En el centro de la ciudad se halla la Torre de Santa María, la catedral. Fue construida entre 1257 y 1258, destacando algunas particularidades como el arco apuntado de la parte inferior, la decoración en tonalidades verdes o los arcos de medio punto entrecruzados.
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obra
Hay que destacar los aspectos ornamentales de raigambre islámica que aparecen en la torre de la catedral turolense, es decir, los arcos de medio punto entrecruzados y la cerámica en verde y manganeso aplicada como decoración arquitectónica en sus diversas formas de azulejos, discos o platos y fustes.
obra
En el interior de la catedral la techumbre mudéjar que cubre la nave central constituye una obra singular y única en el mudéjar hispánico, tanto por su estructura como por su decoración, confluyendo en ella dos tradiciones artísticas, la islámica de raíz oriental y la cristiana de raíz occidental, que se funden en una manifestación artística nueva. Ha sido denominada "Capilla Sixtina" del arte mudéjar. Aunque se carece de referencias documentales sobre su realización, todos sus elementos apuntan a una cronología relativa situable en el último cuarto del siglo XIII. Por lo que hace a la crítica de autenticidad, durante la última guerra civil de 1936-39 una bomba destrozó la última sección de los pies, restaurándose posteriormente de forma abusiva toda la techumbre, entre 1943 y 1945, por técnicos de Regiones Devastadas. Últimamente, entre 1996 y 1999, se ha realizado una campaña de intervención bajo la dirección técnica del Instituto del Patrimonio Histórico Español, habiéndose llevado a cabo una destacada labor de estudio, limpieza, consolidación y tratamiento de esta techumbre. Estructuralmente conforma una armadura de madera de par y nudillo, con dobles tirantes, dentro de la tradición de la carpintería almohade. No es muy frecuente la conservación de armaduras de este tipo tan antiguas, habiéndose señalado algunos ejemplos coetáneos en la ciudad de Toledo (en la iglesia de Santiago del Arrabal y en la sinagoga de Santa María la Blanca). En el caso de la catedral de Teruel, cuyas naves habían sido recrecidas sin dotarlas de los contrafuertes necesarios para su posible abovedamiento, esta techumbre aportaba una solución de cubierta muy adecuada ya que su estructura reparte la carga por igual sobre los muros. Mayor es todavía el interés artístico de la ornamentación tanto geométrica como vegetal y, en particular, la figurada, que atesora un repertorio de imágenes sin igual. Aplicada al temple sobre la madera y en estilo gótico lineal, no predominan las imágenes sagradas, entre las que destaca un ciclo de la Pasión, sino las profanas, con representación de las diferentes clases sociales y de sus actividades. Llaman la atención las escenas de cabalgada, torneo y caza de los caballeros villanos, así como los diversos oficios y trabajos de los carpinteros, de los pintores o de los músicos. Otras imágenes, de carácter alegórico o simbólico, proceden de la tradición figurativa de los bestiarios o pueden estar relacionadas con los temas literarios. Sin embargo, no se aprecia un orden coherente en la disposición de las imágenes en el espacio de la techumbre y los estudiosos han discutido sobre su función y significado general. En una valoración global de esta obra no hay que olvidar el horizonte histórico que la hizo posible, es decir, de la ciudad y de la sociedad turolenses en torno a 1285.
obra
La catedral de Toledo es la empresa de carácter monumental más ambiciosa de las emprendidas a lo largo del siglo XIII en nuestra Península; si también constituye un testimonio irrefutable de la voluntad de adaptar de un modelo foráneo a la tradición local (la despreocupación por lograr una estructura esbelta, en sintonía con lo francés, es total), no es un edificio redondo, porque, probablemente, lo segundo no acaba de funcionar.
museo
La catedral primada de España es uno de los templos góticos más impresionantes del país. Construida entre los años 1226 y 1493 por los maestros Martín y Petrus Petri, consta de cinco naves y doble girola, conformando una planta de tipo salón. Si en su interior el visitante queda estupefacto ante el valor de sus retablos, sillerías, rejas, monumentos funerarios o pintura y escultura, en sus museos guarda increíbles tesoros: en la sacristía, pintada por Lucas Jordán, se exhibe el famoso Expolio de El Greco junto a obras de Goya, Rubens, Tiziano o Rafael, sin menospreciar los fondos escultóricos; en el vestuario se contempla una colección de códices miniados de incalculable valor acompañada de ropas litúrgicas de gran belleza; en el tesoro propiamente dicho se guarda la custodia procesional de Enrique de Arfe, así como valiosas piezas de orfebrería y marfil.
monumento
El inicio de las obras en la catedral de Toledo se sitúa en torno a 1222-1224, vinculadas a la personalidad de su promotor, el obispo Ximénez de Rada. Se planteó una iglesia de cinco naves con doble girola y sin transepto marcado al exterior, según el modelo seguido inicialmente en Nôtre-Dame de París, toda ella de una gran monumentalidad. La cabecera, el ámbito más complejo por la necesidad de resolver adecuadamente los empujes y contrarrestos de la estructura, constaba ya de quince capillas en 1238. Pero la muerte de Ximénez de Rada en 1248, supuso una clara ralentización de la obra. En los últimos años del siglo XIII, la iglesia está aún por terminar y data del siglo XIV su conclusión definitiva, realizándose obras posteriores como el famoso Transparente. Como en Burgos, los arquitectos de la cabecera de Toledo distribuyeron toda la altura del muro en tres pisos que se desarrollan en sentido horizontal. En el intercolumnio inferior, los soportes, igual que en la catedral de Mauricio, son robustos pilares circulares rodeados de ocho baquetones, en relación con arcos y nervios. En la girola y colaterales internas del coro, el cuerpo de luces está formado por pequeños óculos de tracería gótica. Pero la mayor singularidad reside aquí en el nivel del triforio -todavía ciego-, donde la introducción de arquillos lobulados y entrecruzados se ha interpretado como producto de una hispanización o mudejarización de las formas, que no ha de extrañar en una ciudad en la que hacía siglos se había asumido plenamente tal lenguaje plástico. Fruto de la reflexión sobre una serie de ensayos desarrollados en Francia, el primer maestro de Toledo logró resolver en la girola los problemas que había planteado a los arquitectos góticos el abovedamiento con crucería de los tramos irregulares que resultaban de la forma circular de una girola. Para ello descompuso la doble corona anular en una sucesión de tramos triangulares y rectangulares. En estricta correspondencia con los pilares internos organizó el sistema de contrarrestos al exterior: los arbotantes se bifurcan por dos veces y se escalonan en altura, descendiendo progresivamente desde los pilares del presbiterio hasta los soportes de la girola externa. Este sistema de descomposición de fuerzas le permitió al mismo tiempo adelgazar los contrafuertes y multiplicarlos y, por tanto, abrir un elevado número de capillas.La catedral de Toledo es la empresa de carácter monumental más ambiciosa de las emprendidas a lo largo del siglo XIII en nuestra Península; si también constituye un testimonio irrefutable de la voluntad de adaptar de un modelo foráneo a la tradición local (la despreocupación por lograr una estructura esbelta, en sintonía con lo francés, es total), no es un edificio redondo, porque, probablemente, lo segundo no acaba de funcionar. Se le atribuye el proyecto general de la obra al maestro Martín, quien construyó el deambulatorio con las capillas radiales en los primeros doce años de la construcción de la catedral. Los siguientes 50 años, se hizo cargo de la obra un maestro llamado Petrus Petri, probablemente de origen francés, quien levantó el transepto y parte de las cinco naves.