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obra
Los carnavales en Roma eran una fiesta de gran fama, teniendo la oportunidad los Fortuny de participar plenamente de ellos en 1873 ya que fueron invitados a uno de los mejores palcos de la ciudad ubicado en pleno Corso, frente a la iglesia de San Carlos de Borromini. Desde allí vieron pasar las diferentes carrozas mientras admiraban el lujo y la diversión de los participantes. Fortuny no dudó en tomar apuntes para la elaboración de esta pequeña tabla, donde capta el bullicio y el dinamismo de la fiesta, interesándose por el colorido de los trajes y el ambiente de la calle. Los edificios del fondo están tratados con mayor detallismo, apreciándose las portadas de la iglesia de San Carlos, exhibiendo -como es costumbre en el maestro- su minuciosidad y detallismo en las zonas que le interesan, contrastando con algunas partes sin definir. Los detalles también afloran en el grupo de primer plano, siendo el elemento más significativo del trabajo la instantaneidad que se ha logrado, cercana a la fotografía. La luz también ocupa un papel relevante aunque no tiene la importancia que alcanzó en los trabajos andaluces, lo que supondrá para el pintor catalán un aliciente para su deseado regreso a Granada.
obra
Hubo varios artistas que trabajaron temas típicos de la vida callejera romana. Ninguno era italiano, sino flamencos, holandeses e incluso algún español. Este cuadro, de Jan Miel, especialista en fiestas populares y carnavales, formaba parte de una serie de lienzos que pintó para un noble italiano. En el que se conserva en el Prado, vemos a una serie de personajes borrachos que avanzan por las calles de Roma en un carro tirado por bueyes, sembrando el jolgorio. Las máscaras y los cencerros anuncian la comitiva, que ha topado con unos jinetes montados en burro con los que discuten por la preferencia de paso. Vestidos con los uniformes que Miguel Angel diseñó para los soldados del Vaticano, la guardia suiza se ha aproximado, pero sus integrantes están tan borrachos como el resto y uno de ellos ha caído al suelo. Esta visión tan desenfadada y satírica es propia del Barroco Centroeuropeo que los artistas emigrados introdujeron en Italia con gran éxito de venta entre la clase culta.
contexto
La duración y la fecha de inicio del Carnaval eran variables. El periodo de inicio fluctuaba entre el 7 de enero y el 2 de febrero, finalizando el día antes del Miércoles de Ceniza. Aunque se han buscado relaciones del Carnaval con fiestas griegas y romanas, tenía un significado religioso ya que se subrayaba la libertad de comer carne antes de la Cuaresma. A eso debemos añadir la liberación de los instintos, la ridiculización de las jerarquías o la inversión social que suponía el carnaval, siendo su máximo exponente el disfraz o las máscaras que se ponen de moda en Italia durante los siglos XV y XVI, expandiéndose rápidamente por Europa. Para la fiesta se componen letrillas burlescas y se organizan mojigangas, comitivas formadas por personas disfrazadas de grotescos animales. La fiesta desemboca en actos violentos, algunos no exentos de salvajismo como matar a perros y gatos, tirar huevos podridos a los viandantes, introducir estopas ardiendo en las orejas de los caballos, arrojar polvos irritantes a los ojos, etc., incluso la violencia afecta a las personas, aumentándose el número de homicidios. En 1637 Barrionuevo se alegra de que la última noche de carnaval sólo han muerto cinco personas en Madrid. Un monumental festín pone fin a la fiesta del carnaval, pasándose después a la lucha entre Don carnal y Doña Cuaresma. En Madrid, el entierro de la sardina indica el final de las carnestolendas.
obra
El extravagante título que Dalí da a su obra es posterior. La carne de gallina alude a estados de tensión del hombre y lo inaugural a su acercamiento con Gala. Es una imagen manifestada en el subconsciente, no controlada y gestada en un periodo de sueño. Indica además el amenazador pánico practicado por Dalí ante el definitivo y previsible -lo inaugural- desenlace de sus problemas eróticos juveniles, representados en la figura masculina (el propio Dalí en la parte superior derecha) y, en cierto modo, el "sacrificado" desnudo femenino casi aplastado por los elementos del primer plano (abajo en el centro). El escenario donde se produce la acción ya ha aparecido en otras ocasiones y alude al mundo celeste. En la plataforma se organizan piedras como manifestaciones de los deseos de carácter sexual y alusiones a ese mundo sentimental. Estas piedras tienen una estructura biomórfica derivada de artistas como Miró, Jean Arp, etc. con carácter vital, expansivo y propias del surrealismo. La composición parte de unas diagonales que en cuanto superan el orden se convierten en desorden. A la derecha aparece una especie de radiografía alusiva a un hombre, el mencionado Dalí, con el sistema circulatorio, con una mano que sale de la cabeza y otra en la cintura referente a la mano masturbadora. Un cuadro a la izquierda sobre la plataforma nos recuerda el sistema circulatorio, el mundo de la pasión y de los impulsos. Entre la figura masculina se establece una línea blanca recta que lleva a una representación femenina que indica una relación entre el masturbador, Dalí, y la figura femenina, Gala.
Personaje
Otros
Nacido en el seno de una familia pobre se traslada en 1848 a Estados Unidos. Allí desempeña varios oficios que le ayudan a salir adelante y ahorra algún dinero que invierte en otros negocios. En la década de los sesenta obtiene los primeros beneficios gracias a las operaciones económicas que había realizado con compañías ferroviarias y siderúrgicas. Su habilidad para los negocios le convierte en 1880 en uno de los principales magnates del sector del acero y la industria siderúrgica. Carnegie continúa invirtiendo en otras empresas. Su afán por competir y su negativa a establecer acuerdos con otros grupos le costó la ruina. Despojado de sus anteriores propiedades se convierte en mecenas y en promotor de actividades culturales y humanitarias.
obra
Annibale Carracci fue el más famoso de tres primos de la misma familia, que revolucionaron el arte del Barroco. Plantearon un modo hermoso de pintura, idealista, por oposición al naturalismo descarnado y tenebroso de los caravaggistas que trabajaban en Roma. Sin embargo, el modo idealizado de Annibale, el más famoso del trío, aún no se anuncia en esta obra primeriza que capta el interior de una sala de despiece en Bolonia. La espontaneidad y el aspecto abocetado son prioritarios en un artista cuya trayectoria posterior será la de un primoroso artífice que cuidaba hasta el más mínimo detalle del lienzo.