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obra
El Descanso en la Huida a Egipto había sido tratado iconográficamente de diferentes modos hasta el modelo que presentó Gerard David en esta y otras tablas. David era admirado por la dulzura de su ejecución, su absorción de los modelos italianos del Cinquecento y su visión del paisaje, en la mejor tradición flamenca de Patinir y otros, pero matizado con los azules atmosféricos de Leonardo da Vinci.El Descanso... se nos presenta por mano de David bajo el aspecto de una pintura precursora del género de costumbre, que tanta repercusión tendrá en la pintura flamenca siglos adelante. María es una joven madre que en el transcurso de un viaje se detiene a amamantar a su bebé mientras José marcha al fondo para recoger algunos frutos silvestres con los que complementar su dieta. El modelo es prácticamente idéntico al del Descanso que realizó hacia 1510.
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Pintor y arquitecto, Pietro da Cortona, no sólo fue el gran renovador de la pintura decorativa, a través de sus obras en el Palacio Barberini o el Palacio Pitti de Florencia; fue un gran pintor de obras autónomas, como ésta que nos ocupa. El tema es habitual, y fue tratado por todos los autores desde el Renacimiento; se conservan ejemplos ilustres del clasicismo barroco como El descanso en la huida a Egipto (3140), de Poussin. El tratamiento, sin embargo, es bastante diverso. En este caso, vemos a la Virgen con el Niño; al fondo se aproxima San José. Un ángel ofrece frutos a Jesús en primer término. Da Cortona se halla bastante alejado del frío clasicismo poussiniano; a pesar de la innegable influencia de los Carracci, su intención es más devocional que estética. Es decir, su deseo es mover a la oración. Si bien el tratamiento, y la composición piramidal recuerdan otras obras del Renacimiento, esta pintura de Pietro da Cortona compendia diversos elementos propios del Barroco romano, de gusto paganizante, como el paisaje bucólico que enmarca la escena.
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Conocemos una serie de planchas de xilografía que Durero agrupó bajo el mismo tema común: la Vida de la Virgen. Esto no quiere decir que fueran concebidas unitariamente desde el principio, sino que el artista reunió algunas planchas anteriores, como esta de 1501-02, con otras que sí se destinaron ya conscientemente a la serie, como la Adoración de los Magos y el Abrazo en la Puerta Dorada.El caso es que esta plancha, conocida como el Descanso en la huida a Egipto, muestra determinados rasgos que nos hacen dudar de la identificación de la escena en este episodio tan concreto de la infancia de Cristo, cuando San José tuvo un sueño premonitorio de las matanzas de inocentes ordenadas por Herodes y huyó con su familia a la tierra de los faraones.El ambiente de la escena es muy similar al de la Natividad de unos años después, en 1504. Las arquitecturas recuerdan ruinas romanas, con el arco intacto en la puerta que se abre contra el paisaje, una fuente de agua que alude a la virginidad y el bautismo, etc. Los personajes se encuentran todos en sus tareas cotidianas: María hila lana, ayudada por varios ángeles adolescentes, que además adoran al niño. José trabaja la madera mientras una miríada de juguetones angelillos se afanan en limpiar de broza su taller mientras juegan y crean bastante movimiento en la parte inferior de la imagen.La Huida a Egipto normalmente se sitúa en un bosquecillo donde se refugian los fugitivos, mientras José va a buscar agua y alimentos, y María amamanta al niño. Sin embargo, aquí todos se concentran en sus tareas cotidianas. Además, en el cielo aparece la figura de Dios Padre y la paloma que simboliza el Espíritu Santo. La aparición de la Trinidad se limita exclusivamente a los momentos de la historia sagrada en que interviene el Espíritu Santo, como son la Anunciación, la Natividad, el Bautismo de Cristo, etc. pero no en un episodio concreto que está más bien protagonizado por José, director de la fuga a Egipto.Por esa razón, se considera que esta plancha era originalmente una sencilla Sagrada Familia y que al añadirse a la citada serie sobre la Vida de María se le adjudicó el papel de uno de sus episodios más importantes.
termino
acepcion
En el ámbito de la arquitectura, este término se aplica al arco de descarga que permite aligerar el peso de un elemento de sustentación situado en un vano, que actúa desplazando a cada lateral los empujes sobre pilares sólidos.
obra
Durante la época de los Antoninos, los mosaicos en blanco y negro pasarán de decorar los vestíbulos y las habitaciones de las casas a las grandes construcciones como los mercados o las termas. Se abandona la decoración geométrica para pasar a una decoración figurativa como bien podemos comprobar en esta escena de la vida cotidiana en la que un grupo de desproporcionadas figuras proceden a la descarga de un navío.
obra
Los puentes permitían a Monet introducir construcciones de organización geométrica en sus cuadros. El motivo que contemplamos está tomado desde la orilla de Clichy, al pie del puente de la carretera de Asnieres, apreciándose al fondo un arco del puente de Clichy. Las grandes barcazas -otro de los motivos favoritos en la iconografía del artista- se disponen en una profunda diagonal, diagonales que se repiten en las pasarelas por las que los hombres realizan su labor. A pesar del carácter realista y documental de la escena, Monet no renuncia a su interés por la luz de un momento determinado -en este caso el atardecer- que nos va a provocar el desarrollo de unas tonalidades definidas por esa iluminación. De esta manera, luz y color se convierten en los principales recursos pictóricos del maestro, llegando a sus últimas consecuencias en los trabajos de Giverny, especialmente los Nenúfares o el Puente japonés.
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Muy similar a Barcazas de carbón, en ambos trabajos Van Gogh se interesa especialmente en la representación de las luces del atardecer, bañando de tonalidades anaranjadas el espacio y creando un atractivo contraste con el color negro de las siluetas de los estibadores. La ciudad de Arles queda al fondo, reflejando sus edificios sobre las aguas del Ródano para crear un efecto de acentuado realismo. Las pinceladas empleadas por Vincent son tremendamente rápidas, apreciándose los trazos sobre la tela, mostrando el empastamiento característico. Con estas pinceladas organiza sabiamente la composición, supliendo al dibujo.