El primer cimborrio de la catedral burgalesa fue encargado a Juan de Colonia por el obispo Luis Acuña. El excesivo peso de la construcción provocó su caída en 1539, realizándose un nuevo cimborrio ya en estilo renacentista, aunque con toques goticistas para no desentonar con el resto de la catedral. El nuevo elemento catedralicio se completaría en 1567 con una bóveda calada construida por Juan de Vallejo.
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Detrás de las torres de la fachada principal de la catedral burgalesa se alza, majestuoso, el cimborrio, obra de Juan de Vallejo. Esta pieza arquitectónica de gran belleza fue construida entre 1539 y 1568 debido a la caída del primitivo cimborrio gótico que había levantado Juan de Colonia, derrumbado en 1539 a pesar de ser "una de las cosas más famosas del mundo" en palabras de fray Pascual de Ampudia. Camón Aznar considera el cimborrio burgalés como "la obra más llena de acento nacional, más impregnada de las audacias constructivas y decorativas de nuestro arte". El rey Felipe II dijo de él que "más parecía obra de ángeles que de hombres".
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Concebido por Juan de Vallejo como un octógono de gran altura, dividido en dos pisos por balaustradas aparentemente clásicas, cuatro grandes flechas acompañan al tambor central, que se remata con ocho grandes pináculos. En todo el conjunto parece conjugarse, de forma compleja, las soluciones más avanzadas del gótico burgalés heredero de los Colonia y una anticuaria decoración plateresca -termes, columnas, etc.- que constituyen, en conjunto, una deliberada opción manierista, en lo que significa de oposición al clasicismo cada vez más pujante en los primeros años de la década de 1550.
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Ubicada en el brazo norte del crucero de la catedral, sirve de enlace al interior del templo con la Puerta de la Coronería, situada a mayor nivel que aquel. Silóe, en esta su primera obra en España, aplica la lección aprendida en Italia de la arquitectura bramantesca, organizando una estructura monumental en la que el arranque de la escalera, con un sólo tiro inicial, se bifurca en dos paralelos al muro del fondo que, tras sendos rellanos, ascienden en sentido contrario hasta alcanzar la puerta. La estructura se enriquece con la apertura de tres nichos funerarios y con un suntuoso barandal plateresco del Maestro Hilario, rejero francés.
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A la recoleta plaza de Santa María se abre la fachada principal de la catedral burgalesa. Nos encontramos delante de un retablo gótico de tres cuerpos, culminándose con la figura de la Virgen con el Niño, acompañada de los santos Pedro y Pablo, patronos de la ciudad. Por encima se elevan las flechas de planta octogonal que alcanzan los 79 metros de altura. Juan de Colonia es el autor del diseño del remate de la fachada. El tercer cuerpo es de la segunda mitad del siglo XIII y en él nos encontramos con ocho estatuas de diferente tamaño que podrían representar a los reyes castellanos anteriores a san Fernando. En el segundo cuerpo se halla el rosetón que da luz a la nave principal, cuyo centro es una estrella de seis puntas. En el primer cuerpo se abre la Puerta de Santa María, también llamada Real o del Perdón. Su portada gótica original fue sustituida en 1790 por la fría y clasicista que vemos en la actualidad.
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La fachada occidental de la catedral burgalesa fue concebida según el modelo francés canónico. Incluía torres a ambos extremos integradas en la fábrica. Desgraciadamente ha perdido sus puertas primitivas. Los viajes a que se vieron obligados muchos prelados en el intento de resolver el gran Cisma pusieron a los más sensibles ante lo que entonces se hacía en Europa. El obispo Alonso de Cartagena, humanista medieval, debió traer a Hans o Juan de Colonia. En Burgos se convertirá en el arquitecto más importante. Al margen de otras obras, fue el que transformó la fachada tan francesa de la catedral del siglo XIII en otra ascensional, merced al añadido de esos esbeltos cuerpos que llamamos agujas de piedra calada, luego reforzadas con metal, culminadas en estatuas que luego habrá que apear. El origen de esta fachada está en los planos entonces no realizados de la fachada de la catedral de Colonia.
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En el tercer cuerpo de la fachada principal de la catedral de Burgos encontramos ocho estatuas de diferente tamaño, ubicadas bajo una doble arquería de primoroso calado. Algunos autores los identifican con los reyes castellanos que preceden a Fernando III el Santo. Otros especialistas piensan que se trata de personajes bíblicos de alguna manera relacionados con la Virgen María: David, Natán, Daniel, Gedeón, Jesé, Betsabee, Salomón y Jael.