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Durante la estancia de Fortuny en Roma - para continuar de su aprendizaje disfrutando de una pensión otorgada por la Diputación de Barcelona - realizará numerosos dibujos y figuras desnudas, denominadas academias en la época. Con ellas el artista demostraba su evolución, interesándose por la anatomía humana, preferentemente tomada del natural. Estas obras eran complementarias de las copias realizadas de los cuadros famosos como el Inocencio X, el Ángel o Tarquino y Lucrecia. En estos desnudos, Fortuny exhibe un firme y seguro dibujo así como una soberbia facilidad para interpretar el cuerpo humano, especialmente los músculos como observamos en este caso. La cabeza del modelo queda en penumbra, impactando el fogonazo de luz en la zona interesada. La pincelada rápida y minuciosa será el elemento más característico de la pintura de Fortuny.
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En abril de 1882 Toulouse-Lautrec ingresa en el estudio de Leon Bonnat, retratista de moda en aquellas fechas, que integraba en su pintura realista grandes dosis de academicismo. Henri aprenderá con él a dibujar ya que, según su maestro, "su dibujo es sinceramente atroz". Esta crítica del pintor consagrado estimulará al joven discípulo para continuar con su aprendizaje, resultando obras como este estudio que contemplamos. La figura parece inspirada en una estatua clásica, mostrando la línea academicista impuesta por Bonnat a sus alumnos. Lautrec intenta hacer la figura algo más cercana, más cotidiana, pero no es capaz de eliminar ese poso de antigüedad. Su dibujo es correcto y el modelado bastante interesante, consiguiendo captar el volumen y la tensión de joven modelo. El claro colorido utilizado en la figura provoca un fuerte contraste con el fondo más oscuro. Las notas impresionistas que llamarán la atención al joven pintor las podemos encontrar en las sombras moradas que distribuye por el cuerpo del modelo, enlazando con las obras de Renoir o Monet.
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En la primavera de 1861 Cézanne se traslada a París para iniciar su formación pictórica. Se matricula en la Académie Suisse donde por diez francos al mes, se podía practicar el dibujo del desnudo tomado directamente del natural. En este lugar se encuentra con Monet, Renoir y Pissarro, entablando con ellos una estrecha amistad, especialmente con el último. Fruto de este aprendizaje en la Académie será este dibujo a carboncillo en el que un hombre desnudo aparece de perfil, girando su cabeza hacia el interior. Los trazos son firmes y seguros, aplicando de manera correcta las sombras, convirtiéndose en un claro precedente de los bañistas. Junto al desnudo académico observamos una caricatura.
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Este desnudo masculino era un ejercicio de anatomía que las academias de pintura imponían a sus alumnos. Es muy similar a otros estudios similares, como el Torso masculino de Ingres, cuyo objetivo es adiestrar la mano de los jóvenes aspirantes a artistas. Géricault ha realizado un correctísimo seguimiento de la anatomía corporal forzada por una postura antinatural. De tal manera, puede estudiar el modo en que los músculos se tensan bajo la piel y cambian la morfología del cuerpo. Además, tenemos que añadir el poderoso estudio lumínico, muy en relación con el pasado barroco holandés e italiano. Los tonos y el claroscuro recuerdan por encima de cualquier otro a Rembrandt, de quien Géricault realizó algunas copias.
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Son numerosos los dibujos conservados del cartón de la Batalla de Cascina, encargado a Miguel Ángel para la decoración de la sala del Consejo en el palacio de la "Segnoria" en Florencia. En este soldado de espaldas podemos advertir la admiración del maestro por la anatomía humana desnuda que más tarde continuará en los Ignudis de la Sixtina. La seguridad y firmeza de los trazos indican la maestría de Buonarroti, quien llegó a diseccionar cadáveres de manera subrepticia para conocer mejor la estructura del cuerpo humano y poder así representarlo con mayor verismo.
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Tras tres años en la Escuela de Artes y Oficios, Klimt quería presentarse a las oposiciones para profesores de dibujo en las escuelas secundarias. Uno de los hombres más importantes de la Viena "fin-de-siecle", el arqueólogo e historiador del arte Rudolf Eitelberger von Edelberg, le sugirió que se dedicase a la pintura, recibiendo desde ese momento una beca de 30 florines al mes.En este desnudo masculino podemos observar la elevada calidad de Klimt como dibujante, cualidad que demostrará a lo largo de toda su vida ya que se conservan más de 3.000 dibujos, habiéndose perdido buena parte de ellos. La seguridad del trazo y la acertada disposición de las sombras nos indica la facilidad del pintor vienés para este arte. No debemos olvidar que el aprendizaje artístico en toda Europa durante el siglo XIX estaba basado en la copia de estatuas clásicas, suponiendo una importante novedad el estudio de figuras en vivo como aquí podemos observar.
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No basta con reducir a algunos autores eminentes el marchamo que dejó el fenómeno cubista en la escultura. Pero también a algunas realizaciones escultóricas de artistas no tan vinculados al fenómeno cubista. Consideramos que éste es el caso, por ejemplo, de Henri Matisse, cuya obra de los primeros años del siglo, y aún en momentos posteriores, fue receptiva a los ideales cubistas en lo que se refiere a las interpenetraciones de planos, sintetización formal y análisis del espacio.
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El pintor Amadeo Modigliani unió la influencia fauve a la expresionista, y, si en su modo de hacer se pueden rastrear las huellas de Cézanne, Toulouse, Picasso, el cubismo, el arabesco del modernismo y los manieristas de Florencia; su estilo es únicamente suyo e inconfundible. Tanto en los desnudos de mujeres tendidas de colores cálidos, como es el caso de este lienzo, como en los retratos, los contornos se marcan con fuerza, en líneas gruesas o delgadas, pero siempre fluidas, herederas del arabesco modernista, mientras los cuerpos y el espacio son planos de color que se yuxtaponen. Fue el más maldito de todos, casi no expuso y la policía cerró su única exposición en 1917 en la galería de Berhe Weil, por considerarla obscena.
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Las dotes como dibujante que exhibe Degas a lo largo de toda su obra se inician especialmente durante la estancia romana, años en los que reforzó su atracción hacia la obra de Ingres, en aquellos momentos el gran maestro del que debía de aprender.