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Tomando como punto de partida los campos de blanqueo con las piezas de tela extendidas al sol ante la ciudad de Haarlem, Jacob van Ruisdael nos presenta una visión ligeramente fantaseada de la realidad, ajustando a su elección la altura y el punto de vista desde donde presenta la escena. La silueta de la ciudad se recorta sobre el amplio horizonte, ocupando el cielo dos terceras partes del lienzo, destacando sus edificios más significativos, entre ellos la iglesia de San Bavón o el Ayuntamiento. Las nubes ocupan un importante espacio del cielo, distribuyendo la luz en los campos para crear un contraste de claroscuro de gran belleza. La industria del blanqueo de telas era de las más productivas de Haarlem, importando tejidos desde Inglaterra, Alemania y el Báltico para sacar provecho del sol y el agua holandeses. Algunos autores han considerado que este asunto sería un simbolismo relacionado con la purificación del alma, alentando a los espectadores a seguir una vida correcta. También se ha planteado la posibilidad de que Haarlem sea la pureza ante el pecado. Aunque desconozcamos si estamos ante una simbología, lo que no cabe duda que se tratan de las escenas de Ruisdael más apreciadas por el público, quizá más que los torrentes.
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Innsbruck era ciudad imperial, como la propia Nüremberg. A las orillas del río Inn, es la última ciudad de Alemania antes de pasar los Alpes hacia Italia. Durero tuvo ocasión de visitarla en su primer viaje a Venecia. Forma parte de un conjunto de paisajitos a la acuarela, llamadas las Welsch Pirt, o montañas italianas. Estas acuarelas eran tomadas por Durero como recordatorio de los lugares que había visitado y como recursos para luego rellenar los fondos de sus cuadros. Estos paisajes no tenían valor como obras independientes, y la prueba es que cuando los realizó, Durero no firmó ninguno de ellos. Más tarde podremos encontrar estos paisajitos integrados en grandes obras del artista.
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Fotografía cedida por el Servicio de Promoción e Imagen turística del Gobierno de Navarra.
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Fotografía cedida por la Oficina Nacional Israelí de Turismo. Copyright Ministerio de Turismo de Israel.
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En 1511 Durero seguía tomando apuntes veloces de todo aquello que se ponía a su alcance y le resultaba de interés. En estos años se sitúa el viaje que hizo a los Países Bajos en busca del emperador, para que le mantuviera la pensión. Así pues, tomó esta acuarela, con una espontánea vista de la pequeña población de Kalchreuth, muy similar a las vistas de Nüremberg de sus primeros años como artista.