado Sacrificio a Baco. En el Museo se encuentra además otro cuadro de este autor, que es el que ahora mostramos, titulado Despedida de San Juan Bautista. Se trata de una alegoría sobre el abandono de la casa paterna por parte del profeta, que aparece como un niño inocente y desvalido, ante la sorpresa de los pastores de la derecha. Su padre trata de detenerlo, mientras que su madre, consciente del destino del niño cuando sea adulto, nada hace por retenerlo. Los pastores mencionados bien podrían haber sido sacados por Stanzione de un cuadro de Caravaggio, que fue su primer referente artístico: así es, puesto que se trata de dos personajes realistas, probablemente modelos naturales, retratados con las pieles y los harapos que se les suponía a los pastores de la historia bíblica. La forma en que aparecen, iluminados con una luz propia, artificial pese al hecho de encontrarnos en un exterior, hace pensar que se trata de una copia si no literal, bastante fiel a un modelo ajeno. En el otro lado del cuadro, encontramos características similares. La vieja madre está tratada con detallismo minucioso en cada arruga de su vestido, el rostro violentamente en sombra, encorvada por la edad y el dolor. La figura del padre resulta más viva, más colorida y suave, inclinado sobre el niño que también destaca por una fuente de luz sobre él, de la que es imposible indicar un origen natural. El paisaje del fondo, con un cielo azulado cubierto de nubes blancas, ilumina una escena que si no fuera por este detalle, sería un ejemplo extremo del naturalismo tenebrista. Hemos de atribuir la presencia de este cielo a la influencia de pintores idealistas.
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El bodegón es un género que se inicia como género independiente en la Italia de principios del siglo XVII. Sin embargo, la zona de mayor raigambre y calidad fue Holanda, Bélgica y Flandes, los antiguos Países Bajos. Existen dos variantes, la que practica un bodegón contenido, austero en la presentación de los elementos pero con materiales extremadamente ricos; y el bodegón al que pertenece éste: exuberante, abundante en los manjares y objetos que presenta, tales como flores, telas, cerámicas, vidrios, etc. Es un bodegón típico del Barroco Holandés y tal vez quiera dar a conocer la riqueza de su nación, o tal vez cada elemento tenga un significado que haga de la imagen algo más complejo todavía.
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El espíritu intimista que manifiesta Eva Gonzalès en esta obra está en sintonía con Berthe Morisot, su compañera en el estudio de Manet. Una joven vestida con un camisón blanco recibe los rayos del sol en su cama; las tonalidades blancas de las sábanas y los almohadones se convierten en protagonistas, así como las sombras coloreadas típicas del Impresionismo. La pincelada empleada es abocetada, aplicando el color con rápidos toques que no consiguen disimular el prodigioso dibujo que exhibe la joven pintora, patente en la volumetría de la figura, la mesilla de noche con decoración de taracea perfectamente detallada o las lilas y el libro. Con estas obras, Gonzalès supera la dependencia de su maestro para convertirse en una pintora más personal.
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En 1896 Toulouse-Lautrec elabora un álbum de litografías por encargo del editor Gustave Pellet titulado Elles que no tendrá el deseado éxito comercial. La temática de esta serie serán las mujeres de los prostíbulos y las lesbianas, encontrando admirables escenas como ésta que contemplamos donde una gruesa mujer despierta con una sonrisa a otra señora cuyo rostro no presenta la misma simpatía. Las onduladas líneas forman las siluetas de ambos personajes, creando una mayor alegría con el color utilizado donde observamos una mayor volumetría alejándose de las estampas japonesas que tanto influyen en sus carteles.
contexto
Pueblo de origen turco-finés, los búlgaros fueron durante bastante tiempo vasallos de hunos y ávaros. Su establecimiento en los Balcanes desde el 679 les permitió ir forjando un Estado que, en el 809, tuvo su centro en Sardica (Sofía). Su rivalidad con los bizantinos desembocó en la conversión al Cristianismo del zar Boris en el 865 con el padrinazgo del basileus Miguel III. Para esa fecha ya, los búlgaros habían perdido su lengua y buena parte de sus primitivas costumbres asimilando las de los pueblos eslavos circundantes. El despertar de estos pueblos fue evidente ya desde el siglo VI cuando empezaron a constituir un auténtico peligro para las fronteras septentrionales del Imperio Bizantino. En los años sucesivos, Roma y Constantinopla se disputaron la conversión de los eslavos balcánicos con desigual fortuna. Croatas y eslovenos recibieron el evangelio de misioneros francos que, en el año 800, fundaron la diócesis de Nin en la costa dálmata como sufragánea de Aquileya. En los años siguientes, dos monjes bizantinos nacidos en Salónica -Metodio y Constantino, que luego tomaría el nombre de Cirilo- emprendían una intensa labor evangelizadora en la península balcánica. Desde el 862, se desenvolvería en Moravia a petición del príncipe Ratislav. A Cirilo y Metodio les cabe la gloria también -merced a la ayuda de un nuevo alfabeto: el glagolítico- de haber creado una cultura cristiana de raíz profundamente eslava. Cultura que sobrevivió a los más duros avatares: las guerras civiles, las rivalidades entre griegos y latinos y las incursiones magiares. De los eslavos de Oriente nos habla la "Crónica de Néstor", un texto redactado por un monje de Kiev en el siglo XII. Recoge una tradición: la incapacidad de los eslavos para gobernarse les condujo a pedir la intervención de un caudillo sueco (varego) de nombre Rurik que, a mediados del siglo IX, fundaría a orillas del Volkhov la ciudad de Novgorod. Algunos autores, sin embargo, han pensado que serían otros estímulos los que harían posible la entrada de Rusia en la Historia. Pudieron ser puramente autóctonos eslavos o bien producto de la influencia jázara. De acuerdo con esta idea, los goroda como núcleos semiurbanos de población habrían existido ya antes de la aparición de los varegos que aprovecharían su existencia para ejercer el dominio sobre el país. En cualquier caso, los sucesores de Rurik (Oleg, Igor y Sviatoslav, muerto en el 972) fueron capaces de articular una gran vía de comunicación entre Novgorod y Kiev conocida como la ruta de los varemos hacia los griegos. Si sobre la primera de las ciudades la influencia nórdica fue siempre patente, sobre Kiev el impacto bizantino fue enorme. Las relaciones de los rurikidas con los basileus de Constantinopla oscilaron entre la buena vecindad y la agresividad abierta. A la postre, la superioridad cultural bizantina se habría de dejar sentir. Desde el momento de su cristianización, Kiev pasará a convertirse en una especie de segunda Constantinopla.