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Sobre cimientos de una fortaleza pentagonal que empezó Antonio de Sangallo el Joven y continuó Peruzzi, Vignola construyó la villa o castillo de los Farnesio en Caprarola, no lejos de Roma. En posición dominante sobre la diagonal de la población, encaramada sobre puntas de diamante de su primera configuración militar a las que conducen escaleras bramantescas, almohadillados y cadenas robustecen las cinco fachadas del gran prisma, cuyos últimos pisos recorren pilastras de orden gigante. Con esta maciza macla geométrica contrasta la inclusión de un inesperado patio de planta circular. Es notable la escalera helicoidal sobre dístilos toscanos de remembranza bramantesca, y también la decoración al fresco en gran parte debida a los Zuccari.
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El Museo Nacional de Villa Giulia ocupa la casa en Roma del papa Julio III, también denominada Villa Giulia. Esta villa fue construida siguiendo el diseño de Vignola entre 1551-53. El Museo fue fundado en 1889 con el objetivo de conservar las colecciones de antigüedades pre-romanas del Lazio, la baja Etruria y Umbría, conteniendo los tesoros de las civilización etrusca encontrados en las excavaciones realizadas entre el Tíber y el mar. El museo se divide en varias secciones y contiene importantes materiales de las ciudades y necrópolis etruscas más destacables: artefactos de bronce y esculturas de piedra procedentes de Veyes; la decoración realizada en terracota del Santuario de Portonaccio, cerca de Veyes; la famosa estatua de Apolo de Veyes. La sección dedicada a Cerveteri guarda el famoso Sarcófago de los Esposos. La colección Castellani, habitualmente cerrada al público, es famosa por sus joyas y trabajos en oro.
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El papa Julio II será responsable de la construcción de este palacio. Las obras se iniciaron en 1550. la Villa estaba constituida por tres edificios y se extendía hasta los límites de Villa Borghese. La fachada que se abre al Vialle delle Belle Arti presenta robusta sillería en su estructura de arco de triunfo, con columnas dóricas y hornacinas laterales que sirven de base a la loggia superior con hornacinas flanqueadas por pilastras corintias.
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La fachada completa de la Villa Giulia que domina el patio con un amplio hemiciclo presenta una disposición teatral, con el pórtico situado en la parte inferior del atrio en forma de platea y el sendero como si de un proscenio se tratara. El contraste de materiales y colores es un elemento también digno de resaltar
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En las laderas del monte Mario se encuentra esta aristocrática villa que evoca el carácter noble y reservado de madama Margarita de Austria, hija natural del emperador Carlos V, a quien debe su nombre. Margarita fue la propietaria de esta villa y aquí vivió durante su estancia en Roma, entre 1538 y 1550. sin embargo, la construcción se remonta a la época del papa León XIII, cuando el cardenal Giulio de Medici mandó levantar el edificio como villa en las afueras de Roma. Rafael será el encargado de realizar el diseño de la villa. De haberse realizado la idea completa de Rafael habría sido una obra extraordinaria, con patio central circular rodeado por alas, hipódromo con cuadras, baños, ninfeo y hasta un teatro al aire libre. Queda como espacio noble la amplia logia con vanos hacia los jardines, cubierta por bóvedas de cañón y de arista pintadas al fresco con estucos, que rivaliza en esplendor con los interiores más suntuosos de la Roma antigua.
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Tuvo Rafael como arquitecto la oportunidad de edificar la primera villa de recreo o casa de placer levantada en Roma en el siglo XVI. Por deseo del cardenal Julio de Médicis, hijo de Lorenzo el Magnífico, luego papa Clemente VII, la erigió en la falda del monte Mario; es conocida como Villa Madama por haber sido desde 1536 residencia de Madama Margarita de Parma, hija de Carlos V. Aunque la muerte de Rafael en 1520 impidió tuviera en su solar un hipódromo, baños, ninfeo y teatro al aire libre, la hermosa logia cubierta por amplias bóvedas cuajadas de frescos y estucos evocadores de las grandes mansiones de la Roma imperial, y el amplio abrazo de los jardines por la cóncava fachada. posterior, constituyen el más encomiado acierto de la arquitectura civil rafaelesca.
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La obra magna que ha dejado el Rafael arquitecto, proyectada el mismo año de su muerte, es la hermosa villa que en la falda del Monte Mario levantó como mansión de recreo y solaz para el cardenal Julio de Médicis, luego papa Clemente VII. Su actual nombre de Villa Madama lo obtuvo por haber sido residencia en 1536 de madame Margarita de Parma, hija de Carlos V. Gracias a los planos realizados por el taller de los Sangallo conocemos la idea completa de Rafael, tomando como modelo la villa de Plinio el Joven en Laurentium. La villa se estructuraba alrededor de un patio circular tras el que se encontraba el ninfeo y el teatro, levantado a la antigua. Delante del patio se diseñó una galería abierta al campo y en el fondo, las caballerizas. En el ala de la izquierda se situaba el atrio, eje de esta zona, ubicándose junto a él el segundo apartamento con un gran salón también circular, el jardín secreto y el vivero. El ala de la derecha presentaba un gran jardín con un amplio invernadero, una galería que se utilizaba como comedor en verano y diversos apartamentos de planta cuadrada. Por desgracia, sólo se pudo construir una parte del proyecto de Rafael, quedando el esplendor de la villa bastante disminuido.
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Esta espectacular escalera helicoidal que comunica la loggia con las salas de recepción de la planta superior de la Villa Madama.