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Personaje Político
Tutmosis I no tenía derechos sucesorios al trono egipcio al carecer de sangre real. Algunos especialistas dicen que era hijo de Amenofis I y una concubina llamada Senseneb, aunque otros piensan que sí pertenecía a la familia real, pero a una rama secundaria. La heredera de la corona era la joven princesa Ahmosis, contrayendo matrimonio con Tutmosis I para de esta manera legitimar al monarca. De este matrimonio nacerán dos hijas, por lo que, una vez más, nos encontramos sin heredero varón. La solución vino con una nueva boda entre la princesa Hatshepsut, hija de Amenofis I y Ahmesis, y el príncipe Tutmosis II, hijo del rey y de la concubina Mutnefert. Los trece años de reinado de Tutmosis I estarán caracterizados por la actividad militar en el exterior, al tiempo que se continua el fortalecimiento de la burocracia con el objetivo de crear un poder real poderoso. En la zona de Nubia alcanzó la tercera catarata, construyéndose una fortaleza en Tombos. En Asia atravesó el país de Retenu, legando hasta Naharina, donde sofocó un conato de revuelta realizando una gran matanza. Tutmosis I establecía las bases para la creación del gran Imperio Egipcio. Le sucedería Tutmosis II.
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A la muerte de Tutmosis I accedió al trono Tutmosis II gracias al matrimonio con la princesa heredera Hathsepsut. Su reinado es muy corto, apenas unos cuatro años, produciéndose una revuelta en Nubia en el primer año. La revuelta de los habitantes de Kush provocará la ira real, avanzando hacia la zona rebelde al frente de un potente ejército y sofocando el conflicto con la masacre de los sublevados. Pocos hechos más no han llegado de este reinado, creándose a la muerte del faraón uno de los conflictos sucesorios más apasionantes de la historia egipcia.
obra
El faraón Tutmosis III consiguió recuperar el trono tras la muerte de Hatshepsut, autora del magnífico templo de Deir el-Bahari. En esta espectacular estatua realizada en piedra podemos observar los rasgos juveniles del faraón, permitiendo complentar un esbozo de sonrisa que indica el abandono del hieratismo característico del Imperio Antiguo, dotando a las estatuas faraónicas de mayor humanidad durante el Imperio Nuevo.
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Al fallecer la reina Hatshepsut -oficialmente regente, aunque ella hizo todo lo posible por ser considerada rey, por lo que siempre vistió como un hombre y suprimió en sus nombres y títulos las desinencias femeninas-, Tutmosis III ocupaba el trono de Egipto en solitario. Hijo ilegítimo de Tutmosis II, el tercero de los Tutmosis fue declarado heredero siendo un niño, pero Hatshepsut lo desplazó unos 20 años del poder. Quizá por eso su reinado sea uno de los más importantes, conduciendo a su país a una cota nunca superada por sus sucesores. Sus primeras medidas están encaminadas a borrar la memoria de su antecesora, eliminando los nombres de los lugares donde habían sido inscritos. Desde ese momento se pondrá en marcha una fiebre constructora que sólo será superada por Ramsés II. La política exterior será uno de los puntales de este reinado, rompiendo con la inactividad militar de su antecesora. Las fronteras en la zona sur del país se amplían hasta las cercanías de la cuarta catarata, hasta la ciudad de Napata. En Asia, Tutmosis se encontró con una sólida alianza anti-egipcia liderada por Mitanni. El faraón organizó una expedición para atacar a los aliados, tomando Megiddo. Dieciséis campañas seguirán a esta primera, siendo sólo cinco de carácter estrictamente militar. Su objetivo era alcanzar la frontera del Éufrates y acabar con el poder de los mitanios. Tutmosis acabará venciendo en esta larga lucha tras conquistar Retenu, el país de Djahi, Qadesh y la costa fenicia. Curiosamente, aunque no realizara ninguna campaña militar, Tutmosis vivía durante una temporada al año en Asía con el fin de vigilar el cobro de impuestos y evitar conatos de revuelta. Los países limítrofes - Babilonia, Assur, Kheta, Chipre o Mitanni - empezaron a enviar tributos al rey de Egipto reconociendo su poder, intentando evitar campañas de ataque. Pero parece que Tutmosis sólo deseaba consolidar la frontera del Eufrates y sofocar las continuas revueltas que se producían en este territorio. Tras un glorioso reinado de 54 años, Tutmosis III, casado con Merire Hatshepsut, fallecía dejando la Doble Corona a su hijo Amenofis II.
Personaje Político
Un texto contemporáneo a Tutmosis IV nos narra como alcanzó el trono: un día estaba cazando fieras en el desierto de Menfis; cansado de su ajetreada labor, decidió sestear entre las patas de la esfinge de Gizeh teniendo un sueño: el dios solar se le apareció prometiéndole la realeza si le quitaba la arena a su estatua. Tutmosis accedió y fue elevado a la realeza. Este documento nos indica los deseos del monarca de justificar su ascenso al trono, al que no estaba destinado por nacimiento ya que no sería su primogénito. Durante los ocho años de reinado, Tutmosis continua la labor emprendida por su abuelo Tutmosis III y su padre Amenofis II. Como sus antecesores, dedicó algunos esfuerzos en erradicar las revueltas asiáticas, siendo el tratado firmado con los mitanios el episodio más importante de su reinado, sellada con la entrega de una princesa mitania al faraón para su matrimonio. Algunos especialistas piensan que esta princesa sería Mutemia, la madre de Amenofis III. El objetivo de este tratado es consolidar una alianza de carácter defensivo contra el poder hitita.
termino
acepcion
Nombre que recibían los plebeyos en la sociedad tradicional maorí.
lugar
Identificado como el antiguo Tutub, Khafadye o Khafajeh, en Irak, es uno de los numerosos sitios excavados por un equipo de arqueólogos norteamericano en la década de los años 30 del siglo XX. Básicamente la excavación se centró en tres templos separados. El más viejo, dedicado al dios de la luna Sin, tenía cinco niveles del período Jemdet Nasr y otros cinco del Dinástico temprano. El segundo templo, llamado templo oval porque fue encerrado por un grueso muro de planta oval, perteneció al periodo Dinástico temprano. El tercer templo, dedicado a Nintu, fue datado en el mismo periodo. Además de los templos los excavadores encontraron casi 200 sepulcros, sobre todo debajo de los suelos de las casas; algunos eran sepulcros simples, mientras que en otros habían construido compartimientos, dos de ellos habiendo sido construidos de ladrillo cocido al horno y recubiertos. Los recipientes cerámicos que fueron encontrados contribuyeron en gran medida a la clasificación y a la subdivisión en fases de la cerámica del Dinástico temprano.
Personaje Científico Literato
Recorrió diversos países y cuando se instaló en su tierra natal recibió un encargo de la reina Berenguela, la redacción del "Chronicon mundi". Esta obra se convirtió en una de las principales fuentes de documentación para los historiadores posteriores. Tuvo especial incidencia en la Historia de España que realizó Alfonso X el Sabio. El Tudense también es responsable de otros ejemplares como "Los milagros de San Isidro" o del tratado "De altera vita fideique contgroversiis adversus Albigensium errores libri III", cuya publicación no vio la luz hasta el siglo XVIII.
obra
Eutíquides fue conocido sobre todo por su Tìche o Fortuna protectora de la recién fundada Antioquía (300 a.C.). En una época en que las nuevas ciudades, sin deidad mítica tradicional que velase por ellas, acudían a este tipo de personificaciones, la presente obra había de convertirse en un prototipo famoso y repetido. Y en realidad no era para menos: Eutíquides supo, con gran sabiduría, llevar hasta el final los estudios de su maestro sobre la tercera dimensión. La diosa, estructurada en amplios triángulos, gira y se mueve por el espacio, a la vez que se apoya sobre el suelo rocoso, y siente, a sus pies, el fluir del pequeño río Orontes personificado. Sería imposible evocar mejor con tan escasos elementos un paisaje, y lograr a la vez el efecto paradójico, mezcla de dinamismo y sosiego, que caracteriza el deseado futuro de la ciudad. "Completó el teatro de Antioquía, que se hallaba inacabado, colocando en él, encima de cuatro columnas en medio del ninfeo del proscenio..., una estatua de bronce dorado, sentada encima del río Oronte como Tìche de la ciudad, coronada por los reyes Seleuco y Antíoco" (Juan Malalas).