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obra
Al exterior la Casa Botines es un gran bloque pétreo pero con interesantes recursos arquitectónicos rematado con los pináculos de las torres.
monumento
En un momento en que los trabajos de Astorga se encontraban en la situación de crisis que provocó la desvinculación de Gaudí de aquella obra, recibió el encargo de León que atendió con especial interés aunque confió parte de la dirección a su colaborador Claudi Alsina Bonafont. La conexión catalana viene por dos vías, por un lado debe su nombre a una degeneración del segundo apellido del también catalán Joan Homs Botinàs, fundador del negocio textil que prosiguieron Simón Fernández y Mariano Andrés, los que, a sugerencia del industrial y financiero barcelonés Eusebi Güell, de quien eran clientes, encargaron a Gaudí la construcción del edificio. Al recibir este encargo, Gaudí empezaba a ser reconocido como un arquitecto de prestigio a raíz de la construcción de la Casa Vicens, el Palacio Güell, ambas en Barcelona, y El Capricho, en Comillas. Existe una estrecha relación estilística y técnica entre el palacio episcopal y la Casa Botines posiblemente por la contemporaneidad de ambas, así como ciertos conceptos que Gaudí no pudo desarrollar en Astorga los culmina en León. La Catedral de León, San Isidoro y San Marcos fueron estudiadas por Gaudí para que la Casa Botines se integrara en el perfil de una ciudad histórica. Es muy consciente de que esta casa estará ubicada junto a una importante obra renacentista, el Palacio de los Guzmanes. Es una obra distinta en el repertorio gaudiniano construida con unos materiales y soluciones que habitualmente no utiliza como las paredes gruesas y las cubiertas de pizarra, pensadas como protección contra el frío clima de la zona. El edificio destaca ante todo por presentar una estructura acorde con las necesidades a las que iba destinado el edificio. A la planta baja y el semisótano se le dio un uso comercial y las cuatro plantas superiores fueron dispuestas para viviendas. A su vez, divide el piso principal en dos residencias, una para cada propietario y otras cuatro con el objetivo de alquilarlas. La cimentación del edificio aplicando el método usado tradicionalmente en Cataluña y que consistía en zanjas corridas rellenas de mampostería hormigonada resulta ser revolucionaria para los técnicos leoneses de la época. Estructuralmente se diferencian claramente los muros de los pilares. Para las viviendas utiliza muros convencionales que descansan sobre jácenas de hierro sirviendo así de soporte para el edificio y de distribución de las plantas mientras que en la planta baja y en el semisótano aplicó por primera vez la planta libre, en la que substituye los habituales muros de carga por 28 columnas de hierro colado que transforman estos dos niveles en grandes deambulatorios y que le permiten conseguir tanto la máxima flexibilidad en la distribución del espacio destinado al uso comercial, como mejor luz y una constante renovación del aire. El aspecto exterior nos recuerda a los castillos franceses el valle del Loira, abandonando Gaudí inspiraciones árabes y mudéjar. Es un gran bloque pétreo pero con interesantes recursos arquitectónicos rematado con los pináculos de las torres. Se acentúa la horizontalidad del edificio aligerando los lienzos de las fachadas a través de las cornisas en voladizo, rodeando todo el edificio, el ritmo regular en la distribución de las ventanas, la verja que recorre el foso y la cubierta de pizarra. Otros elementos importantes y que evocan a la arquitectura gótica es el remate de sus ángulos por cuatro torreones cilíndricos que se apoyan sobre unas ménsulas y se culminan con agudas caperuzas de pizarra así como el foso que rodea todo el edificio, pero el arquitecto busca en él un carácter funcional para justificar su presencia; posiblemente sea una galería de servicio al descubierto o un patio de luces que permite que penetre la luz hacia el semisótano. La cubierta es de cuatro vertientes muy inclinadas y equivalente a la altura de dos plantas del edificio. Además de actuar de cerramiento del edificio pone de manifiesto tres preocupaciones de Gaudí, el aislamiento, la luz y la ventilación. En su parte alta sostiene seis grandes lucernarios que, mediante viguetas de hierro, sujetan las claraboyas de vidrio, a través de las que penetra la luz dentro del edificio hasta alcanzar la planta principal y que, por estar elevados unos centímetros, permiten también una constante ventilación de los espacios interiores del inmueble. La techumbre es de pizarra sostenida sobre un entramado de madera. Respecto a los elementos ornamentales destaca la puerta de forja de la entrada principal. En el espectacular intradós de esta pieza excepcional se representa envuelto en motivos vegetales un león con la mandíbula abierta. Sobre la puerta principal se emplaza una imagen de san Jorge lanceando al dragón, realizada por el escultor catalán Llorenç Matamala.
museo
La Fundación Casa Buonarroti contiene diferentes tesoros. El palacio que la alberga fue construido por el biznieto de Miguel Ángel y ampliado por sus descendientes, acogiendo desde 1965 el centro de estudios sobre la obra de Buonarroti. El museo cuenta con 22 salas en las que se puede contemplar un buen número de obras maestras, tanto del propio Miguel Ángel como de otros artistas como Artemisia Gentileschi o Danielle da Volterra. Quizá lo más atractivo para el visitante sea la excepcional colección de dibujos, la famosa Virgen de la escalera y el Crucifijo del Santo Spirito.
obra
En la Casa Calvet, Gaudí se aleja de los estilos de referencia habituales en su primera producción -mudéjar y gótico- para crear una fachada más discreta dentro de una línea barroca temperada.
obra
En los exteriores de la Casa Calvet, Gaudí utilizó como recubrimiento del muro piedra arenisca de Montjuïc, tallada en piezas de superficie rústica parecidas a las utilizadas por los romanos en el acueducto de Ferreres, de Tarragona. La decoración esculpida esta concentrada en la zona baja, en las columnas y marcos anilladas de las puertas de acceso al inmueble y a los almacenes; en la tribuna del piso principal -zona de la vivienda de los propietarios- y en la zona del doble remate superior.
monumento
Es uno de los escasos edificios entre medianeras que Gaudí realizó en el Eixample de Barcelona. El inmueble fue edificado en un solar de 636,64 m2 -entre el colegio de Jesús y María y la riera de Malla-, comprado por el Sr. Pedro Mártir Calvet i Carbonell, en enero de 1897.En esta ocasión, Gaudí se aleja de los estilos de referencia habituales en su primera producción -mudéjar y gótico- para crear una fachada más discreta dentro de una línea barroca temperada. A pesar de la discreción del proyecto, no fue aprobado por el Ayuntamiento porque la altura de los ondulados remates de la fachada sobrepasaban la altura reglamentaria. Gaudí volvió a presentar el mismo proyecto, ahora con un potente trazo rojo, cortando los hastiales sobresalientes por el punto que preveían las ordenanzas. Finalmente, la casa se construyó según el criterio del autor, y no sólo eso, sino que fue premiado como mejor edificio construido, el año siguiente de su finalización (1900). Cuando Gaudí acometió las obras, el Sr. Calvet había fallecido ya; quizá, por esta razón, su viuda e hijos, quisieron configurarla como un monumento a su memoria, como se puede apreciar en la decoración, que utiliza temas iconográficos que le rememoran. En los exteriores, Gaudí utilizó como recubrimiento del muro piedra arenisca de Montjuïc, tallada en piezas de superficie rústica parecidas a las utilizadas por los romanos en el acueducto de Ferreres, de Tarragona. La decoración esculpida esta concentrada en la zona baja, en las columnas y marcos anilladas de las puertas de acceso al inmueble y a los almacenes; en la tribuna del piso principal -zona de la vivienda de los propietarios- y en la zona del doble remate superior. De abajo arriba se van sucediendo las formas del ciprés, junto con la cartela conteniendo la inicial del nombre de la familia, -símbolo de la hospitalidad-, con las de representaciones de diversidad de setas (múrgulas, huevos del diablo), ya que el difunto era micólogo, y sendos cuernos de la abundancia -alegoría de la prosperidad- cubriendo la tribuna. Desde lo alto, las imágenes de San Pedro Mártir, patrón del propietario, y San Ginés de Arlés y San Ginés de Roma, patrones de Vilassar, población de dónde eran oriundos los Calvet-Pintó, presiden la composición. Como es habitual en la obra de Gaudí, la ornamentación se complementa con un magnífico trabajo de forja de Lluís Badia en los balcones trilobulados de la fachada, en la decoración de la caja del ascensor del vestíbulo y los curiosos picaportes en forma de chinche; un arrimadero interior de azulejería vidriada, y pinturas cubriendo los muros del patio. La casa fue vendida a Joan Boyer i Vilaseca, a cuya familia pertenece en la actualidad.