Nacido en Nápoles, su nombre civil era Bartolomeo Prignano. A lo largo de su carrera eclesiástica desempeño altos cargos como obispados y arzobispados. Fue elegido papa sin haber alcanzado el rango de cardenal, siendo rechazada su elección por los franceses debido a su origen italiano. En respuesta a su designación, los religiosos franceses eligieron al antipapa Clemente VII, con residencia en Avignon. Se inmiscuyó en asuntos políticos, destituyendo a la reina Juana de Nápoles y apoyando a Carlos de Nápoles, a quien después se enfrentará. La animadversión provocada por su autoritarismo le obligó a huir de Roma en 1385. A su vuelta, murió envenenado.
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contexto
El tenso clima político que hiciera a Gregorio XI adoptar medidas excepcionales para la elección de su sucesor, se convirtió en anarquía cuando se conoció su fallecimiento. Por parte francesa se realizaron presiones muy importantes para lograr que el nuevo electo regresase a Aviñón, cuyo abandono había sido considerado como transitorio por la Monarquía francesa; no obstante, fue el ambiente romano el que realmente pesó en los graves acontecimientos sucedidos entre el 27 de marzo y el 8 de abril de 1378. Como forma de impedir el abandono de Roma por el Papado, se extendió el convencimiento de que era preciso lograr la elección de un Papa romano, o al menos italiano, estribillo violentamente coreado por la plebe romana en los desórdenes que se avecinaban. Hubo violencias contra algunos cardenales, presiones por parte de las autoridades municipales y veladas amenazas. Recordando estos acontecimientos los cardenales negarán la validez de una elección realizada bajo "impressio". No podemos valorar las razones por las que los cardenales no quisieron, o no pudieron, adoptar mayores medidas de seguridad, que estaban a su alcance, para realizar la elección. El cónclave se inicia el 7 de abril de 1378; los cardenales hacen su entrada en el palacio vaticano en medio de un tumulto que varía en función de la personalidad que llega, según se le considere partidario o no de la permanencia en Roma. El cónclave esta internamente dividido en tres facciones, lemosinos, franceses e italianos, cada una con su candidato. Ante la dificultad de lograr un acuerdo, se había pensado en la elección de alguien ajeno al Colegio cardenalicio, sonando, en ese caso, el nombre de Bartolomé Prignano, luego elegido. Fue una noche de tumulto, que se incrementó a primeras horas del día siguiente, urgiendo a los cardenales a una elección inmediata. Se produjo la elección, no sin temor y alguna protesta de falta de libertad en la actuación, a primeras horas de la mañana; no se anunció y fue reconsiderada a mediodía. A primeras horas de la tarde comienza el asalto a las dependencias del cónclave, se producen varios anuncios simultáneos y contradictorios sobre la personalidad del elegido y los cardenales abandonan desordenadamente el palacio apostólico: unos, sin ser molestados, se retiran a sus casas; otros, contusionados, se refugian en Sant'Angelo, en sus casas o, incluso, abandonan Roma. La elección de Urbano VI es un acto meditado; no sólo porque su nombre ha sido manejado antes del cónclave, sino porque la decisión se pensó durante toda la mañana, aunque sin las necesarias condiciones de sosiego . Ahora bien, si la elección no se hace por miedo, como consecuencia de la presión, no cabe duda que se realice con miedo. El 9 de abril se reintegraron a San Pedro algunos cardenales, los que habían dormido en sus casas; ni ellos ni los que estaban en Sant'Angelo pusieron en duda la elección realizada. Al final del día se reúnen 12 de los 16 cardenales que había formado el cónclave, y se anuncia normalmente la elección realizada. En los días siguientes se suceden los trámites y peticiones de gracias habituales, y se comunica la novedad al mundo, sin ninguna clase de reserva. El elegido es un napolitano, que ha realizado una larga carrera administrativa en la Curia de Aviñón; no es romano, pero si italiano y bien visto por los Anjou. Regresó con Gregorio XI, siendo nombrado entonces arzobispo de Bari. Virtuoso, buen administrador y, hasta ese momento, bien relacionado con los cardenales. Inmediatamente después de su elección se mostró violento con los cardenales a quienes reprochó indiscriminadamente el lujo de su vida. Hacia finales de abril, algunos cardenales, descontentos con el trato que reciben, comienzan a pensar que se ha producido un error. Durante mayo los cardenales van abandonando Roma, con normalidad, y, a finales de junio, reunidos todos en Anagni, menos los cuatro italianos, que permanecen con el Papa, hacen publicas sus dudas sobre la legitimidad de Urbano VI. Un mes después, esas dudas eran despejadas y se comunicaba al Papa la invalidez de su elección. En las siguientes semanas se fueron endureciendo las relaciones entre cardenales y Papa, mientras aquellos buscaban apoyos internacionales para dar el grave paso. En septiembre todos los cardenales, a excepción del anciano Tebaldeschi, que fallece esos días, han abandonado a Urbano VI; este, por su parte, realiza, el 18 de septiembre, una promoción de 29 cardenales, de los cuales 20 son italianos. El día 20 de septiembre, todos los cardenales que en su día habían elegido a Urbano VI, con la mencionada excepción de Tebaldeschi, reunidos en Fondi, procedían a realizar una nueva elección, a renglón seguido de recibir incondicional apoyo de Carlos V de Francia. El elegido era el cardenal Roberto de Ginebra, jefe de los Estados de la Iglesia y de un pequeño ejército, quizá útil. Adoptó el nombre de Clemente VII. Aparentemente se había producido la ruptura entre un Papa y sus cardenales a consecuencia de los malos modos de aquél. Sobre aquel hecho inciden importantes intereses políticos y las doctrinas que, desde la doctrina y desde la practica institucional, atacan la autoridad del pontificado. El problema es tan intrincado que no parece posible hallarle una solución.
Personaje
Religioso
A la muerte de Sixto V fue elegido papa Urbano VII pero fue su pontificado muy breve.
Personaje
Religioso
Llamado Maffeo Barberini, ocupó varios cargos con Sixto IV y Clemente VIII antes de ser elegido papa en 1623, tomando el nombre de Urbano VIII. En los más de 20 años que ocupó el pontificado se preocupó por la aplicación de los decretos adoptados en el Concilio de Trento, interesándose por la defensa de la autoridad pontificia en la Iglesia al tiempo que promovió la autoridad eclesiástica en el mundo católico debido a su altísimo concepto del prestigio de la Iglesia. De gran cultura, se interesó por las humanidades y destacó en su faceta como mecenas, embelleciendo la ciudad de Roma con un buen número de obras públicas.
lugar
Entre sus edificios civiles destacan algunas casas con escudos en sus fachadas, pertenecientes a los siglos XVI, XVII y XVIII. Su distancia a Pamplona es de 53,5 km. En Urbiola existió un hospital a cargo de la Orden de San Juan de Jerusalén y destaca la iglesia de San Salvador, de origen medieval.
Personaje
Escultor
A los diez años ingresó en el Instituto de Enseñanza Media, abandonando los estudios cuatro años después para trabajar como ayudante de topografía en una empresa minera. Ya desde sus años mozos se interesó por el dibujo y en 1957 expone su obra en el Hogar del Productor "La Felguera", en Asturias. Al año siguiente consigue una beca para ampliar sus estudios artísticos en Madrid, acudiendo a las clases del Círculo de Bellas Artes y de la Escuela Nacional de Artes Gráficas. En estas fechas se interesa por pintar los suburbios y los obreros madrileños, sintiéndose atraído por la pintura social cargada con fuertes tintes de denuncia. En Madrid sólo permanece un año y en 1959 se traslada a París, asistiendo a la Academie Grande Chaumière, donde permaneció largo tiempo -excepto el paréntesis del servicio militar- trabajando en un estilo expresionista que no renuncia a la figura, tratando a sus personajes de manera violenta. De nuevo en Madrid, continúa con su etapa de pintura social hasta que en 1966 se traslada a Ibiza, donde empieza un nuevo periodo. Un viaje a Alemania, Dinamarca y Suecia le lleva a ponerse en contacto con el pop, interesándose por este estilo artístico, tanto en las formas como en los contenidos. La década de los 70 se inicia con la etapa erótica y participa en la Bienal de Venecia, irrumpiendo en 1975 la vaca como motivo en su pintura, simbolizando la fertilidad, en relación con el embarazo de su mujer. El desnudo femenino surge con fuerza en esta etapa. Esta década finalizará con su acentuado interés por el bodegón, que se convierte en tema central de sus trabajos. En la década de los 80 serán los motivos autobiográficos los asuntos que marquen sus obras. El artista se representa de espaldas y reduce su mundo a lo más íntimo. También aparecen las primeras muestras de elementos relacionados con los viajes. Hacia 1984 empieza a realizar esculturas en bronce, haciéndose un hueco con estas obras entre los artistas más importantes de su tiempo. No en balde, empiezan a llegar encargos públicos (Estación de Atocha en Madrid, Festival de Mérida) y privados. En estos años centrales de los 80 también se interesa especialmente por el grabado. En los 90 se mantienen los encargos públicos, especialmente en Asturias donde se inauguran las esculturas El regreso de Williams B. Arrensberg (Oviedo) y Exaltación de la manzana ( Villaviciosa). Los aeroplanos y las geishas serán sus nuevos temas, retomando el estilo de momentos anteriores. Las exposiciones son cada vez más habituales, destacando la retrospectiva dedicada por el Centro Cultural de la Villa de Madrid en 1997, encontrándose su obra en un buen puñado de importantes museos del mundo.
Personaje
Científico
Religioso
Militar
Participó en 1525 junto a Elcano en la expedición a la Especiería y en las Molucas obtuvo colaboración del rey de Gilolo para luchar contra los portugueses. En los nueve años que permaneció en las Molucas realizó varios estudios cosmográficos, llegando a la conclusión de que no se podía cruzar el Pacífico siguiendo una línea recta. La documentación que había conseguido reunir le será confiscada en Lisboa cuando en 1535 regresaba a la península Ibérica. Huyó a España y en 1538 forma parte de la expedición de Pedro de Alvarado al Pacífico, partiendo de Sevilla. La muerte de Alvarado en 1541 provoca que Urdaneta permanezca en Nueva España para participar en la pacificación de la región. Felipe II le ordenó que tomara parte como cosmógrafo en la expedición de López de Legazpi al Pacífico en 1559. Cinco años más tarde partía hacia Oceanía, explorando ese territorio para dirigirse después a Nueva España siguiendo un nuevo rumbo ya que se dirigió hacia el norte en busca de los contraalisios y la corriente de Kuro Shivo, lo que le permitió alcanzar California y recorrer la costa de Nueva España llegando hasta Acapulco en 1565. De esta manera descubría la ruta más rápida entre Asia y Oceanía, posibilitando la posterior colonización de Filipinas.