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obra
La devoción particular de intelectuales y místicos del siglo XVII contribuyó en gran medida a la creación artística del Barroco, al tiempo que la Iglesia católica fijaba estrictamente los límites de la representación sagrada. Entre los clientes particulares tuvieron mucho éxito los episodios de la infancia de Cristo y de María, en especial las escenas sobre Jesús hiriéndose al confeccionar una corona de espinas. Este momento aislado lo tenemos en el lienzo de Zurbarán titulado el Niño de la Espina; en este cuadro el tema aparece más desarrollado, pues Jesús está en su casa, iluminado por la luz dorada que procede del cielo, y observado con tristeza por su madre, que ve perfectamente los sufrimientos futuros de su pequeño. La escena está repleta de símbolos de significados trascendentales, como en todas las obras de esta época: la túnica malva de Jesús se identifica con la ropa del sacerdote en Adviento, es decir, con la penitencia. Las labores textiles de María y los libros significan el amor por el trabajo, las frutas de la mesa simbolizan la redención, las palomas el sacrificio... Es decir, sustituyendo cada elemento (colores, objetos, gestos, etc.) conseguimos una lectura mística que los fieles coetáneos al cuadro interpretaban para meditar y alimentar su oración.
obra
En las cercanías de la Ringstrasse Wagner construyó su propia casa, un edificio con fachada neorrococó donde observamos tres cuerpos simétricos, simetría que se rompe con la puerta de entrada situada en la zona de la izquierda. Al tratarse de una de las primera obras de Wagner, la racionalidad de la construcción la encontramos más en la planta que en la fachada, siendo calificada por los especialistas como arquitectura protorracionalista.
monumento
La Villa de Otto Wagner fue levantada entre 1886-1888 por dicho arquitecto para vivir en ella. Desde el punto de vista arquitectónico, se sitúa entre su estilo anterior, es decir, el Ringstrasse, y los elementos decorativos Jugendstil. Es una gran construcción en la que se adoptan elementos decorativos clásicos, como las columnas jónicas, pareciéndose más a las típicas construcciones de la Italia septentrional que del área centroeuropea. Su dueño actual es el pintor Ernst Fuchs, quien ha dejado su impronta en la propiedad, incorporando una estatua de la fertilidad y añadiendo colores extravagantes. Al lado de la villa Wagner se sitúa otra, levantada 20 años después y terminada en 1913. Está construida a base de acero y cemento en lugar de ladrillo. Su decoración es austera, con paneles de color azul tachonados. Kolo Moser fue el encargado de realizar los motivos decorativos de cristal.
obra
El encargado de atender a Van Gogh durante su estancia en Auvers será el doctor Gachet, famoso homeópata relacionado con algunos impresionistas que pasaba tres días en semana consulta en París pero que habitaba en una bonita casita con jardín en Auvers. La relación entre Vincent y el doctor será muy estrecha, ampliándose a los miembros de su familia: su esposa, su hija Marguerite y su hijo Paul. El holandés pasará largas veladas en casa de los Gachet e incluso pintará las casas de los vecinos como en este caso. La luz primaveral del norte de Francia se convierte en la auténtica estrella de la composición, resaltando los tonos alegres de los tejados, el cielo o los huertos. La pincelada aplicada es vigorosa y empastada, obteniendo las formas a través del color.
monumento
Data de finales del siglo XV y principios del XVI, y se trata de uno de los palacios más suntuosos que pueden visitarse en Sevilla, tras los Reales Alcázares. Fue mandada edificar por la familia Enrique de Ribera y su nombre está vinculado a la tradición del Via Crucis, la cual inició el segundo marqués de Tarifa tras su viaje a Tierra Santa, en 1519. Actualmente, es propiedad de la Casa de Medinaceli. Según otra teoría, debe su nombre a la creencia popular que afirma que Enríquez de Rivera copió la estructura del palacio de Poncio Pilatos. Es uno de los mejores ejemplos de vivienda-palacio sevillano, conjugando elegantemente los estilos mudéjar, renacentista y barroco. Cuenta con tres excelentes jardines en los que conviven dioses romanos y esculturas traídas de Nápoles, con frutales, palmeras, jaracandas, bambú, arrayán, bungavillas y un impresionante magnolio. Una portada a modo de arco triunfal da paso al patio apeadero, típico de las casas andaluzas para la entrada de caballos y carruajes. En su frente se distribuyen las caballerizas y un espectacular zaguán rectangular volteado por bóvedas sobre columnas pareadas, destinado en origen a galería de esculturas. Desde el patio principal se accede al llamado Salón del Pretorio, con un espléndido artesonado del siglo XVI, azulejos y yeserías. También desde el patio, pasada la sala del Descanso de los Jueces se llega a la capilla de la Flagelación. A la planta alta se accede a través de una majestuosa escalera, adornada con azulejos irisados y cubierta por una espectacular cúpula de media naranja de madera dorada. Lo más antiguo del palacio es la capilla, caracterizada por sus bóvedas nervadas y molduras góticas, así como por los paños de cerámica vidriada localizados en el salón que sirve de vestíbulo. En cualquier rincón del palacio se pueden ver esculturas y bustos clásicos de gran valor, así como pinturas murales de Pacheco, Pantoja, Ribera o de la Escuela de Zurbarán. La planta alta conserva todavía el aire renacentista de la casa.
museo
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